22 | Gryffindor vs Hufflepuf

XXII. GRYFFINDOR VS HUFFLEPUFF

El tiempo era francamente horrible. Llovía y había tormentas con fuertes vientos. Pero eso no era un impedimento para practicar quidditch, ya que Wood incluso hacía más duros los entrenamientos.

Pero el último día antes del partido, el capitán les traía malas noticias.

—¡No vamos a jugar contra Slytherin! —dijo muy enfadado—. Flint acaba de venir a verme. Vamos a jugar contra Hufflepuff.

—¿Por qué? —preguntaron todos.

—La excusa de Flint es que su buscador aún tiene el brazo lesionado. Pero está claro el verdadero motivo: no quieren jugar con este tiempo, porque piensan que tendrán menos posibilidades...

—¡No le pasa nada al brazo de Malfoy! —gruñó Harry, furioso—. Está fingiendo.

—Malfoy es un dramático, ¡ni siquiera le duele! —apoyó Allison.

—Lo sé, pero no lo podemos demostrar —dijo Wood con acritud—. Y hemos practicado todos estos movimientos suponiendo que íbamos a jugar contra Slytherin, y en su lugar tenemos a Hufflepuff, y su estilo de juego es muy diferente. Tienen un nuevo capitán buscador; Cedric Diggory...

Las tres chicas soltaron una carcajada al oír su nombre. Cedric Diggory era, sin lugar a dudas, el chico más guapo de todo el colegio.

—¿Qué? —preguntó Wood, frunciendo el ceño.

—Es ese chico alto y guapo, ¿verdad? —preguntó Angelina.

—Tiene unos ojos grises... —suspiró Allison.

—¡Y es tan fuerte y callado! —añadió Alicia, y las tres volvieron a reírse.

—Es callado porque no es lo bastante inteligente para juntar dos palabras —repuso Fred—. No sé qué te preocupa, Oliver. Los de Hufflepuff son pan comido. La última vez que jugamos con ellos, Harry cogió la snitch al cabo de unos cinco minutos, ¿no os acordáis?

—¡Jugábamos en condiciones muy distintas! —gritó Wood, con los ojos muy abiertos—. Diggory ha mejorado mucho el equipo. ¡Es un buscador excelente! ¡Ya sospechaba que os lo tomaríais así! ¡No debemos confiarnos! ¡Hay que tener bien claro el objetivo! ¡Slytherin intenta pillarnos desprevenidos! ¡Hay que ganar!

—Tranquilízate, Oliver —dijo Fred, alarmado—. Nos tomamos muy en serio a Hufflepuff. Muy en serio.

Mientras se dirigían a los vestuarios, George se acercó por detrás a Allison.

—¿Desde cuándo te gustan tanto los Hufflepuff? —preguntó—. Primero te besuqueas con Macmillan en un aula y después babeas por Diggory.

—A mí no... —Miró con las cejas alzadas a George, dándose cuenta de lo que le acababa de decir—. ¿Cómo sabes tú eso?

—Fred y yo tenemos nuestros trucos, Allison. Me decepcionas. —Se cruzó de brazos, poniendo una mueca graciosa en la cara—. Esperaba más de ti. En vez de estar tan pendiente de los de Hufflepuff, búscate a un buen Gryffindor.

Allison soltó una carcajada.

—¿Un Gryffindor como tú, Weasley?

—Hasta donde yo sé soy de Gryffindor, sí.

Esa noche Allison se la pasó pensando. Cada vez que intentaba pensar en Ernie y en su beso, las palabras de George le venían a la mente. «Búscate a un buen Gryffindor». ¿Qué quería decir con eso?

Ella siempre bromeaba con George sobre si se ponía celoso cuando hablaba de Ernie, y George le seguía la broma. Pero ¿y si lo decía de verdad? Allison en esos momentos estaba muy confundida, porque debería estar feliz por haberse besado con alguien, y no confusa por lo que quisieran decir las palabras de George.

Se forzó a dejar de cavilar sobre ello, y a centrarse en Ernie. Parecía que ella le gustaba, y le prestaba atención. Allison, por una vez, sentía que alguien quería estar con ella por razones ajenas a su hermano. Y eso le gustaba. Mucho.

