- Noche 3; 1 -

Un músculo húmedo y pequeño roza repetidas veces su cuello, subiendo de a poco por la línea de su mandíbula humedeciendo la zona. Hay manos empuñadas sobre su pecho, las cuales se abren y cierran raspando con amor su piel. Muslos a cada lado de su cintura, alguien sentado a la altura de su estómago; Jongin abre de a poco sus ojos, preguntándose mentalmente si puede haber una forma de despertar más utópica que aquella.

Es apenas la segunda mañana con Kyungsoo, la segunda de infinitas. Esa no ha amanecido como la anterior, sin embargo; la iluminación tenue es clara, blanquecina y de una u otra forma pura. La imagen recibiéndolo es la de las orejas adorables de su gatito con su cabeza gacha, puesto que las lamidas ahora van abajo, por sus clavículas. Jongin vuelve a cerrar sus ojos dejándose querer en esa expresión que Kyungsoo le demuestra. Al parecer aún no se da cuenta de que ha despertado. El vibrar diminuto del ronroneo que emite su híbrido provoca una curvatura alegre hacia arriba en sus labios gruesos.

Pero las lamidas cosquillosas bajan, pasan por todo el largo de sus pectorales y continúan, por su estomago tostado y abdomen algo trabajado, dicho con humildad. Cuerpo sano y mente sana en equilibrio, supone. Y su temperatura corporal comienza a aumentar porque no sabe qué es lo que busca su Kyungsoo dando lamidas así en su vientre, volviéndose de a poco en algo más erótico que inocente. Jongin traga y sus manos van a acariciar el cabello de Kyungsoo abriendo definitivamente sus ojos. El chico levanta su cabeza con una mirada cándida, sonriéndole hasta mostrar sus dientecillos y colmillos, y sube de un impulso que parece un salto y que hace rebotar el colchón y a ellos con él.

Kyungsoo vuelve a estar sentado en su estómago, a punto de hundir su cabeza en su cuello cuando Jongin sujeta sus antebrazos y voltea las posiciones. El chico híbrido con ojos amplios, las caderas de Jongin descansando perfectamente entre el interior de sus muslos. Cara a cara, Jongin tuerce un poco la suya.

—Buenos días —saluda con un beso en la punta de su nariz; hacer eso transformándose en una costumbre inmanejable— ¿Qué hacías?

Kyungsoo sacude su cabeza todavía sorprendido, aunque para nada asustado, se podría decir que incluso emocionado y un poco nervioso, si es que se sobre-piensa el asunto.

—Eres travieso —finaliza, y está a punto de besar los labios de kyungsoo cuando se detiene en seco.

¿Qué clase de relación tiene con Kyungsoo? ¿Filiar, de hermandad, amistad con ventajas o alguna extraña, romántica, en ese sentido? ¿Es posible? Cuando habló de ello con Chanyeol no le quedó lo suficientemente claro; eran comentarios vagos que lo dejaron aún más perdido que antes. Si bien la noche anterior se sintió capaz de darle una interpretación, hoy la culpa está en que quizá Kyungsoo sigue lo que él hace, pero no sea del todo lo que en realidad quiera. Quizá Kyungsoo solo está tratando de ser un buen híbrido por él, obediente.

Kyungsoo tiene sus ojos cerrados, como esperando a que sus labios sean reclamados por su dueño, literalmente, pero Jongin está ya demasiado perturbado por sus propios pensamientos como para hacerlo. Los besos con Kyungsoo deben ser con la cabeza vacía, para enloquecerse más con su sabor. Por lo que en vez de ir directo a su boca va a su mejilla. El híbrido abriendo los ojos con un extracto casi invisible de extrañeza y decepción.

—Ya tengo un plan para lo que haremos hoy —comenta volviendo a su lugar de antes acurrucando a su chico. Siente el roce suave de la cola de Kyungsoo por sus piernas bajo las sabanas mientras pasa su mano libre por su torso.

—En la tarde habrá un evento en el cual seré anfitrión, pero Chanyeol se está encargando de organizar todo.

Hay un silencio; Kyungsoo maúlla y Jongin sonríe.

—Será en una playa. Nos vamos después desayunar, ¿bien?


˟˟˟


Cuando la hora de levantarse llega, Jongin se atreve a decir las palabras para las que se ha estado preparando desde que Kyungsoo llegó a él. Hace un día y medio, con total honestidad.

—Kyungsoo —lo llama, sentándose en la cama con los pies apoyados en el suelo y el mitad-minino imita su posición, aunque sus pies no llegan exactamente firmes al piso—. Eres mi gatito, ¿cierto?

El chico se sonroja con fuerza y asiente sulfuradamente mirándolo a los ojos. Los deseos de robar sus labios ya proclamados por él cosquilleando su estómago, pero también se abochorna como para hacerlo. Jongin se para y pone unos pantalones holgados sobre la ropa interior.

