#9: Anotación

Deku repasaba las anotaciones de su lista. Estaba tan concentrado que no notó que su amiga, Uraraka, lo veía con demasiado interés.

—¿Deku-kun, por qué escribes tanto en ese cuaderno?—Se animó a preguntarle.

“Mierda. Tengo que esconder esta hoja antes de que se dirija hasta aquí ”, pensó mientras sacaba la hoja con cuidado y la colocó debajo de su pupitre, sin que ella se diera cuenta pues tuvo que contestar un mensaje.

“¿A qué cuaderno se refería?”, se preguntó a sí mismo. “Al de héroes, idiota”, contestó una voz en su cabeza.

Los dos estaban solos en el salón de clase.

Tuvo tiempo de releer y conseguir una respuesta a la pregunta de su amiga.

—Porque me gusta estudiar a los demás héroes con quirks. Mira—Le enseñaba cada página de aquel cuaderno que era tan importante para él.

—¿Por qué? Sospecho que esa no es la única razón.

Ella se estaba metiendo en el algo que no le correspondía y lo sabía pero deseaba conocer más acerca de su amigo.

A Deku le costaba hablar de su pasado pero ella era... Diferente. Podía confiar.

—Sí, Uraraka-san—Bajó la voz, sus manos temblaban—. Te voy a contar esto porque eres una de las personas en las que más confío. Yo no tenía un quirk y me molestaban constantemente por esto.

Uraraka se sorprendió. Alguien con un quirk tan increíble como Deku había sufrido algo como aquello.

—Pero conocí a una persona que hizo una parte de mi sueño realidad. Tuve que esforzarme mucho para entrar a Yueii y llegar hasta el día de hoy —Le reveló —. Me alegro que haya sucedido porque nunca habría podido conocerte, Uraraka-san—Le sonrió.

Ser sincero con la persona que amaba lo hacía sentir más sereno. Contarle una parte de él que los demás no conocían, lo liberaba. 

—Me alegra haberte conocido también, Deku-kun. Eres muy importante para mí—Juntó sus manos con las del peliverde.

—Uraraka-san—Temblaba. Esperaba que ella no notara lo estúpido que se veía.

“Dile, idiota”, escuchó la voz de Kacchan en sus pensamientos. “Cierra la bocaza y deja a Midoriya decidir”, lo regañó la voz de Todoroki también en su cabeza.

Ella posó sus ojos marrones en los verdes del chico, prestando absoluta atención a sus palabras.

—¿No debías ir con Tsuyu-san y las demás?—Le recordó.

“Estúpido”, se regañó a sí mismo.

—Es cierto—Separó sus manos de las de Deku—. Nos vemos más tarde, Deku-kun.

Vio cómo ella se alejaba. Se dejó caer en su asiento, abatido.

—Otra oportunidad desperdiciada—Ingresó al salón Tsuyu, seguida por Iida y Todoroki.

—Lo sé.

Al día siguiente, la clase, era un completo desorden. Aizawa había ordenado que decidieran cuál era el mejor quirk, a propósito porque lo único que él deseaba era dormir un poco más.

—¡El quirk de Mina es mejor!—Alzó la voz Denki.

La mencionada le sonrió.

—No. Todos ustedes solo son extras. ¡Mi quirk es el mejor de todos!—Presumió Bakugo. No había duda alguna en su voz.

Siguieron discutiendo, entre gritos y explosiones de Bakugo. Iida y Momo trataban de frenarlos a todos, en vano pues sus voces se perdían.

—Sin embargo, todos creemos que el peor quirk es el de Deku. Ese inútil siempre termina lastimado de alguna forma, incluso las más absurdas. ¡Shine, Deku!—Volteó su cabeza para ver los ojos llorosos de su amigo de la infancia pero su rostro se desencajó al notar la mirada asesina de Uraraka Ochaco—. ¿Perdiste algo, Uraraka?—Su voz había perdido un poco la seguridad pero su actitud no había cambiado.

—Cierra la bocaza, Bakugo—Lo desafió, fría —. ¿Cómo puedes hablar de Izu...—Se detuvo— Deku-kun así? ¡Él te considera su amigo!

—Lo que ese nerd piense, no es mi problema. Ahora aparta que deseo ver su estúpida cara cubierta de lágrimas —Le ordenó, sacando una de sus manos.

—No.

—Mueve—Acercó una mano a su rostro—. Sería una desgracia quemar una de tus hermosas mejillas.

No. Nunca lo haría. Solo quería asustarla. Jamás lastimaría a una persona que era tan importante para ese inútil.

—No—Lo empujó—.

