OO3. 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁𝗺𝗮𝗿𝗲
chapter three !
pesadilla 📻
vol. 1 — mastermind
— ¡Gané! —exclamó Soph victoriosa al ya no tener tarjetas del Uno.
Suspiré rendida, he tratado de ganarle a Sophia durante dos horas pero nada, ni siquiera he podido gritar "Uno" porque siempre termino teniendo quince tarjetas más. Es horrible.
— Yo avisé que no era buena jugando —mencioné, comenzando a recoger todas las cartas para guardarlas en la pequeña cajita que le pertenecía a la rubia. Ya estaba harta de perder.
Ambas estábamos sentadas frente a la casa rodante de Dale pues era el único lugar con sombra, el sol estaba insoportable y el calor ni se diga. Queríamos ir al lago a cazar ranas con Carl pero él nos dijo que no, que era cosa de chicos. Era tonto que pensara así, obviamente me molestó lo que había dicho pero mamá siempre me dice que no le tomara importancia a esos comentarios, aunque mis ganas de ir y empujarlo al lago eran increíblemente altas.
— ¿Qué otra cosa hacemos? Estoy aburrida —confesé, comenzando a dibujar en la tierra con mi dedo.
Soph pensó unos segundos hasta que se puso de pie. — Iré por mis muñecas, están con mi mamá —señaló a Carol quién estaba sentada junto a Lori y mi mamá.
Asentí y ella se fue dejándome sola por unos minutos.
Una sombra se mostró frente a mí y reconocí esos tenis azules con cadetes blancos, era Carl. Alcé mi mirada topándome con la suya, se notaba apenado, muy apenado. Él jugaba con sus dedos de manera nerviosa y balbuceaba algunas cosas inentendibles hasta que pudo decir una frase completa. — Lamento haber dicho lo que dije hace rato. Fue tonto —se disculpó en voz bajita, con la cabeza agachada.
— ¿Te estás disculpando conmigo por mis chocolates o por qué quieres ser mi amigo? —cuestioné, mirándolo con una ceja levantada.
— ¡Ambas! digo, amo el chocolate pero realmente me agradas Thea, y quiero ser tu amigo —finalizó con una gran sonrisa en su rostro y sus mejillas sonrojadas.
Sentí mis mejillas enrojecer, se veía muy tierno. — Está bien, podemos ser amigos —dije con una sonrisa que se agrandó al ver como Carl se ponía de cuclillas frente a mí y me abrazaba con rapidez para después salir corriendo.
Me quedé confundida, sin moverme. ¿Salió corriendo? ¿Qué le pasó? Pensé que ya estábamos bien pero de la nada salió corriendo como si su vida dependiera de eso, ¿le habrá picado un bicho?
— ¡Thea! ¡¿Qué fue eso?! —preguntó Soph, abriendo los ojos con sorpresa y dando pequeños saltitos en su lugar. Eli, la hija de Morales, quién se encontraba parada a un lado de ella y con el resto de muñecas, la vio con diversión.
Mis cejas se fruncieron, confundida por su acción. — ¿Estás bien?
La rubia rodó los ojos con diversión y se sentó frente a mí, dejando todas las muñecas de trapo en el suelo, Eli se sentó en medio de ambas. Soph parecía que le iba a dar un ataque de rabia o yo que sé, solamente soltaba chillidos. ¿Glenn la mordió? Seguro ya se le pegó la rabia.
— ¡¿Qué te dijo Carl?! —las dos niñas me veían atentas, esperando con ansias mi respuesta.
— Nada, solo se disculpó por lo de la mañana.
Parece que dije lo más grandioso del mundo pues Sophia me agarró de los hombros y me sacudió fuertemente que juraría que mi cerebro dio vueltas adentro de mi cráneo.
¿Por qué se ponía así de loca?
Iba a preguntarle eso pero la voz de Andrea y Amy acompañada de las voces de todo felicitándolas me hizo interrumpirme para mirar a las hermanas que cargaban docenas de peces. Hoy se cena rico.
El señor Dale bajó de su puesto de vigilancia y señaló una pequeña montañita que no estaba lejos así que se podía ver a Jim cavando, ¿qué diablos hacía? Al parecer todos pensaron que era buena idea ir hacia él para ver que hacía, sorpresa nos llevamos cuando habían demasiados agujeros, corrección, demasiadas tumbas.
Esto me está asustando un poco.
— Pensé que me había salvado de las clases —dije en voz bajita con la intención de que nadie escuchara, claro, eso no fue así porque Carl y Sophi se rieron por mi comentario mientras Lori, Carol y mamá me veían con una sonrisa burlona.
La señora Grimes colocó su mano en mi espalda y la acarició levemente. — Aún es importante que aprendan, Thea.