—Entonces esta mañana puedes comportarte como un gatito. —Y en el instante exacto en que termina de decir esas palabras, Kyungsoo rebota de la cama al piso alfombrado y se acerca a el por el suelo, fregando su cara con su pantorrilla.

Los híbridos tienen una forma particular de moverse en su forma natural, ya los ha visto un par de veces. Cuando quieren ir rápido, es apoyándose en la punta de sus dedos de la mano y del pie, sin levantar en exceso su parte trasera y descansando hincados, con sus brazos justo entre sus muslos. Los humanos también pueden hacerlo, pero se acalambran y cansan de andar así al poco tiempo. Cuando están más relajados y cuando se les antoja simplemente gatean, pero es una forma bastante sensual para el ojo de cualquiera. Es difícil apartar una milésima de segundo su visión de Kyungsoo gateando frente a él, sin contar el hecho que solo está en ropa interior.

Su cadera se contonea cada vez que avanza, balanceándose de un lado a otro y haciendo resaltar su redondo y lindo trasero, el cual se acentúa aún más por la curva hundida llegando a su cadera. Los huesos de sus omóplatos se mueven bajo la tela delgada que es su piel y sus hombros resaltan; desde su altura se puede ver la cintura delgada y la estructura de sus costillas, las cuales se visualizan lo más mínimo en ciertos movimientos de su andar.

Jongin piensa que quizá Kyungsoo está algo desnutrido, y toma la nota mental de no olvidar ninguna comida del día, como a veces pasaba cuando era solamente él. Baja un poco su velocidad para escanear desde atrás a su híbrido y el grosor ideal de sus muslos, lo suficientemente gruesos para tomar, masajear y estrujar con sus propias manos mientras están uno a cada lado suyo.

El llegar a la cocina es lo que provoca que sus imaginaciones se deshagan y se sienta culpable de crear tales situaciones con su pequeña e importante pareja de vida. Le ordena a Kyungsoo que vaya a la sala con los sofás mientras calienta leche y toma algunas variedades de cereales pensando en tomar un desayuno rápido con su chico allí, pero por supuesto, Kyungsoo no se va antes que él y lo espera.


˟˟˟


Deja a Kyungsoo moverse con él solo en ropa interior, porque la noche anterior dejó encendida la calefacción en casi toda la mansión, por lo que ésta se encuentra a una temperatura ambiente ideal dentro y regalando una sensación aún más calurosa el ver al sol naciendo tras el cristal de las ventanas. Además de que le encanta el cuerpo de Kyungsoo desnudo, semi desnudo en este caso; todavía no ha tenido el placer de verlo completo.

Se sienta en uno de los sofás con una taza de café y posiciona un pocillo con leche y cereal en el suelo frente a su lugar, en el piso que hay entre sus piernas, para que Kyungsoo se ponga allí a desayunar. El híbrido agacha su cabeza y levanta su parte trasera, saca la punta de su lengua y bebe de la leche. Abre esporádicamente su boca para atrapar algún cereal, haciendo que el rededor de su boca quede manchada con el líquido blancuzco que se desliza por su barbilla. Su cola da vueltas contenta en el aire, y el hombre sigue las ondas de un lado a otro hasta que tiene la ocurrencia de tomarla.

Atrapa su punta, el cuerpo de Kyungsoo dando un espasmo de sorpresa y maúlla. Jongin se ríe, porque su maullido sonó casi como a un reclamo. La deja en libertad y esta sigue ondeándose en el aire mientras que el híbrido se vuelve a agachar para terminar de comer el poco cereal que le queda; el hombre se tienta a tomarla de nuevo y así lo hace, ganando la misma reacción de su gatito. Pero esta vez no la deja ir. Tira un poco de ella por mera curiosidad, sin intenciones ni fuerza para dañarlo en lo mínimo, y Kyungsoo salta desde la alfombra a su regazo, quedando a horcadas en él.

En una respiración corta piensa que le gustaría hacer suyo a Kyungsoo así, en esa posición, sujetando su cintura y ayudándolo a moverse con él. Perder la cabeza, probarlo todo únicamente con él y viceversa; ahogarse en un placer que todavía no ha sido capaz de experimentar.

No, pero eso no va a pasar, se dice a sí mismo molesto.

El humano toma sus costados, sintiendo el ángulo resaltado en el hueso de su cadera, acariciándolo con sus pulgares y luego descansando sus manos por atrás del final de su espalda, justo sobre su cola.

—¿Qué haré contigo, Kim Kyungsoo? —su híbrido mira fijamente a sus ojos, sin decir nada, absolutamente nada. Suspira. —Eres demasiado... —tentador, piensa para sí, sus manos resbalando sutilmente, casi sin querer, hasta que quedan sin fuerza sobre esas nalgas apenas palpándolas con la punta de sus dedos.