—¡¿Me desafías?!—Pateó la silla para quedar frente a ella.

—Sí—Siguió firme.

Ahora estaba en una situación que no le favorecía. Todos los miraban excepto el profesor que dormía en su escritorio y Deku que dormía en su pupitre, detrás de Uraraka. Espera... ¿Deku estaba dormido?

—No perderé el tiempo—Se echó para atrás el rubio—. Solo lo defiendes porque estás enamorada de él. Es un hecho que todos saben menos ese imbécil —Señaló al de ojos verdes.

—No puedes hablar de tu amigo de ese modo. Yo voy a...—Ardía de furia. Iba a lanzarse contra Bakugo pero una mano la detuvo, era Deku.

Iida y Momo se movieron rápidamente y se establecieron delante de Uraraka, protegiéndola de la furia de la bestia.

—No lo vale, Uraraka-san—Dijo su amigo, quien solo fingía estar dormido pues realmente no le interesaba pelear con Kacchan por algo tan absurdo.

—Sí, lo vale. Tú eres muy importante para mí y no iba a permitir que hablen de ese modo de una de las personas que quiero—Le confesó apartando la mirada.

—¿Soy importante para ti?—Se preguntó más a sí mismo.

—Sí.

Él la rodeó con sus brazos y la abrazó. Ella se sorprendió pero luego correspondió su abrazo.

—Gracias, Uraraka-san,—Se apartó lentamente Deku. Luego, se atrevió a darle un beso en la mejilla— por siempre estar.

Tomó su cuaderno y abandonó el salón de clases, dejando a su amada, incapaz de reaccionar y ruborizada de pies a cabeza.

Llegó a su cuarto y escribió rápidamente.

#9: Defiendes ferozmente a las personas que quieres.

Se lo diría. Le tomaría tiempo pero reuniría el valor para confesarle sus sentimientos a su amiga.

Vio, a través de su ventana, el jardín y los crisantemos, que ambos habían plantado, destacaban más que otras flores. No pudo evitar sonreír.

Hiriko se sentó en la silla de aquel café a esperarla. Aún llevaba el conjunto naranja y las botas negras. Su máscara de soldar se hallaba en el taller. Un par de gotas de aceite manchaban su cabello rubio que le llegaba hasta los hombros.

—Recibiste la nota—Dijo una rubia de ojos ámbar sentándose delante de ella, en la misma mesa.

—Por supuesto, Toga-san—Le devolvió aquella pequeña nota.

—¿Todo salió tal cómo lo planeamos, Hiriko-chan?—Sacó un cuchillo de su cartera, lo sostenía debajo de la mesa, ocultándolo de los otros clientes. Afortunadamente se hallaban en una mesa muy alejada.

—No son necesarias las amenazas, Toga-san—Tomó una de sus manos—. Haría lo que fuera por juntar a una pareja tan mona—Sonreía.

Algo en su mirada le recordó a ella misma cuando terminaba de asesinar. Se enorgulleció.

—Noto que se ha divertido, senpai—Guardó el cuchillo.

—Fingir ser una kohai—sus ojos brillaban— fue tan emocionante. Intercambiar lugares contigo también lo fue. Él ni siquiera notó que habló contigo la segunda vez.

—Fue una buena actuación aunque desearía haberle dado un puñetazo en el rostro a ese inexperto de Midoriya—Golpeó la mesa Toga con frustración.

—Conseguí información adicional, Toga-sama—Bajó la voz—. Las botas propulsoras. Usted puede ingresar y robarlas del taller con facilidad—Le entregó una nota—. Aquí están todas las indicaciones.

—¿Ayudando a una villana como yo?—Se sorprendió Toga.

—Soy especial—Rió y luego le sonrió —. Demasiado especial—Su expresión cambió a una más sádica.

—¿Segura que no quieres ser una villana?

—Lo siento pero el esplendor de los héroes ha cautivado el corazón de esta joven doncella, Toga-sama—Habló con sinceridad.

—Una desgracia—Exageró su nueva amiga—. Nadie sabe de esto ¿verdad?

—Solo Ai y Chieko, la de cabello pelirrojo y la de cabello negro, quienes han estado al tanto del plan desde el principio—La tranquilizó Hiriko al ver que sacaba el cuchillo nuevamente —. Es nuestro secreto, Toga-san—Extendió su dedo meñique.

—Nunca había conocido a una senpai tan razonable—También extendió su dedo meñique.

Juntas enlazaron sus dedos meñiques, renovando la promesa que habían jurado anteriormente.

—Será divertido—Se entusiasmó Hiriko—. Ahora podré dejar ese taller.

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