OO5. 𝗖𝗮𝗿𝗹 𝗯𝗲𝗶𝗻𝗴 𝗮 𝘁𝗼𝗺𝗮𝘁𝗼 𝗽𝗮𝗿𝘁 𝘁𝘄𝗼
chapter five !
Carl siendo un tomate parte dos 📻
vol. 1 — mastermind
¿Había algo bueno al pasar la puerta? Realmente nadie lo sabía pero era pasar por ahí o ser cena de caminantes, y para ser sincera prefiero la puerta que parece portal de Dios a ser el pollito de los come-carne.
Aún con mil dudas entramos al edificio y una vez que todos estabámos dentro, cerraron las puertas de inmediato. Nadie bajaba ningún arma, ¿aún no estamos a salvo? Mi pregunta fue respondida al ver la expresión de preocupación y angustia en el rostro de mi mamá cuando sonó la recarga de una arma haciendo que todos apuntaran al hombre que se asomó.
— ¿Hay alguien infectado? —preguntó en un grito.
— Uno de nuestro grupo lo estaba. Pero no sobrevivió —dijo Rick, haciendo que un horrible nudo apareciera en mi pecho.
— ¿Por qué están aquí? ¿Qué quieren?
Unos segundos de silencio recibió como respuesta hasta que el señor Grimes habló. — Una oportunidad...
Aquel desconocido frunció ligeramente las cejas. — Eso es mucho que pedir en estos días.
El señor Grimes ladeó levemente la cabeza, frunciendo ligeramente los labios. — Lo sé.
El silencio incómodo creció pues nadie se atrevía a decir nada y aquel hombre solo nos veía con rareza como si tuviéramos rabia o algún bicho en la cara.
Bueno, Glenn es el único rabioso... Y posiblemente Sophi también.
Si descubren que dije eso, los dos me asesinan.
— Todos tienen que hacerse un examen de sangre. Ese es el precio de la entrada.
El Sheriff aceptó... ¡Rick aceptó! Dios mío me voy a desmayar, odio las jeringas.
Aquel hombre dijo que fuéramos por nuestras cosas, pues al cerrarse las puertas ya no se volverían a abrir. Todos los adultos fueron corriendo por las maletas dejándonos a Carl, Sophi y a mí con la señora Carol en esos minutos hasta que todos volvieron a entrar y las puertas se cerraron.
Tal vez este sea nuestro nuevo hogar.
El hombre se presentó como el doctor Edwin Jenner, y para ser sincera, es muy raro para ser doctor.
El doctor Edwin nos guió hacia el ascensor donde todos entramos, ¿cómo? ni idea, apenas podíamos tener un espacio personal decente, de acuerdo, tal vez exageré un poco pero así lo sentí al tener a Carl otra vez pegado, prácticamente estando encima de mí. Al parecer no sabe qué es espacio personal... Pobre niño.
Todo el mundo se encontraba en silencio y la incomodidad era notoria, nadie se atrevía a decir nada para no poner más incómoda la situación, o así era hasta que Daryl habló. — ¿Los doctores siempre andan armados?
— Había muchas por ahí, me familiaricé con ellas —respondió con simpleza y otra vez todos nos quedamos en un silencio incómodo —. Pero ustedes lucen lo suficientemente inofensivos... Menos tú —dijo, mirando fijamente a Carl haciendo que él bajara la mirada un poco apenado, sonreí al ver su pequeña sonrisita —. Tendré que vigilarte.
Las mejillas de Carl enrojecieron más cuando lo miré con una pequeña sonrisa burlona. A veces me pregunto si es normal que una persona se sonroje tanto... En algún momento va a explotar.
Las puertas del ascensor se abrieron provocando que una pequeña brisa chocara contra mi rostro. Mamá sujetó con fuerza mi mano, una vez que todos salimos del ascensor comenzamos a caminar por un larguísimo pasillo mientras el doctor Jenner nos contaba que estábamos bajo tierra, una noticia no muy bonita para Carol al tener claustrofobia.
Entramos a una especie de sala de cómputo donde el doctor nos dio la grandiosa noticia que él era el único doctor en el lugar, por favor alguien rescáteme de aquí, además nos presentó a una tal Vi que resultó ser una computadora hablante. Sí, esto se está poniendo feo con el doctor loquito.
Me puse de pie cuando el doctor me llamó pues ya era mi turno de que me sacaran sangre... Por favor Dios ten piedad de mí e impide que esa aguja perfore mi brazo.
Traté de buscar a mi mamá pero olvidé que había salido al sanitario y dijo "no tardo"... ¡Mentira! Me ha abandonado y ahora me perforaran el brazo. Voy a morir... Por favor en mi testamento dejen todo a algún perro imaginario.
