Ya no soy el mismo,
ahora me siento en los muebles,
ya no discutimos sueños en la tarde.
Ahora ya no duermo
porque me ataca un insomnio con nombre.

Ya no me apetecen las mismas cosas,
ahora mi plato favorito usa falda y tacones;
y aunque siempre está recién servida
el que está caliente
soy yo.

Ya no me visitan mis amigos
porque siempre estoy hablando
de imposibilidades.
A ellos les aburren mis proyectos sin fechas,
mis libretas sin letras y sin novedades.

Ahora le dedico más tiempo al espejo,
dialogamos juntos las imperfecciones
que me extirpo con los dedos
y prácticamos una obra de teatro
antes de salir a la calle.

Ahora me detengo en la calle
a saborear los atardeceres
que huelen a contaminación
y se ven en tonos opacos.
Ya no soy el mismo de antes.
Ahora resulta que mi corazón
está en el pecho de otra persona,
y que mi pecho vacío
guarda adentro a alguien.

Ya no soy obediente,
Ahora me escapo en la madrugada
a una cama desconocida.
Ahora freno mis pensamientos
y acelero mi sentir
que es analfabeta y no entiende
de señales de tragico;
se pasa todos los PARE
y frena en semáforos en muerde.

Ahora mis miedos pasaron de ser
mounstruos a ausencia.
Mis necesidades se transformaron
en placeres
y los juguetes que compro
tienen más sentido del tacto
que cualquier otro humano.

Ya no camino por el parque
quejándome de la gente,
ni de la vida, ni del dolor,
ni la codicia, ni del amor...
que ahora dicen
que por este último es que he cambiado.

Que ya no hablo sin mencionarla,
que los segundos que le dedico a otras personas
no es suficiente,
que ya no paseo al perro, sino a la fiera;
que ya no afronto las dificultades,
que desde que deje las Matemáticas,
todo me parece un problema.

Ahora lo único que pienso es que
quizá yo si sea el mismo de antes,
sino que el mundo está celoso
porque de incontables fracasos,
me mudé a otro.