Idol | Fan Donnie

⭐ Donnie admirador x Fem T/N Idol
⭐ Donnie edad: 22 años
⭐ 🔞 NSFW | Lemon

⚠️ Advertencia: Donnie sumiso, historia extensa, petting (no penetración), besos y frotamientos, soft, relación admirador–idol, lenguaje vulgar.

El sudor aún brillaba en tu frente después de haberlo dado todo en el escenario. Era una de esas noches mágicas en Nueva York, donde las luces del Madison Square Garden brillaban más que nunca. Tu público estaba extasiado después de escucharte cantar; coreaban tu nombre con fervor, mientras las linternas de sus celulares iluminaban el lugar como un mar de estrellas. Podías distinguir pancartas con mensajes lindos, dibujos hechos a mano y peluches que habían sido lanzados al escenario como muestra de cariño. 

Tomaste un momento para observar la escena frente a ti, dejando que la energía de la multitud llenara tu corazón. Tu pecho subía y bajaba, agotado tras bailar sin descanso y cantar con todo tu ser. Sonreíste con gratitud, llevaste una mano al corazón y te inclinaste en una reverencia, como un gesto de agradecimiento. El rugido de los aplausos fue ensordecedor cuando te despediste, lanzando un beso al público antes de desaparecer entre bastidores. 

Pero la noche no terminaba ahí. La adrenalina seguía recorriendo tu cuerpo mientras te dirigías al camerino. Entre asistentes y maquillistas, te alistaste rápidamente para lucir perfecta en el meet and greet. A pesar de ser una artista reconocida y con una agenda interminable, tenías el hábito de tomarte un tiempo para convivir con tus fans, incluso si estabas exhausta después de un espectáculo. Sabías que muchos habían viajado horas solo para verte, ya fuera para dedicarte unas palabras, tomarse una foto o pedirte un autógrafo, y no pensabas decepcionarlos.

El pasillo hacia el salón del meet and greet estaba lleno de miembros de tu equipo, quienes se encargaban de que todo saliera perfecto. A medida que caminabas, algunos te felicitaban por la increíble presentación, mientras otros te ayudaban a retocar tu maquillaje y ajustar tu outfit para asegurarse de que lucieras impecable frente a tus fans. Al entrar en el salón, notaste la fila de personas esperando con emoción. Algunos sostenían álbumes, otros posters, y otros regalos que seguramente habían preparado con todo su cariño.

Los guardias te escoltaron hacia al frente de la fila y se colocaron detrás de ti, mientras te sentabas frente a una mesita y dabas la orden para que las personas comenzaran a pasar.

La primera fan en acercarse era una chica joven, con los ojos brillantes de emoción y que apenas podía hablar de los nervios.

¡Eres mi mayor inspiración! —logró decir entre lágrimas, mientras te extendía un cuaderno para que lo firmaras.

Sonreíste con calidez, tomándole suavemente las manos para tranquilizarla. 

Gracias por estar aquí —le dijiste mientras firmabas su cuaderno. Luego, posaste para una foto con ella antes de darle un abrazo. 

A medida que avanzaba la fila, te encontraste con toda clase de personas: niños que te miraban como si fueras una superhéroe, adolescentes con lágrimas de felicidad y adultos que te agradecían por las letras de tus canciones. Cada interacción era única, y te asegurabas de darles toda tu atención, escuchando sus historias y respondiendo amablemente. Aunque el cansancio empezaba a hacerse presente, nunca dejaste de sonreír ni de mostrar gratitud. Te asegurabas de que cada uno de ellos se sintiera valorado, porque sabías que sin su apoyo, todo esto no sería posible.

Recibías comentarios como: "Eres mi inspiración", "Tu música me salvó la vida", "Eres hermosa". Palabras dulces que, aunque repetitivas, al provenir de distintas personas, siempre tocaban tu corazón. Los fans te entregaban detalles como dibujos, cartas, peluches, y tú los agradecías con una sonrisa sincera, colocándolos a un lado de tu mesa. El tiempo de interacción con cada fan era breve, pero hacías todo lo posible para que se sintieran especiales durante esos escasos minutos.

