Un peso extra aplasto su lado de la cama. Despertandolo de manera suave, pero dejándolo algo irritado por no poder seguir con su sueño.
      Siendo obligado a darse vuelta por el constante golpeteo que se escuchaba en la cama.
  
  
 
─Piers. Basta─ Pidió con voz cansada.
 
 
 
      A sus espaldas se encontraba el perro Pastor Aleman de su pareja. El menor de tres.
      Este daba pequeños golpes a la cama con su pata delantera, en busca de que ambos se levantaran de la cama para darles el desayuno a él y sus hermanos.

      Y al conectar miradas con el castaño, este le dio un suave bufido. Siendo seguido de un suspiro de Karl quien le afirmó que se levantaría, como si este le entendiera, para luego voltear y abrazar nuevamente a su pareja tras ver como el cachorro dejaba la habitación.
 
  
 
─Hubieras fingido estar dormido─ El susurro de su pareja atrajo su atención.
 
 
 
      Sus ojos castaños chocaron con los igualmente cansados del menor, cuando este se volteo para estar cara a cara con su pareja.
      Kyo lo observó por un instante, antes de ocultarse en el cuello del contrario, buscando calor y quizás una excusa para seguir acostados uno al lado del otro.

       No era sorpresa que a ambos les encantaba despertar junto al otro. Sintiendo el aroma contrario o los brazos del otro rodeandolo. Dándoles ganas de ignorar todo solamente para quedarse todo el día en cama, llenarse de mimos y quizás molestar al castaño con sus chistes de doble sentido.

      Pero aunque ese fuese su deseo más profundo, el ruido proveniente de la cocina y comedor del piso de abajo les hizo saber que levantarse ya no era una opción.
      Pues el albino no vivía solo; y era sabido que sin él la casa se pondría patas para arriba en menos de media hora.
 
 
 
─¿Quieres que valla yo?─ Preguntó Karl adormilado. Divertido por el gruñido de fastidio de su pareja.

─No. Ya voy yo─ Murmuro aún escondido en su cuello. Para luego separarse y besar sonoramente a su pareja en los labios.
 
 
 
      Dándose ánimos para levantarse, y de paso, dejando a su castaño avergonzado por tal acción.