Esᴘᴇᴄɪᴀʟ Sᴀɴ Vᴀʟᴇɴᴛɪ́ɴ:𝒰𝓃𝒶 𝓈ℴ𝓃𝓇𝒾𝓈𝒶 𝓈𝒾𝓁ℯ𝓃𝒸𝒾ℴ𝓈𝒶
Era 14 de febrero, una fecha amada por muchos y odiada por muchos otros, aún así este día era el perfecto para que seis jóvenes confesaran sus sentimientos a cierto pelinaranja. Tenían muy presente que sería una tarea difícil, no solo por lo distraído que el pequeño cuervo podía llegar a ser, sino que había mucha competencia a la cual superar.
Todos tenían su plan detalladamente aprendido, sus respectivos regalos y su forma de confesar ese gran amor que hacía meses se albergaba en su interior, el único inconveniente era encontrar el memento correcto y ser el primero.
-Papá ya debemos irnos!!- Natsu estaba apurando a su padre ya que se habían dormido por lo que se les estaba haciendo tarde.
-Ya voy!!- gritó, aún se encontraba arreglando el alborotado cabello de su pequeña hija.
-Bien, ya vámonos.- ambos bajaron para así encontrarse con Shoyo, quien estaba algo distraído.
-¿Qué pasa nii-chan?- preguntó curiosa la pequeña pelinaranja.
-Oh nada, solo me llegó un paquete de Izumi-chan y Koji-chan.- le sonrió a su hermana.
-¿En serio?!!, ¿qué es?-.
-Chocolate, hoy es San Valentín.-
-Lo había olvidado...- murmuró el señor Hajime, ya podía imaginarse en el hospital porque su hijo mayor estaba intoxicado debido a tanto chocolate, a pesar de ser la primera vez que su Shoyo llamaba tanto la atención de los chicos, tenía una leve idea de lo caótico que ese día sería. Y si seguía así todos los años serian igual.
-¿Qué sucede papá?, debemos irnos.- apuró estaba vez Shoyo.
-Ya lo sé, vamos al auto rápido.- los tres pelinaranjas se dirigieron al auto tomando por fin rumbo a sus respectivos destinos, Natsu estaba más que emocionada por tal vez recibir chocolate ese día, no solo uno de sus hijos era popular sino que ambos, en serio tendría un dolor de cabeza. Por su parte Shoyo miraba el paisaje en completa paz, no imaginando el caos que en tan solo unas horas le vendría.
Ya en la preparatoria Karasuno como todos los días se dirigió a su casillero para cambiar sus zapatos, cuando de pronto una carta salió volando de el, algo curioso la tomó con cuidado, apreciando su pulcra letra y el leve aroma a girasoles que desprendía de ella.
"Eres como un girasol, brillas y resplandeces cual diamante, déjame ser ese sol que te guíe el resto de tu vida. Tu cabello anaranjado baila gracias al viento, creando una imagen mágica, tus ojos color chocolate me hipnotizante, tu sonrisa brilla e ilumina cada día. Deja que te acompañe en tu vuelo. Volemos juntos Shoyo."
T.K.
Junto a esa nota una pequeña caja de chocolates se pudo apreciar, Shoyo estaba sonrojado hasta las orejas, su vergüenza era tal que no podía imaginar de quien eran esas iniciales. Solo las hermosas palabras y ese aroma a su flor favorita estaban en su mente, y para que esa persona supiera su flor favorita debía der alguien cercano pero ¿quién?.
Al no encontrar respuesta solo se fue hacía su salón, las clases comenzarían en tan solo dos minutos y no debía llegar tarde.
Cuando llegó a su respectivo lugar tomó sus cosas para dejarlas bajo su pupitre, sin embargo sintió algo extraño y que ocupaba un poco de espacio por lo que revisó encontrándose con otra caja de chocolates y una nota en ella.
