四十

四十
prodigy

¿Shibata?

— ¿Kasamatsu-senpai? ¿Está todo bien?

La sorpresa en la voz de Kai no se disimuló ni un poco. En todo lo que iba de la semana del campamento, el capitán no la había llamado ni una vez, lo que la llevaba a pensar que probablemente había pasado algo para que la llamara a esas alturas. Sin embargo, él no ese escuchaba alarmado ni mucho menos.

Sí, sólo quería saber cómo va el entrenamiento de Kise.

—Ah… —Shibata se quedó un momento en silencio, desviando la mirada al rubio que hacía anotaciones triples casi desde la mitad de la cancha—. Va muy bien. Ha sido un buen alumno.

Sonrió inconscientemente al decirlo, escuchando la corta risa de Kasamatsu al otro lado de la línea.

¿Crees que ya es capaz de vencer a Aomine?

Aunque no podía verla por obvias razones, automáticamente negó con la cabeza.

—No lo sé —suspiró antes de seguir hablando—. Aomine-san es un oponente fuerte… sumamente fuerte. Pero si me dieran a elegir justo en este momento, ahora y siempre, elegiría a Kise —y, rayos, había empezado a sonrojarse, aunque lo que estaba diciendo no tuviera nada que ver con sentimentalismos—. Independientemente de que sea por la fuerza… tal vez él no es tan bueno como Aomine-san, pero su potencial no es inferior. Él también es un prodigio, innegablemente.

Mientras deseo ganar, también deseo que él no pierda. Es por eso... que dejaré de admirarlo.

— ¡Imposible!

Kai aguantó la respiración y se llevó una mano al pecho, su expresión se descompuso a ver la cara de Kise y el brillo desaparecido de sus ojos.

—Puede que sea exactamente lo que Shibata-san está diciendo —Kuroko, igual de sorprendido, solo veía el panorama, nada tranquilizador para la nombrada—. Kise-kun está intentando copiar el estilo de Aomine-kun.

— ¿Puede hacer eso? —incluso el propio Hyuuga estaba incrédulo, todos observando a Tetsuya, en busca de una explicación.

—Kise-kun sólo puede copiar lo que puede hacer él mismo, no puede copiar algo que no puede hacer.

— ¿Eh?

—Poniéndolo fácil —interrumpió Kai—, él solamente es un rápido aprendiz. Kise no es capaz de copiar jugadores de la NBA o alguien mejor que él mismo —se removió,frunciendo el ceño nuevamente—. Pero si está intentando hacer algo, significa que él cree que puede hacerlo.

Y ella se sentía altamente responsable por ello. Después de todo… lo había ayudado a entrenar. No sabía si era bueno o malo, pero seguro que el rubio iba a intentar hacer algo que estuviera fuera de sus límites.

Sea como sea, Shibata tenía un pésimo presentimiento. Y no por nada, porque bien podía jactarse de que conocía a Kise Ryota.

El segundo cuarto terminó con ventaja de too. La narradora ni siquiera terminó de hablar cuando Kai ya se estaba levantando para ir a los vestidores de kaijo.

— ¿Shibata-san?

—Regreso en diez minutos.

Sin más, se retiró.

• • • ● • • •

Los gritos de Hayakawa se escuchaban a lo lejos en el pasillo, y luego, hubo un tenso silencio en la habitación. Lo siguiente que pasó fue que Kise salió y se la encontró de frente, ella respiraba de forma agitada por la rápida caminata. El rubio le sonrió y le extendió una mano.

Kai no lo pensó dos veces antes de tomarla y salir con él a la parte trasera del estadio, que tenía una vista espectacular. Kise se apoyó en la baranda, permitiéndole a ella quedarse de pie a su lado, mirando el paisaje y su rostro intermitentemente.

Hasta que no lo soportó más y, lentamente, le acarició la mejilla con ternura.

—Lo estás haciendo bien, Kise —sonrió, recibiendo una sonrisa y un sonrojo en respuesta.

—Ganaré este juego, Kaicchi —tras incorporarse, Ryota tomó entre sus manos el rostro enrojecido de Kai—. Por ti.

