—Nunca me quisiste.
  —Si, si lo hice.
Suspiró.
  —Siempre te fue fácil mentir
  —No, la verdad si te quise, me gustaba todo de vos, tu manera de pensar, tus gestos tu...
  —...No me pintes de colores lo que sabes que va gris —interrumpí—. Lo sé, sólo fue un capricho. Aceptemoslo.
  —En serio te ame
  —¿Por qué te fuiste?
  —Escucha, te ame, te ame lo suficiente como para dejar mis sentimientos de lado y decirte que no. Pero, ahora te pido perdón, y aquí estoy, te dije que iría a ser mejor y lo soy. Las mentiras que dije ahora son verdades
  —Dijiste que demorarias en volver, que me olvidara de ti, pensé que había otra, en serio no te olvide, pero decidí seguir con mi vida y ahora... ahora hay otro.
Baje la cabeza para evitar mirarle a los ojos.
   —No lo amas —dijo para mi sorpresa.
   —¿Qué sabes vos?
Sujeto mi cintura atrayendome hacia él, cortando la poca distancia que había entre su pecho y el mio.
   —Un día me dijiste que las novelas siempre tienen finales felices...
   —¿Y...?
   —Esto no es una novela.
   —¿A donde quieres llegar?
   —Que no habrá un final feliz para él —me beso—. He venido por vos —dijo y se alejo lentamente por el asfalto húmedo de la madrugada.