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Era una mañana como cualquier otra, una más en aquella casa nueva a la cual se habían mudado hace tan solo un mes. Claro que fue un proceso difícil, más aún con un Shoyo de cinco meses de embarazo, pero con paciencia todo se logró a la perfección.
Ahora, ya con 6 meses de gestación, las cosas se estaban volviendo algo complicadas y muy pero muy sentimentales.
—Reunión en la cocina, ahora. —Kei había despertado hace unos minutos encontrándose en el camino con los gemelos.
—¿Sin papá? —preguntó Victor ya en el lugar de encuentro.
—Es sobre él, como ya lo habrán podido notar está en una etapa algo...sensible e-
—¿Irritante? —dijeron ambos.
—Si —admitió el rubio—. Así que lo mejor que podemos hacer es decir que si a todo lo que diga.
—¿Y si cree que me llamo Jack?
—¿Por qué creería eso? —cuestionó Azami.
—¿Por qué no?
—Buenos días. —todos se tensaron al oír a Shoyo.
—Buenos días mi amor.
—Buenas. —hablaron los gemelos.
—Muero de hambre ¿hay fresas? quiero fresas.
—No —dijo Azami recibiendo una mirada de su papá y Kei—. Pero justo iba a comprarlas para ti, ya vuelvo. —el chico prácticamente huyó de allí.
—Victor-
—¡Si!
—¿Si qué?
—Lo que sea...si. —y también huyó de allí.
—Que raros están todos ustedes.
—¿Cuándo fuimos normales Sho?
Luego de algunos minutos Azami volvió del mandado, Victor de tomar una ducha y ya todos comenzaron con su desayuno. Risas, hablar de cosas variadas, era lo que hacían cada mañana antes de comenzar con su rutina de trabajo o escuela. Toda una familia.
—¿Irás tarde al trabajo hoy? —preguntó Tsukishima al pelinaraja.
—Si quiero descansar un poco, ayer tuvimos un pedido grande así que me lo merezco. —suspiró.
—Kenta-kun es de gran ayuda.
—Tengo suerte. —sonrió.
—¡Por fin mañana comienzan las vacaciones!
—¿Ya planearon algo chicos?
—Nah solo descansar. —admitió el gemelo mayor.
—Seguro Zami vendrá mucho por la florería ¿no? —bromeó Shoyo.
El joven no contestó al comentario pero todo su rostro demostraba vergüenza.
Hinata fue hacía la sala para recostarse unos minutos en el sofá y disfrutar algún programa, estando en aquella distracción su teléfono comenzó a sonar y solo contestó sin ver el número.
—Aquí Shoyo.
—Oi Shoyo.
El mundo se detuvo por un instante, era como un sueño. Irreal. Después de tanto tiempo, tantos meses sin saber de él, Paulo le estaba hablando.
—¿Por qué me llamas? —debía guardar la calma, sus hijos estaban en casa.
—¡Por favor no cuelgues!
—¿Tú hablando japonés?, ¿es el fin del mundo acaso?
—¿Podrías no ser tan hostil?
—¿Yo hostil? debes estar bromeando ¡¿quién fue el imbécil que desapareció por meses y no fue capaz de mandar siquiera un mensaje a sus hijos para preguntarles cómo estaban?!
—Sé que fui un idiota...mucho más que eso, pero quiero remediarlo todo Shoyo.
—¡¿Remediarlo?!
—Estoy en Japón.
—¡¿Qué?!
Para ese punto los gritos ya fueron escuchados por Kei y los gemelos quienes se acercaron a la sala preocupados.
—Es repentino y lo lamento por decírtelo ahora pero quiero arreglar las cosas, volver a ser una familia como antes y si quieres poder regresar a Brasil.
—Claro, una familia como antes, ¡nunca lo fuimos entiéndelo! Tú mismo te encargaste de eso.
—Solo dame una oportunidad, si con lo que tengo que decirles no puedo convencerlos entonces me iré para siempre. Lo prometo.
—No-
—Por favor Shoyo, son lo único que me queda...
El silencio reinó algunos instantes, odiaba admitirlo pero en verdad quería escuchar lo que el bastardo tenía para decir. Las excusas y mentiras que inventaria con tal de recuperarlos,
—Los estaré esperando mañana en el parque que está cerca de la casa de tu madre. Si no llegan entenderé que no quieren verme nunca más y yo voy a respetarlo...porque lo merezco.
—Oye-
—Adiós Shoyo. —la llamada acabó y un vacío quedó en el pelinaranja.
—Papá...¿está todo bien?
—Era su padre. —¿por qué mentirles? se merecían saber la verdad.
