۞ XIII ۞


Era un día normal por la mañana, todos se encontraban concentrados en el entrenamiento, hasta que Takeda-sensei entró al lugar con gran emoción.

—¡Logré que tengamos un partido contra el Aoba Josai! —gritó emocionado ante todos.

A pesar de no poseer ningún contacto directo, con su insistencia y el apellido Ukai logró convencer al entrenador de aceptar el enfrentamiento entre escuelas en un partido de práctica.

—¡Eso es muy bueno sensei! Necesitamos conocer el poder de las otras escuelas —con un aplauso llamo la atención de todos para que se reunieran—. Es bien sabido por todos que el Aoba Josai posee grandes jugadores por lo que debemos estar muy preparados. ¿Qué día es el encuentro sensei?

—El viernes por la tarde, ya he arreglado todo para que sus faltas sean justificadas.

—Eso nos da cuatro días para entrenar al máximo, nos concentraremos en las recepciones ya que su capitán Oikawa Tooru es famoso por sus saques monstruosos.

Con la nueva motivación a flor de piel, los jóvenes volvieron al entrenamiento con más energías que antes, uno de ellos el especial desprendía un aura que ponía los pelos de punta. Hinata veía con algo de temor a su amigo Kageyama, su mirada de total concentración y esa aura extraña que emanaba de él lo intimidaba un poco.
Oikawa había sido senpai de Kageyama en la secundaria, su rivalidad con el mayor era más que conocida por todos.

Los días pasaron rápido, el entrenamiento fue duro pero efectivo a su parecer, eran más unidos como equipo. O eso creían. Nadie sabía la tormenta que una sola persona podía desatar.

—Es el día chicos, han entrenado duro y la victoria debe ser el resultado de eso. Desmienten que el Karasuno ha emprendido vuelo. —una sonrisa de pura satisfacción se formó en todos los presentes, tenían confianza.

El recorrido a la escuela Aoba Josai fue amena, entre risas y bromas los minutos pasaron con rapidez. Ya en las instalaciones, todo el equipo se adentró al gimnasio de esta, era enorme y los del equipo contrario ya se encontraban entrenando. Todas las miradas se posaron en ellos.

—¿Qué tal Ukai? Es un gusto poder jugar contra ustedes hoy. —un hombre algo mayor se acercó hacía ellos saludando amablemente al entrenador y profesor respectivamente.

—El gusto es nuestro, muchas gracias por recibirnos. —devolvió el saludo Ukai.

—Pueden comenzar a calentar, en unos minutos comenzaremos.

Y así se retiró dejando a los invitados para que pudieran comenzar los ejercicios de calentamiento.

El partido comenzó, les extraño no ver a Oikawa con ellos, decidieron no prestarle atención a ese detalle y concentrarse en lo que estaba sucediendo ahora.
Comenzó Karasuno con un buen saque por parte de Asahi, el equipo contrario lo recibió con facilidad por lo que la jugada empezó. El setter logró darle un buen pase a la estrella del equipo, Iwaizumi Hajime, su remate fue poderoso por lo que no reaccionaron a momento.
El partido llegó a 18-20 a favor del Karasuno, aún Hinata y Kageyama no habían mostrado su ataque rápido por lo que eran buena señal, una sorpresa de último momento era la estrategia perfecta. Todo terminó con un poderoso remate por parte de Asahi, logrando que Karasuno se quede con la victoria del primer sett.

Todo era tranquilo hasta que unos gritos por parte de unas chicas se hicieron presentes, Oikawa había hecho su aparición.

—¡Por fin llegas!, ¿tu hombro está bien como para jugar? —preguntó de mal humor el entrenador, no creía que Karasuno haya mejorado tanto en tan poco tiempo.

—Claro que sí, solo me tomaba un pequeño descanso. Al parecer están en aprietos ¿eh? —una pequeña risa salió de sus labios pero fue rápidamente interrumpida por un golpe en su cabeza— ¡Iwa-chan! ¿por qué me golpeas?

—¡Tontokaga si estabas mejor tendrías que haber estado desde el comienzo! —gritó su compañero.

—Oh lo siento. —rió de pena.

—Ya no interesa, comienza a calentar que entrarás en el siguiente tiempo. —ordenó el entrenador.

El descanso había termina por lo que todos volvieron a la cancha, esta vez Oikawa presente, se encontraba en la línea delantera al igual que Hinata y Kageyama.
A solo segundos de empezar Shoyo le hizo unas señas a Kageyama que significaban "vamos por todo" acompañado de una sonrisa, esto le pareció curioso al capitán del Aoba Josai, tenía planeado usarlo a su favor.

