- Noche 3; 3 -

Los cubiertos raspando los platos y las olas rompiendo en el fondo no son sonidos tan agradables como deberían ser. Reemplazan la música que hubiese sido puesta si las cosas estuviesen bien. Pero no, no están en lo más mínimo de bien.

Después de la escena de ese tope de labios forzado con la mujer, Jongin no ha vuelto a tocar a Kyungsoo. La cola de Kyungsoo no se ha vuelto a levantar del suelo, tampoco; es arrastrada con pesadez, sus orejas mininas caídas sin vida.

Es un malestar que no recuerda haber experimentado nunca antes, que desvanece sus entrañas, quita el apetito y lo enerva. Las cosas no deberían estar pasando así. Kyungsoo debería estar a su lado sentado, o en sus piernas, y se estarían alimentando el uno al otro con felicidad. Su híbrido ni siquiera ha probado su comida, tomando o soltando el alimento con sus palillos. Es su culpa, Jongin sabe que es completamente culpa de él y la víctima de todo es su bebé. Si tan solo hubiese echado antes a la mujer, si se hubiese alejado en el instante exacto en que lo tocó nada de eso estaría pasando y definitivamente no estaría temiendo por la relación con su híbrido.

¿Afectará eso la unión? Por supuesto que lo hará, y si no lo arregla de inmediato dejará marcas permanentes e incurables entre ambos.

—Kyungsoo, ¿por qué no intentas comer algo?

Los ojos del mitad-minino paran en los suyos y luego la comida, tomando una porción diminuta de pasta de forma temblorosa y acercándola para comerla. Jongin ve cómo se resbalan varios tallarines y solo unos tres llegan a esa preciosa boca. Se para y cambia de asiento, quedando en el frío que estaba al lado de su híbrido.

—Deja que te ayude —murmura paternalmente, envolviendo pasta fácilmente con un movimiento de sus palillos.

El híbrido abre inseguro su boca, con los hombros y orejas caídas, haciéndose cada vez más pequeño y Jongin de detiene y deja los palillos en el plato. Suspirando el aire marino, con su mano busca la cabeza de su pequeño, pero Kyungsoo se contrae hasta más no poder y aprieta sus ojos esperando un toque que nunca llega, porque el humano la retira. Jongin no entiende del todo el porqué está teniendo ese rechazo tan extremo.

—Perdóname —dice buscando pupilas oscuras que se demoran en aparecer— Yo, no entiendo, pero sé que es mi culpa.

Las pupilas de su pareja se contraen y sus orejas parecen querer levantarse, pero no hacen más que dar un movimiento corto. Jongin deja los palillos sobre la mesa y tira su silla hacia atrás, dejándose caer libre de rodillas a la madera del suelo, con su cabeza colgando hacia adelante e ignorando la angustia que pincha en sus ojos para escapar como llanto de un hombre ya maduro.

—Por favor. Yo- yo no quería que eso pasara. Fue mi culpa. —Una lágrima solitaria cae al piso, ha pasado mucho desde la última vez que lagrimeó por algo, en verdad. —Solo puedo verte a ti, bebé. Eres más que mi híbrido, eres más que un regalo. No lo entiendo, pero desde el primer minuto en que te vi algo cambió y por favor- no me rechaces más.

A ese punto su llanto ya es evidente. Hace tres días hubiese pensado que era patético rebajarse a llorar de rodillas frente a alguien por perdón. Hubiese dicho que eran acciones irracionales y sin sentido, que solo denigraban a la persona y aumentaban el ego de la otra, pero cuán equivocado estaba al no conocer la situación desde un primer plano.

Sus cuerpo tiembla con sus sollozos silenciosos, pero entonces ahí está, esa mano más pequeña sobre su cabeza acariciándola; y las lágrimas siguen porque sí, porque quieren, porque todavía lo necesitan.

La silla frente a él es tirada también hacia atrás, un cuerpo bajando de rodillas hasta quedar en su misma posición. Manos toman sus rostro y su frente descansa contra otra tibia e inconfundible. Todo se arregla así de fácil, así de simple y así de románticamente bello. Abriendo sus ojos para ver las brillosas pupilas e irises de Kyungsoo esperándole. Tomando su cara entre sus palmas al igual que el chico tiene el suyo, acercándose con los párpados entrecerrados y deseosos de lo que inevitablemente vendrá.

El ritmo de la música de sus corazones ya se puede reproducir en sus oídos (♫), es un sonido con armonías tranquilas, lleno de un piano vibrante y trascendente que de pronto se calma y vuelve a subir y a bajar por todo el largo de sus cuerpos. Los labios de Kyungsoo llegan primeros, increíbles, provocando un especial salto en esa canción de amor y comienzan. Muerde por regodeo el labio inferior de su chico, carnoso, y tira de él apoderándose de un gemido que va en sintonía con aquella canción metafórica. Ladea su cabeza, Kyungsoo hace lo mismo. Después de la eternidad en que se contuvo de hacerlo acaricia la lengua de Kyungsoo con la suya, mezclando sus salivas y sabores; comiendo, bebiendo, absorbiendo, satisfaciéndose, acariciándose, guardándose, amándose solo con sus bocas.

