XX | Ella tan solo era una niña

—Sorprendentemente, conseguirte este jarabe fue más fácil que sacar todas sus armaduras.

Con una ceja alzada, Lyann se acercó hasta Sharon para tomar el termo que ella le extendía.

Luego de dos días escondiéndose entre las sombras y llamando la menor atención posible, Steve al fin sacó a Lyann, Bucky y Sam del almacén donde estaban pasando sus días de camuflados. Logró que Sharon Carter sacara sus armaduras de las Instalaciones de Berlín y encontrarse en una carretera desierta que te lleva a Rumanía en auto, bajo un elevado que prácticamente estaba abandonado.

—¿Es lo que creo que es? —exclamó con sorpresa Lyann, la voz incluso más ronca y gruesa que antes, cuando le quitó la tapa al termo y olfateó su contenido.

Sharon sonrió.

—No fue tan difícil meterse en los documentos de Gerard L'Dubbo para encontrar la fórmula curativa —la agente ladeó la cabeza—. Aunque me costó un poco hacerla bien, por fin logré...

—... Ponerle las gotas de miel que necesita —completó Lyann, regalándole una radiante sonrisa que hizo a Steve sonreír por igual—. Solo mi padre y Gerard sabían hacer el Elixir para curarme y nunca me permitieron aprenderme la receta porque les gustaba hacerme sufrir con mis cuerdas vocales dañadas —Lyann le dio un suave sorbo el líquido, muy parecido a un té cualquiera, cuando en realidad tiene más químicos que otra cosa. Sin embargo, Lyann suspiró de alivio cuando el tibio líquido bajó por su garganta—. Gracias, Sharon. 

La hermosa rubia asintió e inclinó la cabeza, alagada por recibir tal reconocimiento por parte de una leyenda como Lyann Evans. Steve sonrió suavemente cuando vio a la joven rubia recoger en silencio su armadura y sus sables, regresando al auto donde Bucky y Sam esperaban por ellos casi dando saltitos.

Entrando en silencio, Lyann dio otro sorbo al Elixir... y pausó antes de tragar.

—¿Y ustedes dos qué? —exclamó, lanzándole miradas tanto a Sam como Bucky—. Parecen dos gatas a punto de clavarse las garras. Y si lo van hacer, por favor díganme si tengo que salir antes de que se arranquen los ojos.

—Tu voz suena mejor.

Lyann sonrió con malicia, sabiendo que Bucky solo quería desviar la conversación para no tener que hablar sobre la tensión que sintió entre Falcon y el Soldado del Invierno.

—¿Quieres un poco? —Lyann le tendió el termo.

Bucky hizo una mueca.

—Si bebo de esa cosa, mis órganos se van a derretir.

—¡Qué! —Sam los miró de golpe, alarmado—. ¿Esa cosa te derrite los intestinos si bebes de él? –dándole otro trago, Lyann se encogió con inocencia—. ¿Entonces cómo rayos es que tú no estás muerta?

—Porque fue diseñado para ella —explicó Bucky—. Lo crearon con sus genes para que solo la pueda curar a ella mezclándolo con otros químicos medicinales, pero es mortal para los demás.

Lyann sonrió.

—He visto lo que puede hacerle a los otros. Es asqueroso y fascinante.

Sam la miró de arriba abajo, horrorizado.

—Usted, jovencita, no será bienvenida en el cielo.

—Tampoco es como si me lo esperaba —Lyann dio otro sorbo más.

Y era cierto. Si es que existía algún Dios compasivo y que tenía el corazón lo suficientemente grande como para perdonar, esa oportunidad hace mucho tiempo que a Lyann se le escapó de las manos.

Ella pertenece al infierno. Pertenece ahí no solo porque nació con un alma maldita, básicamente vendida al Diablo, no. Lyann pertenece ahí porque ella misma se ha convertido en un demonio, de esos que los creyentes temen porque son los fieles seguidores del rey del infierno. Ella pertenece ahí porque ha hecho cosas... cosas que la cazarán hasta el fin de los tiempos, que la destrozarán y la volverán completamente loca hasta el punto que Lyann no logre resistir más y explote, partiendo el mundo en dos con ese grito de lamento, de furia, de dolor.

El Elixir ya estaba haciendo efecto. Lyann lo sabía porque los párpados le estaban pesando y el sueño se avecinaba sobre ella como una ola de dos metros. Pronto iba a caer, de eso estaba segura... Pero Lyann deseó que el sueño llegara más rápido para no tener que ver cómo Steve besaba a Sharon Carter.

Sam y Bucky sonrieron de forma traviesa. Lyann solo bufó y se durmió.





El pequeño Peine era estrecho y Bucky no cabía a la perfección con Sam y sus ganas de no querer echar su asiento más adelante para darle más espacio, por lo que Bucky tuvo que aguantarse las ganas de hacerlo él mismo con el brazo de metal y pasarse el trayecto completo incómodo... Claro, que nada se compara cuando la cabeza de Lyann cayó sobre su hombro en el momento en que Steve dobló en una curva pronunciada y su cuerpo se movió suavemente.