Di unos pasos, acercándome al doctor pero me quedé helada cuando comenzó a preparar el tubo donde mi sangre caería que realmente era gigantesco, ¡¿me voy a morir desangrada?! Sentí como mis piernas literalmente se volvieron de gelatina por lo temblorosas que se hicieron, mis manos sudaban y arrugaba mi pantalón por el nerviosismo.
— Hey, mocosa —la voz gruesa de Daryl hizo que pegara un saltito del susto — ¿Qué esperas para acercarte?
Titubeé un poco al sentirme intimidada por él. — Me da miedo —respondí en un susurro, agachando levemente la cabeza con algo de vergüenza al sentir las miradas de todos sobre mí.
Estaba esperando que Daryl me dijera algo un poco grosero pero para mi sorpresa no fue así, al contrario, él se me acercó con su mano extendida. Alcé la mirada sorprendida, dudé un poquito sobre tomar su mano pero finalmente lo hice, su mano era demasiado grande a comparación de la mía.
— Tranquila, no te dolerá mucho, será como si un mosquito te picara. No sentirás nada.
— ¿Seguro?
Él hizo una leve mueca. — La verdad no tanto, pero si lo haces serás más valiente.
Aún con el cuerpo literalmente hecho gelatina, me senté frente al doctor y comencé a asustarme un poco cuando tomó mi brazo con fuerza, amarrando un pequeño pedazo de lo que parecía ser listón, aunque no estaba segura de que eso era. Cerré los ojos con fuerza cuando la aguja se acercó a mi brazo, sentía como él aplastaba levemente mi antebrazo, seguramente en busca de una de mis venas. Apreté la mano de Daryl cuando sentí el horrible pinchazo, mordí mi labio con fuerza para evitar soltar un quejido, me aferré a Daryl con más fuerza y a él no pareció molestarle eso pues incluso daba leves apretones para tratar de tranquilizarme.
— Listo, ya pasó —la voz del doctor hizo que abriera los ojos pero fue una mala idea al ver el tubo lleno de mi sangre.
Sentí unas náuseas horribles al ver eso, me puse de pie con rapidez. Mala idea... Sino fuera por Daryl quién aún sujetaba mi brazo, seguramente me hubiera caído al suelo de golpe por el mareo que me llegó. El doctor me miró con el ceño levemente fruncido, me sentía demasiado intimidada. Daryl vio esto y me tomó entre brazos, por el mareo recosté mi cabeza sobre su hombro cerrando un ratito mis ojos.
— No ha dormido ni comido muy bien en estos días... Nadie de nosotros, de hecho —murmuró Daryl provocando que la habitación se quedara en silencio.
La mejor noche que he tenido durante este caos. Todos nos divertíamos, las risas hacían que el lugar sea cálido, se sentía como una familia... Y mamá y yo éramos parte de esta...
Mamá se encontraba muy alegre platicando con Glenn mientras mantenían unas botellas de lo que creo es cerveza, no estoy segura solamente en estos momentos sé que él y mamá se estaban riendo por todo mientras Daryl los veía con una sonrisa burlona... No, más bien con una sonrisa falsa pues veía a mi amigo rabioso con ganas de enterrarlo tres metros bajo tierra.
Aparté la vista cuando el intento de Robin Hood me miró con seriedad, Daryl es un buen hombre pero a veces me da miedito.
Carl estaba a mi lado, ambos nos encontrábamos en medio de sus padres, a mi otro lado estaba Rick que vigilaba que comiera toda mi cena. De verdad que nunca en la vida había disfrutado tanto un spaguetti con carne. Ahora si Diosito nos ha dado la última cena digna.
Dale le servía vino a los adultos, Carl y yo miramos con curiosidad cuando Lori y Rick bebían como si fuera jugo, y para ser sincera se me antojaba demasiado porque parecía jugo de arándano y hace tiempo que no bebía eso. Dale pareció notar nuestra curiosidad y tomó otra copa para servir un poco de vino.
— ¿Saben? En Italia, los niños toman un poco de vino en la cena —musitó Dale, llamando la atención de todos, en especial la atención de mi mamá y de la mamá de Carl. — También en Francia.
— Bueno, cuando Carl y Thea estén en Francia o Italia, entonces podrán tomar un poco —dijo con firmeza la señora Grimes.
El ojiazul y yo nos mirámos para después reír levemente.
— ¿Qué daño hará? Vamos —Rick trató de convencer a su esposa usando esos ojos de cachorro.