"Eres un tonto del cual no puedo dejar de pensar, estás en mi cabeza cada vez que observo un balón de vóley o simplemente aprecio el atardecer. Un hermoso atardecer con sus característicos colores anaranjados al igual que tu sedoso cabello. Me gustas, no, te amo, y ya no quiero negarlo, te necesito más de lo que necesito una cajita de leche. Sé mío Shoyo."
Esta vez la carta no contaba con un remitente por lo que se le hacía aún más difícil descubrir quién podría ser, aún así tenía dos pistas, era alguien a quien le gustaba el vóley y ¿la leche en cajita? era muy extraño. Sin embargo no tuvo tiempo de seguir pensando ya que su profesor entró al salón comenzando la clase.
La hora del almuerzo había llegado, Hinata estaba a punto de salir camino a la cafetería en encuentro con sus compañeros de equipo, hasta que cierto pecoso detuvo su caminar. Con algo de extrañeza el pelinaranja se volteó para encontrarse con un muy sonriente Yamaguchi que en una mano traía una caja dorada con bombones y un pequeño ramo de flores en la otra.
-¿Tadashi...?- preguntó ladeando su cabeza en señal de no entender nada.
-Feliz San Valentín Sho-chan, esto es para ti.- el chico le extendió su regalo al pequeño cuervo quien con gusto lo tomó creyendo que era un presente por parte de su amigo- Es una pequeña demostración de lo mucho que te a- el pobre Yamaguchi no logró acabar con su confesión ya que dos jóvenes altos y con aura asesina la interrumpieron.
-Yamaguchi! aquí estabas...estaba buscándote.- Tsukki formulo lo último entre dientes y una sonrisa forzada.
-Tonto Hinata!! ya vámonos.- Tobio abrazó a Shoyo por los hombros guiandolo de nueva cuenta hacía la cafetería, mientras que los amigos de la infancia iban detrás dirigiéndose pequeñas miradas asesinas entre si.
En la mesa con todos los del equipo, la tensión se podía percibir en el aire, a pesar de las constantes bromas por parte de Noya y Tanaka para romper el hielo parecía que nada funcionaba cosa que comenzó a molestar al capitán y vice-capitán.
-¿Qué esta pasando aquí?, se ven algo tensos.- dijo Suga con su voz calmada, o al menos por el momento.
-Nada Suga-san, no se preocupe.- contestó serio Kageyama.
-Si eso es verdad entonces ¿por qué se miran como si fueran a cometer homicidio?.- esta vez fue Daichi el que habló, elevando una ceja en señal de no creer para nada lo que su kohai decía.
-En verdad no es nada, mejor comamos ya.- siguió Yamaguchi con una sonrisa, no quería causar problemas y mucho menos con todo el equipo, su asunto romántico lo trataría a su debido momento y lugar.
El almuerzo prosiguió con normalidad, Shoyo no había comprendido nada de todo lo anterior por lo que siguió su conversación con Ennoshita como si nada, mientras que tres chicos allí lo observaban atentamente, esperando el momento indicado para poner en marcha el resto de su plan esperando no más interrupciones.
Ese día les tocaría clases de educación física por lo que todos los chicos de su salón se encontraban jugando fútbol, para sorpresa de muchos el pequeño Hinata había resultado muy bueno en dicho deporte por lo que siempre era uno de los primeros en ser elegido para algún equipo, su rapidez y buenos reflejos lo hacían un buen jugador. Solo que en esta ocasión Tsukishima era muchos más cariñoso en los festejos, algo raro para Shoyo ya que este nunca lo era. Aún así prefirió no tomarle demasiada importancia, tal vez el rubio estaba enfermo y con fiebre por eso su extraña actitud.
-Cuidado!!!- un gritó alerto a todos allí, sin embargo cierto pelinaranja había reaccionado demasiado tarde haciendo que un balón de fútbol proveniente de otra cancha impactara en su cara y, como consecuencia, su nariz sangrara.
-Enano ¿estás bien?!- preguntó alarmado Kei.