Abre y cierra la suya, amoldando sus labios que se mueven más rápido y con más fuerza. Las manos de Kyungsoo ya no están en el mismo lugar, han subido a tomar mejor su cabello, mientras que las suyas se encajan más, yendo por su cuello y los cabellos de su nuca. Se separan para inspirar, una inhalación y nada más antes de ahogarse en ellos mismos por segunda vez. Ya no habrá auto reproches ni arrepentimientos por su parte, y qué importa si es un hombre de 25 y un adolescente mitad humano de 18 besándose de rodillas en la terraza. O eso de un humano y un híbrido con una relación filial, el estar compartiendo sus bocas de manera tan apasionada y dando paso a la excitación insospechada.

No importa, porque la canción que crean es perfecta; y en verdad no importa, porque se siente demasiado exacto para dejar de hacerlo.

Jongin se aleja un poco a la mitad de un beso, abriendo levemente sus ojos para ver la boca semi abierta de Kyungsoo y su lengua casi saliendo de ella buscándolo, sus mejillas rojas. La canción disminuye brevemente cuando levanta su cabeza, prosiguiendo a disfrutarlo de forma lenta de nuevo, lamiendo primero sus labios con paciencia y succionando ese músculo húmedo. Kyungsoo gime inconscientemente, Jongin esparciendo besos desde el borde de su boca por su mentón, a lo largo de su mandíbula y deteniéndose en el cuello.

Es un gemido particularmente alto y ricamente excitante el que lo hace despertar de su embriaguez de amor. Se detiene, sujetando la mano de su pareja y poniéndose de pie junto con él.

Si continúa así podría tomar a Kyungsoo allí mismo, en aquel mismo instante; pero esperará a la privacidad que les brinde alguna noche para seguir atrapando y compartiendo gemidos con él.


˟˟˟


En camino al lugar del evento Kyungsoo no despega un pestañeo sus ojos de él mientras conduce, y a él le encantaría hacer lo mismo con su híbrido, pero debe poner atención para no tener algún lamentable accidente.

—¿Pasa algo, bebé? —pregunta en un momento en particular, girando el volante para entrar en el estacionamiento del lugar al cual de dirigían.

El híbrido sacude su cabeza, jugando con su propia cola entre sus manos. El humano debe esperar a terminar de estacionar su automóvil antes de ser capaz de atrapar la mirada penetrante dirigida hacia él. Y en verdad, Kyungsoo no podría ser más perfecto, más atractivo, o más cautivante de lo que ya es; pero se sorprende de que cada vez que está solo con él vuelve a ser golpeado por una ola de sentimientos más fuertes y arrebatadores que los potentes de antes.

—Tengo una propuesta para ti. —Pone una de sus manos sobre las otras más pequeñas, las orejas de kyungsoo se vuelen hacia él— Me gustaría que nuestra relación se estabilice de alguna forma, —sus palabras son escogidas con cuidado, sin intención de presionar ni ser malinterpretado.

—¿C-cómo? —Kyungsoo ladea su cabeza, su oreja derecha se cae algunos grados.

—¿Sabes que significa tener una relación de novios, Kyungsoo? —Su chico parece algo dudoso al asentir, como si no fuese realmente consciente de esa etiqueta de novio, por lo que agrega. —Bueno, los novios se toman de la mano y se sienten bien con el otro, se besan, y se aman de una forma especial. Son como una pareja casada, que en realidad aún no lo está. —Los orbes grandes del híbrido se centran en su boca mientras habla— Entonces mi propuesta es que nos olvidemos de que eres un híbrido y seas mi pareja. Mi novio. Quiero decir, no quiero que lo tomes como una obligación ni una orden, es solo si tú también quieres.

Kyungsoo permanece en silencio y sin expresión alguna después de sus líneas. Espera expectante, puesto que probablemente el chico aún está procesando lo que le dijo y no es normal, después de todo, que de pronto tu amo hable de cosas de las que no has escuchado antes. A Kyungsoo no se le crió poniendo en juego la opción de ser el amante en un sentido totalmente romántico y serio de su dueño; se le enseñó que había distintas formas pero no estaba esa entre ellas.

Se le enseño a hablar solo cuando su amo se lo pidiese, pero sino no lo debía hacer; se le enseño a obedecer las órdenes de inmediato y velar por la felicidad de su amo, también, aunque aquellas cosas en realidad nacían de ellos, era sus instintos.

—Y-yo si quiero —suelta en voz baja; todo por Jongin. A pesar de que quizá no lo tiene del todo claro, acepta por él haciendo a su dueño llenarse de dicha.

—Entonces desde ahora en adelante, eres mi pequeño novio.

