⚠︎XXXIX⚠︎
El fin de semana había pasado por lo que los gemelos ya no estaban allí, era lunes por la mañana y Hinata se encontraba en su casillero cambiándose los zapatos. Algo raro se sentía en el aire, podía presentir que algo malo pasaría pero prefería no prestarle atención a ese sentimiento ya que no haría más que ponerlo paranoico.
-Sho-chan!!, apurate o llegaremos tarde!- le gritó Yamaguchi unos cuantos metros alejados, ¿quién diría que alguien a lo lejos estaba observándolo de una manera obsesiva?.
Las primeras horas de clases pasaron tranquilas, al menos por fuera, ya que ese mal sentimiento de que alguien lo observaba todo el rato no se había ido, cada vez se sentía más incómodo e inquieto.
Sus amigos habían notado el raro comportamiento del pelinaranja por que todos decidieron preguntarle a la hora del almuerzo.
-Oye Hinata ¿qué ocurre?, te veo algo nervioso.- le preguntó Kageyama.
-No pasa nada, no se preocupen.- prefería no molestarlos, tal vez era su imaginación.
-No nos mientas enano, has estado inquieto toda la mañana y con cara de incomodidad.-
-En verdad no es nada!- les sonrió, aún sin estar convencidos prefirieron no indagar más en el tema, si Shoyo no quería hablar no lo obligarían.
El almuerzo acabó por lo que los cuatro estaban camino a su salón para continuar con sus clases, Shoyo se sentía un poco más tranquilo ya que estaba con aquellos tres chicos que habían prometido protegerlo de todo, no mentiría, aún le avergonzaba recordar aquellas confesiones pero agradecía el hecho de que su relación de amistad no había salido afectada del todo, solo eran más cariñosos de lo normal.
Hinata estaba a punto de entrar cuando un profesor lo llamó.
-Hinata-kun ¿podrías llevar esto a sala de profesores?, es urgente.- el pelinaranja asintió y se encaminó al lugar.
Al llegar dejó los papeles y se despidió con una reverencia, de regreso a su salón esa extraña sensación volvió peor, ahora mucho más fuerte que antes por lo que aceleró el paso. Aún así logró alcanzarlo.
De pronto se encontraba acorralado en un pequeño armario, todo estaba obscuro y ese golpe en la espalda y cabeza lo tenían un poco aturdido. De a poco comenzó a enfocar su vista al rededor, objetos de limpieza era lo único que podía notar hasta que el aliento de alguien en su oreja lo pusieron alerta.
-¿Esta muy obscuro Shoyo?, lo siento por eso.- esa voz la conocía bien.- Deja prenda la luz así podrás verme bien.- la luz se encendió y Hinata tardó unos segundos en acostumbrarse a ella.
-Yuki-kun...¿que significa esto...?- preguntó asustado.
-Necesitaba hablar contigo y no podía hacerlo con aquellos tres rondando siempre a tu alrededor, es tan molesto verte todo el tiempo con ellos...- dijo frustrado.
-¿Qué quieres hablar?, ¿qué tal si vamos a fuera mejor?-
-No!- ese grito sobresalto al pequeño cuervo.- Lo siento no quería gritarte, solo quedémonos aquí ¿si?- acarició su mejilla, Shoyo asintió ya que no quería hacer enojar más al chico.
-Veras Shoyo estoy harto de que estén siempre contigo, en especial esos tres idiotas y no creas que no te vi cuando te ibas con esos gemelos de otra escuela. ¿Quién te dio el permiso para estar con ellos eh?-
-No te entiendo...-
-Digo que eres mío Shoyo!!!, desde primaria te observo...tus suaves cabellos, tus hermosos ojos, tus lindos gestos...todo me pertenece!-
-Pero...creí que me odiabas...-
-¿Odiarte?, solo te molestaba porque no sabía como decirte mis sentimientos, porque quería llamar tu atención y tu nunca me la diste. Siempre estabas con tus amigos...y ahora estás aquí conmigo...es el destino Shoyo ¿acaso no lo ves?- su voz era rozando la locura, Hinata no tenía idea de cómo hacerlo recapacitar.
