Capítulo 10
La estación de King's Cross se divide en dos grupos de personas. Los que miran a todos lados, inseguros de estar allí y los que creen que es suya. La familia Selwyn pertenece al primer grupo, la familia Black al segundo.
Regulus se baja del tren con la cabeza bien alta, ahora es él quien está al frente junto a Barty, que aspira a tener la marca tenebrosa a finales de verano ya que no piensa volver a pisar la mansión Crouch una vez que empiece el colegio. Lo que planee hacer Barty para conseguir la marca no es problema de Regulus, que ya tiene la suya y ahora tiene que hacer que se una más gente a ellos.
Junto a ellos dos queda Travers, que si no fuera porque no tiene ninguna neurona, sería quien estaría liderando el grupo. De los tres es el primero que recibió la marca, pero le pasa como a Gibbon, solo están ahí porque necesitan la presencia física que les dan, no porque realmente tengan algún valor.
—Ya era hora de que bajaras, vamos, Kreacher, coge el baúl y vámonos ya.
—Sí, ama.
No sabe por qué su madre ha ido a buscarle cuando podría haber mandado solo al elfo, como ya ha hecho en otras ocasiones. Espera a su lado, mirando la plataforma y ve, a lo lejos, a Sirius. Se le ve feliz, con Lupin a su lado y hablando con los Potter como si nada, como si su hermano de verdad no estuviera en el mismo andén. No se merece nada por su parte, pero aún así Regulus se despide de él porque, la próxima vez que vuelva a ver a su hermano, supone que será cuando ambos estén muertos o a punto de intentar matarse entre ellos. Es la última vez que habrá paz entre ellos y Regulus maldice a su hermano por haber elegido el otro bando.
Aparta la mirada y entonces la encuentra a ella. Puede ver como Delilah abraza a sus padres, sonriendo a pesar de todo lo que ha pasado durante el curso, todo por lo que los amigos de Regulus le han hecho pasar. No sabe cómo han conseguido que la señora Selwyn llegue al andén nueve y tres cuartos, pero si quisieran podrían justificar su linaje, aunque fuera falso. Puede estar orgullosa en privado, eso es mucho mejor que estar en el centro de atención de los mortífagos. Regulus no tiene dudas de que preferiría proteger a su familia mintiendo antes que exponerla completamente como está haciendo Delilah. Aunque no es su culpa, no, es culpa de su padre, ¿qué clase de sangre pura es que ni siquiera puede falsificar bien unos documentos?
Kreacher llega justo a tiempo para evitar el comentario desagradable de Walburga y que Regulus haga alguna tontería como intentar despedirse de Delilah sin que su madre le vea. Tampoco es que ella le vaya a hacer caso, lo sabe y se lo merece, pero quiere intentarlo. Quizá algún día puede perdonarle por todo lo de la lechuza.
Como Grimmauld Place está protegida contra todo tipo de hechizos —la familia Black también es conocida por la locura— la única forma que tienen de llegar es con uno de los elfos domésticos de la familia. Ahora mismo solo está Kreacher, pero eso es completa y llanamente culpa de Walburga, que a la mínima tenía la varita bastante suelta.
—Bienvenido a casa, amo Regulus, la cena estará en unos minutos.
Kreacher hace una reverencia y Regulus asiente, listo para subir un momento a su habitación y quitarse la túnica de viaje. Pero las escaleras le sorprenden ya que, en lugar de estar decoradas por las notas de Sirius, ahora hay cabezas de elfos.
Puede reconocer a bastantes de ellos, quizá porque su madre ha acabado con ellos hace poco, pero hay algunos que recuerda de cuando era pequeño. Y no es solo la escalera lo que tiene las cabezas de elfo, también es la entrada y los pasillos hacia las habitaciones. Sabe que no debe preguntar, así que solo lo acepta como una decoración más de la casa y piensa en Sirius y la cara que pondría al ver la decoración.
No, no quiere pensar en Sirius, ya ha tenido bastante con verle en la estación, no merece ningún pensamiento más por parte de Regulus.
