━━━━chapter one.

Las puntas de los tacones de Nailea Wolff hacían eco por todo el recinto de Mercedes, la, actualmente, pelinegra tenía un porte realmente intimidante para todo aquel que no la conociera.

Caminaba como si el mundo estuviera debajo suyo. Como si ella misma pudiera dominarlo todo a su paso.

Y eso... a ella le gustaba.

—Oh no. La pequeña diabla llegó. —exclamó Lewis Hamilton en cuánto la vio pasar.

Nailea detuvo su intrépido andar a medio camino de la oficina de su padre y bajó un poco sus lentes de sol para ver con una sonrisa pícara al moreno. Lewis seguía sonriéndole tan grata y divertidamente que no pudo evitar reír. —Roscoe ataca antes de que que ella destruya todo con sus tacones Chanel.

Nailea levantó las cejas y se agachó en dirección a Roscoe cuando lo veía correr a ella tan felizmente, lamiendo y oliendola para familiarizarse de nuevo a su aroma. Pero sabía que el canino aún la reconocía, de algo debieron servir tantas noches solitarias de cocina.

—No no no, perro dormilón. —se quejó Lewis mientras se acercaba a ambos y se ponía de cuclillas igual que Nailea. —Debiste atacarla.

La pelinegra rió con gracia: —El dormilón eres tú, Lewis. Mi pobre angelito Roscoe trabaja duramente, ¿sabías que eso es un delito? Él es un bebé.

Nailea siguió rascando detrás de las orejas a Roscoe mientras el canino sacaba la lengua con extrema felicidad, disfrutando de tal atención.

Entre tanto el moreno se acercó a ella y dejó un beso en su frente, sonriéndole con cariño finalmente murmuró: —Bienvenida a casa, Lea.

Nailea se levantó con la ayuda de Lewis y no dudo en darle un gran y largo abrazo.

Nailea y Lewis se pasaban más de diez años, pero su relación tan estrecha se había forjado hace ya mucho tiempo. Nailea era una niña apasionada por el deporte automovilístico y Lewis eran un joven que prometía un futuro fantástico a Mercedes en el momento en que se unió.

Y no los decepcionó.

Victoria tras victoria había forjado la más maravillosa hermandad entre ellos dos. Lewis adoraba a Nailea como una hermanita y Nailea adoraba a Lewis como un hermano mayor, un confidente. Su conexión surgió con las enseñanzas que le dejaba Hamilton después de cada carrera, alentandola a seguir su pasión y cruzar cualquier línea por sus sueños.

Eventualmente, su persuasión logró causar algo en ella, pero quizás no fue lo suficiente.

Sin importar los resultados, diez años después, ellos seguían siendo las dos mismas personas que darían todo por el otro.

—¿Cómo está George? —preguntó la pelinegra mientras caminaba lado a lado con Hamilton, enredando un brazo en su cintura mientras el moreno tenía una sobre sus hombros.

Roscoe los seguía de cerca y ladraba de vez en cuando.

—Eh... —Lewis hizo una mueca—. Seguro lo verás luego. —los nervios del moreno alertaron de cierta manera a la chica Wolff, pero ella decidió callar, al contrario, fue Lewis quien decidió volver a hablar. —Pero cuéntame, ¿cómo ha estado la querida ciudad del amor, Lea? —preguntó moviendo las cejas con inquisición, logrando que Nailea riera en grande.

—Bien, por suerte no me ha rociado ni un poquito de su aroma tan cliché y cursi.

—¿Eso significa que sigues sin novio?

—Totalmente.

—Gracias a Dios, por un momento pensé que debía chocar a alguien por accidente. Y tú sabes lo mucho que odio conducir.

Una fuerte y larga risotada fue producida por ambas personas. Nailea se reía por el chiste y Lewis por la risa ahogada de Nailea.

Aquellos actos llamaron la atención de varias personas, pero sobre todo de las del pequeño Roscoe y de algunos que otros trajeados que se encontraban detrás de la puerta en la que estaban en frente.

Roscoe ladraba, pero en dirección a Lewis. Lo cual ha logrado sorprender al moreno.

—No puedo creer que te quiera tanto, Lea. —mencionó con sorpresa—. Y tú —Lewis señaló a su preciado hijo—. Eres un traidor.

Nailea estaba por regañar a Lewis por haber regañado a su lindo y dulce niño cuando la puerta que estaba enfrente de ellos fue abierta.

Un mujer de cabellos rubios completamente lisos y bien peinados se presentó ante ellos, sonriéndole a Nailea de una manera dulce y tan... maternal. Demostrando lo contenta que ella misma se encontraba.

