✈︎🄰🄽🄴🄼🄾🄽🄰☁︎
Dos semanas habían pasado desde aquella cita y todo parecía ir para mejor, Kei y Shoyo se veían algunas veces para tomar un café y hablar de cosas sin sentido, sólo disfrutando de su mutua compañía y lo que poco a poco se formaba entre ellos.
Ese día era uno cualquiera, uno más de trabajo, pero la visita inesperada de cierto rubio que causaba sus suspiros lo alegró mucho más.
—¿Qué te trae por aquí? —cuestionó feliz el pelinaranja.
—Tenía una reunión aquí cerca y pensé en pasar a ver a mi lindo chico.
—¿Lindo chico? —sonrió elevando una ceja divertido.
—Si, lindo chico. —contestó tomando al más bajo por su cintura acercandolo.
—Eres un cursi. —rió suavemente.
Aquel beso hubiera sido cumplido si la campana de la tienda no hubiera sonado, Hinata apartó al rubio con rapidez pero aquel sonrojo en su rostro lo delataba vagamente.
—Bu-Buenos días señora Katō, ¿qué flores serán hoy? —preguntó intentando calmar su corazón.
—Rosas blancas querido. —pidió la dulce ancianita.
Shoyo fue por ellas y comenzó a armar el gran ramo de rosas blancas, Tsukishima veía a poca distancia, en silencio y divertido por los torpes movimientos de su pelinaranja.
—Aquí están. —sonrió.
—Oh querido deberías contratar a alguien, haces todo aquí y es demasiado para ti. —habló la mujer tomando su pedido.
—Estoy bien Katō-san, no debe preocuparse.
—Mi nieto sería de ayuda, puedo traerlo si me lo pides.
—Lo pensaré. —rió divertido.
—Nos vemos Shoyo-chan.
—¡Adiós Katō-san! Vuelva pronto.
Tan sólo dar unos pasos fuera la amable señora, Kei soltó su risa que por largos minutos había contenido. Hinata lo vio con un puchero y se acercó al más alto.
—¿Necesitas ayuda? —cuestionó coqueto.
—¿Tuya? no gracias.
—¡Oye sería un gran florista!
—Lo que digas.
De nueva cuenta estaban cerca de conectar sus labios, la tensión entre ellos era evidente y deseaban romperla pero el destino parecía estar en su contra ya que la campana volvió a sonar. El rubio soltó un bufido molesto y Hinata rió suavemente dirigiéndose a la entrada para darle la bienvenida a la señora Katō.
—¿Olvidó algo Katō-san?
—Prazer em vê-lo novamente Sho.
El Hinata elevó la mirada al escuchar aquella voz, ante el había un hombre alto, con un casco de motocicleta que a los pocos segundos se lo sacó dejando ver su cabello castaño con dos mechones rubios y su particular piel, de un tono canela y manchas más claras, sus ojos ámbar demostraban felicidad y emoción.
Para Tsukishima eso fue confuso, podía jurar que ese idioma era portugués, pero lo siguiente dejó su confusión a un nivel extremadamente alto. Shoyo, su Shoyo corrió a los brazos de ese tipo y debido a la altura aquel hombre lo elevó en el aire durando el abrazo.
—¡¿Qué haces aquí?! ¿Cuándo llegaste?! —agradecía que Hinata hablara en japonés.
—Llegué hace...2 horas y media y estoy aquí para verte, además unas vacaciones no parecían una mala idea. Me hablaste cosas grandiosas de Japón y debía verlas por mi mismo. —bien el que ese hombre hablara japonés era más extraño aún.
—¡Estoy tan feliz de verte después de tanto tiempo! —sonrió dulcemente.
—También me hace feliz verte pequeño Sho. —eso había sido suficiente.
Kei carraspeó para llamar la atención de aquel dúo y claro que lo logró, ambos voltearon y Hinata se separó lentamente. Había olvidado totalmente que el rubio estaba allí.
—Oh no vi que había alguien más, lo siento. —se disculpó el extraño.
—Puedo verlo. —comentó irónico.
—Emm... —un ambiente incómodo se había creado de repente.
—Breno, Cezar Breno, un gusto.
—Tsukishima Kei.
—Breno es amigo mio desde hace mucho tiempo de Brasil. —dijo el pelinaranja.
—¿Sólo un "amigo"? nos conocemos hace 8 años creo que soy más que un "amigo". —habló aparentando estar ofendido Breno.
—Lo siento, lo siento, uno de mis mejores amigos. —se corrigió divertido.
—Que raro, nunca te mencionó desde que esta aquí. —dijo el cuatro ojos.
—¡Tsukishima!
—¿Qué?, ¿no digo la verdad?
—No es necesario que Sho me mencione. —habló el piel canela con una sonrisa.
—¿Cuánto tiempo te quedarás?
—No lo sé aún, por el momento sólo quiero buscar un hotel.