* * *

Harry y Allison llegaban tarde a Defensa Contra las Artes Oscuras, porque Oliver Wood no paraba de perseguirlos para hablarles en los intermedios entre clases sobre Cedric Diggory, o sobre el partido en general.

Allison entró rápidamente a su clase, seguida por su hermano.

—Sentimos llegar tarde, Remus. Oliver nos estaba acos... Usted no es Remus.

Snape miraba desdeñosamente a los mellizos, como siempre hacía.

—La clase ha comenzado hace diez minutos. Así que creo que descontaremos a Gryffindor diez puntos. Sentaos.

Allison tiró de la túnica de Harry hasta sus asientos.

—Se me había olvidado que ayer hubo luna llena —le susurró Harry a su hermana, con cuidado de que nadie le escuchara.

—Como decía antes de que nos interrumpieran los Potter, el profesor Lupin no ha dejado ninguna información acerca de los temas que habéis estudiado hasta ahora...

—Hemos estudiado los boggarts, los gorros rojos, los kappas y los grindylows informó Hermione rápidamente—, y estábamos a punto de comenzar...

—Cállate —ordenó Snape, tan amable como siempre—. No te he preguntado. Solo comentaba la falta de organización del profesor Lupin.

—Es el mejor profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras que hemos tenido —se atrevió a afirmar Dean.

—Es mil veces mejor profesor que Quirrell y Lockhart juntos —agregó Allison, defendiendo a Remus.

A Snape no le hizo mucha gracia.

—Sois fáciles de complacer. Lupin apenas os exige esfuerzo... Yo daría por hecho que los de primer curso son ya capaces de manejarse con los gorros rojos y los grindylows. Hoy veremos...

Snape pasó las páginas del libro y lo dejó abierto en torno al final.

—... los hombres lobo —concluyó.

Allison se quedó con la boca abierta de la sorpresa e indignación. Qué cara tan dura tenía Snape, desde luego. Seguro que quería que todos descubrieran que Remus era un hombre lobo y que dejara de dar clase.

—Pero profesor —intervino Hermione—, todavía no podemos llegar a los hombres lobo. Está previsto comenzar con los hinkypunks...

—Señorita Granger —dijo Snape con voz calmada—, creía que era yo y no tú quien daba la clase. Ahora, abrid todos el libro por la página 394. —Miró a la clase, que no le había hecho caso—: Todos. Ya.

Los alumnos abrieron los libros por la página que él indicó. Allison tenía una mirada de odio fija en Snape.

—¿Quién de vosotros puede decirme cómo podemos distinguir entre el hombre lobo y el lobo auténtico?

La única que levantó la mano fue Hermione, el resto de la clase permaneció en silencio.

—¿Nadie? —preguntó Snape, ignorando a Hermione—. ¿Tal vez la señorita Potter quiera darnos una respuesta?

—Ya se lo hemos dicho —dijo de repente Parvati—. No hemos llegado a los hombres lobo. Estamos todavía por...

—¡Silencio! —gruñó Snape—. He dicho que la señorita Potter responda.

Allison tragó saliva y respiró pesadamente. Snape solo quería tocarle las narices para restarle más puntos a Gryffindor.

—Los hombres lobo tienen el hocico y las pupilas más pequeñas, y la cola más corta —comenzó a decir—. Pero lo principal es que los lobos no son agresivos con los humanos, al contrario que los hombres lobo mientras están transformados —recalcó las últimas palabras.

—Buscaba otra respuesta más específi...

—Aunque eso no quiere decir que mientras sean humanos tengan que ser igual —le cortó Allison—. Los hombres lobo no son monstruos, son personas. Así que esa es la diferencia más notable.

—Cinco puntos menos por interrumpir, Potter. Y otros cinco por dar su opinión cuando nadie se la pidió.

—¡Usted la pidió! —gruñó, enfadada.

—Está castigada, señorita Potter.