—¿Qué...?
—Está aquí en Japón y quiere vernos, hablar con nosotros porque al parecer está arrepentido.
—Shoyo siéntate. —Kei ayudó a su pareja a tomar asiento, vio como los nervios lo estaban afectando.
—Se les hace tarde chicos.
—¡¿No vamos a hablar de esto papá?! —cuestionó Azami.
—Es su último día, cuando vuelvan veremos qué hacer.
—Pero-
—Zami por favor. —pidió su papá.
El menor solo chistó y salió de la casa, por otro lado Victor se acercó hasta Shoyo para depositar un beso en su frente y decirle que lo tomara con calma, que luego hablarían bien las cosas, claramente no era fácil para ninguno.
Hinata se encontraba en la florería, aún si Tsukishima le había pedido tomarse el día este prefirió salir de la casa ya que necesitaba despejar su cabeza.
Kenta llegaría en unas horas, y había poco trabajo, por lo que tomó su teléfono y llamó a su amigo de Brasil.
—¡Sho! ¿cómo está mi sobrino?
—Está muy bien, y deja de pensar que es un niño tal vez sea niña.
—Mi instinto nunca falla lo sabes —ambos rieron—. Es extraño que llames y te oyes decaído ¿sucedió algo?
—Paulo está en Japón.
—¡¿Qué?!
—Llamó hoy temprano y dijo que quería vernos, arreglar las cosas, y muchas mentiras más. —suspiró, el dolor de cabeza estaba volviendo.
—¡Fihlo da puta! No creí que hablaba en serio...
—¿Qué quieres decir Breno...?
—No quería decírtelo porque me dijiste que no podías alterarte.
—¡¿Lo sabías?!
—¡No! Bueno si...vino a mi estudio y preguntó si sabía dónde estaban, claramente le dije que no pero juró que los encontraría porque estaba arrepentido. Te juro que no creí que hablaba en serio.
—¡Debiste decírmelo!...yo no sé cómo manejar esto Breno. No sé que hacer...
—Por favor no sobre pienses las cosas, en unos días sabrás el sexo del bebé así que solo concéntrate en eso.
—Tienes razón... —suspiró.
—¿Qué opina Tsukishima de esto?
—No lo hablamos, no directamente, prácticamente salí huyendo de casa.
—Aunque no lo quieras es su asunto, porque son una familia ahora, y todo esto le compete tanto como a ti y los chicos.
—No es su problema-
—Si lo es Shoyo ¿de quién es hijo ese bebé? Creeme que Paulo no solo quiere arreglar las cosas con tus hijos sino que también contigo. Si no quieres ver sangre mejor hablen las cosas.
—...Kei no es agresivo...
—Cuando quieres defender lo que amas hasta el hombre más amable se vuelve un monstruo.
—Bien lo hablaré con él cuando vuelva a casa.
—Llamame si sucede algo.
—Si bye bye.
Tal y como le prometió a su amigo, en cuanto Kenta llegó el pelinaranja voló de vuelta a casa, mientras más rápido arreglara las cosas mejor se sentiría al escuchar la decisión de sus hijos.
—Estoy en casa...
—Bienvenido. —el rubio fue a depositar un corto beso en la frente del más bajo.
—¿Podemos hablar...? —Kei suspiró.
—No necesitamos hacerlo si no quieres, entiendo si quieren dejar esto en privado solo...cuidense.
—No mi amor hice mal en querer dejarte fuera de esto, son nuestros hijos después de todo y tienes tanto derecho como yo a saber lo que sucederá.
—¿Nuestros...?
—Si, nuestros. —sonrió posando las mano de Tsukishima en su vientre.
El decir que Azami y Victor eran también sus hijos fue como una caricia al corazón, un abrazo cálido, algo que nunca había sentido.
La hora de que los gemelos volvieran a casa llegó, entraron sonrientes y tranquilos pero al ver la mirada preocupada de Shoyo recordaron que en toda la tarde no habían hablado del asunto. Fue como un mecanismo de su cabeza el olvidarlo. En silencio subieron las escaleras camino a sus dormitorios ya que debían pensar las cosas.
—Iré a hablar con ellos.
—No Kei, ellos deben hacerlo solos.
La cena comenzó muy incómoda, con un silencio demasiado pesado el cual no era para nada común en la mesa.
—Chicos-
—Ya hablamos del tema papá y...queremos verlo.
—¿Están seguros de esto? —preguntó Kei.
—Es hora de enfrentarlo, no seremos tan malas personas cómo él y abandonarlo sin explicaciones. Seremos mejores que eso.