Todo en Bucky se tensó. Apenas y podía soportar la cercanía de Steve sin sentirse asqueado por las cosas que ha hecho, sabiendo que a su mejor amigo no le importa nada de eso a menos que Bucky recuerde quién es Steve Rogers. Y aunque Lyann Evans era básicamente su igual en cuanto al pasado, Bucky sabía que la niña que conoció hace seis años no era la misma que la Lyann Evans que dormitaba apoyada en su hombro.

Y eso le hacía difícil no recordar las múltiples veces que la ha dejado malherida.

Pero solo ahora que Bucky era libre de pensar y hacer lo que quiera sin tener a alguien que lo controle, el Soldado del Invierno se ponía a temblar cuando recordaba las dos veces que estuvo tan cerca de matar a Lyann.

Estaban en una misión en África. En aquel tiempo, Lyann Evans tenía quince años y, dentro de lo que Bucky recordaba, aquel había sido el momento más siniestro de la Banshee. No obstante, una vez que la misión estuvo cumplida, ella comenzó a pelearle porque Bucky no siguió las instrucciones como estaba planeado.

—Tú tienes una estúpida manía de seguir órdenes. Yo solamente voy por el objetivo y lo mato —le había contestado él.

El resto fue pura palabrería hasta que llegó la pelea de verdad, donde la Banshee y el Lobo fueron dos enemigos mortales, dos polos completamente opuestos que, a diferencia de la ciencia, destruirían el mundo entero si alguien no los detiene. Y como aquel era el año donde la Banshee estaba en la cima de su gloria, Lyann tenía la ventaja por ser más poderosa que él, por lo tanto, ella logró romperle huesos, hacerlo caer sobre sus rodillas y escupir sangre.

Hasta que algo completamente loco y salvaje despertó en Bucky. Ahí fue cuando Bucky también le hizo justicia a su título, cuando tuvo a la Banshee ahogándose con su sangre mientras la arrastraba por el cabello hacia el jet que los llevaría hasta el centro de HYDRA en África.

La segunda vez fue dos años más atrás, siendo esta la primera vez que Bucky conoció a la Niña Demonio.

Era un castigo para ambos. Para Bucky era una forma para corromper más dentro de su menta y alma, y para Lyann era una forma de enseñarle disciplina y obediencia mientras ella estaba en su etapa de rebeldía con trece años nada más. Y así como a Bucky lo tenían para resetear su mente, así estaba el pequeño cuerpecito de Lyann.

Las muñecas y los tobillos inmovilizados por un pedazo de metal, anclándolos a la silla de torturas; en su cabeza, el casco la mantenía en su lugar y sus sensores monitoreaban su energía cerebral.

Era simple. Bucky solamente tenía que aumentar la potencia de la voltaje, sometiendo el joven cuerpo de Lyann a una serie de electrochoques que la dejarían gritando y gritando hasta que se quedara sin voz, como él. Pero Bucky no quería. Ella tan solo era una niña... Pero eso ni les importó a sus Superiores, no cuando le ordenaron a darle la primera descarga y el cuerpo de Lyann se tensó, temblando violentamente mientras ella gritaba, gritaba y gritaba con una mordaza en los labios, y aunque todo a su alrededor comenzó a sacudirse de forma preocupante Bucky siguió torturándola...

Bucky salió de sus horribles recuerdos cuando sintió a Lyann tensándose a su lado. Tuvo solamente que mover un poco la cabeza para verla frunciendo las cejas y apretando los párpados, su respiración acelerándose.

Pesadilla.

Suavemente —muy suavemente—, Bucky colocó el brazo de metal sobre los hombros de Lyann y la apretó con toda la delicadeza del mundo contra su cuerpo, susurrándole las palabras que Bucky tanto anhelaba que le dijeran solo para ella:

—Estás a salvo. Nada ni nadie puede herirte ahora. Estás a salvo.





Fue duro despertar. Lyann sintió que el cuerpo entero estaba paralizado y que no podía hacer nada, y con esas sangrientas imágenes de ella bañada en la sangre de los inocentes que ha matado, cubierta por el miedo de los chillidos de niños aterrorizados y por la malicia de la oscuridad que circulaba dentro de ella... Lyann se observó a sí misma, a ese lado tan oscuro y perverso que era parte de ella. Y se quedó observándose por horas. Años. Siglos.

Hasta que Steve Rogers la despertó.

Fue de golpe y se sintió desorientada, entrando en pánico en cuanto no tuvo ni la menor idea de dónde estaba. Pero una vez que Steve le dijo y una y otra vez que todo estaba bien con esa suavidad que solo él llegaba a usar con ella, Lyann finalmente se calmó, permitiéndole a Steve orientarla sabiendo que cada vez que Lyann despertaba de una pesadilla Steve teníaque hacerle un informe de dónde estaban, qué hacían y cuál era el propósito.

—¿Ya estás mejor?

—Ese Elixir puede ser mi salvación, pero siempre odiaré el cansancio que me da —contestó Lyann en un quejido dramático, sacándole una sonrisa a Steve. 

