O8O ▬ thunderstorm
🧬 RIDE OR DIE !
eighty; tormenta eléctrica
Siseé, tratando de tranquilizar a Glenn que se aferraba a mi cuello con cada trueno que sonaba. La tormenta ha empeorado en las últimas horas y todos nos encontramos en mi casa refugiados. Aferré más a mi hijo cuando el sonido de otro trueno se hizo presente, además, el sonido del viento chocar contra las maderas era irritable. Los más pequeños comenzaron a lloriquear y de inmediato me dirigí a las escaleras pero me detuvé cuando llegó Nabila y corrió hacia el piso de arriba para calmarlos.
Regresé a la sala, con Glenny aún en brazos y me acerqué a los niños, que se encontraban sentados en el suelo pegados a la pared, Judith trataba de tranquilizar a los demás pero ella estaba de igual manera asustada. Y no lo voy a negar, a mis 26 años, los truenos aún me ponen la piel de gallina. Me puse de cuclillas frente a ellos, quedando a su altura.
—Es solo un trueno. No puede lastimarlos —musité en voz bajita, sonriendo levemente para tratar de tranquilizarlos un poco —. Después de las tormentas siempre sale el sol, recuérdenlo.
Por unos segundos hubo un silencio total, sin embargo ese silencio desapareció cuando un trueno volvió a caer, además que el aire hizo que una rama rompiera la ventana de la sala y que la puerta se abriera con brusquedad. Dejé a Glenny junto a Max y me levanté de inmediato para tratar de sacar la rama, jadeé al sentir el corte en la palma de mi mano y la sangre de inmediato se dejo ver por todo mi brazo. Aaron llegó a mi lado y con su ayuda ambos pudimos sacar la rama que atravesó la ventana.
—¿Están todos bien? —preguntó Judy llegando junto a nosotros, su rostro cambió cuando vio la cortada de mi mano debido a la rama.
Hice un gesto indicándole que estaba bien, era mentira, me ardía hasta el alma.
—No puede ser peor —murmuró mamá detras de mí, fruncí el ceño ante lo que dijo pero al observar por la ventana y ver un pedazo del muro volar por el viento, supe que estábamos perdidos.
—La tormenta derribó un panel del muro junto a los jardines. Tuvimos suerte de que solo haya sido uno. Pero tenemos otro problema, hay un incendio en el molino que atrae a los caminantes —dijo Aren, apoyando sus manos en la isla de la cocina.
La situación estaba tensa, todos en la cocina nos encontrábamos cansados, preocupados pero sobre todo desesperados. Desesperados de que las cosas no han mejorado en lo absoluto y sin Carl aquí es aún más difícil sobrellevarlo sola.
—Debemos colocar el panel y apagar el incendio.
—Necesitaremos tres equipos. Apagaré el incendio con uno —habló Aaron.
—Yo me llevaré a otro para reparar el muro —mencionó mi hermano y de inmediato Carol se puso a lado indicando que iría con él.
Suspiré con pesadez. —Necesitaremos que otro equipo proteja a todos aquí —todas las miradas cayeron sobre mí —. Yo puedo con eso.
Aaron me sonrió levemente, sabía que iba a estar más tranquilo que yo me quedara aquí cuidando de los niños que estando allá afuera. Magna, Connie y Kelly fueron las primeras en ser voluntarias para salir. Mamá se quedaría conmigo junto a los niños.
Aren abrazaba a mamá con fuerza y cuando se separó de ella vino conmigo. Lo miré con reproche pero él ni se inmuto, solamente me abrazó con fuerza, le correspondí de la misma manera.
—Cuídate —susurré, aún abrazada a él.
Sentí como él asintió levemente. —Lo haré, no te preocupes.
Me separé levemente de él para tomar sus mejillas entre mis manos. —Claro que me preocupo, eres mi hermano —susurré, con la voz temblorosa mientras repartía suaves caricias en su piel con mi pulgar.
Él me sonrió con delicadeza, tomando mis manos entre las suyas y acercarlas a sus labios para dejar un beso sobre ellas. —Estaré bien —musitó, separándose de mí para darse vuelta y salir por la puerta.