¿Han visto las caricaturas cuando aparecen un diablito y un angelito en tus hombros? Bueno, Rick es el diablito que trata de manipular a Lori.
— Si Kath está de acuerdo, Thea también puede tomar un poco —murmuró Lori, mirando a mi mamá.
Traté de hacerle ojitos de cachorrito a mamá pero no funcionaba.
— Vamos Kath, qué daño le podría hacer a la mocosa que pruebe un poco —para mi sorpresa fue Daryl quién habló.
Mamá lo pensó por unos segundos pero asintió levemente. — Solo un sorbo, Dorothea.
El primer en tomar un trago fue Carl que de inmediato hizo una mueca haciéndonos reír a todos, él me pasó el vaso y con la mirada de todos sobre mí bebí un poco. No sabía nada mal, de hecho me gustó el sabor entre amargo y dulce. Todos esperaban que hiciera una mueca pero para la sorpresa de todos le di otro sorbo. — ¿Puedo beber todo el vaso? —pregunté, sonriendo levemente provocando que todos volvieran a reír.
— ¡Juliet Hailey Dorothea! Dios mío, ¿por qué te puse tres nombres? —se quejó en bajito, de acuerdo mamá nunca me llama por mis tres nombres esto va serio.
— Era bromita —reí con nerviosismo, regresándole el vaso a la señora Grimes.
— ¿Juliet Hailey? Bonitos nombres —dijo Carl, con una sonrisa burlona en sus labios.
Demonios, mi reputación de chica misteriosa frente a Carl se vio arruinada por mamá.
Si me lo permiten, iré a esconderme para que el chicle de Carl no me moleste.
Shane había arruinado la cena, todos la estábamos pasando genial hasta que él abrió la bocota y se le ocurrió preguntar que había pasado haciendo que el doctor contara todo lo ocurrido y el ambiente se pusiera tenso. Gracias Shane por arruinar la noche de todos.
El doctor Jenner nos asignó unas habitaciones y la verdad es que todos estábamos emocionados, después de semanas podremos dormir cómodamente, y la mejor parte de todas fue la ducha con agua caliente. Lo mejor de la vida. Extrañaba la sensación de estar limpia sin rastro de sangre y tierra en la piel y en la ropa. Después de ducharnos nos habíamos puesto pijamas, ¿entienden eso? ¡Son pijamas! Extrañaba está comodidad.
Mamá y yo entramos al cuarto de juegos, dónde aparte de los video juegos que no podíamos conectar había una infinidad de libros. ¿Es el paraíso? Saludé a Carol y me senté a lado de Carl y Sophi observando la partida que tenían de damas chinas.
— Carol, ¿podrías cuidar un rato a Thea? Glenn se ha puesto mal con el vino y bueno... No ha parado de llorar ni de vomitar y dejé a Daryl solo con él... No sé si es buena idea.
Carol asintió, mamá le agradeció y salió corriendo directo hacia nuestra habitación para ver a Glenn, antes de venir aquí él estaba llorando en el piso del baño.
— ¿Si está muy mal Glenn? —me preguntó Carol, mirándome con curiosidad.
— Sí... Comenzó a hablar en coreano, no sé que decía pero miente.
Ella rió para volver a su lectura, miré otra vez a Carl y Sophia pero no quise interrumpir su juego así que me puse de pie y comencé a buscar un buen libro para leer antes de dormir. La biblioteca era enorme, había un librero que cubría toda una pared. Eso es una locura. Seguí caminando hasta que el título de un libro llamó mi atención, la portada se veía interesante así que ya con el libro en manos me senté en el sofá, encogiendo mis piernas y abriendo la primera página.
Carl y Sophi me habían ofrecido jugar pero me negué, el libro estaba muy bueno y no tenía noción del tiempo, tal vez pasaron unos minutos o horas, no sé, pero ya iba en el tercer capítulo del libro. La señora Grimes entró a la habitación, buscando un libro, de verdad que teníamos para entretenernos por años.
— Niños, hora de ir a dormir —ordenó Carol, haciendo que los tres nos pusiéramos de pie.
— Buenas noches, señora Grimes —me despedí de ella con una sonrisa.
Ella me sonrió de vuelta. — Buenas noches, cielo. Descansa.
Salimos de la habitación, comenzando a recorrer el pasillo. Todo estaba muy callado, probablemente todos estaban dormidos con una cantidad impresionante de alcohol en su sistema que parece que están sedados con anestecia.
— ¿Dormirás en tu habitación, Thea? —preguntó Sophi.
