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El doctor salió suspirando, su mirada se notaba muy cansada. La familia entera de la pareja había llegado, su madre y la de Kei al igual que su hermana y Hiro, todos esperando.

—¡Doctor ¿cómo están?! —Natsu fue la primera en acercarse.

—El bebé está fuera de peligro, una enfermera los llamará para que pueda verlo en la sala materna.

Todos soltaron un suspiro de alivio pero aún faltaba algo. Faltaba Shoyo.

—¿Y Shoyo...? —la voz de Kei salió en un hilo.

—Su estado es más complicado...

—¡¿Por qué?!

—Victor tranquilo. —habló Kaori.

—Como les había dicho el embarazo era arriesgado, durante la operación los signos vitales de Shoyo-san colapsaron.

—¿Él está...? —habló Azami.

—Por el momento está dormido, no es un coma como tal pero no puedo asegurar cuando vaya a despertar...

El mundo de la pequeña familia Hinata-Tsukishima cayó a pedazos. Una vida nueva había llegado con ellos pero una de ellas estaba a un paso de irse.

Casi una hora después una enfermera llegó anunciando que podrían ver al pequeño de la familia. Los primeros fueron Kei y los gemelos, no pudieron entrar aún pero si verlo desde la ventanilla como descansaba en la incubadora.

—Es tan lindo. —sonrió Victor con lágrimas.

—Papá hará un drama por ese cabello rubio. —rió también en llanto.

—Shoyo te va a amar pequeño...igual como nosotros lo hacemos.

Kei apoyó su mano en el vidrio sollozando, el par de hermanos lo abrazaron en consuelo. Necesitaban que Shoyo despertara.

—¿Ya sabe el nombre Kei-san? —preguntó

—Les dije que podían llamarme solo Kei —les sonrió secando su rostro—. Y si, ya tiene un nombre.

Los gemelos sonrieron al escuchar el nombre de su nuevo hermanito, el que desde hoy sería un sol más para ellos.

Algunos minutos después de estar observando al bebé por fin los dejaron pasar al cuarto donde Shoyo descansaba, no había más que una máquina que marcaba sus signos vitales, la paz era hasta cierto punto tortuosa.

—¿Creen que va a despertar? —preguntó el menor de los gemelos.

—¡Claro que si! —se apresuró a responder su hermano—. Debe hacerlo...

—Su papá ha sido terco y fuerte desde que lo conozco, va a salir adelante.

El rubio tomó la mano de su pareja, la cual siempre estaba cálida y ahora fría, la besó y rogó al universo para que sus hermosos ojos se abrieran.

—Papá por favor...no puedes darnos este susto.

Los gemelos, abatidos por la situación, decidieron que lo mejor era salir fuera a tomar un poco de aire. Despejar su mente.

—Tranquilo bebé, todo va a estar bien. —consoló Kenta a Azami.

—¿Tu no vas a consolarme así? —habló Victor intentando aminorar el ambiente.

—Ven aquí idiota.

Kaori sonrió abriendo sus brazos para recibir a su amigo, sabía bien que estaba muy preocupado y solo intentaba distraerse.

—Están muy preocupados por ti, todos lo estamos, debes despertar para conocer a nuestro bebé.

El nudo en su garganta no desaparecía.

—Es fuerte como tú, aunque se parece más a mi. —intentó reír.

No entendía como esto estaba pasando, todo el embarazo estuvo bien y siendo cuidadoso ¿por qué debía pasar esto?
Estaba tan hundido en sus pensamientos que no notó como Shoyo despertaba.

—¿Kei...?

—¿Dónde está mi bebé? dime qué está bien Kei por favor dímelo... —sollozaba el pelinaranja.

—Está bien mi amor, está muy bien, el que debe descansar eres tú.

—¡Ya estoy cansado de dormir quiero ver a mi hijo!

—Les diré a las enfermeras que lo traigan solo si te calmas.

Shoyo dio un puchero pero respiró profundo y comenzó a calmarse.

—¡Papá!

—¡Niños!

Claramente hubo un gigantesco abrazo, donde aquellos tres pelinaranjas lloraron a mares.

—¡Nos asustaste!

—Lo lamento, estoy bien ¿si? no se preocupen.

Kei salió un segundo de la habitación para llamar a alguna enfermera. Minutos después habían llegado con una cuna de cristal típica del hospital con su pequeño en brazos.

