06. Venda
Wen
Cuatro días en el foso de los castigos.
Cuando abrieron las puertas me costó adaptarme a la luz del amanecer.
Mis brazos ardían mientras mi madre empezaba a quitarme las cadenas de espinas.
—¡Es tan divertido pasar tiempo con mi sobrina favorita! —exclamó el espíritu Valezka al salir disparada del foso y surcar los aires dando vueltas como un frisbee.
Rodé los ojos y me mantuve callada evitando demostrar el dolor abrumador que las espinas me causaron. Estoy ensangrentada, furiosa y sobre todo cansada.
Mi madre me señaló en cuanto estaba completamente liberada.
—¿En qué estabas pensando? Si ese vampiro moría declarabas una guerra con su clan. La próxima vez te aseguro que no tendremos un castigo tan patético como este. Eres afortunada de que Herodes Jaris aseguró no armar un escándalo solo porque su vampiro estaba fuera de su área de caza. Espero que esto no se vuelva a repetir, Wendy.
Vi a Valezka seguir dando vueltas en el aire y asentí a lo que mi madre había dicho.
—No se repetirá.
—Bien, ahora ve a bañarte y te vas a la universidad. No vaya a ser que te atrases en tus deberes por faltar otra vez.
Sin decir algo comencé a caminar a la casa y entré por la puerta de la cocina.
La abuela preparaba el desayuno y Wael se levantó de la silla del comedor en cuanto me vio. Pasé de largo a mi habitación con mi hermano menor siguiéndome los pasos.
Ya tenía su botiquín de pociones curativas sobre mi escritorio, así que fui directo a la silla y me senté allí mientras Wael comenzaba a untar remedios y realizar hechizos en murmullos apenas audibles que poco a poco fueron eliminando el dolor y las marcas de las espinas.
—¿Cómo estuvo?
—¿Tú cómo crees? —repliqué sarcásticamente.
Solté una profunda respiración cuándo ya no sentía una pizca de dolor en mi cuerpo. Wael me regaló una sonrisa de lado y yo me puse de pie. No era como si yo sola no pudiese curarme, pero mi hermano era mejor en ese aspecto.
—Gracias —susurré y él asintió—. Debo comenzar a alistarme.
—De acuerdo, yo seguiré desayunando, ya no deben tardar en pasar por mí. Nos vemos más tarde.
No respondí, solo entré a mi baño estrellando la puerta.
Estando frente al espejo vi mi rostro ensangrentado y las horribles ojeras provocadas por no poder dormir en los últimos cuatros días.
Maldito Lucas Zhing.
❁❁❁
Entré al salón de clases y dejé salir un suspiro de tranquilidad, ya que a pesar de que llegué veinte minutos tarde, la profesora de la primera clase no había llegado.
Senti los ojos del maldito chico de cabello negro lacio y rasgos asiáticos seguir mis pasos, pero finji que no existia, así como vengo haciendo con todos en este salón y me diriji a mi asiento asual en la última silla de la quinta fila.
Dejé caer mi maleta a un costado de mi silla y saqué mi agenda para comenzar a trazar con el lápiz un par de runas o como en el reino mejor se le conocen Telarañas de Brujas. He estado haciendo diseños delicados y nuevos que llevo perfeccionando en mis tiempos libres y que espero lleguen a funcionar algún día.
Los murmullos de mis compañeros pararon y al levantar la mirada noté que la profesora estaba sentándose detrás del escritorio.
—Buenos días, espero que hayan amanecido de buen humor porque ya les traje los resultados de su último parcial.
Cerré mi agenda para poner mi atención en ella. Comenzó a llamar a todos uno a uno y en silencio se levantaron por su parcial.
Sus ojos. Nuevamente sentí la mirada de Lucas en mí, a pesar de que se sienta en mitad de salón, no parecía importarle estar mirando atrás.
—Lucas —llamó la profesora—. Lucas... ¡Lucas!
De manera irritada lo miré. No pude descifrar la expresión de su rostro.
¿Qué es lo que quiere?
—¡Zhing! —volvió a hablar la profesora y desvié mi mirada de la suya para mirarla y solo entonces él reaccionó y se puso de pie.
—Lo siento, estaba distraído —se disculpó de forma bastante audible y extendió su mano para recibir su parcial.
Ladeé la cabeza al notar la venda blanca alrededor de su mano derecha cubriendo toda la palma.
Apenas y lo pinché el viernes por la noche cuando estaba de intenso pidiendo respuestas por cosas que no puede saber. Hoy era martes, no debería tener más que pequeños puntos cicatrizados.
Me puse de pie cuando la profesora llamó mi nombre y pasé de largo buscando mi parcial. Era una B. Nada mal para no haber estudiado.
De regreso a mi puesto pasè junto a Lucas y sus ojos se conectaron con los míos un par de segundos y rápidamente vi su mano vendada con muchas manchas rojas.
No puede ser...
Ojalá la razón de que aún esté sangrando sea porque se estuvo molestando la mano todo el fin de semana y no porque le inyecté las espinas demasiado profundas. De ser la segunda opción tendré que brindarle una poción curativa para que no se infecte y no pierda la mano.
Si una bruja te hiere de forma profunda y tu sangre está involucrada, la maldición que tenemos atada en nuestra alma se traspasa a tu sistema. Un simple humano cómo él no soportaría eso y quizás lo mate.
Fruncí los labios.
Lucas Zhing muerto no afectaría al ciclo de mi vida... pensé de forma tranquila.
Pero soy una bruja de buena familia, no una asesina de universitarios.
Resoplé molesta y dejé de caer mi cabeza sobre el brazo de la silla llevando mis manos a mi cabello.
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