El día empezaba con la canción de "Akra-Lai Lai Trap BASS" la cual era característica de los días martes.

El rubio nuevamente con su vagancia se levanto de su cama, esta vez con más ánimos que el día anterior.

Con su teléfono en mano empezó a reproducir su lista de música con los auriculares puestos. Sus dientes ya limpios como su rostro y manos. Sus cabellos aun seguían revueltos los cuales fueron desenredados para luego meterse a la ducha.

Levemente tarareaba "Heathens" de Twenty One Pilots.

https://youtu.be/UprcpdwuwCg

Ya limpio salió de la ducha y vestido con una camisa blanca, pantalones negros ajustados y unas botas que iban en desacuerdo con lo demás vestido.

Coloco los auriculares a los costados de su cuello y guardando el celular aun conectado en el bolcillo trasero de su pantalón; ya sin música se dirigió escaleras abajo.

En el camino se escuchaba las voces de Dick hablando por teléfono con, dios sabe quién y dios sabe de qué. Ya en la cocina se encontró cara a cara con Demián, Kyo dio una vuelta automáticamente dirigiéndose a la sala.

Era más que obvio que no tenía ganas de hablar con el de ojos verdes...

-¿Sigues limpiando?- Kyo pregunto a penas tuvo la atención de Alfred; el contrario se encontraba sacudiendo unos de los cojines del sofá. El mayor solo asintió- Linda charla- Se burlo el rubio antes de dirigirse nuevamente a la cocina verifico que Demián ya no se encontrase ahí, luego de no ver a nadie se retiro con un auricular en su oreja izquierda.

Aun en el umbral se fijo a ambos lados (como si estuviera cruzando la calle) para ver si el azabache de orbes verdes se encontraba. No había nada malo en verificar por segunda vez.

-Genial- Rio antes de acercarse al cereal en la alacena.

Pero en su camino se interpusieron los amados malvaviscos. Una idea vino a su cabeza. Chocolate con malvaviscos...

...

En el patio trasero de la mansión se encontraba el rubio el cual estaba acompañado de una taza de chocolate caliente con malvaviscos como bombones. Simplemente perfecto...

Su teléfono sonó molestando su adorada mañana tranquila.

-Diana- Susurro el nombre del contacto- Este teléfono está ocupado, deje su mensaje luego del Pi- Dijo imitando la voz de contestadora- Piiiiii...... To- Susurro la ultima silaba. Luego tomo de su bebida.

-¡Kyo!- Le regañaron al otro lado.

-Me gano la tentación, que te voy a decir- Dijo en forma de defensa- ¿Qué necesitas? ¿Ya vuelves? ¿Cuando pasas por aquí?- Dijo curioso el chico pero manteniendo su semblante tranquilo- ¿O solo llamas para ver si no me eh esfumado aun?- Bufo al no recibir respuestas de las anteriores preguntas.

-Solo me preocupaba tu viene estar. Así que decidí llamar al menos por un rato- Se sincero la mayor- En realidad es raro que contestaras tan rápido.

-Estoy escuchando música todo el tiempo que estoy aquí- Dijo el menor viendo el interior de la taza.

¿Por qué mierda se vació tan rápido?

-Te ara mal estar tanto tiempo con esas cosas- Repitieron los dos al mismo tiempo. Kyo rio al adivinar lo que su madre diría. Diana solo suspiro, ya se esperaba eso de su hijo.

Kyo observo un rato el cielo antes de seguir con la charla... ¡¿A quién engañaba?! Se estaba volviendo incomodo y él no sabía como seguir o mantener una charla normal con su madre.

-Esto es incomodo- Soltó de repente el rubio.

-Soy tu madre. ¿Por qué seria incomodo?- Dijo Diana antes de darse cuenta de lo obvio- Oh

-Sí, Oh-Rio el rubio- Cuelgo tengo que ordenar mi cuarto- Luego de una despedida rápida colgó.

El menor no se sentía mal por a verle mentido a su mamá, al fin de cuentas no le diría que no desempaco nada. Y no lo pensaría hacer.

...

-Quiero comer- Suspiro con pesadez Dick.

-Hubieras desayunado- Contesto Demián con brusquedad. Para luego ordenar lo que había utilizado.

El mayor termino por verle con mala cara. Ambos azabaches se voltearon al notar como Alfred entraba a la cocina.

-¿Eres dios o un angel?- Exagero Dick.

-No, es un dinosaurio aun no extinto.

Los tres mayores voltearon al escuchar las típicas burlas del rubio. Demián le miro desinteresado para luego volver a ver hacia la televisión. Dick lo miro algo enojado, lo cual no duro nada luego de recibir la mirada burlona pero feroz del rubio.

Payaso...

Se quejo el rubio en su interior.

-Buenos días- Saludo Alfred al menor. El contrario le saludo igualmente junto a una pequeña sonrisa y una taza vacía la cual limpio rápidamente- ¿No desayuno demasiado tarde?

-¿No está cocinando demasiado tarde?- Contraataco el moreno. Con una sonrisa victoriosa se sentó en unos de las banquetas de la isla del medio.

Frente suyo ambos azabaches estaban en su mundo.

Nunca había conocido a personas tan aburridas...

Se quejo nuevamente.

Hoy sería un día largo, y sabiendo bien como era el de inquieto, seria eterno.

...

