🌈 XI 🌈


Papá ¿te molestaría que trajera a unos amigos?

Se encontraban cenando mientras charlaban de temas variados, Hinata no podía evitar sentirse emocionado ante la idea de invitar amigos a casa.

—Claro que no Sho, me alegra mucho que tengas amigos y quieras presentarlos. —su padre con una gran sonrisa aceptó el pedido de su hijo.

—¡Muchas gracias! —terminó de cenar para luego retirarse a su cuarto, debía preparar algunas cosas para su clase de mañana.

El día siguiente llegó y con ellos un pelinaranja que no podía hacer más que sonreír se oreja a oreja, como era habitual al llegar, Kageyama lo retaba a una carrera hasta el cuarto del club donde los demás los esperaban. Era una forma inusual de comenzar el día.

—Hi-Hinata hoy iremos a tu casa...¿verdad? —preguntó Kageyama con voz algo entrecortada por el cansancio.

El menor solo asintió con la cabeza.

—¿Luego del entrenamiento Sho-chan? —y otra vez realizó el gesto en forma de afirmación.

El entrenamiento mañanero pasó sin problemas y ya todos los muchachos terminaron con este, antes de retirarse el capitán hizo anuncio de que el día de mañana harían una maratón por los alrededores.

Los cuatro jóvenes de primer año se concentraron el resto del día en sus respectivas lecciones.
En el almuerzo solo hablaron de temas triviales, como videojuegos o vóley.

La hora de la salida llegó, por lo que cuatro chicos se dirigían al hogar de uno de estos. El camino se mantuvo en un ambiente ameno, era un largo trayecto pero con la conversación se sintió más corto.

El pelinaranjo les hizo una seña de que podían ingresar, dejaron sus zapatos y se adentraron a la cálida vivienda, había un particular olor dulce que los embriago por un momento.
Hinata se dirigió a la cocina donde suponía se encontraba su padre, y así era, los tres más altos lo seguían atrás mirando todo con detenimiento.

—Oh Sho ya llegaste, ustedes deben ser sus amigos, me llamo Hajime Hinata un gusto. —su sonrisa era igual a la del menor.

—Soy Yamaguchi Tadashi, un gusto señor Hinata. —extendió su mano para estrecharla con eo adulto.

—Mi nombre es Kageyama Tobio.

—Tsukishima Kei, señor.

—Por favor diganme Hajime, soy viejo pero no es para tanto. —soltó una carcajada.

Shoyo estaba algo avergonzado, los únicos que sabían del carácter de su padre eran sus mejores amigos.

Papá iremos a mi cuarto, ¿podrías llevarnos aperitivos por favor?

—Claro Sho, en un momento estoy ahí.

Con una seña les indicó a sus amigos que lo siguieran hasta su cuarto.
La habitación era amplia, con varios pósters de vóley y bandas pegadas a la pared, un escritorio, un librero y la cama. Era muy bonita y acogedora.

Sintense —ordenó Hinata —. Bien vamos a empezar por lo básico, abecedario y números. —mostró su libreta para que comprendieran lo que estaba diciendo.

—Bien. —contestaron todos a la vez.

Shoyo comenzó a mostrar tarjetas con letras mientras les mostraba como era su correspondiente seña. Al comienzo fue un poco difícil pero los jóvenes aprendían rápido, luego de 30 minutos su padre tocó la puerta para traerles algunos aperitivos.

Tsukishima estaba teniendo problemas con una de las letras por lo que Shoyo se acercó a él tomandolo de las manos y corrigiendo su postura, el pequeño le sonrió cuando logró hacerla correctamente.
Así pasaron al rededor de 2 horas, entre risas y gritos por parte de Kageyama y Tsukii, Hinata se la estaba pasando muy bien. Hace tanto tiempo que no sentía esa calidez que ya la había olvidado.

—Creo que ya es hora de irnos, está oscureciendo. —habló el peliazul.

—Es verdad, dejemos la clase hasta aquí Sho-chan. —concordó el pecoso.

