kurokocchi

—Listo.

Se había bajado del escenario, y aunque Kai no lo miraba, estaba bien consciente de que jamás lo había visto tan serio antes. Tal vez solo se estaba luciendo, la cosa era que ella no pretendía moverse de su lugar y exactamente eso era lo que haría, por dos simples razones: la primera era que esa faceta de Kise le daba mala espina; y la segunda era que ya había atraído suficiente atención por un día. Más que suficiente, mejor dicho.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo uno de los jugadores que llevaba lentes, la sorpresa se notaba en su tono de voz.

—Cuando escuché que nuestro próximo oponente sería Seirin, recordé que Kurokocchi estaba aquí —habló mientras caminaba—, así que pensé en venir y saludar. Éramos mejores amigos en secundaria.

—No más especial que con cualquiera.

— ¡Eres muy cruel!

¿Qué es un "Kurokocchi"?

Ella de verdad no estaba entendiendo nada. Lo único que entendía era que Kise estaba haciendo una especie de berrinche por lo que el chico de cabello azul acababa de decirle; y también entendía que muy seguramente esa era la persona que quería presentarle.

Kise Ryota. A pesar de que comenzó a jugar baloncesto hasta su segundo año de secundaria, su excepcional habilidad física y reflejos le ganaron un lugar como titular en el equipo de Teiko en un instante. Siendo que él tiene menos experiencia que los otros cuatro, aprende muy rápido y juega en todas las posiciones —uno de los jugadores empezó a leer en alguna revista.

— ¿¡Desde tu segundo año!? —exclamó el capitán.

Y también entendía que Kise era una bestia jugando baloncesto, por supuesto.

—No, bueno, ese artículo exageró un poco —se despeinó un poco el cabello de la nuca, esbozando una sonrisita tonta—. Me alegra que me llamaran miembro de la generación de los milagros, pero soy el peor de todos... nos molestaban a mí y a Kurokocchi todo el tiempo.

—Eso nunca me pasó a mí.

— ¿Qué? ¿Era solo yo? —y ese era otro berrinche.

Hasta que Kai se dio cuenta del jugador que se había alejado del grupo y le lanzó un balón al rubio, por lo que en un arrebato se bajó de la tarima y escuchó su voz sobresalir por encima de las conversaciones ajenas:

— ¡Kise, cuidado!

Aunque seguro como que el cielo era azul que si no le hubiera dicho nada igual la habría atrapado justo a tiempo, pero un enorme suspiro de alivio salió de sus labios cuando la detuvo con una sola mano.

— ¡Ah! ¿Eso por qué fue? —había fruncido el ceño mientras sostenía el balón con la mano derecha, fijando la mirada en el pelirrojo que estaba un poco más alejado que el resto del equipo.

—Lamento por interrumpir su primera reunión, pero no me digas que viniste aquí sólo para saludarnos —ese pelirrojo que le estaba mandando una sonrisa desafiante a Kise mientras lo llamaba con un ademán—. ¿Por qué no juegas un poco conmigo, niño bonito?

— ¿Qué? No sé si estoy preparado... bueno, ¡hagámoslo! —dijo con fingida indecisión, lanzando de vuelta el balón—. Tengo que agradecerte el cumplido.

— ¿Qué pasa con ese pelirrojo intenso y contigo haciéndote el inocente? —gruñó Kai cuando Kise se acercó para dejar la chaqueta y la corbata en sus manos.

— ¿Haciéndome el inocente? —rió un poco—. Kai-chan, ¿qué clase de imagen tienes de mí? Aunque... —de alguna manera, no le sorprendió el cambio en su expresión—, no soy lo suficientemente maduro como para rechazar un reto tan descarado.

Ella no le respondió nada, tan solo lo observó doblarse las mangas de la camisa mientras caminaba de vuelta a la cancha; tampoco le sorprendió su tipo de juego ya que en las prácticas lo aplicaba, un poco más discreto... pero lo había visto. Lo que sí la descolocó un poco fue el repentino despliegue de fuerza que al parecer había estado escondiendo; levantándose de su lugar para ir a cerciorarse de que el pelirrojo intenso no se hubiera lastimado en su caída. Kise solo suspiró al verla dándole una mano, se rascó un poco la nuca y comenzó a hablar:

—No sé qué decir... después de algo tan decepcionante, no puedo irme nada más.

Y ahí estaban, los verdaderos colores de Kise Ryota saliendo a la luz.

—Denme a Kurokocchi, por favor —se acercó hasta estar frente a Kuroko, con una sonrisa encantadora en el rostro—. Únete a nosotros, juguemos baloncesto juntos de nuevo.

Esa personalidad de él realmente le daba mala espina, no podía relajar el ceño fruncido cuando estaba pavoneándose de ese modo. Era la primera vez que lo veía así, y francamente esperaba que no hubiera una siguiente.

—Yo te respeto de verdad, Kurokocchi, es un desperdicio de tu talento el que te quedes aquí. ¿Qué dices?

¿Es que era idiota?

—Me honra escucharte decir eso —acto seguido, el peli azul hizo una reverencia—, y respetuosamente rechazo tu oferta.

— ¡Eso no tiene sentido! —exclamó, sin siquiera dejarlo terminar—. Además, tú no eres así, ¡ganar lo era todo! ¿Por qué no vas a un lugar mejor?

—Mi forma de pensar ha cambiado desde entonces, y más importante: le hice una promesa a Kagami-kun. Le dije que los venceríamos, a toda la Generación de los Milagros.

Aunque, por otro lado, ese Kurokocchi era tan inexpresivo que la incomodaba enormemente.

—Realmente no es propio de ti andar bromeando así.

La risa que soltó el pelirrojo intenso, alias, Kagami, interrumpió aquella conversación de dos. Kai ni siquiera se dio cuenta cuándo había dejado de estar a su lado para acercarse al rubio, sin embargo, ahí estaba, provocando tensión con su sonrisa retadora.

— ¿Qué estás haciendo? Yo iba a decir eso, Kuroko.

—Todavía no tengo sentido del humor. Hablo en serio.

end of the chapter

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