🌙 III 🌙


—¿Entonces es posible que el divorcio sea ejecutado a la distancia? —el señor Hajime se encontraba en el despacho de un abogado, arreglando todo para el pronto divorcio.

—Claro que sí señor Hinata, su caso es especial ya que también hay una denuncia de alejamiento de su parte hacia su esposa. Mientras más rápido mejor. —el abogado comprendió muy rápido su situación y con mucho gusto acepto ayudarlo.

—Muchas gracias abogado, lo que menos quiero es que mis hijos sigan sufriendo a causa de todo este problema.

Levantándose de la silla estrechó la mano del abogado para luego saludar y retirarse.

Su día había comenzado muy temprano, para su suerte no se había encontrado con su futura ex esposa. Lo más seguro es que estuviera en un bar, como todos los días.

Gracias a su arduo trabajo pudo darse el lujo de conseguir un buen abogado y así acelerar el trámite del divorcio. Akiko pagaba sus propias adicciones, si no estaba trabajando es porque bebía.
Antes de empeorar su condición, su esposa era una respetada arquitecta, ahora solo se limitaba a trabajar en una oficina ya que no siempre estaba en sus cinco sentidos.

Al salir de las oficinas de abogados, se dirigió al hospital para visitar a su hijo. Prefirió dejar a Natsu con sus padres ya que estaba muy afectada como para ir a la escuela. En su caso había pedido permiso en su trabajo, le explicó la situación a su jefe y él con todo gusto le cedió esos días libres, había tenido la oportunidad de conocer al pequeño Shoyo y le parecía el chico más dulce y tierno del mundo por lo que esta sumamente triste por lo que había ocurrido.

Cuando llegó al hospital, la recepcionista lo saludó con una cálida sonrisa y llamó a una enfermera para que lo guiara al cuarto de Hinata.
Al entrar dejó un ramo de girasoles, las flores favoritas de su hijo y para su calma el pequeño aún seguía en un profundo sueño, se preguntaba cuántas noches había pasado atormentandose a pesar de su corta edad.
Nuevamente le contó lo que había pasado a lo largo de su mañana, hasta la situación actual con su madre. Al mencionarla Shoyo dio un leve respingón, cosa que pudo percatar el señor Hajime, por lo que prefirió cambiar de tema para no perturbar más a su hijo.

Habló de variados temas, lo lindo del día, el buen clima y los saludos que sus abuelos le daban.
En eso Hinata comenzó a abrir sus ojos. Duele, tiene que acostumbrarse a la cegadora luz.
Lo primero que logra ver es lo blanca de la habitación y lo espaciosa que es para luego notar a su padre junto a él.

El hombre estaba distraído observando por la ventana, le toca la mano para que sé de cuenta de su presencia ya consciente.
Una cálida sonrisa lo recibe, acompañada de unos ojos cristalizados y un abrazo delicado para no lastimarlo.

Lo primero que hace el señor Hinata es llamar a las enfermeras y el doctor para que revisen el estado del pequeño. Todo parece correcto, responde bien a los estímulos y recuerda todo lo que sucedió.

El doctor llama al padre para que puedan conversar fuera de la habitación, así los medicamentos hacían efecto en Shoyo y podía descansar un poco más.

—Señor su hijo está muy bien, la herida está cicatrizando correctamente y estoy seguro que no quedará marca alguna ni secuelas. Si le parece bien mañana mismo pueden irse, lo mejor sería que camine un poco ahora para detectar algún mareo o cosas similares .

—Muchas gracias doctor por todo lo que hicieron por mi hijo. —su voz era muy baja, a punto del quiebre por el llanto de alegría y pura tranquilidad. Por fin podían seguir adelante.

—No hay nada que agradecer, es mi trabajo. Lo que si puedo recomendarle es que lleve a Shoyo a un psicólogo, toda esta situación puede dejar secuelas emocionales muy graves. Puedo recomendarle uno en la prefectura de Miyagui.

—¿Es un buen lugar para vivir? Estamos por mudarnos pero aún no encuentro una buena localización. —el Hinata mayor estaba prestando suma atención, después de todo se trataba del bienestar de su familia.

—¡Claro señor! Es un lugar muy tranquilo, perfecto para la condición de Shoyo. Además el psicólogo del que le hablo es muy bueno y puede ayudar a su hijo en sus problemas emocionales. No soy experto en esa área pero no me sorprendería que su hijo sufriera de depresión señor. 

—Ha sido muy difícil para todos, en especial para Sho.

—No deseo meterme en las vidas personales de mis pacientes pero su situación familiar es muy delicada por lo tanto peligrosa para la salud mental de su hijo.

—Vió los golpes...

—Dudo mucho que sea por usted.

—Jamás le levantaría la mano a mis hijos.

—Estoy seguro de eso.

—...Es su madre, nunca voy a perdonarme no haberme alejado antes de ella.

—Señor Hinata no debe culparse por nada, las relaciones humanas son complicadas y nadie tiene derecho a juzgarlo si no lo ha vivido. Me alegra que haya dado el primer paso de alejarse.

—Quiero que ellos sean felices, que estén bien.

—Y usted también lo merece. —sonrió el hombre tomando el hombro de Hajime.

El señor Hinata estaba sintiendo por primera vez esa libertad en su ser, esas cadenas que alguna vez estuvieron en su cuerpo y corazón ahora se sentían más sueltas. Debía comenzar a sanar poco a poco y junto a sus hijos.

—Muchas gracias por la recomendación, voy a organizar todo para irnos lo más pronto posible a Miyagui y que Shoyo reciba las sesiones necesarias.

Con un último apretón de mano el doctor se despidió para dejar a solas a padre e hijo. Había muchas cosas que pensar.

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