001. Injured
❝ °⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER ONE:
it's a nice ligth ❞
㍍⠄’‧ꦿ🌤️チ↻°.
― YOU ARE MY SUNSHINE, my only sunshine, you make me happy, when skyes your grey ― Marlene cantaba mientras caminaba sobre el tronco de árbol que había en el piso ― you'll, never know dear, how much i love yo-
― ¡Papá! ― el llamado de Maggie logro hacer que Marlene parará la canción junto lo que estaba haciendo (nada) básicamente.
La rubia se asomó entre los arbustos logrando ver a un hombre de policía correr hasta la casa con un niño en brazos. Parecía muerto.
― ¿Lo mordierón? ― pregunto Hershel en dirección al desconocido
― le dispararon ― dijo lo que parecía un sheriff ― tu hombre
― ¿Otis? ― preguntó Patricia
― dijo que busque a Hershel ― el anciano caminaba con más confianza hacia el hombre ― eres tú ― este asintió ― ayúdame
― llévalo adentro ― Marlene vio como todos comenzaban a entrar a la casa a paso rápido ― Meredith, necesitaré tu ayuda, Patricia, tráeme el kit completo, Maggie, analgésicos, toallas limpias.
Afuera de la casa Marlene aún seguía anodadadá por lo reciente, hace mucho tiempo no veía a otras personas que no fueran su familia.
― ¿Quieres ayudar chispita? ― le pregunto la rubia a su amigo hurón quien traía en la mano ― yo sé que quieres, vamos.
Marlene entro a la casa viéndola totalmente en movimiento, todos estaban haciendo algo. La niña se acercó a Patricia quien se encontraba en la cocina, parecía apurada.
― dime en qué te ayudo Patty ― Marlene se ato el cabello ― seré tu fiel asistente, y mira, también el se ofrecerá ― señaló a su amigo
Patricia con una sonrisa tranquilizadora en el rostro se puso manos a la obra.
― bien, llévale esto a tu abuelo, lo necesitará ― Marlene asintió tomando el quit médico de Hershel.
La rubia entro a la habitación en donde Hershel sujetaba al niño mientras Meredith controlaba la sangre.
― Abuelo, aqui estan tus implementos ― la rubia llamo la atención de los adultos.
― gracias corazón, ahora porque no sales de aquí, no quiero que veas esto ― pidió Hershel tomando sus cosas.
― si linda, ahora salgo ¿De acuerdo? ― Marlene asintió hacia las palabras de su madre.
Pocos segundos después de salir de la habitación Marlene vio como el Sheriff también salió de está, parecía en un estado de shock.
Marlene sin preguntar fue a la cocina para servir en un vaso un poco de agua fresca para el hombre, en cualquier momento podría desmayarse.
― tome, si usted se viera en este momento se confundiría con un errante ― el hombre vio atontinó a la rubia que tenía enfrente, parecía de la misma edad de su hijo solo que está tenía un brillo en los ojos, como si el caos no existiera, como si nunca hubiera estado triste.
El de ojos azules tomo el vaso con agua tomándola toda de un solo sorbo, estaba cansado.
― soy Rick Grimes ―se presento el hombre ofreciéndole la mano a la niña
― Marlene Dixon ― acepto su mano moviéndola frenéticamente con una gran sonrisa.
Rick nuevamente quedó confundido pues ahora dudaba al saber si aquella niña de ojos azules y sonrisa alegre tenía algún lazo con los dos Dixon que tenía en su grupo.
Antes de que el sheriff pudiera preguntarle sobre eso los gritos afuera de la casa llamaron su atención, al ver por la ventana Marlene observó a otro hombre que no conocía jaloneár a Otis como si de un animal se tratase.
Eso la hizo enfadar.
Ambos salieron de la casa topandóse con el par de hombres.
― ¿Está vivo? ― pregunto Otis con temor en su voz ― ¿aún está vivo?.
Rick limpio con la mano el sudor de su frente ensuciandóla aún más con la sangre de su hijo.
El hombre que Marlene no conocía se acercó a Rick limpiandóle la cara mientras le murmuraba cosas que ella no quería ni alcanzaba a oír.
Los mayores entraron a la casa dejando nuevamente sola a la menor.
Ahí fue cuando lo recordó, Marlene tenía que hacer una visita.
La rubia camino por el campo de la granja tranquilamente acompañada de chispita quien ahora se encontraba acurrucado en el hombro se su compañera.
Cuando Marlene llegó al granero entro por la parte de arriba donde ella tenía su propia entrada justamente por aquellas visitas que hacía. Ya estando dentro pudo escuchar los gruñidos y quejidos de los errantes.
