0.31 last day

❝  °⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER THIRTY
ONE: Marlene!























㍍⠄’ꦿ🌤️チ↻°.

LAS HOJAS DE LOS ÁRBOLES se movían a causa del viento, esto solo causaba que un agradable sonido inundara el parque de la colonia, causando una inmensa felicidad en cierta pequeña rubia de hermosos caireles dorados.

— Vamos Ron, no lo pienses — alentó Ryan desde la portería viendo al niño dudar en patear o no el balón —, ten confianza en ti.

La frase anterior tuvo influencia en el niño pues tan solo un minuto después pateó el balón adentrandólo en la portería. Esto no solo niño hizo celebrar al menor quien corria en círculos por la cancha, también hizo reír al mayor quien se sentía feliz por haber logrado lo que quería.

Sacarle una sonrisa al chico, las cosas en su familia no estaban en las mejores condiciones, y que mejor el, para entender el dolor que el rubio castaño sentía.

— ¡Me toca!, ¡Me toca! — hablo Marlene corriendo hasta ponerse frente al balón — ¿Cómo se si metí gol?.

Ron bufó, era la cuarta vez que le explicaba a la rubia como se jugaba, en cima, no tenía chiste, simplemente era meter el balón a una simple portería.

vizualizas tu blanco y después pateas el balón — resumió el chico tomando de los hombros a la Dixon — tu solo, concéntrate.

— bien, bien. — contesto Marlene entre dientes dando a entender que estaba visualizando su blanco, Ryan quien estaba en la portería, extendió sus brazos a los lados para así poder conseguir una mejor posición.

La escena paso muy rápido, pues es que cuando Ron acordó, Ryan ya se encontraba en el piso sangrando de la nariz, el pobre hombre yacía como galleta de jengibre, acostado así sin más.

Esto solo preocupo a los dos menores quienes todavía no se dignaban a acercarse.

— ¡auch! — grito el hombre desde donde se hallaba, lo cual despertó el nerviosismo en ambos chicos.

— ¡Lo matamos! — exclamó la rubia llevándose ambas manos a la cabeza, sin embargo, Ron la vio con ironía negando con la cabeza.

— a no, no me vayas a hechar el muertito a mi, ¡Tu lo mataste!, ¡A tu propio papá!, ¡CON UN BALÓN! — ante las exclamaciónes desesperadas del menor, Marlene se vio obligada a bajar la cabeza como perro regañado.

— tengo una idea, lo metemos en una bolsa y dejamos sus restos en el desierto — Ron achico los ojos ante la idea de su amiga, exactamente eso era lo que se preguntaba, ¿Cómo es que eran amigos?.

— ¡Los estoy oyendo!. — exclamó el hombre nuevamente logrando que ambos niños se acercarán a el con rapidez — no estoy muerto, demonios, pero lo estaré pronto si no me ayudan.

Ryan se pudo sentar con facilidad en una de las bancas del parque, mientras que con una de sus manos sostenía un papel, el cual ya estaba demasiado rojo debido a su propia sangre.

Ninguno de los tres se dignaban a decir algo, simplemente compartían miradas de vez en cuando, tensando el ambiente. Más de lo normal.

"Por eso no juego futbol", pensó la rubia rodando los ojos ante su propio pensamiento.

Y justo cuando el Dixon mayor pensó que su hija se iba a disculpar, algo salió de la boca de la menor.

Más no una disculpa.

— no le van a decir nada a mamá, ¿verdad?  — si Meredith se llegaba a enterar, el mundo se le iba a acabar antes de tiempo, pensó Marlene ladeando la cabeza.

Ambos hombres, miraron a la niña sin siquiera poder gesticular una palabra, era todo un caso, más de lo normal.





























5 HORAS ATRAS..

¡PS! Tara — susurro la rubia aún escondía entre las cajas del autobús, había observado que para su suerte, Tara era la que se encontraba en el asiento final, ellas eran comadres, según Rosita, por lo que Marlene no lo dudo — ¡Pss! ¡Tara! — volvió a susurrar la adolecente un poco más alto.

La castaña, giro su cabeza y parte de su cuerpo hacia atrás, encontrándose con cierta rubia acostada cubierta por telas y algunas cajas, aquella era la principal razón del cual porque Marlene ya no aguantaba ahí, ya no respiraba.

La mayor, abrió los ojos enormemente, volviendo a ver a los otros despistadamente. Se iba a meter en problemas.

— ¿Que estás haciendo aquí? — susurró Tara con desesperación esperando a no ser escuchada por los demás.

— aquí nada mas, tomando una siesta en un camión que va directo a Washington. — contestó sarcásticamente la rubia dándole una mirada de súplica a su amiga — Tengo que cuidar a mi mamá.

Tara negó con la cabeza cerrando sus ojos un par de minutos, se maldijo por no haber encadenado a la niña, dos minutos sin supervisión y ya iba en un camión directo a Washington.