De nuevo, ese retumbar incómodo en el pecho hizo eco en sus oídos, y pudo jurar que Kise lo escucharía si se quedaba callado por más tiempo. Empezó a inclinarse, esta vez, el beso no iba dirigido a su frente. Kai cerró los ojos de forma instintiva cuando sintió que sus narices se rozaban.

Y luego… nada.

Ryota se quedó estático en su lugar, y Shibata pudo escuchar a su espalda suaves jadeos caninos. Acto seguido, escuchó una voz bien conocida, y decidió que esconderse en el pecho del rubio era lo más saludable por el momento. Él la envolvió protectoramente entre sus brazos, con un tic nervioso en la ceja izquierda.

—H-hola.

— ¿¡Kurokocchi!? —que vergüenza, que pena, que incómodo. Kai solamente quería desaparecer—. ¿Qué hay con ese perro?

—Lo tuve en mi mochila mientras veíamos el partido, así que pensé en dejarlo tomar un poco de aire fresco durante el receso… Lamento llegar en un mal momento.

—N-no te preocupes, no llegaste en un mal mo-momento —musitó Kai, alejándose de Kise una vez sintió que el rojo en sus orejas había bajado.

Kise, automáticamente, se inclinó frente al perro de Kuroko. El pomsky, de ojos azules, miraba con curiosidad a los ojos dorados que lo detallaban. Nigou era casi exactamente igual a Kuroko.

—Son muchas las cosas que podría decir respecto a este cachorro… —murmuró para sí, alternando la mirada entre el animal y el dueño—. ¿Y qué estás haciendo aquí?

—Estuvimos entrenando por aquí hasta ayer, por lo que decidimos venir a ver la inter high juntos.

El de uniforme azul resopló, rascándose la nuca.

—Entonces no viniste a animarme.

—No.

— ¡Que cruel!

—Shibata-san sí vino a eso —añadió, causando que la nombrada enrojeciera de nuevo.

— ¡K-Kuroko-san!

—Lo sé, ¿no es linda? Kaicchi vino a verme ganar este juego —la interrumpió el rubio, pasando un brazo sobre sus hombros. Ella simplemente se rindió en tratar de dar explicaciones—. Por cierto... entre Aominecchi y yo, ¿quién crees que ganará?

Kuroko se mantuvo estoico, mientras el ambiente se ponía pesado. Kise estaba mirando a Tetsuya con los ojos afilados, como cuando pasaba de cero a cien. Kai se removió, incómoda, expresando silenciosamente lo molesta que le era aquella faceta del rubio jugador.

—No lo sé —fue la más sincera respuesta del peli azul, ganándose una expresión incrédula de parte de Kise—. Mientras no te rindas, cualquier cosa puede pasar. Y no creo que ninguno de los dos se rinda. Es por eso que no pienso que sería raro que alguno de los dos ganara.

Kise esbozó una media sonrisa que no ocultó del todo lo contrariado que estaba. Sin embargo, se encogió de hombros.

—Ya veo, entonces daré mi mayor esfuerzo.

Iba a irse, pero Nigou ladró, llamando su atención. Tanto Kai como Kuroko lo observaban, la primera con una ceja alzada en extrañeza, y el segundo, sorprendido.

— ¿Eh? ¿Qué pasa?

—Es sólo que pensé que dirías "¡definitivamente ganaré!"

— ¿De qué estás hablando? —uno, dos, tres segundos, y dejó salir una corta risita—. Por supuesto que eso es lo que estoy tratando de hacer, pero siendo sincero, yo tampoco sé si ganaré. En la secundaria, para nosotros era natural, pero... me siento mejor ahora que no sé si ganaré.

• • • ● • • •

El tercer cuarto empezó, con tanta presión de parte de kaijo, que las jugadas de too se vieron rápidamente interceptadas. Kasamatsu pasó el balón al as, quien incluso antes de atraparlo, ya estaba corriendo en dirección a la canasta del equipo contrario.

Imayoshi intentó interponerse, pero ese fue el primer paso que dio Kise para copiar el cambio de velocidad de Aomine. Más de uno se quedó impresionado, y el capitán de too solo atinó a sostener al rubio por el torso, lo que le ganó la primera falta por agarre de la segunda mitad.

En las gradas, Kai se tensó tanto que los omóplatos le dolieron. Definitivamente ver a los prodigios jugar era... impresionante.