—Eso es totalmente injusto —protestó Ron—. Usted le preguntó y ella le respondió. ¿Por qué pregunta si no quiere que le responda?

—Tú también te quedas castigado, Weasley. Y si vuelvo a oíros criticar mi manera de dar clase, os arrepentiréis. No es la primera vez que lo hace, Potter.

Le seguía guardando rencor por sus comentarios en la primera clase de Pociones. ¿Qué se esperaba?

Al final de la clase —a parte de la redacción de dos pergaminos sobre cómo reconocer a los hombres lobo— Snape les informó de su castigo.

—¡El estúpido de Snape nos ha mandado limpiar los váteres de la enfermería! —contó Allison a sus amigos, totalmente indignada y asqueada.

—¡Y sin magia! —añadió Ron, estremeciéndose.

* * *

El día del partido llegó, y seguía haciendo un tiempo de perros. Llovía a mares, y el viento era impresionantemente fuerte.

El equipo de Gryffindor se encontraba en el vestuario, aguardando a la habitual charla de Oliver Wood antes de un partido. Pero el chico estaba tan nervioso que no podía articular palabras —al menos palabras con sentido— y se dio por vencido, indicándoles que le siguieran al campo.

No podía escuchar nada más que la tormenta cuando salieron. Ambos capitanes se dieron la mano, y todos montaron en sus escobas. Con un ruido del silbato, la señora Hooch dio comienzo al partido, y los dos equipos se alzaron en el aire con sus escobas, que se tambaleaban a causa del viento.

Angelina atrapó la quaffle, la cual se pasaron hasta que un cazador de Hufflepuff la robó en un pase que iba dirigido a Alicia. Allison interceptó la pelota unos momentos más tarde, recuperándola y marcando el primer tanto del partido. No escuchaba si Lee Jordan comentaba las jugadas, pero no tenía tiempo de concentrarse en eso.

Pasaron los minutos, y consiguieron marcar más tantos, aunque los cazadores de Hufflepuff también anotaron los suyos.

Cuando la señora Hooch tocó el silbato, Gryffindor iba ganando por cincuenta puntos. Wood les hacía señas para que bajaran al campo. Aterrizaron, salpicando de barro.

—¡He pedido tiempo muerto! —gritó Oliver—. Venid aquí debajo.

Se apiñaron en el borde del campo, debajo de un enorme paraguas.

—¿Cuál es la puntuación? —preguntó Harry.

—Cincuenta puntos a nuestro favor. Pero si no atrapamos la snitch, seguiremos jugando hasta la noche.

—Con esto me resulta imposible —respondió Harry, moviendo sus gafas en el aire.

Hermione apareció de la nada, sonriendo.

—¡Tengo una idea, Harry! ¡Dame tus gafas, rápido!

Harry se las tendió, y ella les dio un golpe con su varita.

Impervius. Ahí las tienes: ¡repelerán el agua!

Wood se veía encantado con ello, incluso le habría besado. Habría sido raro, pero por la cara del chico, estaba dispuesto a hacerlo.

—¡Magnífico! —exclamó emocionado, mientras ella se alejaba—. ¡De acuerdo, vamos a ello!

No pasó más de un minuto hasta que Cedric Diggory divisó la snitch y se lanzó hacia ella, con Harry pisándole los talones.

De repente, el frío inundó a Allison. Estaba desconcertada, y miró a su alrededor, sospechando de qué sucedía, porque ya había tenido antes esa sensación.

Eran dementores, y al menos había un centenar de ellos. No le dio tiempo de pensar, porque vio a Harry, que caía de su escoba entre la niebla.

—¡Harry!

Condujo con rapidez su escoba hacia abajo, intentando en vano llegar antes que su hermano al suelo. Por fortuna, Dumbledore lanzó un hechizo que ralentizó su inminente caída. Con otro movimiento de varita, una luz plateada salió de ella, y espantó a todos los dementores.

* * *

Más tarde, el equipo se encontraba en la enfermería, junto con Ron y Hermione. Allison estaba tremendamente nerviosa, solo pensaba en lo cerca que Harry había estado de morir. No prestaba atención a los continuos murmullos de todos los presentes.