Entonces, llegó el turno de un chico que captó de inmediato tu atención. Su atuendo era peculiar. Llevaba jeans, una hoodie y, lo más curioso, algo que parecía ser una máscara verde con un antifaz morado. Al principio pensaste que era parte de algún cosplay, pero al observarlo mejor, te pareció extrañamente real, como si no fuera una máscara, sino su piel. Esto despertó tu curiosidad, y cuando se acercó a tu mesa, le regalaste una sonrisa. 

Hola, ¿cómo estás? —saludaste con amabilidad.

El chico parecía nervioso, reuniendo valor para hablar contigo. Mientras esperabas su respuesta, tus ojos no podían evitar analizar más de cerca su apariencia. Habías visto muchas cosas únicas en tus encuentros con fans, pero esto era diferente.

H-hola —su voz al principio sonaba más como un susurro que como un saludo. Luego se aclaró la garganta—. Quiero decir… ¡Hola! Es un honor conocerte. 

Sus manos temblaban ligeramente mientras te pasaba un CD, uno de los primeros que habías lanzado cuando apenas estaba comenzando tu carrera.

¡Wow! Este álbum es una reliquia. No muchos tienen una copia física. ¿Dónde lo conseguiste? —preguntaste mientras lo firmabas. 

Eh… bueno, digamos que fue un proceso complicado. Las subastas en línea pueden ser… intensas —admitió, rascándose el brazo mientras una sonrisa torpe se dibujaba en su rostro. 

No pudiste evitar reír. Era tan genuino, tan diferente a los demás. 

¿Cómo te llamas?

Soy Donnie. Eh… Donatello, en realidad, pero todos me dicen Donnie. 

Bueno, Donnie, ¿tienes alguna pregunta para mí?

De repente, sus ojos brillaron.

¡Sí, muchas! Pero no sé por dónde empezar porque, bueno, tengo tanto que decir... —Donnie comenzó a hablar rápidamente, las palabras saliendo de su boca sin poder detenerlas—. Tu álbum "Amor y luz" es… es absolutamente brillante. Cada canción está tan bien estructurada, desde la composición melódica hasta la progresión lírica. Es como si cada palabra y nota estuviera diseñada para resonar en lo más profundo de la psique humana. Bueno, técnicamente en cualquier psique, pero eso sería entrar en temas de neurociencia que, eh... no creo que sean relevantes ahora mismo. 

Lo miraste, sorprendida por la pasión en su voz y, honestamente, un poco divertida por su forma de expresarse. A pesar de la rapidez con la que hablaba, entendiste todo a la perfección.

Vaya, Donnie, eso es... una perspectiva muy detallada. ¿Estudias música o algo relacionado?

No, no exactamente. Soy más del lado técnico, ingeniería, ciencia, tecnología, esas cosas. Pero la música... bueno, tu música específicamente, me hizo olvidarme de los números y de las fórmulas —surpiró—. Es sensacional cómo tus canciones pueden hacerte sentir aceptado, incluso cuando... incluso cuando sientes que no encajas en ningún lugar. 

Sus palabras te golpearon con fuerza, y tu expresión se suavizó al ver cómo evitaba mirarte directamente.

¿Te sientes así, Donnie? 

Él soltó una pequeña risa nerviosa y rascó su brazo de nuevo.

Sí, bueno... es complicado. Digamos que mi apariencia no es... convencional. Y durante mucho tiempo pensé que eso era algo malo. Pero cuando escuché tus canciones, en especial la de "Único como tú", fue como si me estuvieras hablando directamente. Como si me estuvieras diciendo que está bien ser diferente. Que ser diferente es... increíble —su voz se quebró un poco al final, y notaste que sus dedos jugaban nerviosamente con las mangas de su hoodie.