— estás completamente demente. — susurró la mayor quitándole una de las mantas a la rubia de la cara — ¿Que pretendes que yo haga?.

Y justo cuando la rubia iba a responder, una voz familiar inundó el camión causando que Tara volviera a ponerle la manta en la cara a la adolescente.

— díganme algo, el sombreritos y Marlene, ya saben, ¿Se pasan saliva? — preguntó Abraham balbuceando ante sus propias palabras, aquello hizo que Glenn riera, si supieran, pensó el coreano.

Pero obviamente y por código de amigos, Glenn se mantuvo en silencio, el era el único que sabía todo lo que pasaba por la cabeza de la rubia respecto al chico Grimes.

— ¿porque te importa un amor de adolecentes Abraham?, creo que tienen derecho, a demás, "el sombreritos", es tierno. — defendió Rosita dando buenos argumentos, ella también se las olía, en realidad todo el grupo, pero tenías que ser realmente observador.

El pelirrojo, el cual iba manejando, ladeó la cabeza riendo un poco, simplemente había tenido curiosidad de preguntar.

— pregunta, solo eso, si el chico hace algo, yo, yo mismo lo voy a aventar a los olorosos — se justificó el hombre viendo por el retrovisor, específicamente a la Greene mayor.

Meredith parecía estar perdida en la conversación, ella solo veía por la ventanilla pensando en qué momento había aceptado aquello, era una mujer de palabra y precisamente por esa razón habia cumplido lo dicho.

Pero se replanteaba lo hecho mil veces en su cabeza, en que momento había dejado a sus hijos solos.

— debo preguntar, ¿Que es ese curioso artefacto que cuelga de tu cuello?. — interrogó Eugene hacia Maggie quien iba sentada a lado de su esposo.

La ahora Rhee, tomo el collar viendolo con nostalgia, parecía que aquel día había pasado ayer, un día tan tranquilo y lleno de alegría.

Maggie siempre amo cuidar a Marlene, de igual manera Marlene amaba que Maggie la cuidara, aquel día la rubia con unos años menos, le había regalado un curioso collar de tela tejida. Desde aquel día, la castaña no se lo quitaba.

Mientras tanto, Tara se sentía ahogada en nervios, en que situación la había venido a meter Marlene.

— ¡quítame la cosa de la cara! — chilló Marlene en un susurro luchando por quitársela ella misma, sin embargo sus brazos estaban atorados gracias al peso de una de las cajas.

Haciendo lo pedido, la chica quitó la tela marrón de la cara de la rubia, Tara alzo una ceja volviendo a ladear la cabeza, era mala idea.

Y lo que mas temían llegó, alguien tuvo que abrir la boca.

— lamento decirlo pero creo que tenemos un intruso en la parte trasera del vehículo — informó Eugente con su típico tono de Robot, los presentes se vieron confundidos ante lo dicho.

Tara cerró los ojos con fuera imitando la acción de Marlene, habría problemas.

Meredith, sin decir una palabra o sin siquiera meditarlo, camino entre los asientos hasta llegar a la parte trasera en dónde Tara le regaló una falsa sonrisa sabiendo que habría un regaño.

La Greene, poso su vista en el lugar viendo las cajas y las mantas, dirigió su mano hasta una rasposa manta café quitandola con rapidez y oh sopresa.

Su pequeño retoño se hallaba ahí, entre las cajas, con una sonrisa inocente e intentado disimular lo más posible.

— ¡ay!, ¡Hola! — saludó la rubia con inocencia sintiendo la mala mirada de su madre sobre ella — ¿Me quitas las cajas de encima?, Es que enserio no respiro.

El grupo al oir la voz de la rubia, suspiro cansino, debia dejarla amarrada, pensó el sargento viendo por el retrovisor como Marlene asomaba la cabeza.

— ¡¿Estás loca o que te pasa?!. — gritó Meredith logrando que Tara saltará en su asiento, "si, que buen susto Mer" pensó la chica con ironía — nos regresamos, ¡ABRAHAM, DA LA VUELTA! — su tono de voz se había elevado demasiado, tanto que incluso Eugene puso las manos en sus oídos intentando protegerse del sonido.

— ¡vamos ma!. — chilló la rubia de ojos mar — No te puedes resistir a mis encantos. Pelirrojo, ¡sigue adelante! — exclamó Marlene con diversión.

— ¡No!, ¡Nunca!, ¿Me oíste? — Marlene rodó los ojos ante el regaño de su madre, y bueno, los presentes simplemente dejaban a la castaña desatar su ira — ¡TU NO VAS A IR A WASHINGTON!.




























El sonido del popote sorbiendo más jugo, era lo único que podía escucharse en el autobús. El silencio era tan incómodo que llegó a ser desesperante.

