043. always and forever

°⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER FORTY THREE :
always and forever





















㍍⠄𝄒‧ꦿ🌤️チ↻°.

— ¿Recuerdan aquella vez que los lleve a aquel parque de diversiones? — preguntó Jessie hacia los dos adolescentes con quiénes caminaba, Marlene, quien la abrazaba, y Ron, este simplemente caminaba con las manos en los bolsillos —. Tuvimos que pararnos a mitad de camino porque tú no dejabas de vomitar. — río mientras miraba a su hijo — Yo no sabía que hacer, solo escuchaba como tú me decías que lo abandonará en la carretera. — la rubia río al recordar su comentario de años atrás.

Era algo que ella solía decir.

— El punto es, quiero ver sus caritas felices otra vez. Yo sé que el mundo ahora es una basura, motivos para sonreír son pocos pero, ustedes son el futuro. ¿Que más da si todo se va a la basura?, disfruten el momento. — Jessie miro a ambos chicos con una media sonrisa. La Dixon se despegó de la Anderson para poder secarse una rebelde lágrima que había bajado por su mejilla — Tal vez algún día yo ya no esté aquí. Pero ustedes siempre se deben de tener el uno al otro, por siempre y para siempre, ¿Oyeron?. — la mayor los abrazó a ambos por los hombros siguiendo con su caminata por la comunidad.

Por siempre y para siempre. ¿Que significaba realmente?. Por siempre es pensar en el presente, pensar en que siempre tendrás a esa persona en esos días próximos, sin importar que. El para siempre, es brindarle tu confianza a esa persona por largo plazo, confiando en que siempre estará para ti en próximas tormentas. Por y para.

por siempre y para siempre ❞.

La rubia se despertó exaltada, su pecho subía y bajaba rápidamente sintiendo los latidos de su corazón acelerados. Rápidamente se puso de pie mirando a su alrededor, efectivamente, se había quedado dormida en el sofá. Sin embargo, suspiró, había soñado que estaba siendo comida por un pez gigante.

Encogiéndose de hombros, Marlene caminó hasta uno de los estantes tomando lo que estaba por encima de este, una cámara. Estaba aburrida, y sin nada mejor que hacer, comenzó a grabar. — Hola, mi nombre es Marlene Dixon, y, bueno, me acabo de despertar de una no muy agradable siesta. En este momento en realidad no me encuentro muy bien, ayer perdí a alguien que quería. — confesó mirando al piso para luego continuar — No quiero hablar de eso, así que... ¿Cómo estás?. En realidad no sé quién está viendo esto ahora pero como no sabía que hacer, aquí estoy.

Su habla paro al escuchar el timbre de la casa, ante esto, Marlene camino aún sin apagar el dispositivo abriendo la puerta rápidamente. Su semblante cambio a uno cansado al ver a la persona del otro lado.

— ¿Que quieres Carlos?. Estoy haciendo un documental del descubrimiento de los dinosaurios así que, adiós. — pero antes de que pudiera cerrar la puerta, Carl entro al hogar intentando no salir corriendo. Marlene suspiro y cerró la cámara de mala gana — Es invasión a la morada, vete.

— ¿Y Apolo?. — preguntó el castaño ignorando los comentarios anteriores.

— En su cunita, dormido. ¿Que te importa?. — le respondió siguiendo con su mal carácter haciendo notar que estaba enojada — ¿Se te pasó tu enojo literalmente por nada?. ¿O quieres más tiempo?. Solo te digo que en todo caso de que ya no me quieras, yo me quedo con la custodia de Deadpool. — peleó de ante mano elevando el tono de su voz.

Los ojitos de la rubia comenzaron a tintinear un poquito, pues a ella si le había causado sentimiento el repentino rechazo que Carl había tenido hacia ella las últimas semanas. El Grimes sintió una culpa tan grande en el corazón, sabía que había sido algo egoísta y exagerado, tanto que no sé había parado a pensar en cómo podía afectarle a Marlene.

Pues aunque aquel enojo era muy infantil, ambos no podían evitar sentir que el mundo se les venía abajo sin el otro. Ambos se amaban, se lo demostraban con aquellas miradas tan puras que se daban el uno al otro, claro, no con la misma intensidad que dos adultos podrían hacerlo, pues, su amor crecía al igual que ambos.