—Ven —dijo él extendiéndole una mano—. Alguien quiere verte.

Y solo cuando vio a Lyann saliendo del pequeño Peine azul marino, Wanda salió con estrepito de la Van y se abalanzó sobre ella, abrazándola con fuerzas.

Lyann sintió inmediatamente la conexión metal que han creado juntas volver a rellenar ese hueco que ella no sabía que le faltaba. Pero ahí estaba, completo otra vez, y Lyann se relajó y correspondió al abrazo.

—Visión no quiso dejarme ir —le susurró Wanda al oído, aun con los brazos alrededor de Lyann.

—Descuida —le prometió ella, apretándola con más fuerzas—. Pronto se dará cuenta que nosotros estamos haciendo lo correcto. 

Al fin se separaron y Wanda le regaló una sonrisa triste en agradecimiento. Lyann solo se encogió de hombros y se giró para saludar a Clint Barton con otro gran abrazo.

—¿Días difíciles, pequeña?

Lyann sonrió cuando se apartó.

—He tenido peores.

—¿Y el otro recluta? —quiso saber Steve, picando la curiosidad de Lyann.

—Está muy emocionado. Necesitará un café, pero... —Por el golpe seco que hizo la puerta al abrirse, el hombre que dormía plácidamente tendido en un compartimiento despertó de golpe. Clint los miró con una ladeada sonrisa—. Él estará listo.

Y ahí estaba Scott Lang, el hombre que sabe encogerse hasta tal punto que ni el Falcon pudo con él.

O como le dicen: el Hombre Hormiga.

—¡Capitán América! ¡Es un honor! —exclamó Scott con sorpresa, rápidamente estrechando la mano de Steve de una forma muy incómoda—. Vaya, debo dejar de estrecharla, ¿no cree? Esto es inolvidable, ¡es el Capitán América! A ti también te conozco —Lyann trató de no carcajear cuando vio la sonrisa fingida que Wanda le dio a Scott—. Dios... Solo quiero decir que sé que conocen a otras personas súper-poderosas, pero ¡gracias por pensar en mí!

—Sam, mira, ¡es tu mejor amigo! —bromeó Lyan y ni Wanda pudo contener la risa.

Scott Lang sonrió.

—¡Amigo!

—Qué tal, Pequeñín.

—Oye, sobre lo de antes...

Sam se rió.

—Fue una increíble audición —la sonrisa se borró—, pero no sucederá otra vez.

Yo espero que sí, dijo Lyann a través del vínculo mental y Wanda tuvo que taparse la boca con una mano para evitar que la risa la delate.

Steve y Scott Lang intercambiaron un par de palabras más que Lyann les tomó poca importancia, pero las cosas cambiaron cuando el sonido de una sirena resonó por el parqueo del aeropuerto completo y la voz de algún ruso le siguió después, dando un mensaje.

—Están evacuando el lugar —informó Lyann.

Steve suspiró.

—Stark.

Y con eso, Lyann supo que el momento de la pelear ha llegado.

















FIN DEL SEGUNDO ACTO



















LYANN Y BUCKY ME TIENEN UNSLAMJBRMSLOANAJNAOSOS AHHHHHHHH!! Dios es demasiado cute par mi alma y son demasiado badass juntos, ah 😍
No saben lo emocionada que estaba de publicar este capítulo solo para ver sus reacciones, así que espero que sean buenas 😊

Anyways, por si no entendieron mucho el Elixir que Sharon le consiguió a Lyann es una fórmula que Tamlin —su padre— inventó para que sus cuerdas vocales sanaran más rápido que de la forma humana usual. Imagínense el poder de curación de un hombre lobo, así de rápido trabaja el Elixir y su único efecto secundario es que la hace dormir como un oso invernando.

AHORA ESCUCHEN BIEN:
Este es el ÚLTIMO CAPÍTULO del ACTO DOS, por lo que lo que viene a continuación en el ACTO TRES y, por lo tanto, la pelea entre el Equipo Iron Man y el Equipo Cap.
Espero que estén listos para eso, porque les tengo una sorpresa con Lyann que a lo más seguro no lo hubieran pensado jamás.

AVISOS:
1–. Me he creado una segunda cuenta en Wattpad para publicar mis historias originales y para asegurarme de que estén atentos necesito que me sigan, así que aquí les dejo el user:

2–. Tengo una cuenta de Twitter para mi Wattpad, para los que quieran seguirme y ver qué clase de estupideces twitteo, así que aquí también les dejo el user:

3–. ÚLTIMO PERO NO MENOS IMPORTANTE, también vengo a recordarles que tengo una cuenta de Instagram para mi Wattpad, donde publico curiosidades, avisos, les dedico historias a mis lectores y hago un montón de Lives (Directos). Aquí tienen el user:

PD:
Estoy más relajada porque Netflix LA al fin puso Civil War y ahora se me hace muchísimo más fácil poder darle seguimiento a la historia.

Nos vemos el próximo sábado amores

Love,

Wolf Queen

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