Hasta que vio a Harry abrir los ojos.

—¡Harry! Por Godric, pensaba que no ibas a despertarte. Ni siquiera Ron duerme tanto. ¿Te encuentras bien?

—¿Qué sucedió?

—Te caíste —explicó Fred—. Debieron de ser... ¿cuántos? ¿Veinte metros?

—Creímos que te habías matado —dijo Alicia, temblando.

—Pero el partido, ¿cómo acabó? ¿Se repetirá?

Nadie abrió la boca. Allison frunció un poco el ceño, había estado a punto de morir y preguntaba por el resultado del partido.

—¿No habremos... perdido?

—Diggory atrapó la snitch —respondió George— poco después de que te cayeras. No se dio cuenta de lo que pasaba. Cuando miró hacia atrás y te vio en el suelo, quiso que se anulara. Quería que se repitiera el partido. Pero ganaron limpiamente. Incluso Wood lo ha admitido.

—¿Dónde está Wood? —preguntó Harry de repente, notando que no estaba allí.

—Sigue en las duchas —contestó Fred—. Parece que quiere ahogarse.

Harry se encogió en la camilla, triste por las noticias.

—Es la primera vez que no atrapas la maldita snitch, no te pongas así —le animó su hermana.

—Tenía que ocurrir alguna vez —dijo esta vez George.

—Todavía no ha terminado —repuso Fred—. Hemos perdido por cien puntos, ¿no? Si Hufflepuff pierde ante Ravenclaw y nosotros ganamos a Ravenclaw, y Slytherin...

—Hufflepuff tendrá que perder al menos por doscientos puntos —señaló George.

—Pero si ganan a Ravenclaw...

—Eso no puede ser. Los de Ravenclaw son muy buenos.

—Pero si Slytherin pierde frente a Hufflepuff...

—Todo depende de los puntos... Un margen de cien, en cualquier caso...

Y siguieron discutiendo sus probabilidades, hasta que Madam Pomfrey echó a todo el equipo -menos a Allison- y quedaron solos los cuatro. Allison, Ron y Hermione le explicaron a Harry lo que había sucedido con más calma. También tuvieron que decirle que su Nimbus 2000 no había salido lo que se dice bien parada del partido...

Bueno, podría haber sido peor. Harry seguía con vida.

* * *

Los dos hermanos Potter estaban en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, con Remus. Él les había pedido que se quedaran un momento a hablar cuando finalizó la clase.

—¿Te encuentras mejor, Harry? Cuando pasé a visitarte estabas dormido, y ya sabéis que este fin de semana no estaba muy dispuesto, lo siento mucho.

—Estoy mejor, Remus. Gracias —respondió él, sonriendo.

—Sobre la escoba... ¿Crees que podrán arreglarla?

—No —contestó Harry, borrando su sonrisa—, el árbol la hizo trizas.

Remus suspiró.

—No sé si sabíais que plantaron el sauce boxeador el mismo año que llegué a Hogwarts. La gente jugaba a un juego que consistía en aproximarse lo suficiente para tocar el tronco. Un chico llamado Davey Gudgeon casi perdió un ojo y se nos prohibió acercarnos. Ninguna escoba habría salido airosa.

—La gente es imbécil —comentó Allison, poniendo una mueca. ¿Acaso la gente tiene tantas ganas de morir? Remus le reprochó con la mirada por decir palabras malsonantes, pero no tenía mucho por que quejarse. Él las soltaba todo el tiempo.

—Habrás oído también lo de los dementores —dijo Harry.

—Sí, lo oí. Creo que nadie ha visto nunca tan enfadado al profesor Dumbledore. Están cada vez más rabiosos porque Dumbledore se niega a dejarlos entrar en los terrenos del colegio... Fue la razón por la que te caíste, ¿no?

—Sí —respondió él—. ¿Por qué? ¿Por qué me afectan de esta manera? ¿Acaso soy...?

—No tiene nada que ver con la cobardía. Los dementores te afectan más que a los demás porque en tu pasado hay cosas horribles que los demás no tienen.

—Pero Allison no se desmayó.