-Si...- tan solo señalar aquello un hilo de sangre bajo de su nariz, alarmando aún más al alto bloqueados.
-Te llevaré a la enfermería, espera aquí.- Tsukishima se dirigió hacía su profesor para avisarle del incidente, este les dio permiso y con ello se fueron a la enfermería.
Ya allí el chico de lentes tomó un botiquín para así parar la hemorragia.
-Lo siento te estoy causando problemas...-
-No digas tonterías, no es tu culpa ser un imán para los balones en tu cara.- Shoyo sonrió de repente por el comentario se su amigo, había disipado su tristeza en tan solo un segundo.
-Con eso ya estaría, si vuelve a sangrar dímelo y vendremos otra vez, aún así es raro que no esté la enfermera...-
-Tal vez este en su descanso.-
-Es lo más seguro. Oye enano hay algo que necesito decirte.- Kei lo observó directamente a los ojos, era ahora o nunca.
-¿Qué sucede Tsukii?- adoraba cuando lo llamaba por ese apodo, por alguna razón no era igual a cuando Yamaguchi lo hacía, se sentía más cálido, más tierno.
-Hinata yo...desde hace un tiempo tu me...- Shoyo ladeó la cabeza esperando a que el rubio acabara la oración.- Tu me gus-
-Sho-chan ¿estás bien?!- Yamaguchi había entrado de reprende asustando a Hinata y Kei quienes estaban muy concentrados en ellos, detrás del pecoso también estaba Kageyama quien también tenía una miraba de preocupación.
-Nos enteramos que estabas aquí, un profesor nos llamó por esa razón no logramos acompañarte.- dijo Tobio acercándose a Hinata para revisar su estado.
-Estoy bien solo fue un pequeño golpe, Tsukii me ayudó.- sonrió.
-Oh...ya veo, ¿interrumpimos algo?.- preguntó Tadashi con la mirada aguda.
-En realidad si pero ya no interesa.- dijo enojado el más alto de allí, estaba a punto de perder la paciencia.
-Bien...volvamos a clase.- los cuatro salieron del lugar, el pecoso y pelinaranja más adelante manteniendo una conversación trivial.
-No creas que será tan fácil, Hinata escuchara tan solo mi confesión.-
-Eso lo veremos...Rey.- Tsukishima le dedicó una sonrisa de orgullo y se adelantó, dejando a un azabache enojado atrás.
La hora de la salido por fin llegó, Shoyo por alguna razón se sentía ma cansado de lo normal, para su suerte ese día el entrenamiento había sido cancelado por lo que solo debía esperar a su padre, quien le había avisado que llegaría un poco tarde por unos problemas en su trabajo. Sus tres amigos se encontraban allí haciéndole compañía, aún con la pequeña esperanza de poder confesarse, solo que otras tres personas aparecieron arruinando todo.
-Shoyo!- una cabellera rubia se acercaba a paso tranquilo, sorprendidos de que el setter del Nekoma estuviera allí no reaccionaron cuando este le entregó un gran ramo de girasoles al pequeño cuervo.
-Feliz San Valentín Shoyo.- le sonrió coqueto causándole un gran sonrojo a Hinata.
-Kenma...¿qué haces aquí?-
-Vine a verte en este día tan especial, el día de los enamorados.-
-Son hermosas Kenma...recordaste que son mis favoritas.- sonrío mientras veía y olía las hermosas flores.
-Recuerdo todo lo que te gusta.-
-Seguimos aquí.- dijo molesto Yamaguchi.
-Oh hola.- saludó con simpleza el cabeza de pudín, molestando aún más a los integrantes del Karasuno.
-¿Te irás hoy?- preguntó algo preocupado, el viaje era muy largo y ya era tarde.
-En realidad quería pedirte si podría quedarme por esta noche, mañana a primera hora juro que me iré.-
-Claro, papá y Natsu estarán muy felices de verte.- le sonrió.
