ETAPA 7 - "No es el final" #StoryTime

Hubo un extraño momento, donde la consciencia de Tamara se perdió por completo. En un segundo caía, al siguiente solo despertó para dejar de ser ella. Lo que antes eran sus manos, crujieron al cerrarlas y abrirlas.

Observó a su siguiente víctima, durmiendo sin preocupación en su apacible lecho. Deslizó una afilada garra desde su sien hasta el cuello, casi podía saborear su desesperación y miedo. Aquella criatura ni siquiera tenía consciencia, de a quien acechaba desde la oscuridad, alguna vez fue ella.


—Es todo lo que sé, su departamento esta desmantelado, como si nunca hubiera vivido ahí. — reafirmó Irina por tercera ocasión a los miembros de la policía.

Su amiga, Tamara, llevaba días sin dar señales de vida. Fue a su departamento solo para encontrarse todo perfectamente ordenado y ningún objeto personal. Llamó a la policía preocupada por su repentina marcha, pues no era usual en su amiga desaparecer sin avisar, sobre todo siendo extranjera en un país a miles de kilómetros del suyo.

Por supuesto que la policía tomó su declaración, aunque Irina estaba segura, que pronto Tamara sería una cifra más en la lista de desaparecidos. Rezaba porque estuviera con su familia, era mejor que cualquier tragedia. Si bien su amiga, en las últimas semanas, actuaba de forma extraña quedándose dormida a la mínima oportunidad y desmejorando conforme pasaban los días, nunca había sido irresponsable en su trabajo, incluso cuando tuvo aquel accidente en su hogar que la envió al hospital. Despidió a los oficiales cuando terminaron de interrogarla.

No quiso contar a los agentes de la policía, el estado de paranoia de su amiga. Mas de una vez la atrapó hojeando ejemplares de ocultismo y parapsicología. La primera vez, Irina solo se burló mentalmente por el interés poco usual de Tamara, pero unos días después pudo confirmar lo mucho que ese tema afectaba a la susodicha. Ella verdaderamente creía que algo fuera de este mundo le sucedía.

Un libro cayó de la estantería sacándola de su estupor. Se sobresaltó un poco por el sonido, probablemente alguno de los practicantes lo intercalo de forma inadecuada. Negó con la cabeza, eso siempre pasaba con los nuevos estudiantes que comenzaban a trabajar. Siempre lo mismo. Estaba a punto de agacharse a recogerlo, cuando la conocida voz de Tamara la hizo girarse bruscamente.

—Creí que no me extrañarías. — dijo su amiga medio sonriendo.

Lucia exactamente igual a la última vez que la vio, un pequeño peso se liberó de sus hombros al verla sana y salva.

—¿Dónde te metiste? — la regañó mientras le daba un abrazo, uno del que Tamara trató de zafarse no tan disimuladamente. — Desapareciste, la policía acaba de interrogarme.

—Emergencia familiar, debo presentar mi renuncia, regreso a mi país. — explicó brevemente.

—¿Todo bien? — preguntó no tan segura de como continuar.

Tamara parecía distante, por nombrarlo de alguna forma. Su ropa oscura, el andar, su mirada, las ojeras bajo sus ojos desaparecieron, como si hubiera utilizado kilos de corrector. Algo así no desaparece de un momento a otro.

—Mejor que bien. — sonrió ampliamente enseñando los dientes. Algo en esa sonrisa hizo estremecer a Irina hasta la médula. — Tengo que ir a hablar con Yana, nos vemos luego.

—Seguro. — murmuró Irina repentinamente incómoda.

Observó el andar seguro de Tamara, y podría jurar que nunca la había visto utilizar tacones de más de cinco centímetros. Sacudió la cabeza para despejarse, mientras se volvía detrás del mostrador para recoger el libro, solo que este ya no estaba.

—Adiós, Irina. — se despidió Tamara al pasar por el mostrador para ir a la salida.

—Adiós, nos vemos luego. — intentó sonreír la rubia devuelta, aunque le costó forzar los músculos de su rostro.

—Será más pronto de lo que crees. — aseguró Tamara medio sonriendo, ligeramente satisfecha por la parvada de emociones en el rostro de Irina.

Aquella criatura se volvió ligeramente hacia su siguiente víctima. Regresó su vista al frente un segundo después y abrió su diario rojo escribiendo el nombre, justo debajo del de la dulce Tamara, sellando el destino de esa mujer. Se tomaría su tiempo, no sería tan rápido como la última ocasión. Tamara ni siquiera tuvo oportunidad alguna, aunque fue divertido.

Siempre lo era.


-------------------OOOO--------------------

¡He vuelto, chicos! Esta vez regrese con el cierre de la historia. Voy a corregir unas cosas de la historia, probablemente sirva de spin-off o precuela para la otra historia que tengo planeada. También me invitaron a participar en la "Antología de Terror" del perfil TerrorES, así que ya estoy planeando mi cuento para enviarlo :D

Bueno, les dije que en la última entrada les contaría mi fuente de inspiración para este relato. De acuerdo, aquí vamos. De entrada aviso que cada quien cree lo que desee. 

Si me preguntaran ¿Crees en cosas paranormales (fantasmas)? Mi respuesta es si. Sin dudar lo respondo, porque no manches, me ha sucedido cada cosa, que difícilmente puedo explicar con lógica. Así que, entre mis variadas experiencias, me ocurrió una que no he podido olvidar. 

Estaba tranquilamente "dormida", en esta ocasión me fui a acostar temprano, algo extraño en los últimos seis años de mi vida. Alguna vez me han susurrado al oído, otras veces se oían llantos de una mujer muy cerca de mi habitación y la de mi hermana, hasta que les pedí, amablemente, que dejaran de molestarme. Desde ese día ya no he vuelto a oír nada.  En otras ocasiones me movieron la cama mientras yo estaba en ella, etc. Pero esto fue diferente.

No sé cómo explicar lo que me pasó esa noche, pero no podía moverme, era como si estuviera congelada viendo lo que pasaba frente a mí; sin saber que tan  real pudiese ser, en que momento dejo de ser un sueño. Recuerdo como una figura oscura con garras me gruñía, mientras yo estaba acostada en mi cama y empecé a rezar sin poder terminar nunca la oración. No soy una persona muy religiosa, cabe destacar. En ningún momento se acercó a mi, pero podía definir su silueta con claridad. Y luego me sobresalte, pero ya estaba despierta. Probablemente no me estoy explicando. Pero me asuste, estaba sudando y tenía unas cuantas lágrimillas. Y cuando miré el reloj de mi celular, eran las 11:32 p.m. Todo eso ocurrió en menos de una hora, estuve prácticamente "inconsciente" cuarenta minutos y los sentí como si fueran mil. 

Esa es la flamante anécdota detrás de la construcción de este relato.

¡Nos leemos hasta la próxima! ;) 

  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top