—No tuve tiempo de desmayarme mientras te veía caer de la escoba, la verdad.

—Los dementores están entre las criaturas más nauseabundas del mundo —continuó diciendo Remus-. Infestan los lugares más oscuros y más sucios. Disfrutan con la desesperación y la destrucción ajenas, se llevan la paz, la esperanza y la alegría de cuanto les rodea. Incluso los muggles perciben su presencia, aunque no pueden verlos. Si alguien se acerca mucho a un dementor; este le quitará hasta el último sentimiento positivo y hasta el último recuerdo dichoso. Si puede, el dementor se alimentará de él hasta convertirlo en su semejante: en un ser desalmado y maligno. Lo dejará sin otra cosa que las peores experiencias de su vida. Y el peor de vuestros recuerdos, chicos, es tan horrible que derribaría a cualquiera de su escoba. No tienes de qué avergonzarte, Harry.

—Cuando hay alguno cerca de mí... oigo el momento en que Voldemort mató a mamá.

—Yo no oí nada —se alarmó Allison, con desconfianza—. ¿Qué diablos significa eso? Se supone que yo estaba ahí, ¿no?

Remus no tenía idea de qué responder, y al cabo de unos segundos decidió seguir hablando.

—No lo sé. Me desconcierta, la verdad. No podemos entender del todo cómo funciona. —Remus hizo una pausa, en la que soltó un suspiro—. Lily era una de las personas más valientes que conocí, igual que James.

A Remus le parecía injusto que él hubiera tenido la oportunidad de conocerlos, pero ellos no.

Allison quería darle un abrazo y decirle que él también era una persona muy valiente, y que les quería a Maddy y a él como a sus segundos padres. Pero las palabras no le salieron, y se quedó mirándole con ojos tristes.

—¿Por qué acudieron los dementores al partido? —preguntó Harry.

—Están hambrientos... Dumbledore no los deja entrar en el colegio, de forma que su suministro de presas humanas se ha agotado... Supongo que no pudieron resistirse a la gran multitud que había en el estadio. Toda aquella emoción... El ambiente caldeado... Para ellos, tenía que ser como un banquete.

—Azkaban debe de ser horrible —masculló Harry.

—La fortaleza está en una pequeña isla, perdida en el mar. Pero no hacen falta muros ni agua para tener a los presos encerrados, porque todos están atrapados dentro de su propia cabeza, incapaces de tener un pensamiento alegre. La mayoría enloquece al cabo de unas semanas.

—Aun así Sirius Black escapó —dijo Allison.

El maletín de Lupin cayó de la mesa. Ellos no podían saber cómo había escapado. Remus no estaba seguro, por supuesto, pero era más que probable que hubiera sido en su forma animaga.

—Sí —dijo incorporándose—. Sirius debe de haber descubierto la manera de hacerles frente. Yo no lo habría creído posible... En teoría, los dementores quitan al brujo todos sus poderes si están con él el tiempo suficiente.

—Tú ahuyentaste en el tren a aquel dementor.

—Hay algunas defensas que uno puede utilizar —explicó—. Pero en el tren solo había un dementor. Cuantos más hay, más difícil resulta defenderse.

—¿Qué defensas? —preguntó Allison, queriendo saber más—. Rem, podrías enseñárnoslas.

—No soy ningún experto en la lucha contra los dementores, Allison. Más bien lo contrario...

—Pero si los dementores acuden a otro partido de quidditch, tengo que tener algún arma contra ellos —insistió Harry.

—Bueno, de acuerdo. Intentaré ayudaros con los dementores. Pero tendrá que ser después de Navidad. Tengo mucho que hacer antes de las vacaciones. Y este año tenéis que venir a casa sí o sí, no hay opción.

—No pensábamos quedarnos —dijo Harry.







no pues parece que Allison y los dementores no congenian como Harry y ellos, una lástima. me pregunto por qué será jsjsjs

en otras noticias, había dicho ya que Snape me cae mal? a veces me parece que no lo repito lo suficiente, pero mira que hacerles ese trabajo de los hombres lobo para que descubrieran a Remus...

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