Capítulo VIII: Yo aquí y tú allá.

Hoy vamos a ver bardo general, necesito comedia.

Espero que no se confundan con nada.

Lamento haber tardado en actualizar, esto está largo...

Ah, sí... El 13 empiezo las clases, así que no se sorprendan si estoy más ausente de lo usual.

Este fic, al igual que "Curse of Roses", está basado en un rol con mi diosa (COFCOFMISAKICOFCOF) por ello mismo están (Cómo dije) dedicados a ella y verán varios fragmentos que ella escribió tal cual... Excepto los prólogos e introducciones. Esos son 100% míos. (?)

Por ello mismo... ¡CRÉDITO A ELLA TAMBIÉN, POR AYUDARME! ¿Esto cuenta como fic hecho en equipo? Ni idea, solo sé que sin ella no lo hubiera desarrollado tanto (Mezclamos ideas de cada quien.) y se lo debo <3 Mil gracias y pásense por sus fics ¡Ella es mil veces mejor que yo!

¿Eh? ¿Que si haré el mismo anuncio en todos los capítulos? Claro que lo haré. No pararé de recordarle que esto es gracias a ella >:v

Aclaraciones: Tal vez deban poner la canción del multimedia para cuando sea necesario, jsjsjsjsjs. Ya sabrán cual es el momento adecuado.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

"Ah, por favor. Solo es una práctica tonta. Seguro que no irá casi nadie ¿Qué podría salir mal?"

Ahora recordaba por qué prefería no recitar el conjuro de la mala suerte.... Siempre se arrepentía de sus palabras.

Esto tiene que ser una broma.

Pensó por un segundo mientras llegaban al salón elegido del castillo de sus "suegros" para el estúpido ensayo.

Ya no sabía que resultaba más irritante: la presencia de su padre (Y QUE SU MADRE NO DIJERA NADA POR ELLO) o tener que aguantar a los otros aristocráticos invitados. Si no había empalado aún al diablo de Pitch Black, aunque sea para quitarse tensiones, fue porque Emalf no dejaba se recordarle que sería mal visto.

Inhalar... Exhalar... Se recordaba eso a cada instante, sabiendo que esto sería largo.

-Oh... Al fin llegan. –Notó Wodahs, al verlos aparecer luego de un rato. –Pueden acomodarse en aquellas sillas junto a los demás. La señora Etihw y mi hermano ya casi llegan. –Habló con total seriedad. Los aludidos y se habían llevado a Revlis a comprar más cosas para la boda junto a Yosafire y sus amigas, por lo que bajarían apenas dejaran las compras en su cuarto.

Emalf asintió. –Gracias. –Siguió a su amigo muy apegado a este, si algo salía mal para la cordura de este, tendría que estar ahí para ayudarlo lo más pronto posible. Estar rodeado de tanta gente poderosa tampoco lo ayudaba mucho. El señor Fumus daba miedo con solo verlo, Elux y su sonrisa lo asustaban, Siralos lo mataba con su mirada de "eres un ser inferior"... Aunque esa iba a todo el mundo... Agradecía la ausencia de la "diablesa" del dios del Prosciutto o estaría oficialmente aterrado.

-Traten de no moverse mucho, así nos resultará fácil encontrarlos. –Anunció Grora en voz alta antes de que se alejaran mucho, y se retiró junto a su pareja para atender a quienes iban llegando, saludarlos, indicarles que podían sentarse, etc.

-Está bien. –El diablo contuvo un bufido estresado mientras iba con Emalf. Ignoraba olímpicamente qué tanto intimidaran algunos invitados, no les estaba prestando atención ahora.

Ni se había molestado en saludar a nadie, muchos le caían mal, y a la vez no estaba de humor para fingir una sonrisa con los que si le caían bien.

Emalf por otro lado tampoco se sentía mejor que Licorice. No podía dejar de verlo usando esa expresión amargada de "Quiero matar a todos" sin sentir culpa.

-...B-Bueno... -Empezó, tratando de romper el hielo entre los dos, mientras se sentaban, con algún comentario que no asegurara recibir una fea mirada de enojo. –¡E-El lado amable de todo esto es que tenemos mucha gente para evitar asesinatos! –Reía nerviosamente para no llorar. Esto no estaba en el plan.

La idea en su cabeza era que solo estuviesen presentes la diosa, el diablo, los padres de Licorice, y los servidores de los primeros ¡NO TODOS LOS DIOSES Y DIABLOS DE TODOS LOS MUNDOS Y SUS SUBORDINADOS! ¡¿Así como esperaban que su amigo se armara de valor y le dijera a su novia que quería cancelar todo?! ¡Etihw no solo lo mataría por dejarla, sino por hacerlo frente a todos!

Para colmo, Satanick estaba ahí acompañando a Ivlis, sentía la tensión en el aire cuando Licorice los miraba a ambos de reojo y gruñía. Necesitaría mucha atención sobre todo el mundo para evitar una catástrofe.

-Dirás mucha gente para quedar viéndome como un hijo de puta y presenciar como mi ex suegra me masacra vivo –Gruñó en respuesta, con pesimismo y rodando los ojos. Ya parecía que todo se había confabulado para hacer este día el peor de todos.

-¡Oye, no seas tan negativo! Etihw no te masacrará con Ivlis presente, tal vez vaya a golpearte hasta sacarte el relleno y hacerte llorar, pero no creo que te mate... Uh, hablé de más ¿No? –Sonrió nervioso dándose cuenta que para esos asuntos mejor le era cerrar el pico. Solo era honesto, pues no matarían a Licorice, solo lo dejarían vivir muy herido. Y si bien puede ser que nada haya salido de acuerdo al plan, él podía alterarlo como se le diera la gana ¡Lo que sea para conseguir el triunfo ante todos! Aunque su pesimista amigo no lo viera de esa forma.

-¿Tú que crees? –Suspiró con fastidió y dejó caer su frente contra la mesa mientras iba maldiciendo a cada astro conocido ¡Genial! Había pasado de imaginarse una dolorosa muerte a dolorosa agonía gracias a la inútil resistencia que sus genes apestosos le proveían

Si por él fuera hubiera aprovechado para escapar de allí cual gallina mientras arrastraba a su madre, luego de dejar una nota para la peliblanca pero... Era muy cruel. Además, de que a cada segundo que pasaba comenzaba a creer que no se salvaría de esta. Etihw no solo lo mataría si rompía el corazón de su hija, sino por humillarla ante tantos presentes.