—¡Tobio-chan! tanto tiempo, ¿cómo te ha ido? —una sonrisa falsa fue dirigida a su antiguo kohai.

—Muy bien Oikawa-san, gracias por preguntar.

De forma fría contestó su pregunta, Tooru estaba a punto de molestar un poco más hasta que el sonido del silbato lo detuvo.

Aún cuando todavía no habían visto el dichoso saque monstruoso, los pases del capitán era de temer, perfectos y precisos serían las palabras correctas para definirlo. Kageyama comenzaba a sentirse frustrado. Puntos iban y venían, nadie daba su brazo a torcer; por fin la rotación tan temida había llegado, Oikawa se encontraba con el balón entre sus manos a punto de sacar. Se preparó, respiró, observó un punto en específico y sonrió. Sería su perdición.
Un golpe fuerte, una gran ráfaga y unos jóvenes inmóviles. Un silencio rotundo. Un punto a favor de Aoba Josai.

Daichi reaccionó y ánimo a su equipo para que no decayera en la desesperación, era hora del arma secreta. Otro saque por parte de Oikawa se llevó a cabo pero este por exceso de confianza salió mal, fue recibido por Nishinoya con algo de dificultad y luego a Kageyama. Era hora del show. Hinata saltó, con sus ojos cerrados, Tobio calculó la trayectoria y envió el balón justo a la palma de la mano de Shoyo. Otro vez, ojos que demostraban sorpresa y confución. ¿Cuándo había aterrizado el balón?, se preguntaban todos. Tooru estaba más que frustrado, su kohai no podía superarlo, era hora de su jugada.

—¿Desde cuándo Karasuno admite personas especiales en su equipo? —dijo con voz chistosa y con sus manos haciendo gestos de "mimo".

—¿Qué dices Tontowaga?

—¿Acaso no lo notaron? ese chico de ahí —señaló a Hinata—, usa señas para hablar, ¿acaso eres sordo?

—No te metas con él Oikawa-san.

—¡Uy que miedo! no puede oírme de todos modos, ¿verdad mimo?

El rostro de Hinata ensombreció, no quería pasar esto otra vez, ya no. Sus ojos se cristalizaron y solo podían ver a Tooru de forma lastimera.

—Oh parece que si puede oír, entonces debes ser mudo, como un mimo. Que lástima ¿verdad?, ser diferente a los demás, ser...raro.

Eso fue todo lo que bastó, su mente se fue, su corazón se partió, solo podía recordar a esa mujer y la maldita palabra "raro".

—¡Oikawa ya basta! no hay necesidad de ser grosero. —reclamó Daichi.

—Yo solo digo lo que pienso, no se lo tomen tan mal Karasuno. Una pequeñ- —no pudo decir más ya que un golpe se estampó contra su mejilla, pensando que era Kageyama estaba a punto de devolverlo pero para su sorpresa, o no tanta, era Iwaizumi.

—¡Idiota! ¿acaso te parece gracioso la condición de una persona?, ¿te gustaría ser llamado raro por no poder hablar, oír, o cualquier otra cosa? No ¿verdad?, esto es mucho hasta para ti. —su mirada era de reprobación total, una mezcla de asco y decepción se reflejaban en sus ojos.

Suga se acercó a Hinata ya que este no hacía movimiento alguno.

—Hinata...¿estas b- —no terminó su pregunta ya que el menor salió corriendo como si su vida dependiera de ello— ¡Hinata espera!

—Yo iré con él, necesita estar con alguien. —dijo Ennoshita.

—Yo iré también.

Kageyama estaba preocupado por el menor por lo que quería acompañar a su senpai.
El partido fue interrumpido, el ambiente era tenso. Ennoshita y Kageyama corrieron lo más rápido posible para alcanzar a Hinata, no se percataron de la persona que los seguía desde atrás.

No podía pensar, sus piernas solo corrían lejos de allí, solo quería irse.
¿Hace cuánto tiempo no sentía aquello?, tal vez años, ese sentimiento que te carcome desde dentro, que te destruye y te hace vulnerable. Miedo, dolor, tristeza, ya no sabia que sentir, solo sabía que dolía. Dolía mucho.