—¡Nada de eso! Puedes quedarte en mi casa.
—¿Puedo?
—¿Puede? —cuestionó Kei elevando una ceja.
—¡Claro! Azami y Victor estarás felices de verte.
—¡Eres genial Sho!
—Oh ya es hora de cerrar, puedes esperarme afuera Breno.
—Bien, fue un gusto conocerte amigo.
—Si...lo mismo digo.
Breno salió de la florería dejando en un pequeño silencio a Hinata y Tsukishima. El pelinaranja fue por las llaves de la tienda y el más alto lo espero para salir juntos.
—Nos vemos luego Tsukishima.
—Claro, adiós Hinata. —el más bajo deposito un rápido beso en su mejilla para luego cerrar e ir donde su auto.
Kei definitiva creía que tenía mala suerte, cuando por fin había un gran avance con Shoyo alguien más aparecía. Sólo esperaba no fuera un problema.
—¡Estamos en casa!
—¡Bienvenidos! —gritó su papá desde la cocina.
—¿Por qué querías que llegáramos rápido papá? —preguntó Victor sacándose sus zapatos.
—Vengan aquí, hay alguien que quiere verlos.
Por un pequeño instante ambos sintieron curiosidad y temor, claramente no podían ser ni su abuela o tía ya que su papá no los apuraria en llegar a casa, sólo no esperaban fuera su padre.
Cuando llegaron a la cocina el Hinata mayor se encontraba riendo y conversando alegremente, eso los dejó más confundidos.
—¿Eles cresceram ainda mais?
—¡Breno! —ambos jóvenes se acercaron al mayor para abrazarlo.
—Te dije que estarían felices. —rió Shoyo.
—¡¿Qué haces aquí?! —cuestionó alegre el gemelo mayor.
—Vacaciones y obvio para visitar a mis pelinaranjas favoritos. —contestó revolviendo el cabello de los hermanos.
—¿Te quedarás poco tiempo? —habló Azami.
—Aún no lo sé, por el momento su papá me dejó quedarme aquí con ustedes.
—¡Genial!
—Bien ya debemos preparar la cena, ambos a cambiarse que ayudarán.
—¡Si papá! —los pasos apresurados sacaron unas risas a los adultos.
—Extrañaba esto.
—Y nosotros a ti.
En otro lugar lejos de allí un rubio se encontraba en un bar, de un pésimo humor, siendo observado por su amigo de la infancia quien no comprendía aún el por qué lo habían llamado allí.
—¿Vas a decirme por qué estoy aquí y no en mi casa con mi esposa e hijo?
—Tks —chasqueó la lengua tomando un poco más de su bebida—. Necesito descargarme con alguien y eres el único que me soporta.
—¿Qué sucedió?, ¿Hiro y tú discutieron?
—Claro que no, no vendría a embriagarme por pelear con mi sobrino.
—Entonces ¿qué te tiene así?
—Hinata... —murmuró.
—¿Hinata?
—Él y yo... —soltó un suspiro—. Estamos...¿saliendo? o algo así.
El rostro de Yamaguchi era un completo poema, comenzando por la confusión para seguir en el asombro y terminar por una sonrisa burlona.
—Oh por dios —soltó una carcajada— ¡Creí que nunca se lo dirías!
—Espera ¿lo sabías?
—¡Claro que si! Tsukki te conozco hace años, me di cuenta como mirabas a Hinata.
—Bien eso ya no importa.
—Pero ¿no están saliendo?, ¿acaso sucedió algo malo?
—No exactamente pero...un "amigo" de Brasil llegó y ellos son tan...
—¿Cercanos?
—Si. —y acabó su cerveza.
—Tranquilo, él dijo que son amigos entonces no veo el problema.
—Corrección "buenos amigos" —dijo fastidiado.
—Hinata seguro te quiere mucho, ten más confianza en él.
—Ese es el problema, tengo confianza en él, no tengo confianza en ese...amigo suyo.
—Tsukki...
—Y en mi tampoco.
—¿Qué?
—Después de 15 años, de verlo otra vez, me di cuenta que nunca logré olvidarlo, y si ahora que está aquí lo pierdo...no sé qué haré.
—Vas a estar bien, te lo aseguro.
Yamaguchi acompañó a su amigo una hora más y luego se fue, el rubio siguió allí unos minutos más de su partida para después pagar y también volver a su departamento. Tadashi tenía razón, esperó muchos años para estar con Hinata y un "amigo" no arruinaría sus planes de la noche a la mañana. Pelearia por Shoyo si era necesario.
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Por fin apareció Breno!!! Hace mucho estoy esperando por esto (•̀ᴗ•́)و aquí les dejo un dibujo hecho por KASEEI ♡♡
Breno padece de vitiligo por eso su piel de diferentes tonalidades.
Se viene lo bueno jejeje. Espero hayan disfrutado del capítulo, nos leemos pronto.
-Anémona: persistencia, perseverancia.
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