De lo que si Carl estaba seguro, es que no quería perder más tiempo. El mundo de los muertos vivientes no te permitía pensar mil años en las cosas, era una cosa que tenías que hacer en el momento, nunca podrías saber si mañana seguirías con vida. Por eso y mil razones más, Carl solo quería confesar sus sentimientos, apostar, esperar si tendrá todo.. o nada.

— ¡Me gustas!. — gritó de repente pegando un pequeño salto, ante esto Marlene se exaltó pegando un pequeño suspiro ahogado.

Silencio. Era como si el lugar de un momento al otro se hubiera puesto en mute. Las manos de Carl sudaban tanto, que el mismo comenzó a secarselas discretamente en su pantalón. Marlene lo miraba con rareza, e incluso en su mente pensó: eso ya lo sabía. Aún así no pudo evitar emocionarse por dentro, recordó que cuando era pequeña escuchaba las mil historias de como Ryan le contaba como su madre lo había enamorado.

Siempre soño ella con algo así, jamás tuvo el sueño de una relación como en las películas. Nunca. Ella quería la misma historia de sus padres, le parecía tan fuera de lo habitual, tan original, y sobre todo, tierna y romántica.

— Entiendo que no quieras hablar, pero déjame hablar a mi. — el Grimes comenzó a hablar de una forma tan apresurada que Marlene intento intervenir — ¡Shh!. — calló el chico — Probablemente me gustas desde que te dije mi luz, ese niño no era yo, ¿De acuerdo?. Ahora que me pongo a pensar quizás y hasta drogado estaba. — la rubia frunció el seño — ¡En fin!. Fui muy egoísta al llegar aquí, estaba acostumbrado a ser solo nosotros dos, supongo que me sentí reemplazado cuando comenzaste a hablar con todos, más con.. puf, Ron. — dijo el último nombre de mala gana y con una mueca — Mentiría si dijera que me cae bien, porque, no, me cae mal. Pero ese no es motivo para alejarte, yo te quiero, mucho, mucho.

Marlene miro la mirada azulada del Grimes que tenía enfrente, sonrió levemente al escucharlo tomar aire. Había hablado algo rápido, pero para su suerte, la rubia lo había comprendido todo.

— Ya di algo. — pidió Carl con algo de pena, se veía tan tierno en aquella situación.

— En la historia que mi papá me contó, el le confesó de igual manera todo lo que sentía a mamá... ¿Sabes que hizo mamá?. — el castaño nego confundido — Le dió una bofetada por no llevarle flores. — más se tardó Marlene en terminar la frase que en lo que Carl saco de su mochila un pequeño ramo flores algo aplastado.

Eso la sorprendió. Carl tiró su mochila e intenso arreglar con su mano libre el ramo casero que había armado en el bosque con ayuda de Iris. — Se deformaron. — musitó haciendo un leve puchero enterrando su cara en el ramo de flores. Entonces Marlene no aguanto más y carcajeó viendo al chico con ternura, diversión y amor.

La Dixon abrazo a Carl tiernamente sintiendo como este recibía el movimiento con cariño, Marlene enterró su cara en el cuello del contrario sintiéndose otra vez en casa. En ese abrazo se transmitieron todo lo que no se habían dicho en semanas, siendo claros, lo mucho que se habían extrañado.

Y en aquella ocasión, fue Carl quien se alejo un poco de la rubia para poder tomar su cara con ambas manos, siendo tan delicado en cada movimiento, el Grimes guío su boca a la nariz de Marlene dejando un tierno y lento besito en esta, ante el tacto ella sintió como lentamente se derretía por dentro, sentía muchas emociones en ese instante.

Su corazón comenzó a ir a mil por hora en el momento que Carl bajo de igual forma, lento, hasta su boca, rozando suavemente estás y al poco tiempo uniéndolas delicadamente. Fueron pocos segundos en los que ambos se expresaron su amor a través de ese beso, pocos segundos en los que ambos no querían soltarse, segundos en dónde la chispa y luz de ambos volvió a brotar.

Sin ningún movimiento brusco, el Grimes se separó sin soltarle el rostro mirándola tiernamente — Por siempre y para siempre yo voy a estar contigo. No importa de que forma, pero lo estaré. — prometió sintiendo a Marlene abrazarlo nuevamente.