La segunda vez, Wakamatsu trató de pararlo cuando intentó hacer un lanzamiento desde el costado de la cancha. La falta por empuje le dio una ventaja de dos tiros libres a kaijo.

Los gritos retumbaron por el estadio, el equipo de seirin estaba anonadado. Y no tenía nada que ver con la multitud, o los gritos... pero Kai no se sentía nada bien.

— ¡Kise es asombroso! ¡Es igual que Aomine! —susurró Koganei.

—No, todavía no es perfecto —dijo Kai, llamando toda la atención hacia ella. Se removió intranquila, pero siguió hablando:—. Sólo haciéndolo con jugadores que lo marquen y no con Aomine-san es la prueba. Piensa que todavía está fuera de la marca.

El corazón le retumbaba, intranquilo, veloz. La ansiedad estaba empezando a afectarle, y ni siquiera la voz de Teppei (que usualmente la ayudaba) tuvo el efecto calmante que normalmente tendría:

—En otras palabras, cuando Kise intente ir en un uno a uno contra Aomine otra vez, será cuando haya perfeccionado su copia.

Desde donde estaba, a pesar de la lejanía, podía ver con lujo de detalles la lúgubre expresión de Kise. No le gustaba. Le dolía, en algún lugar entre el pecho y la boca del estómago, ¿era eso un mal presentimiento?

La algarabía por kaijo se silenció súbitamente cuando, luego de los dos tiros libres, Daiki lanzó el balón casi desde la mitad de la cancha.

Entró limpiamente en la canasta. El estadio entero se calló.

Y luego reventó en gritos de nuevo.

—No arrastres los pies, Kise, si no lo logras a tiempo, se acabará. No soy lo suficientemente paciente para esperar hasta que estés listo.

El tiempo seguía corriendo. Kai se removía, inquieta y desconsolada, atrayendo miradas de reojillo de Kuroko de vez en cuando. En la cancha sus senpais hacían todo lo posible por disminuir la diferecia de puntos, logrando un par de canastas y bloqueos de forma exitosa.

— ¿Shibata-san? Te ves pálida, ¿estás bien?

—No —no iba a mentirle a Tetsuya—. Me preocupa el desgaste físico de Kise. Jamás había podido copiar a Aomine-san, ¿cierto? Lo que quiere decir que sus habilidades están por encima.

—Es cierto que las habilidades de Aomine-kun son extremadamente buenas, pero creo que Kise-kun puede lograrlo.

Kai negó con la cabeza.

—No pongo en duda que lo vaya a lograr —se mordió los labios, empuñando las manos. Ahí Kuroko entendió su preocupación—. Son las consecuecias de que lo haga.

El silencio súbito hizo que ambos dejaran de hablar. Y lo siguiente que vieron en la cancha, hizo que Tetsuya abriera los ojos incrédulo, y Kai se llevara ambas manos a la boca, para ahogar el sonido de sorpresa.

Kise rebotó el balón.

Y antes de que Aomine pudiera moverse para bloquearlo, le pasó por un costado. El as de too no pudo más que ir tras él, intentando alcanzarlo antes de que llegara al tablero de su equipo.

Saltó para clavarla, y Daiki más atrás, en su intento por bloquearlo, lo empujó, ganando otra falta con un tiro libre a favor de kaijo.

Entonces... Ryota lanzó el balón por su espalda, logrando otra canasta de dos puntos para su equipo, y dejando al as a solo una falta de ser sacado de la cancha.

— ¿A quién llamas malvado? Ustedes son mucho peor que yo —se burló Imayoshi, mientras Kasamatsu pasaba por su lado.

El capitán de la élite azul sonrió, orgulloso e incluso un poco burlón.

— ¿Quién dijo lo contrario?

Nada podía ir mal desde entonces.

La copia de Kise estaba completa.

• • • ● • • •

—Me subestimaron creyendo que retrocedería solo porque tengo cuatro faltas. Pero tú eres el que más me molesta, Kise, que no muestras preocupación alguna por mí; si tienes tiempo para hacer eso, ¡deberías venir contra mí como si tu vida dependiese de ello!

—Yo sabía que podías hacerlo. Si el juego hubiese terminado así, hubiese sido demasiado fácil.

end of the chapter.

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