El chico se sonroja de un rojo furioso, el color difuminándose en tanto baja por su cuello y en el borde de sus orejas humanas. Los sonrojos de Kyungsoo le hacen sentir necesidad; una censurada necesidad. Si alguien externo les viese, diría que es más que una comprometedora situación, tomando en cuenta que ambos tienen sus torsos desnudos y en cómo las manos de Jongin se amoldan gentilmente a esa forma de las nalgas de Kyungsoo; mientras que las de este permanecen abiertas sobre sus hombros. De ello prorrumpe una fuerza apenas contentible que lo invita a estrujar lo que está en sus manos y friccionar con Kyungsoo, lamiendo el interior de su boca hasta ya no poder más.

Pero Jongin por supuesto que no lo hace, y cuando el híbrido entrecierra sus párpados y acerca lentamente su boca a la suya, solo quita sus manos del lugar indebido en el que estaban y con fugacidad increíble entierra sus labios en esa frente con mechones de cabello negro sobre ella.

Da una sonrisa enorme a su gatito para borrar esa sorpresa en los ojos exuberantemente grandes que tiene Kyungsoo en su expresión y se para, tomándolo de la cintura y alejándolo donde antes estaba.

—Vamos a vestirnos —dice sin mirar al que va gateando atrás de él por el pasillo; sin ver esa cola siendo arrastrada en lugar de cortar el aire felizmente y esas orejas gachas.

Aunque el vacío en su estómago, definitivamente, no se puede evitar de ninguna forma.


˟˟˟


Después de vestirse con ropa casual —y de la misma mano de Jongin— el hombre lo guía hasta su garaje, en el cual duermen 3 autos distintos. Jongin, sin embargo, lo lleva directamente a uno brillantemente negro, largo y con interior de cuero de un color beige parejo. Abre la puerta del acompañante amablemente para su chico y luego da la vuelta para subir a su respectivo asiento. Le ordena ponerse el cinturón de seguridad antes de incrustar las llaves en su lugar. El ronroneo del motor encendido es grave, pero ya no lo disfruta tanto como solía hacerlo porque la resonancia de su mitad-minino se siente mil veces mejor que aquel.

Como es natural en él y costumbre copiosa, enciende la música del reproductor (♫), y con el abrir y cerrar automático de su cochera y luego reja de salida, se despiden de la mansión Kim por ese día y otros tantos indefinidos, puesto que tiene planeado tomarse un par de días demás con Kyungsoo en la playa si lo ve entusiasmado. No llevan nada de equipaje, pero eso es lo de menos; tiene un montón en la casa de playa a la cual se dirigen.

—¿Conoces la playa, bebé? —Pregunta mirando hacia la autopista, el apodo escapando en sus palabras de forma instintiva y le dedica una ojeada furtiva para ver cómo el calor enrojecido llega a la cara de su híbrido.

—Puedes practicar el hablar ahora si quieres, pero he pensado que cada mañana te dejaré ser solo mi gatito, ¿bien? —Kyungsoo asiente, negándose a despegar sus ojos de sus rodillas y sonríe en lo que pareciera ser de forma escondida para sí.

—N-o conozco la- la... —responde con voz minúscula y un espasmo de su oreja, agarrando su propia cola entre sus manos.

—¿Playa? —finaliza por él, y el chico asiente. —Te gustará —asegura Jongin. A él le gusta; disfruta sentir la brisa marina y refrescante los días de calor pero permaneciendo bajo sombra; el sonido creando por los choques serenos de las olas, porque la mayoría de las veces el mar allí es tranquilo. Observarlo desde el balcón de su casa de playa da la impresión de un desierto, dividido en azul turquesa y el blanco de la arena.

Como es primavera debería haber días soleados, no calurosos pero sí con el sol visible en el cielo, aunque si no es así, también puede divertirse adentro con Kyungsoo. Eso por seguro.

Con Kyungsoo cualquier cosa es perfecta, anota en su libreta mental de oraciones, olvidándose de las otras que pudieron haber estado acomodadas a la situación.

—Dime, Kyungsoo, ¿por qué me escogiste? —pregunta en algún momento poco después de haber entrado en la carretera. El híbrido permanece en silencio por un tiempo y puede notar el desastre que debe haber en la búsqueda de palabras adecuadas dentro de la cabeza del chico por su ceño fruncido. Separa sus labios y los vuelve a cerrar en una línea tirante por lo menos unas tres veces antes de suspirar.

—Está bien, no tienes que decirme ahora si no lo entiendes, —dice al ver el estrés que está causando la pregunta en su híbrido.

—No lo en-en-entendo —suelta de pronto con vergüenza.

—Está bien. —Le sonríe cálidamente y eso parece traer de nuevo la relajación de hombros dentro del auto en movimiento.

Le dice a Kyungsoo que intente dormir después de varios minutos de conducción y bostezos de parte de él. Le indica que recueste el asiento hacia atrás para que se sienta más cómodo, lo cual hace, y las horas siguientes de conducción es de la música, el murmullo del aire afuera y casuales gemidos durante el sueño de su bebé.




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