— Mira que con eso, yo ahora voy a estar como un koala abrazada a ti. — confesó la misma haciendo reír al de sombrero — Igual sigo teniendo toda la custodia de Deadpool.






























































































Una melena pelirroja y otra rubia se asomaron por la puerta de la enfermería sigilosamente, sus gestos tan similares hicieron reír a Rosita — Son tan iguales que me da miedo. — comentó la latina — Se quedó dormido, entrenen. Payasos. — murmuró lo último en su habla original.

El pelirrojo cerró la puerta mirando como Marlene entraba a pasos lentos con un dibujo en la mano — ¿Porque tiene que estar el acá?. — interrogó la Dixon mirando a Eugene dormido en una silla cercana a la camilla de Tara.

— Primero porque el la salvó, y segundo porque está preocupado por ella. — razonó Rosita mirando a la rubia — ¿Que le trajiste?.

Marlene desdobló la hoja que traía en manos dejando ver el dibujo con más claridad, ella y Tara tomandas de la mano viendo el atardecer de espaldas, el trazo a parte de llevar color desprendía algo de brillantina mal pegada.


— Papá le puso el brillo, aunque está mal pegado. — comentó pegando el dibujo en una de las paredes más cercanas a la castaña.

La latina compartió una mirada con el pelirrojo, le entarneció escuchar como la rubia se dirija a su amigo con aquella palabra, más sabiendo la forma en la que había perdido a sus hijos, le alegraba saber que había vuelto a obtener ese cariño con Marlene.

— Mentira, tu hermano es el que aplastó la brillantina en el papel. Yo solo lo alenté. — contradijo y confesó ladeando la cabeza.

— ¿Ya habla?. — preguntó Rosita con intriga sentándose en una silla más lejana.

— Algo así, si primera palabra fue rojo, desde entonces solo dice eso. — contestó Abraham mirando como Marlene le picaba una mejilla a Tara con su dedo — Yo quería que fuera mudo, con un loro en la casa ya tengo. — reprochó viendo a la adolecente.

Ambos adultos rieron castamente escuchando la puerta abrirse nuevamente dejando ver dos matas de pelo pelirrojo. — ¿Ya están listos para la reunión?. — preguntó Roxane limpiándose la cara con un trapo que llevaba en su cinturón.

— Claro, esperaba que me lo preguntarán. — la rubia se puso de pie caminando directamente a la puerta, en ese instante Roxane la paró.

— Tu no estás invitada, jovencita. — recordó señalándola con su dedo índice. Ante esto la Dixon resoplo — Ya lo hablamos, no me obligues decirle a tu mamá.

— Déjala en paz, no seas amargada. — Iris se unió a la conversación abrazando a Marlene por los hombros — A mí tampoco me dejó ir, no te sientas mal. — susurró haciendo reír a la chica.

— De todas formas no quería ir, ahí va a estar Ricky, mejor conocido como, Richie el loco de la comunidad. ¿Vieron como golpeó a Pete?, Estaba fuera de si, digo, lo felicité, pero eso no se hace. — cotilleó moviendo sus manos ante el recuerdo de Rick riendo como maniático con la cara llena de sangre — Por suerte llegó Michonne y lo noqueó. Fue increíble.

Los mayores rieron antes de disponerse a salir de la enfermería, a excepción de Iris y Abraham. — Vas a ir a casa y cuidaras del mocoso. Hablo en serio niña, ya me metiste en muchos problemas con tu madre. Ni uno más. — la Greene movió la cabeza de arriba a abajo imitando un si — Y no te le acerques a Carl, no me gustó encontrarlos abrazados cuando entre a casa. Te va a pegar las pulgas. — Marlene rio con gracia arrugando su nariz — Te quiero.

El pelirrojo giro la perilla de la puerta dispuesto a salir del hogar, solo que antes escucho un llamado que lo hizo parar. — Pa. — Marlene movió su mano formando un signo de paz, este mismo moviendo lo imitó el hombre sonriéndole por última vez antes de salir.

Se había vuelto su despedida desde su llegada a la comunidad.

— ¿Carl y tú son pareja?. — preguntó Iris de golpe logrando que Marlene hiciera su cabeza hacia atrás tal cual como tortuga — Dime qué las flores sirvieron para algo porque si no juro que le doy un golpe a ese niño, es que es muuy lento. Cae mal.

La Greene rio — No, bueno, no sé, no me lo pregunto pero prácticamente me confesó todo, como vómito de palabras. Fue raro, pero tierno. — confesó trabandose al hablar.