Le sonríe tibiamente, inclinándose hacia el asiento de Kyungsoo y sus labios, imaginándose diversas situaciones en las que le enseña a kyungsoo a ser un híbrido que se olvida de la admiración y transforma todo eso en amor y fiebre. Se volvería algo así como su esposo, ya que viven juntos y tendrían más cercanía incluso que una pareja de novios.

Sería su pequeño esposo incluyendo todos los sentidos de la palabra. Jongin está ansioso.


˟˟˟


El centro de eventos es una estructura moderna, rodeada de un cortinaje espeso y aterciopelado negro por todos lados ya que es de cristal. Hay una pasarela alta y larga, bien iluminada en el centro con luces blancas y en cierta parte doradas, en lo principal de un color bronceado por una nueva técnica que ha implementado para lucir de forma más deslumbrante los trajes. Hay varias filas de sillas desplegables en orden y una hilera larga de personas afuera, esperando por poder entrar a ver la impresionante nueva colección de trajes nocturnos primavera-verano de la famosa marca Kim-J. Hay personas del staff de aquí a allá arreglando los últimos detalles, haciendo pruebas de sonido y luces, limpiando con un liquido especial la pasarela para evitar que los modelos resbalen mientras pasan por ella. Modelos que probablemente ya tienen su ropa, maquillaje y peinados listos incluso ahora.

Pasan a través de toda esa sala a las escaleras al fondo, e ingresan a una habitación reducida pero cómoda, con una especie de cocina americana, sillones y una televisión.

—Aquí es donde nos quedaremos hasta que termine.

Normalmente habría estado observando también, en la primera fila o algún lugar aparte, pero prefiere acurrucarse con su pequeño y nuevo novio a ver personas rozando el peso infame y totalmente no saludable paseando y volviendo con ropa que él mismo diseñó y tanto ha visto.

Además tiene claro de cuál será el recibimiento de las personas; es Kim Jongin después de todo. Lo que él haga será moda, al menos en ese continente.

Se sienta en un sillón individual y Kyungsoo de inmediato se acomoda sobre sus piernas, cuando la puerta es tocada. Responde con un pase seco, Chanyeol entrando con su traje de trabajo y Baekhyun siguiéndolo con una jardinera de una u otra forma elegante que él mismo le regaló para su segundo aniversario de estar con Chanyeol. Debería pronto hacer también ropa única para su gatito, quien ahora solo usa una camisa con diseños repetitivos de una tela que fue hecha especialmente para él y pantaloncillos hasta la rodilla, que adaptó y escogió del armario de la casa de playa.

—¡Kyungsoo! —el otro híbrido es el primero en gritar, dando un brinco en su puesto y acercándose hasta ellos. Jongin nota que su gatito también se alegra de ver a Baekhyun, por lo que le da una mirada complaciente y deja que se baje de sus piernas para ser arrastrado por Baekhyun al sofá contiguo, quien le habla excitadamente de lo mucho que avanzó en el videojuego.

—Lo siento —dice Chanyeol luego de un suspiro. —Ya está todo listo, se abre en 5 minutos y empieza en 15. No atrasos, sé que odias eso.

Jongin asiente, no podría esperar menos de ese manager-secretario estrella que era Chanyeol. Hace un gesto con la mano para que se siente en el sillón restante, pero el alto se niega de inmediato.

—No, hay que recibir a los invitados principales en –revisa su reloj de pulsera– 2 minutos.

—¿Tengo que ir?

—Sí. —Jongin suelta un gruñido. —Lu envió un mensaje diciendo que no podrá venir por cosas de negocios, y que no seas desagradecido y le envíes una respuesta de cómo te está yendo con tu híbrido —le informa ojeando unos papeles, pasándolos rápidamente.

Se había olvidado completamente de responderle.

—Wu Yifan está en Estados Unidos, por lo que dice que lo lamenta muchísimo, pero que para compensarte él pagará los impuestos para vender esta línea en todo ese país.

—Eso es mucho dinero —dice Jongin meditando, realmente era bastante. Chanyeol solo se encoge de hombros.

—Dice que también es por lo de ayer. —Chanyeol realmente no tiene idea de qué es lo que pasó ayer, pero Jongin solo asiente. Tiene sentido, en realidad hubiese hecho algo similar si la situación hubiese sido al revés.

—Y ya debemos bajar. Ahora.

Con otro gruñido, se obliga a levantarse de su asiento y extiende su mano a Kyungsoo, quien va hacia él y la toma al segundo siguiente. Baekhyun frunce sus cejas y sus orejas apuntan hacia afuera tensas, como hace cuando está fastidiado.

—¡¿Por qué no puedo quedarme aquí con Kyungsoo?! —reclama mientras los cuatro salen a un pasillo y cierran la puerta tras ellos.

—Porque Kyungsoo necesita estar con Jongin —responde su dueño sin molestarse en ponerle mucha más atención a la actitud de su híbrido. —No me hagas recordarte cómo estabas cuando nos enlazamos nosotros.

Y con aquello Baekhyun se calla, rojo hasta la piel del cuello, con la cabeza, orejas y cola abajo.




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