Club | Human Donnie
⭐ Donnie humano x Fem TN
⭐ Donnie edad: 21 años
⭐ 🔞 NSFW | Smut
⚠️ Advertencia: felación, humillación, T/N sumisa, insultos, degradación, menosprecio, lenguaje vulgar.
Lo más difícil del cambio de universidad no fue hacer amigos ni adaptarte, fue soportar al capitán del club al que pertenecías.
Como obligación, todos los alumnos debían estar inscritos en uno de los muchos clubs que la escuela ofrecía. Siempre te llamó la atención la robótica -además de ser buena en ello-, así que tomar la decisión fue fácil.
Tus ánimos y determinación se esfumaron rápido desde que conociste al capitán del club de robótica: Donatello Hamato.
Tu bienvenida fue bastante... extraña y te dejó en claro que no todo sería compañerismo y risas.
[Flashback]
—¡Hola! Soy nueva en la escuela —detuviste a Donatello, que estaba a punto de entrar al salón designado para los miembros del club—. Soy TN y me apunté en tu club.
Donatello te dedicó una fría mirada, te observó de pies a cabeza sin cambiar su semblante poco amigable.
—¿Eres buena? —se limitó a preguntar.
—Sí —confiabas en tus habilidades—. Eso creo —aunque esa mirada te hizo desconfiar por un momento.
—Ya lo veremos.
Los maltratos no se hicieron esperar en tu primera semana en el club. Constantemente se burlaba de ti, te ridiculizaba y te hacía pasar vergüenza frente a tus nuevos colegas.
Donatello parecía disfrutar de humillar a la nueva integrante de su grupo. A su vez, despertaba nuevos sentimientos en ti, sensaciones y deseos oscuros que no sabías que tenías...
[Fin Flashback]
Te encontrabas en tu mesa haciendo ajustes en las tuercas del pequeño robot que construiste. Tu idea era crear un asistente que realizara tareas de forma eficiente y que fuera fácil de transportar, ahí la razón de su tamaño.
Donatello se paseaba por el salón observando lo que hacían tus amigos. Rodaba los ojos cuando veía algo predecible y aburrido, se mostraba bastante inconforme con los proyectos ya que nada le sorprendía y no fue la excepción cuando vió en lo que trabajabas.
—Qué novedad —dijo sarcástico a tus espaldas—. Aunque ha sido lo más decente que has hecho hasta ahora —se retiró y seguiste en tu trabajo sin prestarle mucha atención.
De fondo escuchabas como tus colegas recibían un «patético», «¿de verdad sigues aquí?» o «aburrido como tú» de parte de Donatello.
Muchos cambiaban de club debido a la personalidad y tratos de su capitán. Era innegable que Donatello era sumamente brillante, habilidoso y seguro de sí mismo; pero también era soberbio, egocéntrico, irascible y orgulloso. Y a pesar de esto, seguías en el club. ¿La razón? Su actitud dominante te atrapaba. Varias fueron las veces que se burló de ti, pero había «algo» en él que te impedía desertar.
Con el paso del tiempo, sus insultos y tratos no te desanimaban, al contrario, te hacían presentarte día tras día en el club con el objetivo de sentir aquello te provocaba Donatello.
♡
El salón comenzaba a vaciarse, te despedías de tus amigos sin dejar de prestarle atención a tu robot, estabas empeñada a terminarlo esa tarde. Uno a uno salieron hasta dejarte sola, o eso pensaste.
—¿Sigues con esa porquería? —dijo apoyándose en una de las mesas.
Un ligero resoplido salió de tu nariz al escuchar su insulto y sonreíste ligeramente. Te habías acostumbrado a su actitud; sus provocaciones más que hacerte sentir mal, te generaban un cierto tipo de placer.
—¿Dije algo gracioso? —arqueó su ceja ante tu actitud.
Nada sería suficiente para Donatello, eso lo entendiste hace mucho. Por más que alguien se esforzara, él nunca lo consideraría a su nivel.
—No hay nada que te sorprenda —dijiste refiriéndote a los proyectos.
Te recargaste en la silla, cruzando los brazos en un intento de parecer despreocupada, pero sabías que él veía a través de ti. Donatello no se inmutó, pero tampoco apartó su mirada de la tuya. Después de unos segundos, se levantó y se sentó en tu mesa, acercándose lo suficiente como para que sintieras el calor de su presencia.
—Sí lo hay... —hizo una pequeña pausa—. ¿Por qué sigues aquí?
