Había pasado exactamente una semana después de aquello, Mina, Ochako, Denki y Izuku se encontraban en el patio de la escuela, estaban comiendo su almuerzo.

Ellos se encontraban en la escuela por que a ese trío, les había ido fatal en la clase de matemáticas, y Midoriya estaba ahí por que la profesora le había pedido que les ayudara a entender algo sobre el tema.

-Ocha, no has comido nada, anda, se te va a enfriar.- Reprochó la pelirosa.

-No tengo hambre.- Revolvía un poco su arroz con pollo, después lo cerró bien con su tapa y lo guardó en su mochila.

Ashido gruñó, tomó de la mochila y se puso frente a la castaña. Si tenía que darle de comer ella misma, lo haría.

-Anda, si no comes te vas a morir.- Reclamó, para tomar la cuchara y tomar un poco de comida.

-Es cierto cariño, y no queremos que te vayas tan rápido... Quedamos de que Midoriya y Katsuki nos mantendrían, ¿verdad que lo harás?- Miró a Izuku con un aura adorable.

-Eh... Claro.- Respondió el peliverde, un poco nervioso.

-Ojalá ya morirme.- Susurró, pero un golpe de Mina la miró enojada. -Perdón.- Rió, para recibir la comida que le daba su amiga.

Se podría pensar que era algo ridículo que ella le diera de comer a Uraraka, pero tenía que asegurarse de que ella comiera adecuadamente, Ochako al enojarse o deprimirse, no dormía o comía, y ella sabía el por qué se encontraba así en estos días.

Incluso después de esa noticia, se llevó a la amante del mochi a dormir a su departamento, parecían madre e hija, por que ni sus padres le llamaban para ver si está bien, si ha comido bien o cómo va con los estudios, sólo le mandan dinero y es todo.

Si ella no lo hubiera conocido, ella sería feliz, y tal vez... en una bonita relación con ese chico que está perdidamente enamorado de su linda amiga.

Vete al demonio, Shoto Todoroki.