-Emalf... Ahórrame dolor y solo mátame... –Susurró por lo bajo.

-No digas eso, viejo. Todo saldrá de maravilla... ¡Además aunque deseara hacerlo no podría! ¡Recuerda que soy un simple demonio y tú un diablo!

-Es una lástima... Yo me quiero morir y no puedo no importa lo que haga...

-Oh, vamos. Todo saldrá bien... Espero... Solo tenemos que encontrar algún momento para que hables con Revlis a solas y se acabó el problema. Luego secuestras a Ivlis y le declaras tu amor ¡Badám! ¡Final feliz para... Casi todos!

-Acéptalo, Emalf. El plan nunca funcionará... No hay forma de estar solos con toda esta gente cerca. –Sollozó por lo bajo. No sabía qué era peor: la frustración de sus deseos suicidas o ver a Ivlis cerca de Satanick. –Quiero morir mañana...

-Ay... Ya, viejo... No tienes por qué morir ¡Solo debes resolver tu vida! –En este momento de aliento y ánimo rogaba para que Ivlis y Satanick solo se alejaran un poco, hasta a él le ponía nervioso verlos juntos y no entender aun cómo es que se llevaban bien.

-Es más fácil decirlo que hacer... -Casi mordía el mantel del coraje que le daba ver a sus padres tan juntos. Todavía no terminaba de digerir su supuesta amistad o relación ¿Cómo rayos algo así era posible? Le iba a dar una úlcera de solo verlo.

Odio la vista de esta mesa...

-¡No es verdad! ¿Y sabes por qué? Porque siempre tienes la vieja confiable ¡Tomar aire fresco! O usar el sanitario. La segunda siempre es la mejor por si ella se larga a llorar y tiene que lavarse la cara para fingir que todo está bien. –Comentó a lo cual se ganó una mirada poco confiada y hasta molesta. –No me mires así, yo creo que es una buena opción. –Bufó, ya ni valoraban sus buenas ideas.

El joven diablo suspiró en lo que consideraba las ideas de Emalf con evidente escepticismo ¿Aire fresco? Tal vez... Pero conocía a sus suegros. Si iba a solas al jardín o donde fuera del castillo iban a espiarlos junto a sus ángeles y ¡Bum! Lo iban a masacrar de igual modo, solo que con cierta privacidad. Y en cuanto a lo del tocador... Sería complicado considerando que Revlis era mujer y él hombre, no había chiste para que le acompañase.

-Emalf... Incluso con solo su reacción todo será obvio y Etihw acabará conmigo antes de huir con mama... Suponiendo que quiera huir conmigo, claro. –Cualquier pizca de valor o positivismo parecía muerto en él, y todo por estar rodeado de tanta gente.

-Oye, Etihw no es tan rápida. Será Dios aquí, pero es una vaga en las persecuciones. Podrás tomar al señor Ivlis en tus brazos y correr como el correcaminos antes de que ella te atrape ¡Ya lo vi en las caricaturas! ¡El que persigue siempre pierde! Una vez que estés a los besuqueos con Ivlis no vas a querer morir por nada del mundo.

-La diferencia solo es que en las caricaturas no hay riesgo real de salir herido. Yo sí corro riesgo... Y olvidaste contar a Kcalb, Grora y Wodahs. –No estaba seguro de si el diablo peliblanco sería tan violento con él, pero los tíos de Revlis eran de cuidado, no importaba que fueran simples ángeles. Esto solo iba de mal en peor cuanto más lo pensaba.

-Uhn... Al menos no morirás, mírale ese lado amab... Oh cierto, tú querías morir... Esto está complicado. –Este día solo sabía decir babosadas, pero échenle la culpa a los benditos nervios.

-Ya olvídalo. Estoy frito Emalf. Si por cosa del maldito destino lo logro y... Bueno, termine muerto o en coma hasta nuevo aviso, te cedo mi último deseo y dile a madre que le amaba. Al menos inconsciente ya no habrá excusa para ello. –Sí. No estaba siendo nada positivo en esto.

-Ay... Juro que lo haré, y será de la forma más romántica posible. Tan pero tan romántica que el señor Ivlis creerá que me poseíste y tal vez quede algo perturbado al escucharlo de mí. –Al percibir la mirada ajena sobre sí, decidió callar. –Sí, mejor me callo la boca.

-Sí, mejor hazlo. –Bufó, tratando de dejar de lado el tema por un momento. Solo ansiaba algo de silencio que le ayudara a pesar mejor las cosas y calmara su espíritu, porque estaba al borde de alterarse en serio.

Sabía que mirar a sus padres no lo ayudaría en nada, pero era inevitable hacerlo, pues cuando posaba la vista en Ivlis de alguna forma u otra se topaba con su padre, puesto que este estaba cerca de él.

Ignorando a esa peste, su madre se veía diferente, lo notó desde el instante en que pudo visualizarlo al llegar. De haber tenido la cabeza libre de problemas y preocupaciones en ese momento habría podido admirarlo detenidamente y memorizar cada detalle nuevo.

Casi por un instante pudo olvidarlo todo y sonreír levemente por poner toda su atención en él.

No sabía si era por el colorido traje que usaba, esa peculiar bufanda poseyente del brillo del amanecer o la postura elegante que le sentaba la ropa, pero algo lo estaba volviendo más hermoso a sus ojos.

Tal vez... Se debía a que era la primera vez en muchos años que volvía a esta vieja costumbre de guardar silencio para posar su mirada de enamorado en el diablo de flamas. Se sentía tal cual esos viejos tiempos, aunque mínimamente distinto, como si las ganas de suspirar al verlo fuesen más intensas.

Probablemente debería preguntarse por qué su madre vestía de esa forma, sabiendo que él no era muy atento a su imagen y ni siquiera se molestaba en verse al espejo, pero no era su prioridad ni le importaba. Solo quería tener un dulce momento de paz reviviendo aquel sentimiento que despertaba su corazón y coloreaba tenuemente sus mejillas de rojo.

... Eso sí, no le molestaría para nada que el idiota de su padre dejara de apegarse de esa forma y le hablara a susurros.

Arrugó el mantel de la furia, conteniéndose para no interferir y embrochetar al desgraciado.