—Esos son mis niños... —dijo orgulloso Shoyo—. Mañana iremos a ese parque y enfrentaremos todo esto...juntos.
Ya no era uno contra el mundo, ni tres, ahora eran cinco aún si uno de ellos no estaba físicamente. Y todo lo enfrentarían en familia.
Si eran sinceros ninguno había podido dormir correctamente, cada uno pensando en lo que se encontrarían hoy. Claro que Shoyo y sus hijos estaban aterrados, ver a Paulo luego de tantos meses sin saber de él era como revivir a un fantasma que creían haber superado, mientras que Tsukishima estaba aterrado de que aquel hombre lograra convencer a su ahora familia y alejarlos de él para siempre.
El desayuno fue muy silencioso, solo el sonido de la televisión envolvía el ambiente. El encuentro sería a las 10 a.m. y faltaba solo media hora por lo que se pusieron en marcha.
Azami y Victor tomaban sus manos siempre desde niños hacían eso cuando estaban demasiado nerviosos, Kei había posado su mano en el muslo de Shoyo quién acariciaba su barriga para calmarse.
—¿Y si no fue una buena idea?
—¿Por qué piensas eso?
—Mira a papá está demasiado asustado, es como si lo lleváramos de vuelta a la boca del lobo.
—Zami él estuvo de acuerdo con nuestra decisión.
—Pero-
—Si no puede hacerlo nos iremos. Creeme que no voy a sentir culpa por dejar solo a ese tipo.
El gemelo mayor terminó allí la conversación, las inseguridades de su hermano lo harían ceder a él también y la verdad necesitaba esa charla con su padre. Al menos por última vez.
Llegar a ese parque y esperando a esa persona fue como volver a su infancia, a cuando esperaban a su padre para jugar pero nunca llegaba.
—Chicos...
Los gemelos cubrían a su papá detrás de ellos, que su padre sepa de su embarazo no sería un buen comienzo.
—Hola.
—Yo...creí que no vendrían.
—No somos como tú.
—Entiendo muy bien que me odien, tienen todo el derecho de hacerlo, pero por favor demen una oportunidad.
—¿Una oportunidad?, ¿todas las anteriores no fueron una? —cuestionó indignado Victor.
—Deben creer que soy el peor padre mundo...
—¿Creer? lo eres. —dijo Azami.
—Me equivoqué nunca debí dejarlos ir, somos una familia, y si me dejan podemos volver a como era antes. Volver a Brasil y hacer como que nada de esto pasó.
—¡¿Acaso te escuchas?! nunca fuimos una familia para ti, éramos tu maldita cortina de humo de una vida perfecta. No te importabamos.
—Claro que me importaban Victor, son mis hijos, su papá es el amor de mi vida y nunca debí dejarlo ir.
Shoyo pareció tensarse ante la declaración.
—El que dices que es el amor de tu vida tuvo que criarnos por su cuenta porque lo único en tu vida parecía ser el trabajo y tus amantes, el que dices que es el amor de tu vida sufrió por ¡años! tu falta de cariño. Eres un maldito fraude.
—Niños...
—No somos idiotas, sabemos porque volviste, tu amante te abandonó y te sientes miserable y culpable porque sabes que hiciste las cosas mal
—Tienen razón, ella me abandonó, pero eso no quiere decir que no esté diciendo la verdad...estoy arrepentido de todo.
—Yo...no creo poder perdonarte —habló Azami—. No por el momento, tu nos abandonaste por segunda vez...no tienes derecho a reclamar un cariño que nunca te esforzarte en ganarte.
—El tiempo que estuvimos aquí...ese hombre de allí tuve los pantalones y el corazón de ser más padre en unos meses que tú en 16 años. No esperes que te quiera como algo que nunca mereciste. —dijo dolido Victor.
—¿Shoyo tu no dirás nada?, ¿y quién ese tipo? esto es algo de familia.
—¿Familia? esto hace mucho tiempo que no es una familia Paulo...desde el momento que te dije que estaba embarazado fue que tiraste todo a la basura. —Hinata por fin dió el paso adelante.
—Tu estás...
—Vienes aquí exigiendo perdón, que te demos otra oportunidad ¿cuántas veces pedí, rogué por tu atención? y lo único que hacías era ignorarme.
—¿Y tú? pasaron tan solo unos meses y ya me reemplaz-
Un golpe se escuchó, no de los gemelos, tampoco de Kei, sino de Shoyo.
—En todos los años de nuestro matrimonio nunca...¡nunca! se me ocurrió engañarte, ¡mientras que tú me engañaste en cada oportunidad que tuviste! No tienes derecho a decir nada porque no somos nada.