-Yuki-kun...tengo miedo por favor déjame salir...- le suplicó.
-Solo estamos hablando, no tienes nada de lo que temer, yo te amo Shoyo nunca podría hacerte daño.- lo miraba con amor, esa mirada la podía reconocer, era el mismo amor enfermizo que su madre le tenía a su padre. La obsesión en su pura expresión.
-No me amas...-
-Si lo hago!!!, ellos son los que no te aman como yo lo hago. ¿Recuerdas esas cartas en tu casillero?, era yo. Siempre fui yo. Y nunca lo sospechaste...-
-Lo lamento...en verdad lo siento pero no puedo corresponder tus sentimientos.-
-¿Por qué...?- su mirada era sombría, su voz le aterraba a Shoyo.
-¿Qué tienen ello que yo no?!!!!- golpeó la pared con fuerza, justo al lado de Hinata.
-Por favor cálmate...aún podemos ser amigos, haremos como si esto nunca pasó.-
-¿Amigos?, yo no quiero ser tu amigo, los amigos no se besan, los amigos no piensan de la manera en la que yo pienso de ti...- Yuki comenzó a bajar sus manos del rostro de Shoyo a su abdomen, levantando su camisa. El cuervo trató de apartarlo pero el mayor aplicó más fuerza.
-Quedate quieto o esto podría ser peor.- le dijo de manera seria.
¿Qué podría hacer?, no podía gritar, nadie lo ayudaría. Estaba solo. Se sentía débil otra vez, sus amigos no podrían salvarlo en esta ocasión. Estaba atrapado y sometido ante Yuki y no podía hacer nada al respecto.
No. Ya no más, ya no era el Shoyo débil que se dejó molestar tantos años, que dependía de todo el mundo. Ya no era esa persona.
Como pudo pateo a Yuki en su entrepierna y comenzó a golpear la puerta con todas sus fuerzas ya que al tratar de abrirla esta estaba cerrada. Rogaba porque sus amigos se hayan preocupado por él y lo estén buscando en ese momento.
-Oigan Hinata esta tardando mucho.- dijo Tsukishima a sus conpañeros.
-Es verdad, Sho-chan nunca falta a una clase.-
-Profesor ¿podría ir a buscar a Hinata?- preguntó Kei.
-Si claro pero no tarden mucho.- el rubio rápidamente se dirigió a la sala de profesores, tal vez estaba perdiendo el tiempo por esos lados. Al llegar y preguntar por él todos le dijeron que se había ido hacía varios minutos, ahora más preocupado que antes comenzó a recorrer rápidamente los pasillos. Luego de unos 10 minutos buscando unos extraños golpes en un armario al fondo de un pasillo llamaron su atención, esperando que no fuera lo que él estaba pensando.
-¿Hinata?- se atrevió a preguntar, al escuchar los golpes aún más fuertes y con mayor desesperación supo que ahí estaba el pelinaranja.
-Hinata!!!, espera ya te sacaré de ahí.- el bloqueador central comenzó a golpear la puerta con fuerza para que esta cayera.
-Maldito...- murmuró Yuki adolorido.
-"Por favor Tsukki apurate"- pensó desesperado Hinata, no le quedaba mucho tiempo hasta que Yuki se levantara de nueva cuenta.
Luego de unos 4 intentos por fin la puerta fue derribada y la cegadora luz del día le transmitió una gran paz a Shoyo.
-Hinata!- rápidamente el pelinaranjo se lanzó a los brazos de su alto amigo y este con todo el miedo del mundo lo abrazó como si su vida dependiera de ello.
-¿Estás bien?, ¿tienes alguna herida?, ¿necesitas ir a la enfermería?- preguntó desesperado.
-Estoy bien.- le sonrió con lágrimas en sus ojos, estaba tan aliviado.