-Shoyo-chan/Hinata-kun!!!- aquellos gritos asustaron a los presentes, siendo aún más sorprendidos por ese par de gemelos. Atsumu y Osamu no habían dejado en paz a Shoyo desde que en un partido amistoso lo conocieron, mensajes y llamadas constantes tenían a los tres cuervos más que hartos.
-Feliz San Valentín!!- dijeron al unísono mientras dos cajas de chocolates le eran entregadas al pelinaranja.
-Deja de copiarme idiota!!- le gritó en reclamo el peligris.
-Tu deja de copiarme Samu!, fue mi idea venir a ver a Shoyo-chan.-
-Yo fui quien hizo los chocolate así que cállate!-
-¿Qué hacen estos aquí?.- al que menos les agradaba ese par era a Kageyama, no solo por sus celos como setter a su rematador, sino que en el ámbito amoroso también.
-Atsumu-san, Osamu-san muchas gracias por el detalle.- al ver la radiante sonrisa del pequeño cuervo los hermanos detuvieron su pleito para besar las mejillas de este.
-No hay nada que agradecer.- dijo Atsumu.
Después de todo...-
-Nos gustas mucho.- dijeron ambos, ¿quién diría que los hermanos Miya les ganarían?, días de planeación a la basura en tan solo unos segundos.
-Malditos yo debía ser el primero!!!- gritó furioso Yamaguchi.
-Claro que no, yo tendría que haberlo sido. Hasta le di una carta perfumada con sus flores favoritas.- siguió Kei mientras se acomodaba sus lentes enojado. Ahora Shoyo se daba cuenta de a quién pertenencian esas iniciales.
-Yo también le hice una carta!!! Malditos Miya!- dijo molesto Kageyama. Siendo allí donde la "cajita de leche" tenía sentido para Hinata.
-Demasido lento Tobio-chan.- le sacó la lengua el setter de Inarizaki, su hermano solo se limitó a ignorarlos para centrarse en su amado.
-Hinata-kun vámonos de aquí.- Osamu tomó la mano de Shoyo solo que Kenma los detuvo a tiempo.
-Él no se irá a ningún lado contigo, Shoyo pasará el resto del día jugando videojuegos conmigo.-
Shoyo no tenía tiempo de opinar sobre nada, en realidad aún no procesaba todo lo que estaba ocurriendo, para su suerte su padre había llegado por lo que rápidamente se subió al auto tomando la mano de su amigo rubio para así irse de allí.
-Se fue.-
-Se escapó.-
-Ustedes lo asustaron!- dijo el pecoso a ambos hermanos.
-Claro que no, fueron tus gritos!- se defendió Atsumu.
-Eres tu el que grita!!- siguió Kageyama.
-Yo me largo de aquí.- dijo Tsukishima, su gran dolor de cabeza le comenzaba a molestar y no tenía la paciencia suficiente para seguir en la tonta pelea de aquellos tres.
-También yo.- Osamu dio media vuelta y se dirigió hacía el hotel donde se hospedaba con su hermano, que se las arreglara para encontrarlo sin su ayuda, el motivo por el cual estaba allí ya se había ido por lo que no tenía nada que hacer en ese lugar.
Tobio, Atsumu y Yamaguchi se quedaron allí un rato más hasta que uno de ellos se dio cuenta de la ausencia de su hermano haciendo que desesperadamente se fuera en busca de su hotel. Mientras que los otros dos solo se fueron a sus respectivos hogares.
El día había sido más caótico de lo que espero Shoyo, aún así se alegraba de haber recibido esas hermosas cartas, esos deliciosos chocolates, y la linda sorpresa de amigos a los cuales quería mucho.
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Feliz San Valentín!!!, un poco tarde lo siento pero espero la hayan pasado bonito ya sea con su pareja, amigos o sol@s.
Espero hayan disfrutado de este pequeño extra.
Los quiero musho, nos leemos prontito bye bye ♡
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