Se detuvo en un árbol para recuperar el aire perdido en la carrera. Sus piernas temblaban, todo su cuerpo lo hacía. Sus ojos estaban nublados debido a la acumulación de lágrimas, no quería llorar, ya no quería. Escuchó unos pasos acercarse y alarmó, odiaba que lo vieran tan débil.

—¡Hinata por favor espera! Solo queremos hablar contigo. —estaba a punto de irse otra vez hasta que oyó la voz de Ennoshita cerca, necesitaba sacar todo, ya no podía con la carga de esos sentimientos.

—No le hagas caso al idiota de Oikawa, no sabe lo dice.

—¿Acaso no soy suficiente? —esa pregunta dejó estático al mayor. Kageyama solo observaba desde una distancia prudente.

—Claro que lo eres ¿qué tonterías estás diciendo?

¿Ser mudo es un impedimento para cumplir mi sueño?, ¿me hace menos persona que una que sí puede hablar?

—¡No Hinata! Eres tan persona como yo o cualquier otra.

Entonces ¿por qué?, ¿por qué es tan difícil Ennoshita-senpai?, cada vez que pienso que todo irá bien algo lo destruye. —sus señas eran lentas y su rostro era de puro dolor.

—No sé por lo que has pasado pero te puedo asegurar que siempre las cosas son difícil, sin embargo ya no estás solo. Estamos contigo. —una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

No me entiendes...

—Si lo hago Hin- —no terminó ya que el menor se acercó rápidamente a él.

—¡No lo haces nadie me entiende, ni tú, ni el equipo, ni mi padre o mi psicólogo! —sus manos y rostro demostraban su enojo, eran marcados y rígidos— ¿Acaso te menospreciaron?, ¿te dijeron que eras menos porque no podías hablar?, ¿qué eras el ser más arquero?... —Ennoshita no reaccionaba— .Toda mi vida he luchado contra esto, contra personas como el Gran Rey, como mi madre...¿no puedo ser normal?, ¿qué he hecho para merecer esto?... —sus lágrimas ya estaban resbalando por su rostro, temblaba con más intensidad que antes— ¿Soy tan raro?...solo quiero irme lejos, que nunca más me encuentren, solo quiero...desaparecer. ¿Fue un error el haber nacido? Seguro todo hubiera sido mejor si yo no existiera.

Kageyama no aguanto más y se abalanzó al menor para abrazarlo, ese simple contacto basto para que Shoyo rompiera en llanto. Un llanto silencioso pero igual de doloroso que uno lleno de gritos. Un llanto que con solo verlo te estremecerias. Un llanto que transmitía todo el dolor que había sentido todos esos años.

—¡Escuchame bien Hinata! —tomó su barbilla para que pudiera verlo a los ojos—. Eres la persona más maravillosa que he conocido, aunque eres muy intranquilo, molesto y a veces me dan ganas de golpearte...no podría jugar vóley con nadie más como lo hago contigo. Oikawa es uno de los muchos idiotas que te encontrarás en la vida, solo es eso, un idiota más. Pero ahora nosotros estamos contigo, ya no estás solo ¿entiendes?, somos una familia ahora y vamos a protegerte de todo y todos. —y otro abrazo fue protagonista del momento pero esta vez por parte del pelinaranja. Esas palabras era las que necesitaba, no un "lo lamento", solo necesitaba sabe que no estaba solo. Ya no lo estaba.

—Hinata eres parte de Karasuno ahora, nadie puede lastimarte sin que tenga una consecuencia. —la voz amable de Ennoshita le trajo algo de paz.

Muchas gracias por todo...son los mejores amigos que podría pedir. —por fin su sonrisa había vuelto.

Kageyama con sus pulgares limpió el rastro de lágrimas que aún se encontraban en las mejillas del menor, algo avergonzado este solo se quedó quieto.

Oikawa no sabía lo que Hinata había dicho, sin embargo ese llanto si lo había visto. Lo rompió. Se había pasado y la sabía. Debía disculparse lo antes posible y si era necesario de rodillas con tal de tener el perdón del rematador.

Luego de unos minutos volvieron al gimnasio, los primeros en acercarse fueron el entrenador y sensei para ver el estado de su alumno, al parecer todo estaba bien, soltaron un gran suspiro de alivio. Los siguientes fueron el resto del equipo dando ánimo y alabando lo más posible a Hinata, el solo atinaba a agradecer y repetir que se encontraba bien.

El ambiente había vuelto a uno más calmado hasta que el joven del problema volvió...

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¡Espero lo disfruten mucho! Me despido, esta vez si, bye bye~ (●'◡'●)ノ

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