La primera cena del verano solo les incluye a él, Walburga y a Orion. Es una cena completamente en silencio, con el ruido de los tenedores sobre el plato como único acompañante. Después de eso su padre se sienta frente a la chimenea con un puro y su madre al lado, con una copa de whisky de fuego. Dejó de tener sentido hace años que se quedara en el suelo del salón, jugando con algunos juguetes mientras sus padres se hacían compañía en silencio, así que Regulus sube a su habitación.
Es un verano mejor que el anterior, se le permite ir a ver a Cissy y esta parece estar un poco más animada, quizá porque Lucius nunca está en casa. Regulus no quiere preguntar, no es de su incumbencia lo que pase o no en el matrimonio de su prima, si lo fuera la propia Cissy le contaría algo. Pero no, su prima solo le habla de los libros que se está leyendo, de como disfruta tomando el sol y de que agradece que vaya hasta allí para verla.
Al principio fue cosa de una vez a la semana, pero para agosto Regulus ya iba todos los días a tomar el té. Fue en uno de los dos últimos días de julio cuando se encontró allí también a Bellatrix y, esa vez, a Lucius. Cissy parecía estar de nuevo de capa caída mientras tomaba el té y Regulus solo necesitaba alejarse del ambiente lúgubre del jardín, así que fingió que tenía que ir al baño.
No era su intención escuchar a hurtadillas a la vuelta, pero no lo pudo evitar porque es Lucius quien dice su nombre.
—Regulus ya es un adulto, Narcissa, no es para que te pongas así.
—¿Qué me ponga así? ¡Tiene diecisiete años!
—Casi dieciocho, Cissy, podrá hacerlo, yo hice cosas peores con su edad —Bellatrix se ríe y Regulus se esconde aún más detrás detrás del saliente de la mansión. No puede dejar que le vean.
—Y mira a lo que te ha llevado, Bella, solo te quieren para perseguir a Sirius.
Su prima se ríe, como si lo que hubiera dicho Cissy fuera lo más gracioso del mundo y Regulus no lo termina de entender porque se está mintiendo con ella. Se atreve a asomarse y ya ve por qué a Bellatrix le parece tan gracioso. Le clava las uñas en el brazo a Cissy mientras que Lucius da un sorbo de su taza de té.
—Regulus irá a por los Selwyn, quieras o no, hermanita, el Señor Tenebroso le ha asignado esa tarea y por mucho que le retengas aquí todas las tardes lo hará antes de que acabe el mes.
Quiere pensar que no es cierto, pero sabe que no es así. Puede mentirse con muchas cosas, pero no con eso. Es algo que tenía que haber tenido claro desde el principio, que le iban a elegir a él al igual que su prueba para conseguir la marca había sido hacerle algo a Delilah. Y ahora quieren que le haga daño de nuevo y Regulus tiene claro que esta vez no va a ser igual. Solo tiene que saber cuando va a ser, es lo único que necesita saber. Eso y donde está Sirius.
Le necesita, necesita a su hermano, aunque sea por motivos completamente egoístas.
Así que Regulus finge, se le da bien fingir que no ha pasado nada, lo ha hecho toda su vida cada vez que Walburga le hacía algo a Sirius, así que lo aplica en ese momento. Ignora como Bellatrix tiene las uñas clavadas en el brazo de Cissy y como le sangra cuando la suelta. También ignora la mirada de Cissy porque se centra en Bellatrix, es mucho más fácil porque Bellatrix está tan centrada en si misma que no nota nada de lo que pasa a su alrededor.
Antes ha estado callado, así que se mantiene igual, no merece la pena intentar hablar cuando Lucius está delante porque siempre intenta monopolizar la conversación y, esta vez, es con todas esas misiones que el Señor Tenebroso les manda a él y a Bellatrix. Cada vez que ella cuenta una buena anécdota —Regulus se ríe con algunas, a pesar de tiene en la cabeza la imagen de Delilah diciéndole que eso no está bien—, Lucius cuenta una mediocre que Cissy alaba de forma automática, como si ya estuviera acostumbrada a ello. Quizá ese es el motivo por el que a su prima le falta vida.
