XV | Los Acuerdos de Sokovia

           —SI EL MULTIMILLONARIO TONY STARK se entera que tiré una plasma de sesenta pulgadas desde un quinto piso, ¿qué creen que me haga? —comentó Lyann a nadie en específico y se metió una uva a la boca.

—Quiero decir —dijo Sam, también comiendo uvas—, se puede comprar otra igual.

—Gracias, pajarito.

Sam le reprochó a Lyann por enésima vez por el apodo que ella le puso, pero la joven asesina estaba concentrada en las noticias que pasaban por la televisión. Cambió el canal e hizo una mueca cuando se dio cuenta que pasaban las mismas noticias que antes.

El accidente que dejó a once wakandianos muertos mientras Lyann y su equipo trataban de detener a Rumlow de obtener el arma biológica estaba causando conmoción, y todas las miradas y amenazas caían en Wanda, quien pensó que podría evitar que las personas salgan heridas enviando la bomba a los aires. Sin embargo, se olvidó del edificio que estaba bien cerca y la bomba explotó e hizo añicos cuatro pisos.

Visión, un ser místico cuyo poder nacía de la gema amarilla en su frente, voló frente a Lyann y la miró un momento.

—Deja la pobre televisión —le dijo—. No te hizo ningún daño.

Lyann solo rodó los ojos y se levantó del sofá bufando. Dejó a los demás en la sala de estar e hizo su camino hacia la habitación de Wanda, encontrándola justo como supuso que la hallaría: atenta a las noticias, preocupada de lo que dirán sobre ella.

—¿Cómo es que pueden poner a alguien tan inadaptada como Wanda Maximoff...?

Lyann apagó la televisión.

—Es mi culpa.

—Eso no es cierto y lo sabes.

Wanda la miró, una mirada furiosa en sus dulces ojos.

—Enciende la televisión y mira cuán específicos son.

—Y yo que estaba más cerca de Rumlow debí notar esa bomba antes que tú —Lyann caminó hasta su cama y se sentó a su lado—. Pero en cuanto mencionó a Buck... me paralicé. Steve también. Sabes lo importante que es encontrarlo, quiero decir, me uní a ustedes en gran parte para encontrarlo.

Wanda se quedó callada, no dijo nada porque sabía que Lyann tenía razón.

—Murió mucha gente —Lyann suspiró—. Es mi culpa también, entonces.

—De las dos.

Lyann arrugó el ceño cuando recordó lo poco que le importaba los daños colaterales durante sus misiones. Ahora que conocía el bien y trabajaba para el bien todo era muchísimo más diferentes, más importante.

—Sin embargo, logramos salvar personas de lo que sea que Rumlow planeaba hacer. Hoy lo hicimos —los ojos azules conectaron con los verdes—. Pero en los pocos meses que he estado aquí he aprendido que no siempre se puede salvar a todo el mundo. Y si no recordamos ese pequeño detalle, Wanda querida, es posible que nadie se salve.

Wanda la miró por unos largos minutos. Lyann dejó que entrara en su mente porque sabía que la bruja necesitaba saber que sus palabras eran honestas, sino terminaría rompiéndose al saber que Lyann hablaba solo para consolarla.

Wanda suspiró y Lyann recostó la cabeza en su hombro, una sonrisa a medias en su rostro.

—Siempre te rindes cuando te das cuenta que no miento.

—Eres mala.

Lyann rió suavemente, pero Wanda sabía que había una pizca de locura en esa risita.

—Eso me han dicho. 

Y entonces Visión traspasó la pared, sobresaltándolas a ambas.

—¡Vis! ¡Te he dicho que no hagas eso! —exclamó Wanda y Lyann trató de ocultar la sonrisa cuando vio el color rosado que adquirió el rostro de Wanda.

—Sí, pero es que la puerta estaba... ¿Saben qué? Olvídenlo —los ojos de Visión se clavaron en Lyann—. El Capitán me pidió que la buscara, señorita. El señor Stark llegó.

—Y yo que estaba a punto de tirar una de sus plasmas por la ventana —Wanda se rió y Lyann le lanzó un guiño, dándole la espalda para irse. No sin antes apuntar a Visión con un dedo—. Y por favor, amigo, deja de atravesar las paredes. Ya de por sí pareces un fantasma...

—Antes de que se vaya, señorita —la voz de Visión volvió a sonar, por lo que Lyann se detuvo antes de salir—. Debe saber que el señor Stark trabajó un invitado.

Lyann arrugó el ceño.

—¿A quién?