Te conmovió profundamente su sinceridad, pero también no pudiste evitar encontrarlo absolutamente adorable. No sabías a qué se refería exactamente con su "apariencia", pero aquello tocó una fibra sensible en ti. Era un sentimiento familiar, ese de querer esconderse del mundo por miedo a no ser suficiente o a no encajar. No pudiste evitar pensar en los años en los que tú misma luchaste por aceptarte tal y como eras. Sabías lo que significaba sentirse "diferente" o "fuera de lugar", y escuchar que tu música había ayudado a alguien más a encontrar esa aceptación que tanto te costó conseguir era, sencillamente, gratificante.

Donnie, no tienes idea de lo feliz que me hace escuchar eso. El hecho de que mi música haya podido ayudarte... ese es el mayor regalo que alguien como yo puede recibir. Gracias por compartirlo conmigo. 

¡No, gracias a ti! En serio, no solo por tu música, sino por ser tan auténtica. E-eres... increíble. 

Reíste suavemente mientras lo mirabas. No solo sentías empatía por su historia, sino también un afecto inesperado. Había algo hermoso en la forma en que hablaba, en cómo evitaba tu mirada a ratos, y en los pequeños gestos de sus manos.

¿Sabes algo, Donnie? Tú también eres increíble. Y nunca lo olvides, ¿de acuerdo? 

Él asintió con una sonrisa tímida, pero esta se desvaneció cuando uno de los guardias le indicó que su tiempo había terminado y debía avanzar. Tu corazón se encogió ligeramente al verlo dar media vuelta para marcharse. Nunca te había sucedido con un fan, pero sentiste el deseo de seguir hablando con él, de conocerlo más. Había algo en su aura que te había cautivado. 

Rompiendo el protocolo establecido, hiciste un gesto hacia uno de los asistentes a tu lado y le susurraste algo al oído. Él te miró con sorpresa, pero tras un instante de duda, asintió y salió de manera apresurada detrás de Donnie. Alcanzó al chico y le entregó un pase VIP que decía "ACCESO EXCLUSIVO". Desde tu lugar, pudiste ver cómo Donnie lo miraba al principio con confusión, preguntando algo al asistente. Cuando este confirmó la autenticidad del pase, una expresión de pura alegría iluminó su rostro. A pesar de la distancia, podías notar cómo sus manos temblaban mientras abrazaba el pase como si fuera un tesoro invaluable. 

Te mordiste ligeramente el labio al verlo desaparecer entre la multitud, aún abrazando el pase con emoción. Aunque debías seguir conociendo a más fans, tu mente regresaba constantemente a él. Habías conocido a cientos de personas esa noche, pero algo en Donnie destacaba de una manera inexplicable.

Una pequeña sonrisa se dibujó en tu rostro mientras saludabas al siguiente fan, pero en el fondo, la curiosidad te carcomía. ¿Qué tenía ese chico que había logrado llamar tanto tu atención?

Después de que terminó el meet and greet, regresaste a tu camerino. Era un espacio cálido y personal, decorado con tus colores favoritos, un par de flores frescas sobre la mesa y un cómodo sofá donde podías recargar energías. Cerraste los ojos un momento, disfrutando del silencio, hasta que un suave golpe en la puerta llamó tu atención.

¡Adelante! —dijiste, enderezándote en tu asiento.

Un asistente entró, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Está aquí el fan con el pase VIP —informó con tono profesional.

Asentiste y diste la orden de que lo dejaran pasar. Antes de que Donnie cruzara la puerta, el guardia encargado lo revisó minuciosamente, asegurándose de que no portara nada que pudiera representar una amenaza. Finalmente, el asistente lo dejó pasar y se retiró, cerrando la puerta.