—¿Ese es...? —lágrimas comenzaban a cortar otra vez.

—Nuestro bebé, nuestro pequeño Taiki.

—¿Taiki?

—Es nuestra gran esperanza, igual que yo tuve al esperarte tanto tiempo y que me aceptarás a tu lado.-/

—Es perfecto. —sonrió entre lágrimas tomando a su niño en brazos.

Lo observó a detalle, sus regordetes cachetes, su cabello rubio como el sol, su suave piel. Todo era hermoso en él.

—Nueve meses esperándote ¿para que seas igual a tu padre? —reprochó Shoyo.

—Te dije que diría eso. —rió Azami.

—Por fin estás aquí mi vida...por fin estamos todos juntos.

Todos se acercaron para estar juntos, eran una familia más grande aún. Y pensar que había comenzado con solo 3 personas y ahora eran 5. El tiempo pasaba demasiado rápido.

—¡¿Dónde está mi nieto?!

Dos mujeres entraron prácticamente derribando la puerta. Sus madres.

—Mamá silencio. —calló el Hinata mayor.

—Es igualito a ti Kei. —chilló su madre.

Y así poco a poco llegaron personas a conocer al nuevo integrante de la familia Tsukishima-Hinata. Al día siguiente, ya siendo revisado de pies a cabeza para que todo estuviera bien, les dieron el alta tanto al papá como a su hijo, también fueron visitados por ambos padrinos del pequeño.

Kenma llegó con una pila de regalos, Tobio a duras penas podía caminar debido a su gigante abdomen pero todo por ver a su nuevo sobrinito. Y hablando del susodicho la fiesta para el grupo de cuervos no acabó en el nacimiento de Taiki, a la semana siguiente la pequeña Azumi llegó a sus vidas también.

Todo era hermoso y perfecto, las primeras semanas fueron difíciles ya que debían adaptarse a un pequeño ser pero todo fue encajando con el tiempo, claro que las ojeras no se hicieron esperar pero eran parte de la experiencia. Kei no podía estar más que bobo con su bebé, todo en el era tan hermoso que lo dejaba sin aliento y todo mejoró cuando los gemelos le dijeron lo mejor que podría haber escuchado jamás.

—¡Ya nos vamos! ¡Nos vemos Tai-chan, papá y papá Kei!

Shoyo y Kei quedaron en silencio unos segundos, está vez aquella palabra no fue dicha con ironía por supuesto que no, había salido de corazón.

Nunca lo admitiría frente a los niños pero frente a su pareja dejó escapar unas cuantas lágrimas de felicidad, solo unas pocas después de todo era el frío Tsukishima de siempre. Claro, frente a todo menos con su familia.

Los años pasaron y ahora aquella familia que se había ensamblado sin pensarlo estaban por festejar el 7mo cumpleaños de Taiki. El tiempo transcurrió demasiado rápido.

Victor y Azami ya eran adultos hechos y derechos, triunfaban en un equipo profesional de vóley y habían sido convocados para el equipo nacional. Eran el dúo más fuerte en el deporte.

Azami aún seguía con Kenta, tenían una vida hecha juntos y planeaban expandir su familia de dos pero aún no era el tiempo.
Victor por otro lado disfrutaba su soltería, o eso quería creer, no admitiría a su hermano que deseaba de todo corazón tener un amor tan fuerte como el suyo.

—¡Tai baja a desayunar!

—¡Es hoy, es hoy!

—Tranquilo campeón te vas a lastimar.

—¡Hoy vienen mis nii-san!

—Pero hace dos semanas los viste ¿tanto los extrañas? —preguntó enternecido Shoyo.

El niño asintió efusivo y se sentó a desayunar junto a sus padres, como era su día especial le habían preparado su platillo preferido.

La mañana paso demasiado lenta para Taiki, ya deseaba ver a sus hermanos, y cuando el timbre sonó no hizo más que salir como un rayo a la entrada.

—¡Son ellos, son ellos, son ellos!

—Mi amor tranquilo. —rió el pelinaranja.

Al abrir aquellos gemelos gritaron un "feliz cumpleaños" para su niño especial estando repletos de regalos.

—Esto es demasiado chicos. —les dijo Kei.

—Nada es demasiado para nuestro ángel ¿verdad Tai? —habló Victor restregando su mejilla con la de su hermano menor.

—Nii-san~ me das cosquillas. —carcajeo el pequeño.