— ¿Porque el amor es tan lento?. — preguntó la pelirroja mirando a la Chambler recostada e inconsciente.

— ¿Ya le dijiste lo que sientes?. — esta vez fue Marlene quien preguntó, Iris intento actuar de forma sorprendida, sin embargo, la rubia no se la compro, era demasiado obvia — Conmigo no te hagas la desentendida, se nota, y mucho, hasta Deadpool se dió cuenta.

La Clarke suspiro pesadamente sentándose en una de las sillas — Está ves ella volvió, pero, ¿que pasa si yo le confieso lo que siento y el día de mañana se va...y no vuelve?. O al revés. Tal vez el amor en este tiempo te da fuerzas para vivir, pero también te hace sufrir más de lo normal, no sé si estoy lista para eso. — dijo tratando de ser firme.

Marlene se sentó a su lado tomando su mano, aunque esas palabras eran tan ciertas, también resultaban engañosas, para perdidas y corazones rotos, estaba ella.

— ¿Solo eso te lo impide?. Iris, yo tengo el corazón roto. — la mencionada nego — Si. ¿Sabes que el segundo amor más grande de mi vida era mi abuelo?, El primero fue mi padre, creí que perderlo a él era perderlo todo. Pero entonces perdí a mi abuelo, la segunda persona que yo más amaba en el mundo. — una lágrima bajo por su mejilla recordando los abrigadores abrazos de su abuelo Hershel — Era el hombre más bueno que podía existir, siempre creyó en el honor, siempre quiso hacer las cosas por el buen camino, e incluso el día de su muerte se fue con una sonrisa. El solo creía en una frase; Para vivir se necesita ser fuerte, y que mejor vivir y ser fuerte con las personas que amas.

La pelirroja se acercó a Marlene abrazándola fuertemente sollozando ambas en aquel acto, no era tanto por aquel relato, si no el sentimiento de verdad y transparencia que ambas sentían en ese momento. — Tu abuelo era muy sabio. — susurró Iris en su oído.

Entonces su burbuja de vio interrumpida al escuchar un fuerte ronquido proviniente de Eugene, esto hizo que su burbuja de rompiera y que así ambas se hecharan a reír tal cual locas.

Ese fue el momento más bonito que ellas compartieron. Momento que recordarían siempre.





























































































— Eso no da miedo. — atacó Marlene mirando el dibujo de Enid.

— ¿ah no?, ¿Y que da miedo para ti?. — interrogó ofendida.

— Pues el Goofy, el Pluto, Mickey Mouse, las caricaturas de antes para niños. — contratacó contándolos con sus dedos.

— Tu caricaturas favorita eran las mascotas maravilla, esas si que daban miedo. ¿Te imaginas uno de esos peluches en la habitación?. Miedo. — defendió la de ojos cafés volviendo a dibujar en el cuaderno — ¿Esto que es?.

— Mmmh...¿Carl en su forma animal?. — Enid nego cansada, su juego de adivina qué cosa dibujo era un tremendo fracaso — ¿Te imaginas a Carl en su forma animal?.

— Seguro como cerdo. — la rubia frunció el entrecejo.

— ¡Oye!. Deadpool, Enid está insultando a tu padre humano. — el animal simplemente cerró los ojos siguiendo con su habitual siesta en el piso.

Ambas adolescentes llevaban un buen rato jugando con dibujos en la casa Greene-Ford, Marlene tirada en el suelo con las manos en el estómago y Enid acostada en el sofá con la cabeza volando.

— Es que no puedo creer que no te pidiera nada, es un tonto. — reprochó la castaña tomando otra galleta del tazón.

— Lo que yo no puedo creer es que no me hayas dicho que Ron y tú tienen algo. Más bien, ninguno me dijo nada. — discutió moviendo sus manos en el aire.

Enid resoplo, debe superarlo, pensó, pues desde que se enteró no paraba de reprocharle lo mismo en forma de burla. — Supéralo, a demás tómalo como venganza por haberme pegado cuando te dije que me comí una tortuga. Entiéndelo, ¡Eran tiempos de hambre!.

Marlene carcajeó recordando la tremenda cachetada que le había pegado a la castaña cuando le había confesado aquello. Viéndolo de otra forma, las buenas amistades comenzaban siempre por golpes. Y su amistad si que iba prosperando, llevaban apenas pocas semanas de haberse comenzado a tratar, pero si que parecían mejores amigas, aunque Enid lo negara.