Solté un suspiro pesado cuando los demás salieron, esperaba y anhelaba que todos regresen con bien. Ya no podría soportar más pérdidas. Estoy cansada de eso. Todos lo estamos.
El viento empeoraba al igual que la lluvia y en cualquier momento otra rama podría atravesar las ventanas por lo que decidimos colocar maderas para tener más protección. Lydia, Diana y mamá me ayudaban a poner las maderas que principalmente provenían de algunos muebles de mi hogar, pero en este punto, los muebles ya no son importantes.
—Lamento lo de tus muebles, Nyd —dijo Lydia en un susurro con algo de ironía pues tenía una leve sonrisa en sus labios.
—Solo espero que Carl no se infarte al ver que su silla favorita ya no está —dije con notable sarcasmo haciendo reír a Lydia.
Las risas pararon cuando escuchamos un grito en la sala. Al llegar, Gracie era sujetada por uno de los caminantes que se asomaban por la ventana, la madera era lo único que le impedía que la mordieran. Judith tomó la katana y con rapidez cortó la mano y atravesó su cráneo. Desfundé mi cuchillo cuando otro caminante llegó, de inmediato, mamá y Lydia llegaron para poner más tablas encima de las que ya esaban.
Max abrazó a Gracie y Judith estaba frente a ellas, me acerqué para tomar con suavidad los hombros de Gracie para revisar que no tenga ningún rasguño. Un alivio llegó a mi cuerpo cuando vi que solo había rasgado su blusa y no había ningún rastro de sangre.
Diana salió de la habitación para ir hacia la radio para avisar que los caminantes estaban entrando por otro lado.
La puerta comenzó a ser empujada por los caminantes, en cualquier momento caería y rápidamente fuimos a sostenerla con nuestros cuerpos, era en vano, la fuerza de ellos era mayor que la de Lydia, la de mamá y la mía. La desesperación comenzó a aparecer cuando las tres nos resbalábamos haciendo que ya no tuviéramos fuerza para sostener la puerta y en cualquier momento ellos podrían entrar. La desesperación llegó y de un impulso me separé de la puerta y agarré el bate de Negan que se encontraba en el suelo y todos estos años conserve, nunca me deshice de el.
—¿Qué haces? —la voz de Lydia sonaba confundida y preocupada.
—Gano tiempo —murmuré, aferrando más el bate a mi mano —. Cierren la puerta cuando salga y no abran. A la cuenta de tres... Uno. Dos. Tres —abrieron la puerta y empujé al primer caminante que llegó y trataba de cruzar.
El grito de Max llamándome hizo estremecerme pero no podía echarme para atrás. Todo esto. Todo lo que hago es para mantenerlos a salvo. Incluso si eso me cuesta la vida.
Las cosas han cambiado demasiado en los últimos años, cosas buenas han pasado, y tragedias han sucedido. A los trece años jamás me imaginé que llegaría con vida tan lejos, que lograría formar una familia y liderar una comunidad. Que yo fuera importante para personas y que pequeños niños necesiten de mí. Aún suena irreal si lo pienso de esa manera.
El bate se incrustó en el primer cráneo, eran demasiados pero podía con ellos. Cada vez llegaban más y la lluvia ya me había empapado por completo haciendo que mi vista se nublara un poco y me fuera más difícil ver. Caminante que aplastaba, sangre que salpicaba. En un momento, ya ningún caminante se acercó y pude observar los cuerpos desplomados por todo el porche, eran más de una docena, de eso estaba segura.
Inhalé, recuperando el aire a mis pulmones, me acerqué a la puerta dispuesta a tocar para entrar pero un grito me hizo girar y quedé horrorizada al ver a Carl cargando a un Vik inconsciente en sus brazos y a mi hermano a un lado de él matando a los caminantes que se acercaban, mientras más se acercaban podía visualizar la sangre que chorreaba de su cabeza y la desesperación de Carl por llegar hacia donde estaba. No me importó nada, solamente corrí hacia ellos.
—Lo mordieron —fue lo único que pronunció Carl al verme, y ante sus palabras sentí que todo se paralizó a mi alrededor.
