殴打
[strike three]
殴打
Durante la mañana del día siguiente, Kai encontró una pequeña nota pegada en su casillero, en una letra desordenada, pero estilizada y bonita.
Te espero en el jardín delantero, por favor almorcemos juntos.
La muchacha no escondió el disgusto, ¿quién rayos quisiera almorzar con ella? Empezando porque literalmente no le hablaba a nadie. Además, ella era demasiado normal como para sobresalir entre las demás chicas, era solo una más del montón, y francamente no le molestaba. Pero... de alguna manera aquella nota le daba curiosidad, así que suspiró, la arrugó y la lanzó dentro del casillero, pensando que al final, terminaría asistiendo a aquella llamada.
Sin embargo, a la hora del almuerzo, se esperaba de todo menos el panorama que se extendía frente a sus ojos: nada más y nada menos que Kise Ryota fue el autor de la nota, y estaba sentado con la espalda apoyada en un árbol, y un montón de fans sentadas a su alrededor hablando y riendo con él. Kai se quedó casi petrificada al verlo, pero antes de emprender la huida, él pareció notarla.
— ¡Shibata-san!
Mala idea. Terrible idea. Las miradas iracundas de todas las niñas a su alrededor cayeron sobre ella, y Kai casi pudo leer en sus pensamientos las mil y un formas de matarla que ellas estaban planeando. Maldito por lo bajo, dando un paso atrás, y luego otro, y otro... Para finalmente, salir corriendo a esconderse en algún rincón del edificio, dejando a un desconcertado Kise atrás por tercera vez. Una especie de mueca de tristeza apareció en el rostro del susodicho, pero al segundo siguiente, ya estaba sonriendo de nuevo, como si de verdad una chica que él había estado buscando por varios días no estuviera huyendo de él de modo tan obvio.
Ryota la buscó el resto del día, terminando por obtener los mismos resultados. Llegaron a chocarse en un par de ocasiones y en todas pasó lo mismo: ella no decía nada, mantenía el rostro gacho y se iba rápidamente, fingiendo que nunca lo había visto en la vida, escurriéndose entre los estudiantes hasta perderse de vista. Con ello logró que Kise se cansara y se aburriera a partes iguales de ese tonto jueguito en el que ella literalmente huía cada vez que estaba cerca.
No le gustaba sentirse rechazado en absoluto.
end of the chapter
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