Prólogo

*╔═══❖•ೋ° °ೋ•❖═══╗*
No te detengas en pensar
que la muerte es el fin; al
contrario, es el
comienzo de un nuevo
Inicio.

Anónimo.          

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13 de enero de 1986.

Querido hijo:.

Sabés, lo mejor que me ha pasado en la vida ha sido conocerte, ver que puedo dejar un remedio al dolor que le puedo causar a tu abuelo. Se que el camino que estoy dispuesto a tomar es el de los cobardes que no pueden afrontar su responsabilidad, se que algún día podrás entender mi posición.


¿Pero porque debe ser el de los cobardes, porque se detienen a juzgarme?.

Estoy cansado de ser el peso muerto con el cual carga mi padre y no quiero ser una carga para ti, tan inocente. No tienes la culpa de lo que llegue a pasarme, es mi decisión. Espero que lo que me atormenta no llegue a ser hereditario y que tú estés absuelto de aquel martirio.

Perdoname por lo que haré; padre espero llegues a perdonarme, no llores por mí, no lo hagas y cuida bien de mi hijo, dale a conocer este escrito cuando haya alcanzado la madurez para asimilar mi partida. Te quiero mucho padre y agradezco por todo aquello que me brindaste y entre todas esas cosas materiales tu amor paternal, se que dejó en buenas manos a mi prole, se que lo forjaras con buenos valores y harás de él un hombre de bien.

Hijo, mi amado hijo, espero que luches por tus convicciones, que intentes hacer de este desquiciado y retorcido mundo un lugar mejor, tal vez hacer de tú mundo el mejor de todos,recuerda mis palabras querido hijo:.

Sueña en grande y no te limites por la opiniones de los demás, que su mediocridad no logre atraparte y que su falta de brillo no opaquen tus logros!.


S

iempre te he querido padre,gracias...

Con mucho cariño se despide tu malagradecido hijo.

Atte: Tu hijo Maximiliano.

✧✿✧

20 de Febrero del 2019.

Aveces me preguntó el porque de tu partida...—murmuró por lo bajo teniendo la mirada clavada en la lápida que llevaba su nombre, aquel mismo que extraña con locura.

Se inclina y deja un ramillete de flores blancas—rosas blancas y margaritas—la yema de sus dedos se pasea por las escrituras de la lápida, pasando sus dedos por el nombre de aquella que en vida fue la mujer más maravillosa que la vida le dio a conocer, Martha era su nombre, aquel que los ángeles aclamaron desde el cielo su llegada y henos aquí, en el panteón familiar ella acompañaba a sus difuntos, solo en el mundo se ha quedado o eso es lo que pretende creer y se le dio a conocer.

—Ahora le harás compañía a mi familia, por fin los conocerás.—rompió en llanto mientras con cada palabra el nudo en su garganta se hacia más y más grande.

Aquella fría piedra llevaba su nombre, tan solitaria se veía que desearía que su nombre acompañara al de Martha, deseando en el fondo de su ser, en aquel músculo que le hace vivir la cruel realidad de estar solo, haber muerto en aquel accidente que tomo la vida de ella, aún sabiendo que no estaba así de cerca de estarlo.

Solo los recuerdos la mantendrían viva aunque sea en su cabeza, ella estaría viva.

Como olvidar el baile de graduación en el cual la conoció, se veía radiante con aquel vestido largo color azul cobalto de mangas cortas y con los pendientes de perlas blancas al igual que su collar, había sido tan ciego en fijarse en la belleza externa y temporal que otras muchachas ofrecían a la vista, tan huecas que solo pensaban en el dinero y en verse hermosas; pero Martha era diferente, totalmente única y por ello siempre había sido marginada y alguna que otra víctima de bullyng por su apariencia física, no era esbelta ni alta, era robusta y de mediana estatura, su rostro era el más angelical de todos al tener un toque asiático, sus labios eran pequeños y carnosos que al cerrarse formaban un corazón y el color de su cabello castaño le hacían recordar los chocolates suizos que su padre-abuelo traía de sus viajes con su tia-hermana Cassandra.

Tenia un humor muy peculiar que muchos considerarían oscuro y aquello le fascinaba y la hacían más única, era inteligente considerada nerd por haber entrado a la universidad becada fue víctima de bullyng, aquellos días el también la victimo, arrepintiéndose del daño que le pudo ocasionar a su futura y ahora difunta esposa. Una novia que nunca llego al altar, una que nunca vistió de blanco.

—Porque!!.—vociferó lleno de dolor, desgarrando su garganta a la vez que desgarraba el dolor su alma.

Él formo con sus manos unos puños que estaban cargados de frustración, del dolor que su alma pedía a gritos manifestarse al exterior. Golpeó reiteradas veces el verde césped recién cortado, el que desprendía un aroma a tierra mojada y de la cuál por muy debajo de aquella superficie se hallaba el féretro de roble oscuro y acolchado de una fina seda blanca que contenía el cuerpo virginal de Martha.

Se recostó inundando de dolor la superficie que tenia el desagrado de sentir el sufrimiento salino que los bellos ojos de color café desprendían a mares. Un hombre maduro que lamenta la perdida de la mujer que amo con todas sus fuerzas a tal punto de vivir la vida por ella y hasta este punto su vida no tenia valor alguno.

—Fuiste, eres y serás la única mujer de mi vida Martha, te amo...—

El destino fue caprichoso y ahora tenia grandes planes para él, grandes que implicaban tener una visión totalmente diferente de su realidad.

Ahora viviría la vida por alguien más, el regalo de Martha.



❝ Volver a Empezar.❞















⁌✠⁍
¿Quién dijo que seria una tarea fácil?
⁌✠⁍

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