—El señor secretario del Estado.





—Hace cinco años sufrí un infarto antes de poder hacer mi swing. Resulta que fue la mejor ronda de mi vida porque luego de trece horas en una cirugía a corazón abierto y un triple baipás me di cuenta de algo que ni cuarenta años en el ejército me enseñó —el secretario del Estado los miró a todos, parado al pie de la mesa de reuniones—: Perspectiva.

Sentada junto a Steve Rogers, Lyann no pasó por alto la cara de fastidio de Sam ni las ganas de Rhoedy por salir huyendo de ahí a por una cerveza fría. Pero lo más que le llamó la atención fue la tensión alrededor de Tony Stark, sentado en una silla aparte en un rincón sin quitarle los ojos de encima al señor secretario del Estado.

—La deuda que le debe el mundo a los Vengadores nunca podrá saldarse. Han peleado, nos han protegido y arriesgaron sus vidas por nosotros. Pero si de por sí un gran número de personas los consideran héroes, hay otros que optan por llamarlos vigilantes.

—¿Y cómo nos llamaría usted, señor secretario? —preguntó Natasha suave y delicadamente, pero había que ser un idiota para dejarse llevar por esa faceta dulce de una increíble espía y asesina como Natasha Romanoff.

—Los llamo peligrosos.

Lyann no se molestó en ocultar la risa macabra.

—¿Cómo llamarían a un grupo de individuos alterados cuya base se encuentra aquí e ignoran continuamente las fronteras, imponiendo su voluntad donde les da la gana y a quienes con franqueza no les importa el desastre que dejan después?

Lyann apoyó los codos sobre la mesa mientras todos observaban como el secretario de Estado se hacía a un lado para dejar que vieran las imágenes que comenzaban a aparecer.

Edificios caían mientras las personas huían a donde sea mientras el ejército alienígeno de Loki Laufeyson atacaba sin piedad y deseaba con ansias destruir al grupo que aquel día se unió como uno para defender por primera vez la faz de la Tierra. Pero lo que destacó fue el doctor Bruce Banner, convertido en el gigante verde llamado Hulk, saltando de edificio en edificio y destruyendo todo a su paso.

—Nueva York.

La imagen cambió. Esta vez las imágenes que pasaron fueron del mismo día que SHIELD y HYDRA cayeron, también siendo el mismo día que el mundo de Lyann Evans se puso de patas para arriba. Pero, como en la imagen anterior, lo que destacó fueron las personas que morían mientras la nave que HYDRA intentaba poner en los cielos caía y destruía todo.

—Washington D.C.

Nuevamente la imagen cambió y apareció una más reciente. Donde hombres en armadura de hierro volaban de aquí para allá, matando y destruyendo y convirtiéndolo todo en cenizas mientras un gran pedazo de tierra levitaba por los aires, los Vengadores peleando para detener el caos.

—Sokovia.

La otra imagen es la misma que han estado pasando por las noticias durante las últimas horas. El edificio en llamas, las personas llorando a sus familiares caídos, ante la destrucción que les constará mucho. 

—Lagos.

Tanto Steve como Lyann se dieron cuenta del temblor en las manos de Wanda y como su respiración se hizo más acelerada y filosa.

—Muy bien, suficiente —demandó el Capitán América mientras Lyann le daba una mirada significativa a Wanda.

La bruja entendió, porque asintió suavemente. Estoy bien.

—Aun no —dijo el secretario de Estado, capturando las miradas de todos—. Todavía falta más.

Y los demás lo vieron confirmándole al equipo de producción que pasaran el siguiente video, uno que hizo que el corazón de Lyann se detuviera por una fracción de segundos.

Ahí estaba ella en su traje de combate, cubierta por cuero negro y armada hasta los dientes, luchando contra cinco hombres en medio de una cuidad en Atlanta mientras otros hombres de HYDRA disparaban a los demás oponentes que trataban de bloquearles el camino. Pero no era eso que el secretario de Estado quería que vieran, no.

Fue lo que pasó después.

El grito de la Banshee rompió todo a su paso. Sus hombres salieron volando, sus oponentes por igual, pero también lo hicieron los ciudadanos que andaban cerca. Vidrios se hicieron añicos, autos se volcaron y los postes de luz explotaron, y mientras la mayoría de sus hombres y oponentes se quedaron en el suelo y nunca se levantaron, la Asesina retomó su camino como si nada hubiera pasado.

Y los videos cesaron.

—Atlanta, Georgia.