Se habían comprendido tan bien, que incluso hablaron sobre su pasado, sobre la perdida de sus familiares. Habían confesado bastante.

— Ya... Estás loca. — murmuró la rubia — En fin, ¿Tienes hambre?. — preguntó repentinamente, Enid se acomodo mejor en el sofá mirándola, era como si quisiera decirle algo.

— Marlene, mmh.. tengo... Tengo que decirte algo. A-algo importante. — la nombrada la miro curiosa mientras hojeaba un libro que había sacado de su mochila minutos atrás — Si te considero una amiga.

Dijo de repente, la Dixon cerró el libro tranquilamente para después encogerse de hombros — Ya sabía, tonta. Yo también te considero una amiga. — contestó con simpleza levantándose del suelo para disponerse a caminar hacia la cocina.

— N-no. Espera, no entiendes. — Enid suspiró — Jamás he tenido amigas. Nunca. Así que.. eres importante para mí porque eres mi primera amiga. ¿Entiendes?.

Y por una milésima de segundos Marlene se sintió identificada, ella tampoco había tenido amigas, toda su infancia la había pasado de la mano de Ron, las niñas en el colegio siempre fueron muy crueles con ella, tanto, que muchas veces intento no ir.

Haber visto a una chica en la comunidad el primer día que llegó la hizo feliz, le alegraba tanto saber que su esfuerzo por ser su amiga si había valido la pena. Porque desde que la vio, Marlene pensó: será mi amiga.

La rubia se acercó a la castaña y la abrazo efusivamente — Te quiero mucho. — le dijo la Greene.

— Yo no dije que te quería. — Marlene río al saber que la Enid que conocía había vuelto.

— No, pero lo pensaste. — contradijo.

Ese momento se cortó cuando escucharon un disparo. Disparo que cambiaría todas las cosas.

El disparo que comenzó todo.

— ¿Que pasaría?. — preguntó la castaña aún asustada por el repentino estruendo.

— No se.. quédate aqui y cuida a Polo. — antes de que Enid reprochará Marlene salió a toda prisa de la casa llendo hacia la reunión que habría para decidir el destino de Rick Grimes.

¿Han sentido alguna vez un hueco enorme en el corazón?, ¿Como si, tu mente de alguna forma tomara una foto de esa escena tan devastadora que nunca quisieses volver a recordar?. Fue exactamente lo que sintió y paso por el corazón y mente de Marlene en ese preciso momento.

Todo parecía en cámara lenta, la rubia llegó corriendo a la escena parándose poco a poco, Reg estaba tirado en el suelo, tenía una enorme cortada en la garganta y la sangre no paraba de salir, Marlene podía jurar escuchar los latidos de su corazón tan lento, fue como si en ese momento se hubiera quedado sin oír, solo veía.

Veía a Deanna llorarle a su esposo, la veia manchada de sangre, sin vida. Entonces se vio obligada a voltear más al frente, su corazón paro y dió un vuelco al ver a su mejor amigo llorar abrazado de su padre, o más bien, de quién fue su padre, Pete Anderson yacía en el suelo con una bala en la cabeza. La boca de Marlene se entre abrió dejando ahogar un suspiro.

Entonces miro a su madre abrazada de Jessie, está la consolaba pero al sentir su mirada sobre ella la miro, Meredith intercambio una mirada con su hija, culpa, dolor, confusión, eso fue lo que se transmitieron ambas. Marlene mientras la miraba nego con su cabeza lentamente mientras daba algunos pasos hacia atrás completamente fuera de si.

Su sonido regreso al poco tiempo permitiéndole escuchar el panorama, esos gritos, ese llanto, son cosas que ella jamás olvidaria.

— No te vayas, no me dejes. — sollozó Ron aún aferrado a un deseo inexistente — ¡Papá!. — gritó entre llanto sorbiendo su nariz — Tienes que despertar, tienes que quedarte conmigo. — pidió dejándole un pequeño beso en la cabeza del hombre.

En ese instante Rick miro a su izquierda observando a Marlene y atrás de ella a Daryl junto con un hombre, Morgan.

¿Rick?. — preguntó el moreno.

Ron Anderson salió corriendo del lugar y a su vez Marlene lo siguió, no solo porque quisiera estar con el, si no porque, aunque Pete ya no era el de antes, si no un maltratador y abusivo, no creía que mereciera la muerte. Menos en frente de su familia, enfrente de su hijo.