—¿Ya está todo listo papá, necesitas ayuda? —preguntó Azami.

—No cariño, ya preparé todo en el patio, solo falta que lleguen todos. ¿Kenta-kun no vendrá?

—Está un poco retrasado por el trabajo.

La fiesta fue igual a todas las anteriores, todos sus tíos y primos, como él les había denominado, llegaron a las pocas horas pero su compañera de juegos fue y siempre será Azumi. Al comienzo festejaban sus cumpleaños juntos pero Oikawa era demasiado ostentoso, después de todo se trataba de su princesa, así que luego de su 5to cumpleaños optaron por festejar por separado.

Cuando todos se fueron y quedó solo la familia Hinata-Tsukishima una duda comenzó a rondar en la cabeza de Tai, una que había instalado un compañero de clase.

—Papi.

—¿Qué sucede amor?

—¿Por qué mis nii-san y yo no nos parecemos?

Shoyo casi rompes el plato que estaba lavando, Kei y los gemelos se vieron preocupados. Aquella conversación llegó mucho más rápido de lo que esperaban.

—Eso es porque... —no encontraba las palabras correctas.

¿Cómo le explicabas a un niño de 7 años que su padre no era el padre de sus hermanos mayores? No era malo solo era complicado.

—¿Por qué preguntas eso hijo? —cuestionó el rubio mayor.

—Es que un niño de mi salón dijo que no nos parecemos y eso es raro porque somos familia.

—Tai no debes hacer caso a eso.

—Pero es verdad, mi cabello no es naranja como el suyo ¿por qué?

Lo ojitos del pequeño comenzaron a cristalizarse. Estaba a punto de llorar y los adultos entraron en pánico.

—No llores mi vida, te explicaré todo ¿si? pero no llores. —pidió Shoyo.

El niño asintió y así todos se acomodaron en el sofá estando el pequeño en el regazo de Kei y Victor en el suelo.

—Hace mucho tiempo, antes de estar con tu padre, yo tuve otra pareja y fue con él que tuve a tus hermanos.

—¿Entonces mi papá no es su papá?

—Algo así, tu papá es el papá de corazón de ellos porque los quiere mucho, mucho como a ti.

—¿Y dónde está su otro papá?

—¿Recuerdas dónde te dije que viví mucho tiempo?

—¿Brañil?

—Exacto, Brasil. —rió ante la pronunciación del niño.

—¿Allí está él

—Si y viene a visitarlos algunas veces.

—¿Entonces no son mis hermanos de verdad? —Taiki parecía querer llorar otra vez.

—¡No! Claro que somos tus hermanos, papá Shoyo es también el nuestro y tu papá Kei es lo mismo para nosotros. Nada cambia aunque no tengamos exactamente la misma sangre. —explicó rápidamente Victor.

—Hablando de eso... —comenzó Shoyo viendo a sus hijos mayores quienes les prestaron atención.

—Estuvimos hablando con su papá y...pensamos que les gustaría llevar mi apellido también.

—¿Qué?...

—¡Claro que es solo si quieren! Pero como no quieren el apellido de su padre tal vez...les gustaría también tener el mío además que el de su papá.

—No se que decir... —habló el gemelo menor en shock.

—Te dije que era un locura. —le murmuró Kei a su pareja.

—¡No! No es eso solo nos tomó por sorpresa —sonrió Victor—. Nos encantaría papá Kei.

—¿Qué está pasando papi?

—Tus hermano tendrán el mismo apellido que tú.

—¡Si!

Si, eran una familia hermosa, pasaron demasiado dolor y problemas para estar juntos pero al fin podían tener la vida que tanto se merecían. ¿Eran felices? por supuesto que sí y aún faltaba mucho por delante.

Las flores siempre alegran la vida de las personas y definitivamente lo habían hecho con Shoyo y sus hijos, al igual que con Kei.
Ya tenían sus "felices para siempre" y estando todos juntos en aquella sala era la prueba de ello.

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Llegó el final!!! (⁠╥⁠﹏⁠╥⁠)

No tengo palabras para agradecer a las personas que siguieron está historia, fue hermoso poder escribirla y definitivamente creo que Shoyo sería el papá más hermoso del mundo.

Aún tengo pensado un extra pero por el momento me despido y en verdad muchísimas gracias por todo. Los quiero!!

Y este es el final de "Back Home"

-Peonia: vida feliz.

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