— ¡Vamos a Washington! — exclamó Marlene con alegría levantando sus dos manos hacia arriba.

— ya, ya, tomate el jugo — Glenn bajo ambas manos de la niña para después acariciarle la cabeza como perro, ya suficientes problemas había traído.

El grupo, se intercambiaba miradas incómodas, pues es que si Marlene seguía ahí, era por Abraham que había ganado la discusión con Meredith.

Eso no quitaba que el pelirrojo tuviera un rasguño en el pómulo, de tan solo recordarlo, Meredith sonrió con malicia.

Marlene se hayaba sentada entre Glenn y Maggie, los esposos, se intercambiaban un par de miradas antes de posarse sobre Marlene, la rubia tomaba tranquilamente un juquito de caja con un popote viendo al piso.

Hace mucho no había visto a su madre tan enojada.

— oye mamá, deberías rapar a Eugene, sufro cada que veo su cabello. — comento la rubia girando un poco su cuerpo en el asiento para observar a Eugene quien estaba sentado en el asiento de atrás — sip, definitivamente es horroroso.

— tal vez yo no lo hubiera dicho de esa manera, pero si. — prosiguió Tara con burla — Meredith podría cortartelo un poco, está bastante largo de atrás.

— y es feo. — añadió Marlene tomando otro sorbo del jugo, recibiendo una mala mirada de Tara — ¿Que?, Solo le digo la verdad al pobre hombre, aunque ahora que lo pienso, ¿Porque parece que sufres todo el tiempo?, Tu cara no ayuda — Meredith ladeo la cabeza negando por lo bajo, su hija era un caso perdido.

— solo se conforma con salvar al mundo, ¿No es así? — respondió Tara por el científico esperando que este escupiera alguna palabra, nada — ¿estás bien?, ¿Es por lo de anoche?.

Marlene poso su mirada en el hombre, intentaba descifrarlo, había algo que la rubia no entendía de el, era como si intentará esconderse de su propia sombra, un hombre tan temeroso y sin pizca de personalidad, ¿Cómo seguía vivo?.

Si algo la rubia tenía claro, era que sin Abraham y su anterior grupo, Eugene no hubiera vivido muchos días.

— no. — respondió de inmediato el de cabello extraño, aunque después pareció pensar su respuesta — si, eso, y lo de mañana. También pienso en Gabriel, en lo que hizo.

Tara miro al hombre con culpa, Marlene simplemente se sentó bien en su lugar viendo al frente.

Mientras observaba como los árboles se movían, la rubia pudo detener sus pensamientos por unos minutos, y solo para pensar en su hermano, en Daryl, ¿Ya habrá llegado?, ¿El grupo vendrá en camino?, Fueron las preguntas que pasaron por su cabeza.

También pensaba en Carol, se lamentaba el hecho de no haber interactuando con la mujer desde la prisión. Luego de lo de Terminus, la Peletier evito totalmente el intercambiar miradas con la rubia.

Marlene no entendía el porque, era como si le estuviera ocultando algo, y no sabía que.

— ¿Porque ese corte de cabello? — interrogó Meredith hacia Eugene.

— porque me gusta. — contesto con su usual seriedad el científico — y nadie se acercará a el con intenciones de cortarlo, ¿Me oyó señorita Dixon?.

Marlene volteo a ver al hombre con una sonrisa divertida, antes de mirar a Rosita quien le sonrió burlonamente.

— intenta no dormirte y hablamos, señor seriedad. — respondió la adolecente con malicia en sus palabras, causando una casta risa de los presentes.

— hablo enserio, no es para que se burlen de mi. — se defendió Eugene viendo a los presentes.

— nadie lo está haciendo — respondió Glenn intentado mantenerse sereno.

Fue ahí cuando la plática seso, y fue cuando los problemas empezaron. De un momento a otro, un sonido muy fuerte se escucho provinienté del autobús.

Marlene se aferró a la mano de Maggie quien la tomo con la misma fuerza. El vehículo perdió el control pues es que este término estrellandose contra un auto que se encontraba parado en la autopista.

El autobús se volcó con gran rapidez terminando en el concreto de la autopista alargando un fuerte estruendo que llamo la atención de los errantes más cercanos.

Y lo único que Marlene escucho fuerte y claro antes de perder la noción, fue como gritaban su nombre tan desesperadamente.

— ¡Marlene! — gritó el sargento con desesperación en medio del accidente.


















Author's note 📝

Nuevo capítulo hecho!

Ya vieron la nueva historia que una hermosa creo sobre Marlene? ¿No?, El link está en mi tablero por si les interesa.

Amo todo aquí, los amo a ustedes, y todo el apoyo que está recibiendo mi cuenta y la historia, LOS AMO, en fin.

Marlene Dixon mi mujer.

#amamosaMarlene.

¿Tienen preguntas sobre la historia? Dejenlas aquí -

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