¿De qué tanto hablan?

-Cucaracha... Creo que me empiezo a arrepentir de haber venido. -Se quejó por lo bajo, Satanick, aun vislumbrando a los demás dioses y diablos con incomodidad. Se notaba que Etihw y Kcalb amaba los riesgos; solo ello parecía una explicación lógica para invitarlos a todos.

En el camino hasta el castillo, ambos diablos se mantuvieron en estricto silencio. Satanick sudando frío ante la insistente y feroz mirada de su hijo e Ivlis dejando la mirada gacha, y deseando cavar un pozo en la tierra para meterse ahí y enterrarse vivo.

Ivlis bufó incómodo. No acostumbraba a estar en un lugar tan colmado de gente poderosa pues no solía asistir a las reuniones, y si bien Siralos estaba ocupado mirándose en el espejo, su simple presencia lo ponía nervioso, sin mencionar a tantos otros dioses odiosos entre los demás y varios habitantes que lo miraban con odio o miedo, cuchicheando sobre su mera presencia.

Trató de no prestar atención a eso, al final que esa reputación él mismo la construyó.

-No eres el único que lo hace, amigo. –Siquiera se había atrevido a levantar la mirada una vez para ver a Licorice hablar con Emalf desde su asiento. Al principio solo fue para asegurarse de que estaba presente, pero al voltear se percató de que este también lo miraba y trató de que no lo notara, mirando a otro lado rápidamente. –... S-Satanick, creo que me vio. –Al fin le pasaba algo bueno ¡Su hijo sí lo estaba mirando! Y si bien no deseaba que eso se supiera, de todos modos lo estaba haciendo.

-¿Ah? ¡Por supuesto que lo hace! Te dije que cambiando esos harapos que usas él no se resistiría. –Habló vanidosamente, preguntándose cuándo fue la última vez que vio al diablo actuar como una colegiala enamorada, porque por su sonrisa y su forma de mover ansiosamente la cola estaba clarísimo que ese simple detalle lo emocionaba. –...Disimula un poco, pareces un perro cuando su dueño llega a casa. –No es que le molestara verlo feliz, pero tenían una imagen que mantener. Luego de la confesión ya podía hasta gritar si quería.

-¡No es cierto, cállate! –Chilló, deteniéndose al instante. No podían culparlo por ponerse tan ansioso en un momento así. –Aunque ahora que me doy cuenta... También te está mirando.

-Lo sé... -Sonrió para disimular el miedo que le causaba sentir su mirada atravesarle el alma ¿Era imaginación suya o Licorice parecía más hostil hacia él de lo usual? No estaba seguro ni se arriesgaría a averiguarlo. El menor debía enfocarse en Ivlis, no en él.

-Oh... Solo faltaban ustedes. –En medio de la distracción, ninguno notó que Reficul y su esposa se habían acercado. –Hola, ya creí que no iban a venir. –Saludó en tono calmo e ignorando en lo posible a los otros dioses. Esto no era su asunto, pero vino para presentar respetos y porque su hijo insistió.

-¡Hola, chicos! –Saludó también la peli verde, con la misma sonrisa dulce y animada que la caracterizaba.

-Oh, Refi, Sin... Hola. –Ivlis le devolvió el saludo vagamente, sin notar el aura curiosa a su alrededor.

-Así que las esposas pecadoras vinieron también ¡No esperaba menos de ti, Reficul! –Añadió Satanick con el mismo humor propio de él.

-Sí, sí... A lo que venía. –Enarcó una ceja, tratando de darle un motivo a lo que estaba observando, lo cual era; Satanick e Ivlis juntos de forma voluntaria, sin que el último mostrara estar fastidiado y el primero acosándolo. Esto era bastante raro. –¿Me perdí de algo? -Era imposible ocultarle cosas y a Ivlis le constaba. Sí algo ocurrió quería saberlo ya.

-Te perdiste demasiado. No preguntes –Sentenció Satanick, sin desear hablar del tema. Aún estaba perturbado con lo de la cucaracha ebria como para hacerlo.

La lamia ladeó la cabeza con un gesto ingenuo. –Oh... ¿Tan malo fue? ¿Qué pasó? –Tenía el presentimiento de que esos dos ocultaban algo, pero no quería insistirles demasiado.

-¿Eh? No le hagas caso, Sin, nada importante, una noche muy loca... -Una noche que no recordaba y prefería no recordar. Enterarse de qué tipo de cosas dijo borracho sería lo ideal para poner en práctica la frase de "La ignorancia te hace feliz".

-Uhn... Ustedes dos están ocultando algo... –Murmuró la albina sin creer que no era nada. –¿Que se traen?

Satanick hizo un gesto de restar importancia. No pensaba contarle a detalles todo lo ocurrido, no ahora... Le faltaba tiempo para superarlo. –Ya dije que no es nada importante.

-Supongamos que te creo. –Suspiró ella, regresando una mirada más suave al acompañante de mechones rojizos. –¿Tú cómo estás, Ivlis? –Trató de hacerle dar cuenta de su preocupación aun latente por la vez anterior que se habían visto. No se había enterado de nada de lo que pasó después, o de si Licorice había logrado animarlo.

Ivlis, al percatarse de que a qué se refería, asintió un par de veces con una sonrisa que ayudara a disimular. Reficul no necesitaba saber sobre el caos que se hizo cuando se fue, solo que estaba mejor que antes. –Estoy muy bien. Gracias por preguntar.

-Eso me alivia. Espero verte igual más tarde. –Declaró para luego empezar a alejarse un poco junto a su esposa. Estaba segura de que a ella le gustaría ser consentida con alguno de los pasteles que estaban en la mesa del centro. Además, no pensaba esperar con el estómago vacío a Etihw y Kcalb.

Satanick al verlas marchar, suspiró aliviado de no tener que evadir más preguntas y al insistente sexto sentido sobrenatural de Reficul. Solo dejó que Ivlis fuera recibido por la genio y su hija, y él mismo por Crea y Medouco, quien se notaba raramente cómoda aun estando entre tanta gente desconocida, quizá debido a la presencia de la no tan pequeña Crea, que apoyaba su cabeza tiernamente en su brazo.