Yo asentí con la cabeza, realmente no entendía por qué tenemos que seguir estudiando, no es como si aprender raíces cuadradas me salvará la vida viviendo el mundo en el que ahora estamos. No dije nada más, estaba concentrada en tratar de resolver el ejercicio que nos habían puesto a los tres, Sophia resolvía los problemas con facilidad mientras que Carl y yo nos mirábamos sin entender nada, solo hacíamos que entendíamos pero no estábamos aprendiendo ni un poquito.
La información me entra por una oreja y me sale por la otra.
No me culpen, es horrible tener clases en medio de un caos global.
Le di una rápida mirada a Jim que se encontraba atado a un árbol, cortesía de Shane. Qué amabilidad la de su parte. — Lamento mucho si asusté a sus hijos —la voz de Jim mostraba arrepentimiento al igual que su mirada que se dirigía a nuestras madres.
La mamá de Carl fue la única que habló. — Tenías insolación. Nadie te culpa.
— Ya no están asustadas, ¿o sí? —preguntó, mirándonos a Sophi y a mí.
Ambas negamos al mismo tiempo. De acuerdo, yo sí que estaba un poquito asustada pero no por Jim, por Shane... ¡le destrozó la cara a Ed y amarró a Jim a un árbol! pero no lo juzgo, Ed es un hombre malo y sé que le hace daño a Carol y a Sophi, ellas siempre lo miran con miedo.
Los ojos dicen más que las palabras.
— Tú madre tiene razón. El sol me cocinó el cerebro, eso es todo —Carl sólo asintió ante lo dicho por Jim.
Dale le preguntó por qué cavaba las tumbas a lo que él respondió que por un sueño que tuvo. ¿Soñó con eso y lo hizo?
— ¿Paquita? —preguntó Carl mirándome fijamente, reí al ver su cara totalmente confiado de que ese si sería mi nombre.
Negué con una sonrisa. — Lamento decepcionarte, pero no.
El niño suspiró con rendición, él trataba de adivinar mis nombres desde hace dos horas seguidas mientras ayudábamos a Shane a limpiar los peces para poder cenar. No voy a mentir, me da asco tener que sacarles las tripas con un cuchillo pero todo valdrá la pena en la cena.
¿Se nota que quiero cenar algo más que no sea comida enlatada?
Sophi le pegó un codazo en las costillas al ojiazul haciendo que el pecoso soltara un chillido de dolor. — Vamos Carl, ya ríndete. Ya tengo tu vocecita en mi cabeza como disco rayado, ya no me hagas sufrir de esa manera —murmuró la rubia, sacándole la lengua al niño.
Carl no se quedó atrás y también le sacó la lengua provocando que Shane y yo riéramos por su comportamiento. El adulto metió la mano al balde para sacar otro pescado. — Es el último, niños —los tres agradecimos a todos los Dioses existentes que ya no tendríamos que sacarle las tripas a más pececitos.
— Iré a lavarme las manos —avisé, poniéndome de pie del tronco donde estaba sentada y comencé a caminar hacia la cubeta que tenía agua.
Iba distraída pateando las rocas que se me atravesaran que no me di cuenta en qué momento Carl ya se encontraba a lado de mí con su mirada fija en las piedras que pateaba, él después de un rato viendo mis pies comenzó a hacer lo mismo creando una competencia de quién lanzaba la roca más lejos. Los dos nos manteníamos en silencio, solamente pateando rocas, escuchando el sonido de nuestros pasos en la tierra.
— ¡Gané! ¡En tu cara, Carl! —festejé cuando mi roca chocó primero en la cubeta de agua.
El niño me miró con sus labios levemente abiertos y sus cejas fruncidas. — Eso fue trampa, nunca aclaramos dónde era la meta —dijo con firmeza, cruzándose de brazos con su semblante serio.
Me quedé en silencio, tenía razón pero tenía que defender mi victoria. — Bueno, pero es obvio que la cubeta era la meta si los dos nos dirigíamos a lavarnos las manos —afirmé, haciendo que el pecoso se mantuviera callado sin saber que decir.
Ya no dijimos nada, solo nos arrodillamos para lavar nuestras manos. En el proceso, Carl no se pudo quedar quieto pues me lanzó agua a toda mi playera quedando empapada. Se sentía bien tener la ropa mojada por el calor pero el niño no se salvó por qué también lo mojé, con la diferencia que no lancé agua a su ropa, sino a su cara.
Carcajeé cuando soltó un chillido de que el agua le había entrado a los ojos, me acerqué a él para quitar con suavidad sus manos que cubrían sus ojos. Con la manga de mi playera limpié el agua que aún quedaba en sus ojitos y parte de su frente. Carl abrió los ojos, mirando fijamente los míos, estábamos muy cerca y no pensaba quitar la mirada de encima de sus orbes azules, él apartó la vista primero con las mejillas totalmente rojas.
Parecía un tomate. Un tomate de ojos azules y pecas.