Donnie rebosaba de emoción. Claramente no sabía cómo proceder; sus manos se movían inquietas, primero hacia los bolsillos, luego al borde de su hoodie, sin saber dónde posarlas. Sus ojos recorrían el camerino de manera rápida, grabando cada detalle en su memoria, y después se posaron en ti. Por un instante, se quedó sin palabras; sentía que estaba viviendo uno de sus más hermosos sueños.

Y-yo, eh... —empezó torpemente—. ¡Gracias por el pase! Me siento muy afortunado, de verdad —sin poder responderle, empezó a hablar solo, olvidando por un momento que lo estabas escuchando—. En serio, mis hermanos no creerán que estoy aquí. Bueno, Mikey sí, pero Leo seguro va a decir que lo inventé, aunque… 

Una risita escapó de tus labios al verlo así, y eso pareció traerlo de vuelta a la realidad. Donnie parpadeó, dándose cuenta de su comportamiento, y un rubor en su rostro apareció mientras bajaba la mirada, apenado. 

Lo siento… estoy hablando demasiado.

Para nada, Donnie. Me gusta escucharte —al ver que aún estaba algo tenso, te acomodaste un poco en el sofá y diste unas suaves palmaditas en el cojín vacío a tu lado, invitándolo a sentarse—. Ven, siéntate. Quiero que te sientas cómodo. 

Donnie no dudó en aceptar la invitación. Se sentó con cuidado, temiendo ocupar demasiado espacio, y mantuvo su espalda recta, rígido. 

¿Puedo saber por qué el pase VIP? —preguntó Donnie—. ¿Fue algún sorteo al azar? 

Oh, no —respondiste mientras una sonrisa juguetona se formaba en tus labios—. En realidad, me dejaste un poco intrigada con lo que me dijiste. 

¿Ah, sí? 

Asentiste con la cabeza.

¿A qué te referías con que tu apariencia no es convencional? 

Donnie abrió los ojos sorprendido ante tu pregunta directa, y luego, bajó la mirada hacia sus manos, que ahora jugueteaban entre sí.

Es difícil de explicar... —murmuró con un tono apenado.

Puedes confiar en mí.

Te inclinaste un poco hacia Donnie, tratando de mostrarle que estabas interesada y, sobre todo, que no tenías ninguna intención de juzgarlo. Tus gestos y palabras empezaban a tener un efecto calmante en él.

Bueno… —rió nerviosamente—, es que no luzco como los demás... literalmente hablando.

Ladeaste un poco la cabeza, intrigada.

¿Cómo?

Él suspiró, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

Es más fácil mostrarlo que explicarlo.

Donnie se levantó lentamente, y con un movimiento cuidadoso, se quitó la hoodie que llevaba puesta. Tus ojos se abrieron de par en par al notar su piel. No era lo que esperabas: en lugar de la textura suave y tonalidad típica de un humano, su piel era dura, verdosa y en su espalda había… ¿un caparazón? Te quedaste atónita. Donnie observó tu reacción atentamente, como si esperara cualquier signo de rechazo o incomodidad. Pero en lugar de eso, lo que vio fue curiosidad y fascinación en tus ojos.

¿Ves? Esto es a lo que me refería —dijo con una risa nerviosa, cruzándose de brazos de manera protectora—. No soy… como tú.

Te quedaste mirando por un momento, procesando lo que acababas de ver mientras esbozabas una sonrisa cálida y dulce.

Bueno, tienes razón. No eres como yo… eres mucho más único.

Donnie te miró desconcertado por tu reacción. 

¿No... te molesta? 

Negaste suavemente con la cabeza, al mismo tiempo, tomaste su mano, haciendo que volviera a sentarse a tu lado. El toque inesperado hizo que se sonrojara aún más; parecía que en cualquier momento podría desmayarse por la avalancha de emociones que experimentaba.

¿Por qué me molestaría? —cuestionaste con una pequeña risa—. ¿Porque eres diferente? Al contrario, me pareces lindo.