Frunciste el ceño, genuinamente confundida por su comentario.
—Me gusta crear cosas —mentiste, esforzándote por sonar convincente
En realidad, no estabas ahí por los proyectos ni por el trabajo en equipo. Seguías ahí porque querías su atención, incluso si venía en forma de críticas, insultos o miradas desafiantes. Algo en esa dinámica retorcida te mantenía atada.
Negó con una ligera sonrisa, pero no de diversión ni simpatía, sino de malicia.
—He hecho todo lo posible para que te largues, pero sigues aquí —chasqueó la lengua, casi como si hablara consigo mismo—. Nadie aguanta tanto.
—¿Por qué tanta dedicación?
—Tu tonta carita me distrae —abriste un poco los ojos de sorpresa y un escalofrío recorrió tu espalda—. Me provocas querer arruinarte por completo.
De imprevisto, tomó tu rostro con firmeza y presionó sus labios contra los tuyos con una intensidad que dejaba entrever una mezcla de deseo y rabia. Intentaste apartarte, pero su agarre solo se intensificó, obligándote a quedarte en el lugar exacto donde él quería. En el fondo, sabías que deberías resistirte, que esto estaba mal, pero había algo en su actitud que te atraía como un imán, algo en su autoridad que te hacía perder el control.
Rompió el beso y te observó detenidamente, jurabas que su mirada se había oscurecido, no eran los mismos ojos inexpresivos que siempre te juzgaban.
—¿Quieres sorprenderme? —su tono era intimidante pero a la vez seductor.
Te tomó del cabello y obligó a que te arrodillaras frente a él. Recargó su cuerpo hacia atrás, dejando ver su erección abultada. Desabotonó su pantalón, bajó la cremallera y hábilmente sacó su polla. Tragaste profundo al verlo, levantaste la mirada y Donatello te estaba esperando, sabías que tu capitán se impacientaba rápido así que te posicionaste entre sus piernas.
Tomaste su pene y sin más metiste la mitad de este dentro de tu boca, no era tan grueso, pero si tenía buena longitud. Escuchaste a Donatello suspirar así que continuaste. Tus labios presionaron su circunferencia y tu lengua chocó contra su punta. Tus mejillas ardían y tus piernas hormigueaban.
Te tomabas tu tiempo y eso no le gustó a Donatello, enroscó sus dedos en tu cabello y empujó tu cabeza contra su pelvis. Penetró profundamente tu garganta, provocando una arcada que te hizo lagrimear.
—Qué patética —Donatello te tenía a su merced.
La parte que contenía tus deseos más oscuros salió a la luz, apoderándose de tu persona.
Donatello no soltó tu cabellera, comenzó a jalarlo hacia atrás y en seguida te volvía a empujar contra él. Repitió constante estos movimientos y en unos minutos ya se encontraba follando tu boca.
—Mmng —gemías en su polla, causándole placer por las vibraciones que generabas.
Jaló tu cabello quitándote su verga de la boca haciéndote soltar un quejido por la brusquedad de su movimiento.
—¿Qué? ¿La putita quiere que sea delicado? —preguntó con desdén.
Nuevamente penetró tu boca con brutalidad. Sollozabas a causa del dolor y, a su vez, la excitación que te causaba ser maltratada.
Donatello tenía una linda vista: te aferrabas a sus piernas, tus ojos llorosos buscaban los suyos, como si suplicaras más.
—Joder T/N —gruñó por la calidez de tu cavidad bucal—. Creí que eras buena en nada, pero tu boquita sí es útil.
Te obligó a mover tu cabeza con rapidez, su pene chocando una y otra vez contra tu garganta hacía que escurriera saliva por tus comisuras.
—Te ves terrible.
Levantó ligeramente sus caderas, disminuyó la fuerza con la que te movía y te presionó por última vez contra él. Gimió ronco y descargó su semen caliente en tu garganta. Intentaste tragarlo pero parte del líquido se derramó por tus labios.
Por fin soltó el agarre de tu cabello y te dejó caer al suelo, tosiste y, sin dejarte recuperar el aliento, Donatello se agachó y te tomó del mentón, levantando tu rostro.
—Te veo mañana —dijo inexpresivo. Te soltó y subió su cremallera, dejándote tirada.
ʕ'•ᴥ•'ʔ hola, soy la escritora, Mafer. Ahí disculpen la vulgaridad de este humilde escrito 🕴️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top