El té acaba y Regulus vuelve a casa sin haberse atrevido a preguntarle a Bellatrix por la ubicación de Sirius. Sabe que debería haberlo intentado, pero no sabía cómo sacar el tema sin que fuera sospechoso. Ni siquiera sabe cómo hacerlo cuando recibe la máscara, envuelta en papel de regalo y de las manos de Bellatrix.
Su prima está tan contenta de que ya tenga su máscara que no tarda en anunciarle la fecha de su primera misión y el contenido. Matar a los Selwyn. Regulus se asegura de decir que está encantado de hacer pagar a esa mestiza que le ha mentido a él y a toda su familia varias veces y entonces Bellatrix lo anuncia.
—¡Iré contigo, Regulus, será nuestra misión! —Intenta mostrarse animado, pero es complicado hacerlo cuando acaba de anunciarle la sentencia de muerte de Delilah—. ¿Acaso te importa esa mestiza?
—¡No! —lo dice tan rápido que sabe perfectamente que Bellatrix va a estar extremadamente pendiente de él—. Pensaba que mi primera misión sería con Barty, para vigilar que cumplía lo que se le pedía para recibir la marca, nada más.
—El Señor Tenebroso premia a sus seguidores más fieles, Regulus, y tú lo eres, por eso te ha concedido el honor de vengarte de los Selwyn.
Regulus asiente y abraza a su prima antes de subir a su habitación. No tiene ni idea de donde está Sirius, pero tiene que encontrarle cuanto antes, tiene que proteger a Delilah, él y sus estúpidos amigos con tantos ideales. ¿De qué les sirve ser tan buenos si luego no pueden proteger a todo el mundo? ¿Qué hacen que no están con ellos constantemente para protegerles?
Se escapa de casa, todas las noches. La cuenta atrás le pesa cada día más y no tiene ninguna forma de encontrar a Sirius. Lo intenta todo, desde mandarle una lechuza con un pseudónimo y diciéndole que le conteste fingiendo ser Barty a hechizos localizadores, tanto de magia blanca como magia negra. Da igual lo que intente, Sirius está completamente protegido por algún tipo de magia que Regulus no domina y eso le desespera.
Lo único que le queda es volver a enviar una lechuza y rezar porque su hermano se presente en el punto de encuentro.
Tiene que ir a por los Selwyn en menos de veinticuatro horas y Delilah sigue sin ningún tipo de protección. Si fuera cualquier otro mortífago, Regulus no tendría ningún tipo de necesidad de buscar a Sirius, pero ahora que es Bellatrix quien va a ir con él tiene que hacerlo sí o sí. Antes solo hubiera sido una ligera ventaja sobre ellos para poder proteger a Delilah, ahora es una completa necesidad.
Le ha citado en el mismo motel donde le citó Sirius y le dijo la verdad sobre Delilah. Le ha parecido el sitio más apropiado, sobre todo porque así su hermano puede vengarse por la nariz rota si quiere. Ha aprendido un par de hechizos para arreglarla antes de llegar a casa, no quiere que nadie lo note.
Le ha citado exactamente a las tres y diecisiete de la mañana, una hora que le ha parecido más que apropiada para suplicar, pero ya son las tres y dieciocho y Sirius no está en ningún lado. Regulus espera, pacientemente, la puntualidad no es una de las características de Sirius, pero tampoco puede quedarse mucho tiempo. Tiene que levantarse a las cinco y media de la mañana para revisar el plan con Bellatrix durante toda la mañana. No se lo ha querido decir en toda la semana por mucho que Regulus lo ha intentado.
A las cuatro menos veintinueve minutos Regulus acepta que Sirius no va a ir y que va a tener que hacer lo que sea para que Bellatrix no mate a Delilah delante de él. Lo asume y se levanta de la cama para salir de la habitación, chocándose con Sirius en el camino.