Lyann Evans no dejó que el secretario del Estado viera la tensión de sus músculos o lo mucho que intentaba no cerrar las manos en puños y clavarse las manos. También resistió las ganas de poner una bala entre sus cejas. A pesar de todo eso, Lyann solo se quedó donde estaba, quieta en su silla con una cara aburrida. 

Nadie podía entender, ni siquiera el mismo Tony Stark, el por qué el secretario de Estado mostró aquellas imágenes de Lyann, pero Steve Rogers sí. Ahora era parte de su equipo. Y como antes había participado en las locuras de HYDRA, el gobierno quería mostrarles las atrocidades que la pequeña de diecisiete años podía hacer sin la necesidad de tener a un grupo como los Vengadores a su lado.

—Los últimos cuatro años han trabajado con un poder ilimitado y sin supervisión, una forma de trabajar que los gobiernos del mundo ya no desean darle seguimiento —siguió hablando el secretario de Estado, y en su pequeña pausa tomó el pesado libro que su guardia le tendía—. Pero es posible que tengamos la solución.

El hombre en traje puso el pesado libro frente a Wanda.

—Los Acuerdos de Sokovia —presentó—. Aprobados por ciento diecisiete países, los cuales pide que los Vengadores dejaran de ser una organización privada y desde ahora operaran bajo la supervisión de un panel de las Naciones Unidas, y solo cuando y ese panel lo consideren necesario.

Lyann le dio una ojeada a las páginas cuando Visión se lo pasó mientras Steve decía:

—El equipo se formó para el mundo fuese más seguro, y lo hemos hecho así.

Como todos los demás, completa indignación era lo único que Lyann sentía. En parte entendía el por qué los gobiernos del mundo entero llegaron a esta conclusión, pero la otra parte —probablemente la racional— no le veía el sentido si en cualquier batalla, grande o pequeña, siempre habrán daños colaterales. Lyann se atrevió a darle una miradita al multimillonario sentado en un rincón a sus espaldas y pensó dos cosas.

Tony Stark fingía no parecer molesto con los Acuerdos. O ya sabía sobre el tema.

—Dígame, Capitán, ¿tiene alguna idea de dónde están el doctor Banner y Thor en estos momentos?

—Perdiéndose la increíble fiesta que estamos teniendo, eso es seguro —murmuró Lyann mientras le pasaba el libro a Steve.

—Si se me pierden dos bombas como ellos dos, señorita Evans, créanme que habrá consecuencias.

Lyann estuvo bien tentada a responder con algo amenazador, pero Steve le golpeó suavemente el muslo con la rodilla y ella se quedó callada.

—Compromiso y seguridad, así funciona el mundo. Créanme cuando les digo que este... —el señor secretario apuntó al libro de los Acuerdos que llegó a manos de Rhoedy—. Este es el punto del medio.

Dejando salir un sonoro suspiro, Lyann se levantó mientras el señor secretario decía que los dejaría para que discutan sobre el tema. Un pensamiento cruzó su mente y sonrió cuando vio que Wanda también lo leía, guiñándole el ojo súbitamente mientras daba un trago al vaso de agua que se sirvió.

—¿Y si tomamos una decisión que no les agrade? —curioseó Natasha dulcemente, pero tanto los demás como Lyann sabían que había un peso bastante grande en sus palabras.

El secretario del Estado se detuvo justo en la puerta.

—Entonces deben retirarse.

Y BANSHEE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS!!

Lamento mucho no haber actualizado, es que la página que usaba para ver series online se cayó y duré un buen tiempo buscando alguna que me diera un servidor bueno para poder seguir esta historia.

Esperemos que Cuevana no se caiga también 🙄

Anyways, POR FIN CAPÍTULO!! Dios mío hasta yo comenzaba a extrañar a esta niña, tanto que me metía aquí a releer lo que escribí HAHAHA. También hicieron lo mismo??

Muy bien, podemos hablar de Wanda y Lyann porque las dos me tienen volando de la felicidad. O Steve siendo un #ProtectiveDad y evitando que la cague en medio de una reunión con el gobierno HAHAHA.

Oigan, recuerdan esa vez que les dije que cuando fui a ver Endgame me imaginé a Lyann en cada una de las escenas y sus frases y todo?? Pues déjenme decirles que lo mismo ocurrió con Far From Home y well... creo que esto se va a agrandar un poco 🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️

Anyways, díganme si les ha gustado este capítulo 😍

Yo me voy ya, tengo mucha inspiración y quiero seguir escribiendo el siguiente capítulo porque cierta personita puede que aparezca soooo

Love,

Wolf Queen

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