-¡S-señor Diablo! Es bueno ver que está bien. –Saludó con timidez, no extrañada de verlo en esas fachas, pero sí de que se viera más animado. Tenía un paraguas por si acaso, no quería volver con lluvia al castillo hoy. –Ni el señor Lec ni Yagi pudieron venir, pero la señora Lil nos lo pidió a nosotras. –La subcubo pudo prever que Satanick estaría allí de algún modo u otro, por lo que no dudó en enviarlas. Por lo visto aún se preocupaba por él, y pensarlo hizo ampliar la sonrisa del azabache.

-Chicas, también es bueno verlas. Ustedes siempre tan eficientes. –Para ser honesto, le reconfortaba más estar en compañía de la adorable Gorgona y la tierna robot en vez la de cualquier otro subordinado igual de morboso que él. Ni idea de por qué, tal vez necesitaba aires dulces por ahora, le ayudaban a recuperarse de la noche anterior.

-Se ve más desarreglado de lo normal ¿Pasó algo, señor diablo? –Curioseó la de largos cabellos bicolor, ladeando la cabeza al otro lado. No le era usual ver a su amo tan desarreglado, y menos en ocasiones como esta.

-H-Hahaha... Créeme, no es nada importante, Crea. –Sería difícil explicarle todo a una chica tan pura, y tampoco es como si quisiera hacerlo.

En eso, la subordinada del diablo de flamas no perdía el tiempo tampoco. Ella también estaba muy interesada en saber cómo se encontraba su querido amo luego de no haberlo visto la noche anterior. Al principio se había asustado tanto como Licorice, pero los chismes volaron y le quitaron el miedo. Ivlis solo se había ido a beber, y por lo visto no daba señales de haber sido atacado en ningún momento. Eso no era excusa para dejar de vigilar a Satanick, pero de todos modos él ahora estaba ocupado con sus propias servidoras.

–¡Señor Ivlis! Me enteré de lo que pasó anoche, no tiene resaca ¿Cierto? –Dijo en tono preocupado. Ayer no había podido hacer nada por la tristeza de su señor, y verlo tan diferente; sin ojeras, aires tensos y depresivos a su alrededor y peinado como se debe, le hacía creer que quizás irse a beber no fue mala idea, lo cual en un principio le hizo asegurar que volvería peor que antes.

-No, descuida, Rieta. Se me fue en la mañana. –Se sentía apenado por haber salido sin avisarle a su amiga, y de paso por haberla angustiado, pero viendo que no estaba molesta eso significaba que todo estaba bien. –No sabía que vendrías también, princesa.

-¡Si mi esclavo de amor asiste yo también, papi! –Exclamó certeramente la demonio de cabello castaño con un ademán orgulloso. Desde que se enteró de esta pequeña reunión supo que asistiría ¿Qué clase de hermana mayor sería si se perdiese de su hermano bailando con su futura esposa? Además de que tenía que vigilar a Emalf y hacerle pagar por el teléfono cuando se lo encontrara de nuevo.

Ivlis le sonrió dándole un par de palmaditas. Al menos su hija estaba emocionada por estar presente, no como el resto de dioses y diablos que se quejaba a lengua suelta de todo.

Fumus por un lado parecía entretenido en solo gastar cigarrillo tras cigarrillo y apagarlos cuando ya no servían en la cara de su pobre ángel jefe, el cual era observado lastimeramente por su novia Olive, la cual no podía hacer mucho en lo que su dios mantuviese la atención sobre ellos. El dios no estaba para nada interesado en las ñoñerías de la boda, el vals, etc, y ni siquiera le caía del todo bien Etihw como para decir que estaba feliz de estar ahí, pero era parte de su obligación cómo tío del novio, con el cual por cierto nunca había hablado en su vida. Aun no tenía ganas de hacerlo, a simple vista se daba cuenta de que era una versión gigantesca y homosexual de él mismo.

Siralos ignoraba todo lo que no fuese su espejo, incluyendo a su hija, quien estaba ligeramente asustada e incómoda ante los quejidos del pobre Taffy. No acostumbraba a salir de la tierra del sol, y lo que al principio vio como una oportunidad de socializar terminó siendo una para hacerse más asocial. Sinceramente con solo escuchar (U oler en el caso de Fumus) a los otros dioses, se le quitaban las ganas y prefería quedarse callada al lado de su dios, conteniendo sus deseos de ir a saludar a su hermano luego de haber podido escuchar su voz. Por lo que entendía, su padre estaba ahí por educación hacia su nieto y la diosa blanca.

Elux no dejaba de mirar acosadoramente a Reficul, pensando en su próxima estrategia de conquista que seguramente fallaría. Su servidora Sol bostezaba de aburrición, al no tener nada interesante más que alegrarse de luego de tantos siglos poder vislumbrar a lo lejos a su antigua compañera e interés amoroso. Así no le agradara del todo verla en compañía de otra mujer, se sentía feliz por ella, no al igual que su egocéntrica diosa.

Rosaliya no dejaba de quejarse de que estaba aburrida y los pasteles no la contentaban. Podría entretenerse hablando con Liliya, pero aun no le perdonaba nada y se dignaba a seguir ignorándole mientras este no se rendía en sacarle conversación.

Justim y Vicers se mantenían al margen de cualquier disputa. Al mayor no le agradaba para nada socializar como su hermano le pedía, mucho menos este tipo de reuniones, pero de todos modos había venido sabiendo que era su deber cómo invitado y futuro "cura" en la boda planeada. Justim estaba entretenido de ver a tantos seres diferentes y se imaginaba cómo sería la celebración. Realmente le gustaba mucho formar parte de ese tipo de fiestas y ser quien uniera en matrimonio a parejas felices. Nada mejor que ser testigo del puro amor ajeno antes de darle del propio a su amado hermano al final del día ¿No? ¡Además había pastel! Eso ya era mil veces mejor que cualquier reunión semanal.

Yonaka... Bueno, ella estaba de lo más feliz en compañía de su pareja. Habían tenido que cancelar una cita por venir, pero mientras estuvieran en compañía del otro no habría problema, además... Esto ya se volvía demasiado bueno con solo ver los dramas ajenos y disfrutar del pastel. En definitiva traer a Defectuoso había sido mil veces mejor que traer a su supuesta diablesa; Moge-Ko.

En fin, cada dios, diablo o criatura se encontraba en sus asuntos. Algunos ignorando al resto, otros observando de vez en cuando, como Fumus, quien al percatarse de la presencia de su diablo soltó una risa baja.

