🪻┆Una vida no es un negocio

Esta sensación… La misma que sentí en aquel balcón. Mi pecho late con tanta fuerza que creo que mi vista está poniéndose borrosa. Jungkook baja la mirada a la mano de Taehyung que está sobre la parte desnuda de mi piel. La mandíbula como sus puños están rígidos, y a pesar de que está en recuperación, él usa hábilmente el bastón hasta llegar a nosotros.

— ¡Quita las manos de mi esposo! —grita apartándome bruscamente de Taehyung.

¿He oído bien? ¿Me ha llamado su esposo? Debo haber escuchado mal. Hice un gran esfuerzo por mantenerme en pie ¿Acaso estaba con fiebre de nuevo?

— Jungkook ¿Qué te pasa? Estamos ante muchas cámaras —le dije susurrando para evitar ser escuchados, pero él parecía estar fuera de si mismo. Su mano agarrando mi muñeca con fuerza era como una cadena que lastimaba.

— Nos vamos ahora —dijo firme.

— ¿Qué? No, tengo mucho por declarar.

— Te vas conmigo o juro que te saco sobre el hombro.

— No puedes estar hablando en serio, tu herida.

— ¡Al diablo eso! —estalló tirando el bastón.

— ¿Se puede saber que le pasa a usted? Jimin es una persona no un objeto —intervino Taehyung.

— ¡Tú cállate! Y más vale que permanezcas lejos de mi hombre. Porque así como lo oyes, el es mio. Mi esposo y tú, ni nadie va a cambiar que el disfrute de mis besos en la cama, que lo toque en los lugares más sensibles y provocarle los gemidos que solo yo puedo oír.

Totalmente ofendido, le tiré una bofetada que fue captada por más de una cámara.

— ¡Eres un estúpido! —le grité bajándome del escenario, pero cuando creí que eso se había acabado. Jungkook siguió detrás de mí. Tal como lo había advertido, sus brazos me levantaron sobre su hombro.

— ¿Qué haces? ¡Bájame ya! ¡No soy un objeto! ¡Jungkook!

Más de uno quedó con la boca abierta. El hombre que para mi desgracia es mi esposo, me sacó delante de todos, cual niño berrinchudo.

— ¡Ya basta esto es humillante! —grité quejándome, hasta que de mala gana, me tiró sobre el asiento trasero de su auto—. Apártate que voy a volver —le dije, cuando él se metió conmigo.

— ¿Volver a donde? ¿Con tu "amigo"? —noté el sarcasmo en sus palabras ¿Estaba pensando que Taehyung era mi amante?

— ¡Es mi amigo! Y está noche tan perfecta la has arruinado con tus estupideces ¿Sabes cuánto esfuerzo has tirado a la basura?

— ¡Me importa una Mierda! Soy capaz de regresar ahora mismo, y romperle la cara al imbécil de tu amigo.

— ¡Atrévete! —lo desafié, levantando mi mentón, sin embargo no esperaba que Jung reaccionara peor—¡Ay! —me quejé cuándo mis manos fueron colocadas sobre mi cabeza.

— De mi nadie se burla Jimin ¿Me quieres hacer quedar como un cornudo delante de cámaras? ¡Pues piénsalo dos veces!

— Yo no he pensado eso ¡Ay! E-estás malinterpretado todo. Además tu tienes un amante, con que cara te enojas.

Jungkook apretó los dientes, y entonces golpeó con un puño el asiento.

— ¿Por qué dejaste que te tocara?

— Solo me estaba abrazando. No soy igual que tú.

Aún mantenía mi fuerza de voluntad. Sí, Jungkook es fuerte, pero yo tengo orgullo.

— Pero si te preocupa que te haga quedar en ridículo ante cámaras. Dame el divorcio. Vivir así es una pesadilla para mi como para ti.

— ¿Divorcio? ¡Claro! Así te largas con el imbécil de tu amigo.

— Lo que haga después, no es tu problema. Si decido rehacer mi vida con él o con otro hombre, no te afecta. Además, aunque no recibas la herencia, tendrás la empresa y el dinero de el.

— ¿Tanto me detestas que estas dispuesta a renunciar a tu parte de la herencia?

— Para qué engañarnos. Aquí no hay más que odio y desprecio. Ambos lo sabemos Jungkook, y con respecto al hijo que debemos tener, es una locura mayor.

Él pareció reflexionar a mis palabras. Estaba logrando que me soltara.

— Bien —me liberó de su agarre— ¿Quieres el divorcio? Lo tendrás.

Escuchar eso fue como si por fin unas cadenas que arrastré por años cayeran.

— Pero con una condición —me advirtió.

— ¿Qué es lo que quieres? Mi puesto en la empresa, te lo daré.

— No, la empresa como el derecho que tienes sobre ella, se quedarán tal y como están.

— ¿Entonces qué deseas?

— No puedo darte el divorcio ahora Jimin, pero podemos acelerarlo antes de que se cumpla el año.

— ¿Qué quieres decir? —le pregunté sintiendo mis rodillas temblar.

— Vas a tener a mi hijo, Jimin.

Fue como un balde agua helada. Sí, él debía estar agonizando para decir semejante disparate.

— ¿Q-qué? ¿¡QUÉ!?

— Es simple Jimin, tendrás a mi hijo y una vez que el bebé nazca te firmaré el divorcio.

— ¿Piensas usar a un bebé como si fuera un objeto de negocio? —dije espantado.

— Sí lo pones de ese modo, así es. La segunda condición para tener la otra mitad de la herencia es tener un hijo. Por supuesto, no te dejaré solo. Pasarás el embarazo en la comodidad de la casa, y al dar a luz te daré tu parte correspondiente.

— No puedo creer que estés hablando en serio. Te creí capaz de muchas cosas, Jungkook, pero jugar con un bebé…¡Eso es horrible!

— Tú decides, Jimin. Pasamos estos casi doce meses viviendo en un infierno o lo acortamos a sólo nueve.

— ¿Un bebé? —apreté mis ojos con un dolor en el pecho, llevándome las manos al vientre—. ¿Cómo podría ser? Yo…

— Solo sería una vez. No tenemos tiempo para ir a que un médico revise eso, porque el tiempo se alargaría. Lo más seguro es hacerlo de la manera más natural.

¿Él era consciente de sus palabras? Parecía no tener ningún sentimiento ni titubear al hablar de un embarazo como si de un negocio se tratara.

— Una vez confirmemos tu embarazo, el abogado no tendrá mayor problema en agilizar los trámites y la herencia será para ambos.

— No… Yo no… ¡NUNCA! —grité—. Nunca tendría un hijo contigo. Jamás me burlaría de la vida de un bebé ¿Cómo puedes siquiera pensar en eso? Vida es vida —quise salir por el otro lado de la puerta, pero volvió a tomar mi brazo.

— Tampoco creas que es fácil para mí, sólo te doy una solución para que obtengas tu libertad más pronto de lo que quieres —finalizó soltándome.

Tan pronto salí del auto, él se marchó. Me quedé unos segundos temblando en la fría noche.

¿Hasta dónde llegaba su odio y avaricia? Estaba dispuesto a acostarse conmigo, aún cuando él mismo me dijo una vez que le daba asco y repulsión. Durante estos años creí que nunca me volvería a lastimar, pero que equivocado estaba. Sus palabras me atravesaron tan fuerte en el pecho que dolía hasta provocar que mis ojos se aguaran.

— No Jimin —me dije —No hay motivos… Él es un completo idiota.
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