—Oh Nailea, ya llegaste. —mencionó con una gran sonrisa. Susie intentó acercarse a abrazar a Nailea pero terminó arrepintiéndose esporádicamente cuando la pelinegra apenas le había devuelto el pequeño acto.

La joven de veintitrés años estaba rígida en su lugar, su aura tan despampanante y ligeramente liberal que había portado en presencia de Lewis había desaparecido como el viento en el momento en que aquellas puertas se abrieron. Nailea saludó a Susie, se despidió de Lewis y Roscoe con una mirada realmente dulce y volvió a colocarse sus gafas de sol.

A ella ni siquiera le importaba si estaban con las nubes más oscuras en Inglaterra, necesitaba coraje y valía en su cuerpo para enfrentar a aquella próxima junta de la que sería participe.

Porque en lo más profundo de su ser ella simplemente anhelaba que sus mayores temores no resurgieran en aquellas horas, odiaría a todos, cada molécula del mundo sabría de su dolor si aquello tan solo se volvía realidad una vez más.

Horas y horas habían pasado en aquella junta.

La tensión en los hombros de Nailea fueron incrementando con cada tic tac del reloj. Que para cuando ella había llegado a su habitación de hotel, se deslizó entre su llanto desenfrenado. Drenando el sufrimiento y el miedo que sentía.

Se agarró el pecho con dolor y se cuestionó repetidas veces en su cabeza: “¿qué carajos estoy haciendo?” Lo había aceptado, había firmado; por presión, por vergüenza, por humillación, por ira, por rencor. Por querer probar que aún valía algo en este mundo.

Y Nailea lo haría.

Se levantaría en grande, porque de las cenizas se puede renacer y cuando eso sucede regresas tres veces más fuerte que antes.

Con el corazón y alma lista, Nailea aceptó sus próximo destino. Dejo de martirizarse por aquel pequeño momento de debilidad y al día siguiente se despertó con punzadas en el pecho, algo que le daba coraje para levantarse y asistir a las prácticas de Mercedes.

Aunque ni siquiera había sentido, ella ya estaba de vuelta en el equipo, ella era del equipo ahora.

Solo querían que se volviera a conectar con la pista, que aquel sentimiento de antes volviera a florecer en su interior. Todos tenían esperanza en ella, en que eso volvería a suceder, que la pequeña Nailea que se emocionaba con solo escuchar el sonido chirriante volviera a nacer, pero nadie se daba cuenta que esa pequeña niña se había ido hace ya mucho, mucho tiempo.

—Bien Nailea, serán solo unas vueltas de práctica, ¿ok? Queremos ver si el monoplaza es para ti y si te podrás adecuar a él. —uno de los mecánicos fue quien le había dado esas instrucciones, Nailea le regresó la sonrisa lo mejor que pudo mientras se colocaba el uniforme de Mercedes.

Colocó el volante y sintió como el miedo regresaba a su sistema en el momento en que sus dedos tuvieron contacto con él. Cerró los ojos un corto tiempo mientras intentaba ralentizar su respiración.

—Hey. —el suave llamado de uno de los ingenieros de carrera la sacó de su burbuja, tal parece que tenía un fantasma en la cara que el pobre hombre miraba a Nailea con una preocupación tremenda. —Estarás bien, son solo prácticas, sin nadie a tu alrededor más que tú y este coche. —él sonrió con ánimo —. Lo harás genial y ante cualquier anomalía nosotros estaremos aquí para ayudarte.

Nailea tragó grueso y apesar de que no podía verla debido al casco, ella le sonrió. —Gracias. —respondió de la manera más sincera.

Era solamente esas palabras las que necesitaba para adquirir valentía. El saber que estaba a salvo y que alguien confiaba en ella era suficiente.

—Bien, regreso la furia. —murmuró Nailea mientras sus oídos se deleitaban con el grato rugido del motor del W14.











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aloooo. ¿cómo están? ¡Ya llegó el primer cap! ¿Qué les pareció?

Sé que parece medio relleno pero debía dar la introducción de Nailea a la F1, era sumamente necesario para mí.

Por cierto, esto es algo que me olvidé mencionar pero estoy segura que muchas se habrán dado cuenta que hay detalles del año pasado, ejemplo el “W14” que fue el monoplaza de Mercedes 2023.

Esto se debe a que la historia tomará su curso desde el año pasado, ya saben, para desarrollarlo mejor. Habrán ligeros (mentira, serán grandes) cambios pero todo por la trama mis querides.

En fin, los qm. Besoooooos.

—sof.

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