Oh... También vino ese idiota.

Pensó mientras encendía otro cigarrillo, puesto que el anterior lo había apagado en su ángel jefe, quien aún temblaba cerca de él.

Normalmente no le agradaba estar cerca de su hermano, pero en este momento, estando a medio morir por la aburrición, era como un regalo del cielo para entretenerse con burlas.

-Bonita tormenta, zoquete. Casi ahogas a todo el mundo... Aunque me da igual. Solo son tus subordinados. –Se encogió de hombros como si nada, poniendo atención disimuladamente a cómo lo miraba con una sonrisa forzada y ese brillo homicida en sus ojos. No sabía el motivo de aquella lluvia, pero quería creer que era otro capricho suyo.

A su lado, Taffy se abrazaba a sí mismo tratando de no lagrimear o temblar demasiado para no preocupar a Olive. Fumus había estado de un humor peor que el que acostumbraba y él había cargado con los platos rotos toda la mañana. Su salvación fue la invitación a esta reunión, pues su señor no podía hacerle cosas tan horribles frente a todos, le faltaría el respeto a los anfitriones y estos no dudarían en sacarlo a patadas. Y ahora, milagrosamente aparecía Satanick para ser el nuevo blanco de burlas.

No, no le sentaba bien ofrecer a otro para que sufriera, pero por lo visto, Satanick no era ningún cobarde que se dejaba pisotear, mucho menos por su hermano.

Olive se mantenía callada y nerviosa, tomando discretamente la mano de su superior para darle algo de apoyo moral. Había sido su olvido el que provocó que su señor castigara a Taffy de nuevo y se sentía muy culpable. Solo esperaba tener oportunidad de curar aquellas quemaduras al rato. Odiaba verlo sufrir así y su señor la estaba aterrando, al igual que a Igls, quien escuchaba en silencio a unos centímetros, sintiendo escozor cada tanto debido al sonido de los lloriqueos ajenos. Ella sí que no se imaginaba tener que soportar algo así nunca, y lo único que mermaba su miedo en este momento era escuchar a su hermano hablar.

Oh, y mencionando al diablo de flamas, este trataba de no ver a Fumus molestando a su ángel para espantar malos recuerdos. Lo único en lo que quería enfocarse era el plan, aunque se distrajera tratando de calmar a su acompañante de sonrisa forzada y deseos de estrangular al dios, y aguantándose las ganas de ir a saludar a Igls.

Lo hubiera hecho, pero estaba muy cerca de Siralos como para que este lo ignorara. Era obvio que no lo dejaría hablarle y no le permitiría a ella dirigirle la palabra.

-Haha... He... Oye Cucaracha, que sea rápido. No creo que resista tres horas sin romperle la cara al anciano –Siseó con estrés marcado. Después de esa tortuosa noche, esa explosión tan homosexual y el perturbador ejemplo que le dio Ivlis, su paciencia y nervios estaban a su límite.

-Sólo imagina que le disparas con una bazooka y su cabeza sale volando ¿Bien? Eso me sirve en este momento. –También le fastidiaba la presencia de Fumus, pero se mantenía al margen. –Creme, yo tampoco puedo esperar para que esto se termine. –No tenía ganas de enojar más al diablo, ya tenía suficiente con haber huido de él después de la resaca, su drama homosexual, el desorden que le hizo en el closet con sus exigencias de moda y el tirón de cabello que le dio luego de sus miserables ejemplos sobre amor no correspondido. Si Satanick se mantenía a raya durante todo el día mejor para todos.

Lil ¿Por qué mierda no estás aquí para ayudar un poco?

-Sí... Eso suena bien, eso suena perfecto. -Masajeaba sus sienes repitiéndose internamente "Cálmate. No te alteres" mientras su servidora lo soplaba con un pañuelo. Quizás aire fresco ayudaría a su amo relajarse. El clima estaba volátil hoy, por lo que no era una buena señal.

Crea, al no entender mucho de la disputa, ladeó la cabeza confundida. –¿Uh? El señor Satanick luce molesto... ¿Con esto se anima? –Sonrió sin captar mucho el ambiente mientras le ofrecía un dulce. Sabía que a su amo este tipo de cosas lo alegraban hasta en los peores días. –¡Esto siempre me anima!

-¡Aww! ¡Gracias, Crea! ¡Por eso adoro a las lolis! –En definitiva fue una gran idea convencer a Víctor de hacer Crea como una niña pequeña. No tenía idea de dónde estaría ahora de haberlo dejado convertirla en un hombre. –Siempre tan buena. –Le palmeó la cabeza suavemente con una sonrisa. Casi sentía sus ánimos restaurarse, hasta que un comentario de Fumus lo hizo casi ahogarse con el caramelo.

-¿Desde cuándo es el pedófilo quien recibe el dulce? –Picó sabiendo que esto lo molestaba. No tenía muchas oportunidades de joder a su "viejo juguete" en su mundo, por lo que no parecía dispuesto a desaprovecharlo. Al menos con ello ignoraría por un rato a sus ángeles.

Ivlis rodó los ojos fastidiado. Ahí venía otra vez la batalla campal.

Rieta por si acaso, le indicó a la de cabello castaño que se escondiera detrás de ella. No confiaba en Fumus por obvias razones y ni a ella, Emalf o su señor les gustaba que estuviese cerca de él. Medidas preventivas, nada más, aunque Poemi era aterradora y era capaz de hacer que el mismísimo Dios la devolviera solito apenas esta empezara a parlotear.

-¡Eres el último que puede llamarme así, viejo de mierda! –Si se le acercaba a Crea, se aseguraría de hacerlo tragar su puto cigarrillo.

-Agh... -Ivlis frunció el ceño al oír al dios hablar solo para joder. A él también le caía pésimo ese idiota, pero trataba de ignorarlo para no enfadarse al igual que Satanick. –Ya, enserio, recuerda lo que te dije. Le disparas con una bazooka, una metralleta, lo que sea, pero lo estás haciendo pedazos. Ve a tu lugar feliz... -Etihw los mataría si al llegar se topaba con el diablo sobre su dios dándole puñetazos., quería evitar eso.

-¡Pero es que él es tan...! ¡UGHH! ¡Pedófilo de mierda! –Iban a tocar a Crea pero si pasaba por encima de su cadáver ¿Qué se creía el viejo para meter a sus subordinados en esas mierdas? ¡Ah, no! ¡En su guardia no!