Salí de la habitación, tallando mis manos fuerte con la toalla para quitar la sangre impregnada en mi piel pero era en vano. Alcé la vista encontrándome con mi esposo sentado en el sofá, él al verme se puso de pie de inmediato.
—¿Cómo está? —titubeó, agarrando sus manos que temblaban levemente.
El nudo que se formó en mi garganta me hizo difícil hablar. —Yo... Amputé su pierna... —dije incrédula de lo que había hecho —Aún está inconsciente pero pudimos detener la hemorragia de su cabeza, ¿qué lo golpeó?
—Yo... No sé... Llegamos en plena tormenta y matábamos a caminantes. De un momento a otro él ya estaba en el suelo y cuando lo vi ya era tarde, el caminante estaba sobre él, mordiendo su pierna —murmuró, sentándose de nuevo en el sofá con sus manos jalando su cabello con desesperación. —¿Estará bien? —preguntó con temor, con la mejilla completamente húmeda por sus lágrimas.
Me puse de cuclillas frente a él y tomé sus manos con delicadeza, acariciando el dorso de estas con mi pulgar. —Lo estará, es fuerte. Solamente tiene que mantener reposo y estará bien.
Un suspiro de alivio salió de sus labios, su frente se recargó sobre la mía y ambos cerramos los ojos disfrutando de nuestra compañía. —Te extrañé —murmuró Carl, colocando sus manos en mis mejillas mientras las acariciaba delicadamente.
Una pequeña sonrisa se escapó de mis labios. —Yo más —musité, acariciando sus rodillas. Él alzó mi rostro sujetando mi mentón con sus dedos y unió nuestros labios en un beso corto. Realmente lo necesitaba después de estar sin él un par de semanas.
Ambos nos pusimos de pie y por fin pudimos fundirnos en un cálido y necesitado abrazo que no tuvimos la oportunidad de hacerlo pues el estado de Vik era lo más primordial.
Nos mantuvimos en silencio, disfrutando del abrazo, cerré los ojos disfrutando de su cálidez y escuchando sus latidos. Sus brazos me envolvieron por completo, cubriendo todo mi cuerpo y haciéndome sentir protegida como solo él podía hacerlo.
—Lamento interrumpir su momento romántico pero de verdad necesitamos una mano —el grito de mi madre nos hizo separarnos de inmediato e ir hacia el piso de abajo y observar la puerta donde los caminantes seguían empujando y todos hacían el esfuerzo para mantenerla firme. —Las tablas no van a resistir mucho. Son demasiados.
—Si subimos al primer piso podemos resistir —mencioné con esfuerzo pues al sostener la puerta mi cansancio comenzó a hacerse notar.
—Suban —la voz de mi esposo salió temblorosa al esfuerzo que estaba haciendo.
¿Estaba loco? ¿Dejarlo solo? Ni de broma. Estaba decidida a quedarme con él pero Carl volvió a gritar, esta vez gritándome solo a mí. —¡Maldita sea, Nydia. Sube! —su voz desesperada me hizo reaccionar y sin rechistar nada le di una última mirada y subí, no sin antes verificar que todos los niños estaban arriba.
Mi pánico creció cuando Max, Judith y Gracie no se encontraban junto a los demás niños pero ya era tarde para poder buscarlas pues Carl soltó la puerta y corrió escaleras arriba haciendo que los caminantes derribaran la puerta y comenzaran a entrar, amontonándose en las escaleras. Lydia, Diana y mamá bajaron para ayudar a re-matarlos.
—Las niñas no están. Max, Judith y Gracie no están arriba —musité, sintiendo el miedo que comenzaba a crecer.
La expresión de Carl expresaba el pánico que tenía por las niñas. El miedo no me dejaba pensar, sé que Max y Judith pueden defenderse, tienen armas pero son niñas. El mundo jamás fue seguro para los niños aunque sepan defenderse. Un silbido se escuchó por encima de los jadeos de los caminantes, el sonido provenía del sótano y un alivio recurrió al escuchar aquel sonido que provenía de alguna de las niñas.