-Maldito hijo de perra...¿qué le hiciste a Hinata?!!!- Kei tomó a Yuki por el cuello de la camisa y lo elevo en el aire, la diferencia de altura lograba intimidar al otro joven.
-Solo estoy reclamando lo que es mío, Shoyo es mio.-
-¿Tuyo?, maldito enfermo le hiciste la vida imposible y ahora es "tuyo", mi puño si es tuyo ya lo verás.- el rubio estaba a punto de golpearlo pero Shoyo lo detuvo.
-Es mejor que los directivos se encarguen, no te metas en más problemas por mi culpa...-
-Pero Hinata...-
-Tsukki estoy bien...estoy bien gracias a ti.- resignado Kei solo tomo con gran fuerza por el brazo a Yuki y lo arrastro a la oficina del director.
Cuando llegaron le explicaron todo lo sucedido al director, este más que indignado llamó a los padres del chico acosador mientras que a Shoyo le pedía una gran disculpa y también llamaba al señor Hajime para informarle sobre lo sucedido. Como si de un rato se tratase el padre de Hinata se presentó allí el menos de 10 minutos, con una mezcla de preocupación y enojo.
-Sho!!!, ¿estás bien hijo? dime por favor que estás bien...- el mayor comenzó a revisar todo el cuerpo de su hijo.
-Estoy bien papá, gracias a Tsukki no pasó a mayores...-
-Tienes las muñecas rojas...- le dijo preocupado el mayor.
-Tenía un agarre fuerte...- sonrió nervioso.
-Tsukishima-kun no sé como agradecerte el que hayas salvado a mi hijo, estoy en deuda contigo.- Hajime hizo una reverencia.
-No hay nada que agradecer señor Hinata, también me importa mucho su hijo...- sonrío en dirección a Shoyo que solo atinó a sonrojarse y devolverle la sonrisa.
-Ven a cenar Tsukki, es lo menor que puedo hacer para agradecerte.-
-Acepto la cena pero no por esa razón, solo quiero asegurarme el que estés bien y a salvo.- Kei tocó su mejilla pero esta vez era diferente, no era como cuando lo había tocado Yuki, no sentía miedo o repulsión, solo podía sentir calidez y amor.
-Hinata!!!- el grito de Suga los asusto a todos en el lugar.
-Me enteré de todo, ¿dónde está ese maldito chico? voy a matarlo por haberte tocado.-
-Te ayudamos Suga-san!- dijeron al unísono Noya y Tanaka.
-Ya todo está bien chicos, gracias a Tsukishima-kun mi hijo está sano y salvo.-
-Bien hecho Tsukishima-kun, me alegra tango que protegas al chico que amas...es tan tierno...- soltó emocionado el vice capitán, olvidando que el padre de Hinata estaba allí presente.
-Será mejor irnos ahora.- dijo Hajime con una sonrisa forzada y una vena saltando en su frente.
-Creo que petiste la pata Suga...- le murmuró Daichi.
-Lo lamento...- rió nervioso y avergonzado el peliplata.
Con permiso del director tanto Shoyo como Kei pudieron retirarse antes del instituto, los integrantes del Katasuno se despidieron para verse al día siguiente y en cuanto a Yuki se les informaría lo más pronto posible sobre situación, lo más probable era su expulsión pero aún no estaban seguros.
Shoyo aún tenía un pequeño temor, temor a que Yuki siguiera cerca pero por alguna razón una gran calidez lo invadía de golpe, una que se formaba al ver a Tsukishima. Su salvador. Ahora se sentía aún más confundido con sus sentimientos, no tenía idea de cómo ordenar ese revoltijo de sensaciones que se formaban en su corazón y cabeza, solos esperaba encontrar la respuesta rápido.
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¿Cómo están gente hermosa?, espero que muy bien. He aquí el nuevo capítulo, ojalá lo hayan disfrutado mucho ♡
¿Alguno ya sospechaba que Yuki era el de la cartas?
Sin más que decir me retiro por ahora, no leemos pronto bye bye~
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