Donnie parpadeó varias veces, intentando procesar tus palabras. Definitivamente no esperaba esa reacción, ni ese comentario, y mucho menos un halago de tu parte. Si tenía algo de autocontrol, tu respuesta lo hizo desmoronarse por completo.

¡G-gracias! —balbuceó rápidamente, sus ojos brillando con emoción mientras apretaba ligeramente tus manos—. ¡T-tú también eres muy linda! —Hizo una pausa antes de agregar—. ¡No solo eres linda, eres muy hermosa!

Por fin lo entendías. Donnie te había llamado la atención no solo por su apariencia inusual, sino por todo lo que proyectaba. Una tortuga mutante… algo tan fuera de lo común que habría intimidado a cualquiera. No podías explicar por qué, pero había algo en él que te hacía sentir cómoda, incluso atraída. Su torpeza al hablar, su forma de sonrojarse con cada palabra, y todo en él hacía que tu corazón latiera con fuerza, no de miedo, sino de ternura.

No era solo su apariencia la que te hacía mirarlo de una forma tan especial. No. Era lo que podías percibir detrás de sus palabras, en la forma en la que te miraba. Sus ojos, esos ojos profundos y expresivos, te contaban historias sin necesidad de hablar. Historias de batallas internas, de noches largas en las que probablemente había luchado con pensamientos oscuros y dudas sobre sí mismo. No necesitabas preguntarle para saber que se había enfrentado a muchas cosas, que había cargado con inseguridades y autodesprecio. Lo entendías perfectamente porque, en cierta manera, también habías pasado por lo mismo. Al mismo tiempo, había algo más en su mirada: un brillo de esperanza, una chispa de alguien que estaba aprendiendo a aceptarse. Era como el sol asomándose después de una tormenta.

Lo observaste en silencio durante unos segundos más, pero él comenzó a inquietarse, interpretando tu silencio como incomodidad. Donnie abrió la boca, listo para disculparse, pero no tuvo tiempo de articular palabra. Sin pensarlo demasiado, te inclinaste hacia él, acortando la distancia que los separaba. Donnie se quedó congelado, sus ojos abriéndose un poco más mientras sentía tus labios rozar los suyos en un beso. Parecía que su cerebro se había apagado momentáneamente. Cuando te separaste, por fin reaccionó.

¿A-acabas de... besarme? —tocó sus labios con la punta de los dedos, incrédulo. 

Asentiste, divertida por su reacción. 

Sí, y lo haría de nuevo si me lo permites. 

Donnie no podía creer lo que acababas de decir, pero al mismo tiempo, una parte de él lo deseaba más que nada en el mundo. 

¡P-por supuesto! —exclamó en un impulso—. Puedes hacerlo las veces que quieras... 

Sonreíste ante su respuesta, y esta vez, te inclinaste nuevamente, presionando tus labios contra los suyos con un poco más de intensidad. Donnie, aún nervioso, cerró los ojos y dejó que lo guiaras, confiando completamente en ti. Por la forma en que sus labios se movían sobre los tuyos, intuiste que probablemente era la primera vez que besaba a alguien. Con delicadeza, tomaste su mano temblorosa y la guiaste a tu cintura, queriendo que se sintiera más conectado a ti. Al sentir tu toque, Donnie pareció entender lo que querías. Poco a poco, reunió el valor suficiente para rodearte con sus brazos, atrayéndote hacia él de manera protectora. Una de sus manos manos subía con cuidado por tu espalda, acariciándote con una delicadeza que te hizo sonreír contra sus labios.

Tus manos se deslizaron lentamente hasta su cuello, y lo abrazaste, profundizando el beso con suavidad. Tu lengua rozó su labio inferior, pidiendo permiso, y Donnie correspondió. Lo sentiste titubear al principio, pero pronto su lengua entrelazó la tuya. El beso, inicialmente dulce y reservado, comenzó a tornarse un poco más intenso, húmedo y acompañado de suaves sonidos que rompían el silencio.