Ivlis le palmeó el hombro al suavemente para calmarlo un poco. –Ya... Ve a tu lugar feliz. Conejos, caramelos... Eh... ¿Nietos? Yo qué sé... -Por el amor de Vicers ¿Cuándo llegaban esos dos flojos para empezar el ensayo? Estaba muy ansioso y a la vez quería escapar de esa sala y evitar una guerra civil. Que tanta gente estuviese presente solo empeoraba sus nervios.

Tranquilo Ivlis, simplemente sigue memorizando tu discurso romántico privado y todo estará bien. Hasta que el momento llegue, limítate a controlar a tu bipolar amigo.

Bueno... Al menos él ya se estaba calmando.

-Feliz~ Feliz~ Un lugar... Feliz. –Murmuraba haciendo el esfuerzo de ignorarlo todo para irse a su lugar feliz; aunque la voz del dios se lo complicaba.

-Eso es, ignora lo malo, imagínate a Fumus siendo empalado... -Lanzaba al aire palabras que posiblemente calmarían al diablo... O lo impulsarían a cumplirlas debido a la tentación. Sinceramente, le daba igual, otro dios pésimo menos en el mundo... No era gran cosa para muchos, pero para los que lo conocían sería un milagro imposible de cumplir.

-Sí... Es verdad... Un pedófilo menos en el mundo.

-No sé de qué me estás hablando, inútil. Ni tú ni ninguno de esos ángeles estúpidos era menor de edad según ciertos estándares. –Obviamente solo hablaba de los "estándares" que él aprobaba en SU visión, la cual era muy retorcida y nada bien vista en otros mundos. –Así que no entro en esa categoría.

Apenas decir eso, el diablo de Pitch Black sintió una vena palpitar en su frente, picado tanto por su tono despreocupado como la naturalidad con la cual hablaba de esto ante todos allí.

-Medouco ¿Qué tan difícil sería envenenar un cigarrillo? –Ok ¡Lugar feliz a puta! ¡De aquí no se iba sin al menos devolvérsela una vez!

La pobre Gorgona no quería formar parte de este enfrentamiento, pero contestó de todos modos. –No sé si se pueda, pero prometo averiguarlo.

-No importa ¡Yo solo le doy dulces al amo porque le gustan tanto como a mí! –Exclamó alegremente la robot. Ella no parecía dejarse llevar por la provocación, más que nada por no entenderla del todo.

El dios, disfrutando de los arranques de ira ajenos, solo soltó una risa baja pensando el algún otro método para seguir molestándolo. –Oh, hermano ¿No me vas a presentar a mi cuñado? –No hacía falta más que el comentario para entender que se refería al diablo de flamas, cual no tardó un segundo en responder con una mueca asqueada. –Es taaaan tierno como quiere evitar que causes problemas. Aunque... Bueno... Todo tú ya es un problema. Les doy una semana.

-No lo oigo... No lo oigo, soy de palo... -Seguía balbuceando el aludido, esforzándose por no caer ante los horribles recuerdos de la noche anterior. Fumus podía no creerle, pero ya no le resultaba tentador presentar a Ivlis como su cuñado, no señor.

No se dejaría llevar. Él solo trataba de hacerle perder la compostura. No se rebajaría a su nivel.

-Empieza a rezar para que no te abandone como la puta de tu esposa. Eso sí, solo habrá garantía de un mes.

Y listo, el lugar feliz se fue a la puta y Satanick casi se le lanzó a golpes de no ser porque Ivlis se adelantó y lo sujetó de la espalda. Lo vio hacer ese amague y apenas se le vio impedido completarlo empezó a tirar golpes al aire.

-¡ESO ES TODO! ¡VALES VERGA, VIEJO DE MIERDA! ¡TE VOY A MATAR! ¡ARREGLEMOS LAS COSAS COMO HOMBRES Y VEN ACÁ! –Tiraba manotazos y patadas tratando de zafarse. –¡SÚÉLTAME, CUCARACHA! ¡LE DEMOSTRARÉ A ESE FUMADOR CULERO QUIEN ES EL JEFE!

-¡OYE, QUIETO! ¡EL LUGAR FELIZ, SATANICK! ¡TU LUGAR FELIZ! –Chillaba, evitando recibir algún codazo de su parte.

Realmente sonaba apetecible soltarlo y dejar que le deformara la cara a golpes a Fumus, pero para empezar... El dios no valía la pena, y segundo, Etihw los mataría a ellos por hacer justicia, cosa irónicamente injusta.

-¡Conejos, nietos, caramelos, tu esposa! ¡YO QUÉ SÉ! ¡CÁLMATE, PENDEJO!

Totalmente ajena a aquella discusión, Olive miró a su dios, percatándose de que este se encontraba muy entretenido como para llegar a notar si se alejaban. No perdería el tiempo, aprovecharía su distracción para acomodarse en unas sillas más lejanas con Taffy y de paso curar sus quemaduras.

-Vamos... Ven conmigo. –Susurró lo suficientemente bajo como para no ser escuchada, aunque de por sí los gritos desaforados de Satanick e Ivlis opacaban bastante bien su voz para Fumus.

Taffy asintió. Seguro que Fumus no se daría cuenta de su ausencia. –E-está bien... -La siguió más que encantado con la idea de alejarse del dios por un rato para variar. Le urgía un merecido descanso de esos maltratos y las quemaduras a su rostro.

-Lo siento mucho. Fue mi culpa... ¿E-Estás bien? ¿Duele mucho...? –En lo que él se sentaba y se permitía llorar tranquilamente, ella sacó una crema para las quemaduras y procuró ser totalmente cuidadosa a la hora de untársela. –Shh...No llores. Ya pronto haré al dolor irse. –Si fuera por ella, haría lo que fuera para evitar que esto se repitiera, pero no podía hacer mucho.

Hipando al tratar de frenar sus sollozos, Taffy se esforzó por respirar hondo y calmarse. No culpaba a Olive por lo de hoy, todos pueden cometer errores. De todos modos, sea quien sea lo haya cometido el castigo hubiese ido a parar a él. –N-No te preocupes... E-estoy bien... No es tan... Malo como otras veces... –Comparado a sus torturas habituales esto era una caricia de parte del dios. Tenía tanta suerte de contar con una novia tan atenta que le diera una mano. –Gracias, Olive... Eres la mejor...