― no te asustes, todo está bien ― calmo Marlene a Chispita quien se había escondido por atrás de su cabello ― Maria ― llamo la niña.
Una mujer de aproximadamente unos cincuenta años con un cabello negro y sucio, ojos marrones, ropa gastada y la cara podrida apareció dando un tirón a la cadena que la sujetaba.
María había sido como la segunda madre de la rubia pues desde su nacimiento está la cuido como tal ya que sus padres trabajan todo el tiempo por lo que recurrieron a una nana: María.
A principios del apocalipsis Maria había sido mordida por un errante y convertida a las horas. La mujer latina había sido la cómplice de Marlene durante toda su vida. Esta no la iba a dejar sola siendo un monstruo.
Por lo que igual que varios trabajadores de la granja Maria fue encerrada en el granero siendo encadenada por la misma Marlene en el piso de arriba para así ella poder hacerle algunas visitas para contarle su día.
Tal vez ya no estaba viva, pero alguna vez lo estuvo y el cariño jamás se iría.
― Hola Nana ― saludo Marlene posicionandose fuera del alcance de la nombrada pues está trataba de alcanzarla a toda costa, siempre se ponía así.
Marlene se sentó en el piso recargando su espalda en la puerta de arriba del granero.
― hoy llegaron nuevas personas a la casa ― contó ― Otis le disparó por accidente a un niño ― platicó viendo atentamente a los ojos cafés y ensangrentados de María ― está bien pero realmente parecía muerto. Te extraño mucho María.
Los ojos de Marlene comenzaron a humedecerse pues el simple sentimiento de tristeza y nostalgia invadió su ser. ¿Cómo podías hacerte la idea de jamás volver a ver a aquella persona que estuvo toda tu vida contigo?, Simple, no había una manera exacta, solo tenías que aprender a vivir con el dolor.
Recordar a aquella persona con los mejores recuerdos, y siempre regalarle una sonrisa al cielo.
MARLENE SE ENCONTRABA limpiando la cara del niño Grimes quien aún estaba inconsciente.
Shane y Otis habían salido a una escuela para buscar los recursos necesarios para poder salvar al niño de tiernas pecas.
Una mujer de nombre Lori, madre del niño y esposa de Rick también había llegado a la granja, está no se había separado ni un minuto del chico.
― ¿Cómo se llama? ― preguntó Marlene a Lori quien estaba sentada en la silla más cercana de la cama.
― Carl, su nombre es Carl ― respondió dulcemente pasando sus dedos por las hebras del cabello del niño.
De pronto el niño comenzó a toser haciendo que todos los de la habitación se acercarán a el.
Parecía asustado, su vista se poso en todos lados.
― ¿Donde estamos? ― preguntó Carl con un temblor en la voz
― dios, realmente creí que estaba muerto ― comentó Marlene soltando un suspiro ― pero mírenlo, está vivito.
― Hola pequeño, el es Hershel, estamos en su casa ― tranquilizó Rick hablándole con una voz calmada a su primogénito ― tuviste un accidente
― ¿Quien ella?, Es una bonita luz ― dijó el niño Grimes señalando a la rubia quien sonrió como boba ante las palabras de el chico.
Una gran sonrisa abarcó la cara de Lori mientras que Rick reía por lo bajo.
― ella es Marlene, hijo, ella te estuvo cuidando toda la tarde ― respondió Lori dulcemente
Carl no despegó ni un segundo la vista de la rubia que aún seguía viendo los ojos del Grimes, eran como los ojos de Rick, solo que para Marlene los ojos de Carl eran más profundos.
No los veías todos los días.
― es como una luz, es brillante, bonita, la veo como mi luz ― el niño comenzaba a divagar con voz soñadora.
Para esto Marlene ya se encontraba sentada en los pies de la cama apoyando la cabeza en su puño.
De pronto al niño comenzó a darle un especie de ataque, pues es que este se revolcaba en la cama de una manera muy fea.
Marlene comenzó a entrar en pánico y al parecer, también los padres del menor.
― no, no, es un ataque, si lo sostienes lo lastimarías ― Hershel alejo a todos de la cama
― ¿puede pararlo?
― el tiene que superarlo ― contesto ante la pregunta de Lori.
Carl seguía moviéndose en la cama bruscamente de un lado a otro, era un escena bastante desesperante.
Marlene cubrió sus ojos escuchando los crujidos en la cama y los sollozos provinientés de Lori. Cuando ya no escucho nada está separó la mano de sus ojos encontrándose con algo.
Había terminado, Carl volvía a estar inconsciente, nuevamente.
Necesitaban los recursos, aquello cada vez empeoraba más y eso a Marlene la tenía vuelta loca.
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