—Saldré por la ventana —la voz de mi esposo hizo que lo mirase con los ojos vidriosos —. Buscaré a las niñas por la ventana del sótano. Si están ahí las sacaré —dijo Carl y de inmediato abrió la ventana que se encontraba detrás de nosotros para salir de esta y perderse de mi vista. Lydia no lo dudó ni un segundo y corrió detrás de él para ayudarlo.
Exprimí el pedazo de toalla para colocarlo sobre la frente de Vik, limpiando los rastros de sangre que aún se encontraban sobre su piel. El semblante de su rostro era de tranquilidad, estaba más pálido que de costumbre, era normal después de toda la sangre que perdió y para ser honesta me sorprende que haya sobrevivido a una hemorragia en la cabeza y una amputación. Vik es fuerte, siempre lo ha sido.
Las yemas de mis dedos chocaron con su piel helada. Pasé la toalla húmeda por sus mejillas, cuello y nuca quitando la mayor parte de sangre que tenía impregnada. Ver a Vik así me hacía sentir fatal, verlo de esa manera tan vulnerable dolía.
Dejé la toalla de lado cuando los jadeos de Vik se hicieron presentes, él se removió en la cama y lentamente abrió los ojos. —¿Nyd? —preguntó en un hilo de voz.
Me incliné más hacia él para tomar su mano, acariciando el dorso de esta mientras lo ayudaba a sentarse. —Aquí estoy, Vik. Tranquilo —susurré, apretando levemente su mano.
Él se aferró a mi mano, su mirada pérdida en su pierna reflejaba tristeza. —¿Una mordida? —el tono de ironía en su voz se hacía notar.
—Lo siento mucho, Vik —murmuré, bajando un poco la mirada —. Debe ser difícil esto para ti.
El ojiverde hizo una mueca, encogiéndose de hombros. —Al menos sigo vivo —trato de ser positivo pero la expresión de su rostro reflejaba desesperación —. Supongo que tendré que aprender a caminar de nuevo.
—Aprenderás rápido —dije con una leve sonrisa, él sonrió asintiendo levemente.
—¿Adam? ¿Dónde está? —preguntó tratando de sonar tranquilo pero la preocupación en su voz era evidente.
—Está dormido en la habitación de Glenn —mis palabras parecieron reconfortarlo.
—¿Los niños? ¿Cómo están todos?
Una mueca salió de mis labios recordando la noche anterior. —Están bien, un poco asustados por la tormenta de anoche pero todos se encuentran bien.
Omití la parte donde las niñas se fugaron. No quería preocupar más a Vik aunque ellas también necesitan su regaño. Carl y Lydia lograron sacar a las niñas, y también lograron salvar a Aaron quién se encontraba protegiendo a las niñas. La excusa que usaron fue que querían buscar más armas para protegerse, especialmente Gracie. Las tres tuvieron su respectivo regaño pero también prometimos que les enseñaríamos a defenderse.
La puerta se abrió de golpe y la sonrisa de Vik se agrandó al ver que Daryl y Alden se encontraban en el marco de la puerta. Ambos se acercaron al ojiverde, Daryl ayudaba a Alden a caminar pues tenía la pierna vendada. Una vez que estuvieron lo suficientemente cerca ambos se abalanzaron a abrazarlo. Alden se acostó a su lado apoyando su pierna en la cama y soltando leves jadeos por el dolor.
—¿Qué pasó? —preguntó Vik con preocupación tomando las manos de su novio.
—Larga historia. ¿Tú cómo te sientes?
—Podría estar mejor pero al menos estoy vivo.
Daryl se acercó a mí con los brazos extendidos, lo abracé con fuerza disfrutando de su tacto. Él rodeó mi cuerpo con sus brazos y me aferré más a su pecho. Era un alivio que regresara con vida.
Nos separamos de golpe cuando la puerta volvió a abrirse dejando ver a Lydia. —Lamento interrumpir pero Eugene está aquí —mi sonrisa era notaria —... pero llegó acompañado.
────── (🪐) AUTOR'S NOTE
Holii, reviví 🫵🏻
¿Se esperaban lo de Vik? Era algo no planeado pero analizando quedaba bien para la trama
No podía matar a Alden y dejar a Vik cojo y viudo (ya le quité un novio no podía quitarle otro o me llevaba funa)
diivolved ♡
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