-N-No es para tanto... –Sonrió con un tenue rubor adornando sus mejillas mientras terminaba de curarlo y se acercaba besando su mejilla sana con suma delicadeza, a la vez que secaba sus lágrimas con sus dedos. –Si por mí fuera, esto nunca debería volver a pasar. –Habló con pesar y culpa.

Ansiaba tanto salvarlo de aquel tortuoso e injusto destino... No pudieron salvar a Nadine ni Tsurugi, pero daría todo por ayudar a Taffy. Ya no toleraba vivir sabiendo toda la verdad y oírlo o verlo sufrir tanta crueldad día a día.

-Lo sé, lo sé... -Conocía las buenas intenciones de su pareja y tenía la fe de que algún día se libraría de Fumus, no sabía cómo, pero no perdía la esperanza de una buena vida junto a su amada.

No la culpaba por no poder hacer mucho por ayudarlo más que curarlo cuando el dios no prestara atención. Prefería ser fuerte por ella que ver como la castigaban horriblemente solo por querer defenderlo.

-Estaré bien. Descuida. –Llevó sus manos hasta la de Olive, la cual estaba apoyada en su mejilla, apoyando con suavidad mientras cerraba los ojos. Él no se dejaría vencer, la tenía a ella para evitarlo.

Ella guardó silencio por largo rato mientras lo escuchaba, regalándole finalmente una tierna sonrisa en respuesta. Aún confiaba en él y mantenía la esperanza de que alcanzarían su final feliz lejos de Fumus algún día. Solo debía aprender a ser paciente y resistir más.

-Tienes razón... Y no dudes que estaré a tu lado en todo momento... –Murmuró con el mismo tono calmo. Si estaban juntos, lograrían sobrellevarlo todo.

-Sé que lo harás, yo igual lo haré... -Respiró calmado, dejándose llevar por los suaves roces de su amada al curar sus quemaduras. El encuentro y la felicidad que sentía estando con Olive después de haberla pasado mal con Fumus se sentía tan dulce y hermosa que llegaba a olvidar su sufrir. Si algún día se libraba milagrosamente de su jefe, juraba darle a su angel una nueva vida en el mundo de la diosa y el diablo.

Sí... Uno de los pocos par de tórtolos que se trataban con amor, no como el otro par que estaba a unos asientos de distancia.

-¡Estoy tan aburrida! ¡¿Cuándo llegarán esos dos?! ¡Quiero irme! –Chillaba la diablesa de las flores, haciendo berrinche debido a la aburrición que le provocaba tener que esperar ¿No los habían invitado a ver un baile? ¡Pues ni eso veía! Y la verdad es que los dulces de la mesa no la estaban ayudando para nada a calmarse.

Odiaba la idea de tener que venir de improvisto, no por la reunión en sí y lo que conllevaba... ¡Sino porque tendría que soportar al tarado de su dios!

-Tranquila, Rosa, nos iremos pronto, solo debemos verlos bailar... -Murmuró el peli azul, haciendo el esfuerzo por hablar con ella, aunque solo era olímpicamente ignorado. Vamos, mantente fuerte, principito, tu reina puede ignorarte un largo tiempo pero no por siempre. –...E-es linda la decoración ¿No crees?... –Y nada, silencio ¡Ni siquiera obtuvo una mirada de su parte! –V-Vamos, Rosa, solo dime algo ¡Ya pasaron siglos! –No podía ser que fuese tan rencorosa como para no perdonarle esa vez que la hizo llorar.

Al principio quiso creer que por la actitud llorona de Rosaliya ella sería quien regresara a perdonarlo, pero no fue así, no, los papeles se invirtieron y ahora él le lloraba día y noche con tal de obtener su perdón.

Pero las lágrimas de cocodrilo no lograrían conmover a la diablesa, claro que no.

-Uhh... Creo que oigo a un mosquito molesto. Ojalá pudiera aplastarlo... –Murmuró enfurruñada, aunque los lloriqueos del peli azul le daban cierta gracia y la hacían sentir importante. No creía que siguiera adulándola después de tanto siglos ¡Pero ahí estaba! Y pensar que esto no solía pasar hace años.

Bah, sea como sea, le estaba gustando.

-¡¿M-mosquito?! ¡Waaaah, Rosaaa! –Se abrazó de las rodillas en su asiento. Los que estaban a su alrededor no parecían sorprenderse al verlo llorar por la diablesa, era algo de todos los días después de todo. –¡Ya van cuatro siglos! ¡Por favoooor! ¡Por favor, Rosa!

Ella tan solo desvió la mirada sin darle gran importancia a sus lloriqueos. Luego de cuatro siglos ya ni le dolía o afectaba; como si oír los llantos de Liliya ya formaran parte de su día a día. Un fastidio para ella y una diversión para una diosa cercana a sus lugares.

-No puedo creer que llore más que el Rey Mogeko. –Reía por lo bajo ante todos los dioses, la azabache de trenzas, señalando divertidamente a Liliya mientras codeaba suavemente a su novio para que lo viera y riera con ella.

-Tiene razón señorita –Rio por lo bajo con un asentimiento. Quizás eran de los pocos que se estaban divirtiendo con esto, pero no le resultaba extraño, aun eran nuevos en esto de formar parte de la comunidad de dioses y diablos, pero sea como sea, Defectuoso y Yonaka lo disfrutarían y le sacarían provecho.

Justim sonreía suavemente observando cuanto pudiese a los demás y sobre todo a su hermano. Entendía su incomodidad ante los demás dioses y diablos, pero no que se transformara en un miedo tan grande. Sin embargo, eso no significaba que no lo calmaría, por lo que tomó la mano de Vicers para darle valor y que ignorara la escena del dios despiadado molestando a su hermano. –Está bien, solo ignóralos...

-E-Eso haré... Gracias... –Habló en tono bajo y luchando por enfocar su vista en Justim. Eso siempre lo calmaba, al igual que sus palabras.

-Eso es, recuerda que eres un superior y nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. –Recordó, levantando cariñosamente su mejilla.

-T-Tienes razón... –Le regaló una sonrisa agradecida mientras perdía su mirada en la pelea del otro par. Imaginarlos como simples caricaturas ayudaba a relajarlo y de paso, quizás divertirse con ello por algún rato.