"Holla-Do It For Love" resonaba en los auriculares del rubio.

https://youtu.be/zoqv4rp4c6E

Sus pasos eran lentos pero eran raramente sincronizados con la melodía. Luego del almuerzo se había quedado a ver si algo entretenido pasaba, pero al ver como Bruno, Alfred y Dick tenían cosas que hacer, prefirió simplemente irse a su habitación.

La música siempre había sido la mejor herramienta para sacarle el aburrimiento o simplemente entretenerlo en un momento incomodo.

Y ese no era la excepción...

Pero lastimablemente él estaba acostumbrado a poner la música a todo volumen y en su casa, pero ahí debía conformarse con lo que podía.

Ya en la habitación se lanzo a la cama. La suave sensación del acolchado le daba cierta relajación.

La vibración de su teléfono le notifico un mensaje.

Un número desconocido le había mandado un mensaje: "Si no quieres que te mande mensajes por este teléfono, contesta el privado. Recuerda que no tengo paciencia"

Los ojos cielos se agrandaron perdiendo el delicado parecido a los de unos felinos.

Con confusión se dispuso a buscar su maleta. Grande fue la sorpresa que se llevo al no encontrar ninguna de las dos bajo la cama.

-¿Buscabas algo?- Kyo levanto su mirada al escuchar la voz del oji verde. Demián estaba posado con tranquilidad en el umbral de la puerta- ¿Qué?

-¿Dónde están mis maletas?- Pregunto Kyo con seriedad.

-¿Y yo porque he de saberlo?- Pregunto con tranquilidad Demián.

-Tú eres el único que está en la mansión.

-No justifica nada.

-Bruno es maduro como para hacer estas estupideces. Dick no se atrevería. Alfred no le interesa mis maltas ni su contenido. Tú eres el único aquí y el único que tiene algo en contra de mí- Explico rápidamente el rubio.

El azabache frunció el seño- A Dick tampoco le caes tan bien. Recuerda lo del auto.

-Recuerda lo que me debes- Contraataco el rubio.

Ambos se miraron seriamente hasta que Demián rompió el contacto visual- Cree lo que quieras, yo me iré a mi cuarto, así que no molestes- Sentencio antes de irse.

Con pocos pasos ya llego a su habitación. Demián sabía bien donde se encontraban las maletas del menor, era obvio si él las había escondido.

No era por odio, sino por rencor. Su ultima travesura casi le costó u regaño de Batman. Demián se había salvado, solo porque Dick sabía bien que Demián no podría llenar su auto con brillantina. (Además de que no era su estilo)

Así que, era como una pequeña venganza.

Demián apago la tele al sentir golpes en la puerta.

-¿Qué?- Pregunto apenas vio al rubio del otro lado.

El azabache contuvo el aire al sentir el repentino peso extra sobre si. El rubio lo miraba enojado.

-¿Dónde dejaste mis cosas?- Pregunto entre dientes el rubio.

Demián trataba de sacarse al rubio de encima. El contrarío parecía no darse cuenta de que estaba en un lugar inapropiado. Kyo estaba sentado en la pelvis del azabache y sosteniendo el cuello de la remera del mayor.

-Te dije que no lo sé- Se quejo Demián. ¡¿Por qué le costaba tanto sacárselo de encima?!

-¡No me mientas!- Gruño el menor. El menor lo sacudió unos instantes, su paciencia se agotaba y él no sería responsable de las consecuencias.

-¡Quítate!- Le grito Demián.

-¡No hasta que me digas donde están mis cosas!- Le volvió a gruñir el rubio.

El repentino tono dejo a ambos estáticos. Ambos reconocieron el tipo tono de llamada. Y al no ser de ninguno de sus teléfonos ambos sacaron una conclusión.

Las maletas...

Kyo se levanto tan rápido como se le lanzo al azabache, siendo seguido por el azabache. Ambos corrieron hacia la sala. Pero Kyo murmuro diversas maldiciones al notar la ausencia de Demián.

El rubio estaba rezando a todos los dioses para que el azabache no alcanzara el segundo teléfono.

Por otro lado, Demián se encontraba buscando las maletas del rubio, no recordaba con exactitud el lugar, pero sabía que el ring ton de llamado lo ayudaría a encontrarlo.

Luego de unos minutos corriendo de aquí para allá ambos se encontraron frente a frente al lado de la puerta de la biblioteca.

-Te odio- Gruño el rubio.

Demián no supo que decirle en aquel momento. Era como si se hubiera quedado mudo en aquel instante.

Pero al ver como el rubio entre corriendo a la biblioteca él solo le siguió.

...

Alfred colocaba los nuevos artículos de limpieza que había en sus respectivos estantes. Sinceramente él se encontraba pensativo.

Desde que había llegado no había rastro del joven Demián ni de Kyo, y que él supiera, eran los únicos que se encontrarían en la mansión.

Con una sonrisa observo ya todo en su lugar, pero al escuchar el repentino caer de algo le borro su pequeña sonrisa.

En pocos segundos ya se encontraba en frente de la puerta de la biblioteca.

Al abrir la puerta simplemente su antigua sonrisa se volvió un seño fruncido.

Ambos jóvenes estaban lanzándose cada libro que tuvieran a su alcance, y tanto Demián como Kyo estaban rojos por el cansancio.

Pero al sentir la presencia del adulto ambos se detuvieron. Y no falto mucho para que ambos bajaran la cabeza luego de la regañada dada.

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