—¿Ya te ibas, Reg? ¿Acaso has quedado con alguien más a parte de conmigo? —su hermano se burla de él, como no. Se lo tenía que haber esperado—. ¿Has quedado con Lilah, Reg? ¿Te has librado ya de las tonterías de nuestra familia y vienes a pedir un hueco a mi lado? Porque ya no sé si voy a querer.
—Estás borracho —sí, su hermano está borracho. Apesta a alcohol y lo que cree Regulus que es marihuana—. ¡Joder, Sirius, esto es serio!
—No será tan serio, Reg, solo te lo parece porque siempre llevas un palo en el culo.
Da igual lo que le cuente, no se va a acordar al día siguiente. Está tan borracho y fumado que todo lo que Regulus le diga va a ser como si le entrara por un oído y le saliera por el otro. Así que Regulus le empuja y sale del motel, enfadado. Su única oportunidad de salvar a Delilah y estaba tirada a la basura por una borrachera.
No se lo piensa mucho cuando tira de una patada la moto que hay aparcada fuera. Seguramente sea de un asqueroso muggle que se cree que puede conquistar el mundo, que se cree que es el centro del mundo y que todo y todos viven por y para él. Regulus está tan enfadado que saca la varita y apunta a la moto.
—¡Eh, tú, imbécil! ¿Qué cojones te crees que estás haciendo?
Es lo que le faltaba. La sangre sucia de Evans aparece, pero ella parece estar en mucho mejor estado que Sirius. De hecho, ella parece estar completamente bien.
—¿Regulus? ¿Eres tú?
—Sangre sucia —se espera el bufido de la pelirroja, al igual que saque la varita.
—Sigues siendo igual que antes, Sirius lo ha dicho y he tenido que insistir en que te diera una oportunidad. Veo que ha sido para nada.
Se agacha para recoger la moto, como si no pudiera utilizar la varita. Su sangre muggle es mucho más fuerte que cualquier magia que pueda haber por sus venas y con comportamientos como ese Regulus lo tiene claro. Pero también está siendo plenamente consciente de que Evans es su única oportunidad para salvar a Delilah.
—Vamos a ir a por Delilah. En menos de 24 horas.
Se lo suelta sin más, porque no tiene mucho más que explicar y Evans solo se le queda mirando.
—¿Qué?
—Mi prima Bellatrix y yo. Está noche de madrugada, no sé la hora exacta ni el plan. Tenéis que sacar a Delilah de su casa cuanto antes porque vamos a matar—vuelve a insistir y Evans no parece entenderlo—. ¡Joder, Evans, te estoy pidiendo que protejas a Del!
La cara de Evans cambia, no sabe si porque por fin lo ha entendido o que, pero no le queda mucho tiempo, tiene que volver ya a Grimmauld Place, las cuatro menos cuarto están muy cerca y era su hora límite para volver. Así que se levanta la manga izquierda y se la enseña a Evans, es lo único que le queda para entender la gravedad del asunto.
—Por lo que más quieras, protege a Del porque yo no solo puedo con mi prima.
No espera una respuesta por parte de la sangre sucia, solo espera que funcione y que Delilah esté a salvo cuando lleguen esa noche.
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Me gusta pensar que el único motivo que tiene Walburga para haber colgado las cabezas de los elfos es para ocultar a Sirius. Imaginad que llegáis a casa y veis eso es que no entiendo cómo Regulus dice ah bueno, si, por qué no.
Ay que le pasará a Delilah, porque van a matar, ¿por qué ha tenido que ser Bellatrix quien vaya con Reg? Ah ya porque lo he decidido yo upsssss que cosassssssss
He estado haciendo cálculos y, si por una vez, soy consistente con todo el universo de Naipes terminará en... 2025. Je. Jeje. Jejeje. No sé qué ha pasado ahí, pero ha pasado algo muy grande que se me ha ido de las manos.
Nos vemos la semana que viene, solo cinco para el final 🙂
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