—Shoyo-
—No voy a volver al infierno que era nuestro matrimonio, no voy a volver a ser tu simple adorno...ya no más —sonrió dolido—. Ese hombre de allí sabe valorarme, me merece, y me ama por lo que soy y por lo que fuí...y por lo que seré junto a él. Y si, estamos esperando un bebé, ¿sabes lo primero que hizo cuando se lo dije? sonrió y me dijo que estaba feliz ¿en cambio tú qué hiciste? huiste por horas.
—Fue un error...
—Un error que luego creció y creció más.
—Por favor Shoyo...yo te amo.
—Yo no —sentenció—. Y si luego de esto mis hijos deciden tener algún tipo de contacto contigo entonces solo los verás a ellos, y solo esa será nuestra relación, nada más.
—¿Se acabó para siempre entonces?
—Hace mucho tiempo que esto acabó.
Hinata soltó un pequeño quejido, el estrés y la ansiedad le estaban pasando factura.
—Hay que ir a sentarnos Sho.
—¿Lo amas?, ¿lo amas tanto como yo?
—No pensaba decir nada, porque es verdad esto es asunto suyo, pero no puedes venir aquí y preguntarme si lo amo tanto como tú. ¿En verdad lo amaste siquiera?
—No sabes cómo fue nuestras vida, no eres nadie.
—Si soy, soy el padre de esos chicos y el que viene en camino, soy la persona que esperó por años el amor de Shoyo y soy quien con esfuerzo se lo ganó. Tu no eres nadie, tu eres quien los perdió sin ningún esfuerzo y ahora quieres ser buena persona por una vez en tu miserable vida.
—Voy a m-
—Si tocas a Kei, tan solo un cabello, ten por seguro que haré que la ley te impida ver a mis hijos por el resto de tu vida. —amenazó Hinata con esfuerzo.
—Esto está saliendo muy mal... —habló Paulo frustrado.
—¿Esperabas que corrieramos a tus brazos y te digamos lo mucho que te extrañamos? No funciona así cuando eres un pésimo padre. —dijo Victor.
—Aún no quiero llamarte padre, porque no lo mereces —habló Azami—. Pero te daré una última oportunidad...si lo arruinas será para siempre.
—¿Hablas en serio?
—Lo hablamos por horas y decidimos que darte otra oportunidad sería lo mejor. No por ti, sino porque somos mejores que tú y queremos enseñarle al bebé en camino que sus hermanos mayores no son la misma basura que su padre.
—Gracias...muchas gracias...
—Hablaré con mi abogado para arreglar los días de visitas.
—¿Es necesario un abogado Shoyo? me conoces.
—Ya no, no confío en ti.
—Está bien...voy a respetar tus condiciones.
—¿Es todo? te llegará la notificación cuando esté todo arreglado.
—Lo siento mucho Shoyo, no es un consuelo lo sé, pero espero seas muy feliz. Mucho más de lo que fuiste conmigo.
—...Gracias.
Los gemelos solo hicieron un ademán de saludo hacía su padre para luego seguir a los mayores hacía el auto. Ya allí el pelinaranja mayor soltó un gran suspiro.
—Ya todo está bien, lo hiciste muy bien. —consoló Kei.
—Siento que fui demasiado duro...pero por otra parte también siento que se lo merecía, hacía mucho tiempo tenía todo eso atorado en la garganta y por fin tengo paz. —sollozó.
—No tienes porqué sentirte mal papá todo lo que dijiste fue verdad.
—Estoy orgulloso de ustedes, de lo que hicieron y su comportamiento. Este bebé en camino tendrá a los mejores hermanos del mundo.
Victor y Azami sonrieron felices, era lo único que les importaba. Ser buenos para su familia.
—¿Vamos a casa?
—Si por favor. —dijeron los Hinata al unisono.
Al fin ese peso tanto en Shoyo como en Azami y Victor se había ido, por mucho que aparentaran haber superado el asunto de Paulo aún quedaba rastros de dolor en su corazón. Pero ahora, también con ayuda de Tsukishima, podían avanzar sin problema alguno y solo enfocarse en su futuro como familia.
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Premio al que adivine cuántas veces se dijo "familia" en este capítulo jajajaja
Bien este era un capítulo que quería hacer hace mucho tiempo, en serio mucho, y por fin está aquí y me encanta como quedó (◍•ᴗ•◍)
Espero ustedes también lo hayan disfrutado y nos leemos muy pronto bye bye~
PD: tal vez queden como mucho tres capítulos más (っ˘̩╭╮˘̩)っ
-Jacinto púrpura: pedido de perdón.
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