Mentirían si dijeran que no deseaba pasar más tiempo con el menor pero ya era muy tarde.
Shoyo al escuchar eso se desanimó un poco, la estaba pasando tan bien que olvidó la hora.

Todos se levantaron del suelo y se encaminaron a la salida, claro que antes de irse se despidieron del padre y hermana de Hinata.
El chico los saludo con un abrazo a cada uno y cerró la puerta, al dia siguiente también les daría clases por lo que su animo volvió rápido.

—Son buenos chicos Sho, se puede ver lo mucho que te aprecian. —su padre estaba en la sala tomando un café, mientras que Natsu dibujaba algo muy colorido.

Si lo son, me sorprendió mucho cuando me pidieron que les enseñe lenguaje de señas. Me hicieron muy feliz.sonrió de oreja a oreja ante el recuerdo.

Ya se encontraba en el club organizando la salida que tendrían ese día, al parecer solo correrían un poco por los alrededores. "Cambiar los aires" fueron las palabras del capitán, aún no habían tenido partidos de práctica debido a la ausencia de un entrenador pero por lo que Takeda-sensei les había informado, ese fin de semana tendrían un partido con un equipo local.

Todo iba normal, los integrantes del equipo charlaban mientras corrían, sin embargo había un par que se encontraba más adelante de los demás. Si, Hinata y Kageyama como era costumbre deseaban superarse mutuamente. En un descuido por el más pequeño al cerrar los ojos y correr a donde sus piernas lo guiaban, este se perdió. No tenía la más mínima idea de dónde podía estar.
Caminó unos cuantos metros tratando de reconocer algo pero nada le era familiar, a lo lejos pudo divisar a una persona; su pelo era castaño pero en su mayoría rubio, vestía un uniforme rojo y se encontraba jugando videojuegos, se acercó despacio por simple curiosidad, tal vez podría ayudarlo.

—¿También estas perdido? 

«¿También?»

¿Acaso este chico tampoco sabía dónde estaban?.

El menor solo asintió con la cabeza algo avergonzado.

—Estoy esperando a que vengan por mi, ¿por qué no esperamos juntos? —había algo en ese pelinaranjo que le llamaba la atención, tal vez su semblante tímido y su cara angelical.

—Entonces...¿cómo es tu nombre? —preguntó el cabeza de flan.

Solo lo miró sin saber como responder, no había llevado su libreta consigo.

—Lo siento si fue grosero de mi parte preguntar, no tien- —un grito con su nombre llamó su atención.

—¡Kenma! Por fin te encontré... —un chico alto y de cabello negro algo extraño se acercó a los otros dos jóvenes—. Ya vámonos que el autobús nos espera. —se dio la vuelta sin percatarse de la presencia de Shoyo.

—Nos vemos luego chico sin nombre. —una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
Observó como ambos se alejaron y los perdió de vista.

—¡Hinata! Por dios no te alejes así, nos tenías muy preocupados. ¿Estás bien?, ¿no estás herido verdad? —Suga lo estaba buscando hace un rato y no daba con su paradero, por un momento su alma parecía escaparse de entre sus manos.

Si.fue lo único que dijo, seguía pensando en aquel chico rubio.

—Vamonos, es hora de entrar a clases. —los dos comenzaron su caminata en dirección a la escuela donde los demás los esperaban, tres de ellos más preocupados que el resto.

Todo ese día Hinata solo podía pensar en Kenma.

«¿Será de esta zona?, nunca lo había visto por aquí»

Quien pensaría que muy pronto lo descubriría.

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Espero lo hayan disfrutado mucho! En serio no saben lo feliz que me hace saber que les está gustando esta historia, cuando votan, la agregan a su lista de lectura o comentan.
En serio mil gracias por motivarme a seguir.

Un pequeño spam, también estoy publicando una historia sobre Naruto, espero también puedan pasar a darle una oportunidad.

Nos leemos pronto! Bye bye~

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