De forma juguetona, lo inclinaste hacia atrás hasta que quedó recostado a lo largo del sofá. Te acomodaste sobre él a horcajadas, tu cabello cayendo como una cortina. Tus labios no querían separarse de los suyos, pero Donnie, preocupado, te detuvo al colocar sus manos en tus hombros.

¿No te meterás en problemas por esto?

Sonreíste con dulzura, acariciando suavemente su mejilla con la punta de tus dedos. 

Tranquilo, nadie nos está viendo —respondiste con confianza, dejando un pequeño beso en sus labios.

¿Y si alguien entra? —insistió, más preocupado por ti que por él mismo. 

No pueden hacerlo sin mi autorización.

Donnie asintió y tomó la iniciativa, volviendo a capturar tus labios, esta vez con un poco más de confianza. A pesar de su timidez, ya sabía hacia dónde lo estabas llevando... y no pensaba detenerte. La calidez de tu cuerpo sobre el suyo, el sabor de tus besos y la forma en que lo mirabas lo hacían sentir en las nubes. Para él, era como vivir un sueño. No solo había conocido a su ídola, sino que había obtenido un pase VIP y, como si todo fuera una fantasía, ahora estaba besándote… o mejor dicho, tú lo estabas besando a él, encima suyo.

Tu mano descendió lentamente por su cuello hasta su pecho, sintiendo la textura de su plastrón bajo tus dedos. Donnie se tensó ligeramente al principio, pero pronto dejó escapar un suspiro al relajarse. Su mirada se cruzó con la tuya; él quería corresponder, deseaba tocarte, pero dudaba. Con una sonrisa tranquilizadora, tomaste sus manos y las guiaste hasta tus caderas, luego más abajo, colocándolas en tus glúteos. Mientras tus labios se movían con los suyos, sentiste cómo sus manos comenzaban a explorarte. Primero acarició sobre la tela de tu vestido, pero luego, con algo de atrevimiento, dejó que sus dedos se deslizaran por debajo, rozando tu piel. Tú, por tu parte, mordiste suavemente su labio inferior, arrancándole un pequeño gemido, y luego bajaste hacia su cuello, dejando una serie de besos delicados que lo hicieron estremecerse bajo ti. Sus manos se aventuraron a recorrer tus muslos de arriba a abajo, y de vez en cuando, apretaba tu trasero, arrancándote sonrisas entre beso y beso. 

Entre caricias suaves y besos, te movías sin darte cuenta sobre su regazo; tu cuerpo ya sabía exactamente lo que querías. Tu intimidad rozaba la suya en un lento y ansioso vaivén, deslizando tus caderas hacia adelante y atrás con una deliciosa presión que hacía que ambos se estremecieran. Donnie dejó escapar un leve suspiro antes de hundir sus dedos en tus glúteos, sujetándote con firmeza, casi como una súplica silenciosa para que no te detuvieras. Fue en ese momento que lo notaste. El calor de su cuerpo se intensificó, y un bulto creciente debajo de sus pantalones comenzó a presionar contra tus bragas. Te ruborizaste al sentirlo duro. Al alzar la mirada, te encontraste con la misma expresión en Donnie; había descubierto que ya te habías percatado de su erección.

Tus caderas comenzaron a moverse en círculos, cambiando el ritmo de vez en cuando, mientras buscabas la fricción perfecta contra su erección. Podías sentir el calor acumulándose entre tus piernas, la humedad creciendo con cada roce directo contra el bulto que palpitaba bajo sus pantalones. Cada vez que lo sentías reaccionar bajo ti, más húmeda te ponías, y eso solo hacía que tus movimientos se volvieran más insistentes. Donnie te miraba fijamente, sus pupilas dilatadas por la rica sensación, la respiración pesada mientras su boca entreabierta dejaba escapar pequeños gemidos. Te enderezaste un poco, apoyando las manos en su plastrón para tener mejor control. Sentiste cómo sus dedos se apretaban tus caderas, guiándote apenas, mientras él dejaba que fueras tú quien marcara la velocidad.

