24. En medio

Lucas

Wen y yo entramos en silencio a mi casa, todo estaba oscuro lo que hizo que yo tropezara con algunas cosas hasta llegar a la escalera.

—¿Estás seguro de que es una buena idea traerme aquí? —Susurró ella detrás de mí.

Nuestras manos seguían entrelazadas.

—No será un problema, ya verás —intenté tranquilizarla.

Llegamos al baño y encendí la luz. La imagen frente a mi era dolorosa, no importara que Wen fuese una bruja, los castigos que implementan en su familia son demasiado extremos.

—De acuerdo —Wen tomó su maleta de mi mano libre y soltó nuestro agarre.

Un hormigueo se apoderó de mi mano cuando vi la sangre de Wen manchando mis nudillos.

—De acuerdo —susurré de regreso—. Te daré privacidad.

—Eso sería bueno —una sonrisa nerviosa se le escapó.

Sonreí de lado y salí del baño para bajar a la cocina. Al encender la luz procedí a lavar mis manos para preparar sándwiches.

Sumergido en mis pensamientos no me fijé cuando rebanaba los tomates y terminé con una pequeña cortada en mi dedo índice izquierdo.

Solté el cuchillo con un pequeño quejido y llevé el dedo a mi boca.

—¿Estás bien? —Oí detrás de mí.

Wen rodeó la mesa y tomó mi mano examinando el dedo, era diminuta la herida, pero aún así ardía.

—Esto no se compara a estar atada a espinas en un foso oscuro, ¿no? —respondí.

Ella soltó un suspiro y yo alejé mi mano de ella.

—Lucas, no quiero que pienses que soy víctima de violencia familiar. Estos tipos de castigos son completamente normales en nuestro reino.

—¿Normales? Estoy bastante seguro de que si un padre le hace eso a su hijo va directo a la cárcel.

Wen estiró sus brazos en mi dirección. Lo que antes era sangre y marcas de espinas es cosa del pasado, su piel no presentaba un solo rasguño.

—No hay dolor que una bruja no pueda soportar y hechicero no pueda remediar...

—Estoy genuinamente intrigado —admití—. ¿Por qué tu hermano hace todo tipo de remedios y pociones?

—Todo hechicero tiene la habilidad para la curación, no es que las brujas no lo hagan, porque también podemos, pero es más una cuestión de naturaleza, a ellos se les suele dar mejor. Mi hermano práctica todos los días ya que es algo que le gusta, le apasiona, en cambio a mí... A mí la verdad es que no me gusta mucho.

—¿O sea que Chris también hace pociones? Huh, ahora que lo pienso, jamás lo he visto enfermo, eso explicaría porque fue el único que no se infectó en el resfriado masivo de noveno grado... O cuando el equipo de béisbol se llenó de conjuntivitis la temporada pasada y él no.

—Cuando era pequeño le gustaba mucho practicar pociones curativas, él fue uno de los que más influyó en la pasión de Wael, ya que era como su hermano mayor y le gustaba seguir sus pasos, la verdad no podría decirte si aún sigue con las prácticas.

—¿No es extraño?

—¿El qué?

—No lo sé, tener tanta historia con una persona, pero ser completos desconocidos estando frente a frente.

Wen se acomodó un mechón de cabello húmedo detrás de la oreja y brincó para sentarse sobre la isla a un costado de los sándwiches a medio hacer.

—No fue mi decisión. Chris era mi mejor amigo, casi como un hermano. Lo que hice... fue un accidente, fui descuidada y torpe y jamás me lo voy a perdonar, pero tenía diez años y los dos estábamos jugando con los artefactos de mi abuela.

—Chris tiene esta... esta teoría de que estando en el Reino de los Muertos alguien puso una maldición en él.

—¿Qué? —Había genuina preocupación en su rostro ante esa información.

—Ajá —me crucé de brazos—, siempre tiene miedo, o por lo menos internamente siempre está asustado. Dijo que sus padres y varios familiares han intentado por años tratar de quitar sobre él aquello que tanto lo atormenta, pero no han podido.

—En el Reino de los Muertos hay espíritus muy poderosos...

—Eso fue lo que dijo Chris.

—Maldita sea —Wen llevó sus manos a su rostro cubriéndose los ojos.

Yo me acerqué un poco más para apoyar mis brazos sobre la mesa uno a cada lado de sus piernas quedando frente a ella.

—Eran niños, deja de atormentarte.

—Todo esto es mi culpa, todo lo que está cerca mío termina en-

—No, Wen, mírame —Wen bajó sus manos y abrió sus ojos, tan hermosos como ella—. ¿Puedo preguntarte algo?

—Si digo que no, ¿aún así lo harás?

—Que bueno que ya nos vamos entendiendo, linda.

Wen rodó los ojos y puso ambas manos sobre mis hombros, viéndome con atención.

—Dime.

—¿Porque tú y Chris se marcaron el uno al otro? ¿Cuál fue la razón?

Lo meditó unos segundos y soltó un suspiro.

—Éramos muy pequeños, no lo sé. Chris ha sido la única persona que he marcado. Fue mucho antes del incidente, teníamos quizás ocho años cuando nos explicaron sobre la marca y lo que representaba, recuerdo que le prometí muchas cosas, entre eso cuidarlo y aunque él me odie, yo jamás romperé esa promesa.

Pasé una mano por el cuello de Wen viéndola fijamente.

—¿Él te prometió lo mismo cuando te marcó?

Ella negó.

—Chris prometió quererme toda la vida... No en el sentido romántico, sino como un hermano ama a su hermana —sonrió con tristeza—. Supongo que hay promesas que simplemente nunca serán más que palabras al viento.

—Sí, supongo que a veces es así —me incliné para dejar un beso en su frente.

❁❁❁

Mi habitación estaba siendo iluminada únicamente por la lamparita en mi escritorio. Wen dormía boca abajo en el lado izquierdo de mi cama y yo estaba con el celular en mano viendo mi propio perfil de Instagram, específicamente las fotos que tengo junto a mi mejor amigo.

Mentía si decía que aún estaba del todo tranquilo con la situación porque una cosa es parecerlo y otra cosa es estarlo.

Miré con atención una foto de Chris y yo del año pasado, ambos sentados sobre las gradas del campo de béisbol; sucios, sudados pero con unas radiantes sonrisas ya que habíamos ganado el juego.

¿Hechicero? El chico que sabe de mi terror irracional a los payasos y desde el colegio siempre me ayudaba con los quehaceres para que mi mamá me diera permiso de ir al parque. ¿Mi mejor amigo era un hechicero? Parecía una tremenda mentira.

Bloqueé el celular y miré a Wen durmiendo.

¿Bruja? ¿La chica que me gustaba era una bruja? Una que se arriesgó cuando rompió las reglas de su reino frente a un simple mortal como yo solo para que no fuese cena de vampiro.

¿Como diablos quedé metido en medio de esto? Oh, qué locura ser yo en estos momentos

¿Imaginaban que un día volvería a escribir por acá? Yo no. Jaja, después de dos años desde la última actualización aquí estoy y me siento esta:

¡Hola! Lxs he extrañado, tengo muchas ideas y ganas de terminar este libro. Así que si no recuerdan nada, denle una rápida leída que a partir de hoy empiezan las actualizaciones semanales cada martes.

-Cute.

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