— Esto está delicioso —murmuré, con la boca llena de pescado. Mamá me regañó por hablar con la boca llena pero era inevitable, esto es mucho mejor que toda la comida enlatada que estuvimos comiendo desde que empezó esto.
Todos me dieron la razón, Amy y Andrea habían atrapado demasiados peces que todo el campamento podría servirse doble ración, incluso triple. En estos tiempos donde la comida prácticamente ya es escasa, comer tres veces al día es un milagro.
Carl estaba sentado a mi lado, creo que ya se volvió costumbre, pero no me molesta mientras no haya más contacto físico del necesario, no pregunten pero no soy una persona de dar abrazos, a la única que abrazo es a mi mamá... Es mamá, no abrazarla es como si a Harry Potter le quitaran la cicatriz, imposible.
El pecoso y yo de vez en cuando nos mirábamos, desde lo que pasó en la tarde Carl no se despegó ni un minuto de mí, y no es exageración, incluso cuando fui a hacer mis necesidades humanas él esperó afuera de la casa rodante para tratar de seguir adivinando mis nombres. Spoiler: ni siquiera se ha acercado, creo que lo más cerca que estuvo fue "Juanita". ¿De dónde sacó el nombre? Ni idea, pero me divertía muchisímo al ver a Carl que literalmente se partía la cabeza para adivinar.
Sophia estaba sentada frente a nosotros a un lado de su mamá, ella solo nos veía con una sonrisa burlona. En serio, ¿Glenn no la mordió?
Hubo un silencio que fue interrumpido cuando Morales le preguntó a Dale sobre su reloj pues al parecer siempre le daba cuerda a la misma hora todos los días, no sé nunca lo vi haciéndolo. Dale contestó sobre la importancia del tiempo, además de una frase que no escuché muy bien qué decía debido a Carl que me decía en bajito ideas de nombres.
Creo que traumé al niño.
¿Ahora qué hago?
Amy se puso de pie, llamando la atención de todos. — ¿A dónde vas? —cuestionó su hermana, tomándola del brazo.
— Tengo que hacer pipi. Dios, aquí no se puede ser discreto —el comentario de la rubia hizo que todos riéramos.
Era lindo estar en un ambiente donde todos cenábamos tranquilos y compartían historias. Era cálido, no solo por la fogata que nos brindaba calor, sino también por las personas amables.
La puerta de la casa de Dale se abrió provocando que volteara. — ¿Se nos acabó el papel higiénico? —la dulce voz de Amy se hizo presente.
Mamá se iba a poner de pie para señalarle dónde se encontraba pues ella había ayudado a acomodar esas cosas durante la tarde. Ella ya no se levantó, se quedó helada cuando el grito de Amy apareció cuando un caminante mordió su brazo, arrancándole un pedazo de piel.
No sé en qué momento los caminantes habían aparecido acompañados de los gritos y el sonido que hacían las escopetas cada vez que disparaban. Mamá me abrazaba con fuerza, las dos estábamos en el piso junto a Lori y Carl, los cuatro estábamos detrás de Shane que disparaba a los muertos que se acercaban. Estaba aterrada, a cualquier lugar que mirara ya habían personas que eran devoradas vivas y la sangre chorreaba a montones. Escondí mi rostro en el pecho de mi mamá para no ver esas horrorosas escenas.
Shane nos obligó a levantarnos y caminar detras de él, Carol y Sophi habían llegado a nuestro lado. Mamá me cargaba entre sus brazos, podía ver todos los cuerpos que eran devorados por los muertos. Lloraba por el miedo que sentía, todo el lugar estaba lleno de gritos, disparos y mucha sangre.
— ¡Mamá! —grité cuando un caminante se acercaba a nosotras, iba a ser muy tarde para que Shane reaccione y a quién mordería primero sería a mí. Mordería mi cabeza. Mamá trataba de cubrir mi cuerpo por completo con el suyo pero era en vano.
Grité con pánico cuando las manos del muerto estaban a nada de agarrar mi cabeza, pero no fue así... Una flecha había atravesado su cráneo, el caminante se desplomó al suelo y mis ojos llorosos chocaron con los de Daryl.
Él se acercó a nosotras corriendo. — ¿Están bien? —preguntó, mirándonos en busca de una mordida o rasguño.
Mamá asintió rápidamente. Todo pasó muy rápido.
Los gritos de Andrea me hicieron lloriquear más cuando vi el cuerpo sin vida de Amy cubierto de sangre. Me aferré más a mamá, rompiendo en llanto.
¿El mundo se volvió así de cruel?
Vivir ahora es una pesadilla.
— Ya recuerdo mi sueño, por qué cavé los hoyos.
🪐 ── 2423 palabras
────── (🌺) AUTOR'S NOTE
holaa, ¿qué tal les está pareciendo la historia?
diivolved ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top