Ellos no eran monstruos, pero Rick se había comportado como uno, al menos en ese momento.

— ¡Ron!. ¡Ron, espera!. — gritó la Greene viendo como el castaño paraba un poco más lejos que ella.

El Anderson miro al cielo nocturno con su mirada destrozada... entonces lo hizo, gritó. Fue un grito largo, lleno de pena y dolor, desgarrador en todos los sentidos, tan fuerte fue que Marlene lo sintió. Observo con pena como su amigo se iba poniendo de rodillas conforme el gritó disminuía.

El frío de esa noche completo la situación. La rubia se acercó a pasos apresurados a su mejor amigo, se arrodilló junto a él y paso su brazo izquierdo por sus hombros y el derecho por su pecho apegandolo a ella. Fue su manera de decirle que no lo dejaría solo.

En ese momento el latido de sus corazones se sincronizo, ambos pegaron sus cabezas y miraron la luna llena resplandecer sintiendo esa hermosa luz chocar en sus rostros. Las lágrimas de Ron bajaban lentamente por sus frías mejillas, su aliento chocaba con el frío del exterior, su mirada bailaba del cielo a las murallas de la comunidad. Marlene se aferró más a su amigo en silencio, contemplo el lago de la comunidad que estaba frente a ellos mientras que escuchaba el sonido de un grillo.

— ¿Está mal llorarle aún sabiendo todo el daño que nos hizo?. — finalmente preguntó el adolescente con la voz gastada y un nudo en la garganta.

No pasaron ni dos segundos cuando Marlene contestó. — Nunca vamos a poder controlar a quien amamos, nunca seremos capaces de odiar a nuestros amados, así sea más grande el daño que nos han hecho. Algunas personas si lo logran, pero otras no. Y no está mal, no está mal llorar por los malos que quisimos. — la rubia sorbio su nariz — No está mal que llores por tu padre.

Sus miradas se conectaron por un par de segundos, ambas miradas frágiles, ambas almas con necesidad de cariño, ambos sumergidos en un dolor.

—Gracias por no dejarme solo en esto. — agradeció ahora el pasando su brazo por los hombros de la contraria — ¿Por siempre y para siempre?.

Marlene le envío una sonrisa triste y melancólica. — Por siempre...y para siempre.

Compartiendo una última triste sonrisa, ambos desviaron su mirada nuevamente para mirar al cielo, perdiéndose en la luna y las estrellas, de rodillas en una solitaria calle de la comunidad, ambos abrazados de los hombros recibiendo el cariño y afecto del otro.

Sintiéndose en un hogar aunque aquel estuviera roto.

FIN DEL CUARTO ACTO.








































Author's note 📝

Seré directisima, mi semana fue LO PEOR, tuve exámenes promedio, no se guardo el respaldo de mi celular cuando lo tuve que resetear de fabrica, perdió todos mis documentos, me dieron unos vomitos terribles durante la semana. AY DIOS.

Pero bueno, al filo y con todo eso, acá hay nuevo capítulo, que ya me urgía publicar. So, ¿Cómo están?. ¿Cómo les fue en su semana?. La mía ya la conocen, un asco. Puagh.

Bueno, ¿TEAM CARLENE?, ¿TEAM RONLENE?.

Ame tanto escribir este capítulo, Carlene fue lo más bonito del cap si me permiten decirlo, pero, la última escena con ron es simplemente preciosa. AUNQUE BUENO, Enid y Marlene >>>>>, en plan friendship, ojito.

So, ya se viene navidad, (mi época fav), datazo. BSLSJSBSK. Así que bueno, aprovecharé subir los apartados más seguido ya que #padresseparados. No sé dónde pasaré las fechas,  siempre me revuelvo y terminaré sin subir nada. Y POS NO.

Dato: la estética del volumen 5 para adelante (incluyendo capitulos), será diferente, más que nada porque todos los archivos que tenía se perdieron en la reseteada así que, habrá cambios por eso.

Volumen 5 disponible muy, muy pronto. ESTA RE COOL LA ESTÉTICA, SOLO DIRE ESO.

Y bueno, Ronlene en ese volumen >>>>>.

Asustense porque soy integrante de ese team.  QUE ARDAN LOS COMENTARIOS, MUAJAJA.

Hawkeye superior. Palermo superior.

Me despido. Atte: YO. <3

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