La frustración comenzó a crecer dentro de ti, deseando que ambos pudieran sentir más. Sin pensarlo demasiado, te detuviste de golpe y lo miraste fijamente, pediéndole que se quitara el pantalón. Donnie parpadeó sorprendido por un instante, pero asintió, sus manos torpes mientras desabotonaba y deslizaba su pantalón hacia abajo, dejando sus boxers en su lugar. Volviste a colocarte sobre él, sintiendo de inmediato cómo su erección, ahora solo cubierta por una delgada capa de tela, presionaba contra ti con más firmeza. Continuaste moviéndote, y cuando tu intimidad rozó directamente contra su miembro, un gemido grave escapó de sus labios. Él se apresuró a morderse el labio, como si intentara contenerse, pero el sonido ya había resonado en tus oídos. Podías sentir la humedad de tu cuerpo empapando la tela de su ropa interior, dejando claro cuánto te estaba afectando.

Lo que más te sorprendió fue la textura de su miembro, que, aunque diferente a la de un humano, ofrecía una sensación única contra tu vulva. Esa irregularidad te hizo moverte con más ganas, aprovechando cada curva y detalle que rozaba contra ti.

Tus movimientos cambiaron, pasando del suave vaivén a pequeños brinquitos que, con cada descenso, ejercían una presión más directa sobre su falo. La tela entre ustedes parecía más delgada con cada roce, y era evidente que no eras la única que reaccionaba al placer. Bajo ti, Donnie comenzaba a mojarse también, su ropa interior manchándose por su excitación, mientras jadeos entrecortados escapaban de sus labios. Queriendo calmarlo, te inclinaste hacia adelante, atrapando su boca en un beso profundo. Lo besabas con urgencia en un intento de absorber los jadeos que delataban lo que sucedía dentro del pequeño espacio.

Estabas lista para deshacerte de tu vestido, las manos levantándolo lentamente mientras tu piel comenzaba a quedar al descubierto. Pero el momento se rompió abruptamente cuando un golpecito en la puerta los hizo detenerse en seco. Ambos voltearon hacia la fuente del sonido, congelados, antes de intercambiar miradas entre sí. Donnie parecía inquieto, pero tú respiraste hondo, tratando de recuperar la compostura para responder con la voz más natural que pudiste fingir. 

¿Sí? —preguntaste con calma.

Señorita —respondió uno de tus asistentes al otro lado de la puerta—. Es hora de regresar al hotel. 

Dejaste escapar un suspiro de decepción. Bajaste la mirada por un momento, antes de volverla hacia Donnie.

¡Voy enseguida! Dame un minuto — alzaste un poco la voz para que te escucharan claramente. 

Ambos comenzaron a acomodarse rápidamente, tú bajando el vestido a su lugar y él ajustando sus boxers y pantalón en silencio. Cuando todo estuvo en orden, lo acompañaste hasta la puerta, pero antes de que pudiera abrirla, lo jalaste hacia ti. 

Búscame en mi hotel más tarde —deslizaste un pequeño papel en su mano, el cual contenía la dirección del hotel y el número de tu habitación. Él lo miró y sonrió, guardándolo en el bolsillo de su pantalón.

Te pusiste de puntillas y le diste un beso rápido en los labios antes de que abriera la puerta y se marchara. Mientras lo observabas salir, una parte de ti ya estaba deseando el momento en que volvieran a estar a solas.

ʕ⁠´⁠•⁠ᴥ⁠•⁠'⁠ʔ hola, soy la escritora, Mafer.

Otro cap largo, tranquilito y bonito ✨ próximamente la parte 2. Espero les haya gustado 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top