Me encogí de hombros. — No lo sé, mi mamá y Daryl están cuidando de Glenn borracho, y para ser sincera no quiero escuchar como vomita. Capaz me vomita encima y muera ahogada —hice una mueca de asco.
— Puedes quedarte con nosotras, aunque compartimos habitación con T-Dog y Jacqui.
Hice una mueca, no estaba muy convencida y no es porque ambos me cayeran mal, al contrario, ellos me caen muy bien pero no habrá mucho espacio para dormir si me quedo con ellas pues en cada habitación había una cama y un sofá.
— Si quieres puedes dormir conmigo —dijo Carl, sorprendiéndome. Él notó mi reacción ante lo que dijo y de inmediato se puso rojo —. Digo, el sofá es muy grande para los dos y podemos dormir cómodos y...
Lo interrumpí antes de que hablara de más. — Claro, dormiré contigo, tranquilo —sonreí levemente haciendo que Carl bajara la cabeza apenado aún con las mejillas rojas y una pequeña sonrisita en sus labios —. Lo siento señora Peletier, dormiré con los Grimes.
— Descuida, cariño. Cualquier cosa no dudes en buscarnos —dijo con amabilidad, con una gran sonrisa en su rostro.
Seguimos caminando por el pasillo hasta que llegamos a la habitación de Carl, nos despedimos de Sophi y de Carol, y entramos a la recámara. Lo primero que observé fue el sofá con un par de almohadas y unas cobijas sobre ella. Carl entró al baño a lo que yo me senté, esperándolo para dormir.
A los pocos minutos Carl salió del baño, sentándose a mi lado. El silencio que rondaba no era incómodo, para nada, era de esos silencios donde te transmitían ¿paz? no lo sé, pero estar con él a solas y en silencio me genera mucha tranquilidad que en cualquier momento podría quedarme dormida.
— ¿Thea, ya te dormiste? —la voz de Carl ya sonaba soñolienta, dándome a entender que estaba a nada de quedarse dormido.
Giré levemente mi cabeza para verlo mejor. — No puedes dormir, ¿cierto?
— No... Desde lo que pasó en el campamento no he podido dormir. Estoy asustado —él giro su rostro, quedando a centímetros del mío. En sus ojos se reflejaba el miedo, su ceño estaba levemente fruncido por la preocupación.
— Yo también estoy asustada... Nunca había visto tanta gente morir, no puedo dejar de pensar si vamos a morir así. No quiero morir de esa manera, Carl.
— No vas a morir así, Thea —aseguró Carl, acariciando el dorso de mi mano con su meñique.
Sus caricias eran muy lindas, me hacían sentir bien y tranquila, por esa razón me armé de valor para tomar su mano y entrelezarla con la mía. Sentí que él se tensó un poco pero fue cuestión de segundos para que ambos nos quedemos nuevamente en silencio con las manos entrelazadas, disfrutando de las caricias de ambos.
El desayuno es la comida más importante del día, o eso nos decían antes de todo este desastre y dejemos de comer por días. Ya saben, lo normal ahora. Todos en la mesa tenían resaca, en especial Glenn que parecía que iba a morir en cualquier momento pues todo el tiempo se encontraba jadeando y cubriendo su rostro con sus manos, además de que tenía un bote de basura entre sus piernas por si vomitaba.
Mamá y Daryl no se quedaban atrás, pues ambos tenían cara de querer morirse por no haber dormido nada pues borrachos no estaban ayer, seguramente cuidar a Glenn fue una tortura y agradezco por no haber dormido con ellos. Prefería mil veces los ronquidos de Rick que a Glenn llorando por Zayn Malik toda la noche... Bueno, te entiendo Glenn, no puedo juzgarte por eso porque lloro por lo mismo.
Bostecé, tallando mi ojo con mi mano. De verdad si fuera por mí hubiera dormido por lo menos otra hora pero Carl parece no entender el significado de despertarse en silencio pues literalmente al levantarse se tropezó con sus zapatos y cayó de cara al suelo.
— Mocosa, parece que te pasó un camión encima, ¿no dormiste? —la voz de Daryl hizo que alzara la mirada de mi cereal para verle la cara. Tenía una cara de pocos amigos como siempre, sin embargo, no se veía tan mal, parece que él si durmió.
Negué levemente ante la pregunta de Daryl. — Carl me despertó —bostecé después de terminar de acusar al ojiazul.
Carl se ahogó con su jugo de naranja, escupiendo literalmente en mi brazo y sobre su cereal. Hice una mueca de asco pero no dije nada, solo tomé una servilleta y me limpié mientras Carl trataba de no morir por su juguito.
Sería una gran tragedia morir de esa manera.
🪐 ── 3028 palabras
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