Lo que no sabían los invitados, era que otro diablo y dios tendrían problemas entre ellos pronto, solo que no lo sabían porque no serían tan escandalosos como Satanick y Fumus.

-¡Jujuju! ¿La has visto, Sol? ¡Yo sí! –Canturreaba en tono travieso, la diosa de ojos cían, mientras escondía una sonrisa entre las mangas de su camisa y miraba de lejos a su diablesa frecuentar con su linda esposa, la cual cabe a decir no le caía para nada bien. –¡Este es un buen día para hacerla caer ante mis pies! ¿No crees?

-S-Sí, mi señora. Quizás sea su día de suerte... –Rió nerviosa, sintiendo miedo por su ex compañera. Mejor ni intentaba contradecirla. No iba a escucharla de igual modo.

-¡Jujuju! ¡Oh, Refiiiiii! –Canturreó entusiasmadamente mientras se acercaba a la diablesa, quien no tardó en reconocer su irritante voz, por lo cual su esposa se abrazó fuerte a su brazo con un semblante de fastidio. Para qué mentir, ella también la detestaba ¿Quién en su sano juicio querría a una lunática que trata de robarte descaradamente a tu esposa? Sin era amable, pero no era ninguna estúpida tampoco.

-Elux. –Pronunció con fastidio rodando los ojos. Luego de tantos siglos esa demente seguía molestándola, genial ¿No tenía algo mejor qué hacer?

-¡Así es! ¡Soy yo! ¡Tu brillo de sol de cada día! –Exclamó con el orgullo en alto, hasta que el dios del sol le gritó a distancia.

-¡El único brillo del sol soy yo, indefinida!

La diosa rechinó los dientes con impaciencia. Odiaba que la interrumpieran cuando estaba ocupada "ligando". –¡CÁLLATE, VIEJO! –Estúpido metiche ¿No podía estar dos segundos sin mostrar su enorme ego? –¡En fin! ¡Qué bueno verte! ¡Estás preciosa! Casi tanto como yo, qué coincidencia.

-Uhn... -Sin frunció el ceño apretando su agarre, pero sin hacerle daño. No podía disimular su odio a Elux al igual que no podía evitar sentirse insegura ante estas situaciones luego de lo que pasó con Lzet.

Sol suspiraba tratando de ocultar la vergüenza ajena que su diosa le provocaba y saludando por respeto y antiguo compañerismo a la diablesa y su esposa. –Es bueno ver que ha estado bien. Señora Diablo. Señora Sin. –Le daba igual lo que Elux pudiera decir. Solo era cortés y no buscaba problemas ¿Qué si se sentía algo mal al ver a Reficul con otra mujer? ¡Pues claro! Pero no por eso iba a odiarla ¡Si era un encanto!

Sin se había percatado de su presencia, aunque no había pensado en saludar hasta ahora. –Oh, Sol... Qué bueno es verte de nuevo. –Saludó educadamente sonriendo para ella, demostrando que al menos ALGUIEN entre ellas sí merecía respeto.

-Sol... También es bueno verte. –Repitió Reficul, luego de no haber respondido a los saludos de la molesta albina.

Sinceramente, creía que si la ignoraba y no le hablaba se iría, pero ese pensamiento se esfumó cuando la atención de Elux fue hacia Sin.

-Oh, te recuerdo, tú eras... Yin... Zim... ¡Sin simi!

-Mi nombre es Sin. –Corrigió ofendida, habiendo notado el intento de burla y el mensaje subliminal de "Para mí no existes porque no eres competencia."

Es que... Vamos ¿Quién es competencia para una diosa?... Eso se preguntaba ella.

Reficul agudizó una mirada afilada, de esas que te intimidan y te hacen saber que eres mal tercio. No permitiría que nadie, ni siquiera un Dios le faltara el respeto a su amada esposa. –Sí, se llama Sin... Seguro la recuerdas. Es mi ESPOSA. –Gruñó sin soltar a la peliverde y de paso acercándola un poco más ¿Cuantas veces tendría que quitarse a esa acosadora de encima?

La pobre ángel sonrió un poco para disimular que le avergonzaba mucho el actuar de su señora. Se notaba que nunca aprendería.

-¡Oh, sí! ¡Tu adorable y pronunciada esposa! –Movió su mano en un gesto de no tomarlo muy a pecho. Mensajes subliminales... A ella... ¡Eso era como hablarle al muro! No le cabía en la cabeza la palabra "casada" y "Reficul" en la misma oración, y después de enterarse de lo de Lzet mucho menos ¡Reficul tenía potencial de infiel! Estaba segura de que Sin sería "la otra mujer", y se equivocaba gravemente.

Luego de aquel incidente y de que milagrosamente la diablesa haya obtenido el perdón de su esposa e hijo, Sin estaba temerosa de que volviese ocurrir aunque confiara en Reficul. Y la verdad, es que ella no quería caer en el mismo error y no se permitiría cometer otra estupidez ¡Tenía una familia maravillosa! Un buen hijo, una esposa que amaba con todo el corazón... No caería ante una diosa boba e infantil con cero de encanto.

-Sí, veo que lo entiendes. –Siseó la oji roja, creyendo que podría quitarse a la idiota.

-No tan linda como tú, pero casi. –Casi pareció dirigirle una mirada despectiva a la susodicha, respondiéndole esta con una desafiante al mismo tiempo que apretaba más su agarre y fruncía el ceño ¿Acaso Elux no tenía vergüenza? Por lo visto no.

-No opino lo mismo. –Esta vez, en vez de alterarse, la diablesa se quejó, acurrucando más a Sin contra sí mientras acariciaba su mejilla y le sonría un poco. –Para mí, ella es más hermosa que quién sea, más hermosa y radiante que cualquier deidad, musa diosa, subcubo o diablesa. Me atrevo a decir que es mil veces más bella que tú, Elux. Así que, no molestes. –Sentenció ignorando sus intentos de coqueteo o burla a su mujer.

-Awww, amor... -Suspiró encantada de sus palabras, ignorando que era para molestar a la diosa y hacerla hervir de celos, puesto que sabía que era verdad.

Oh, cierto. Ya se estaba olvidando por un instante la presencia de la humillada y furibunda diosa, la cual no pensaba rendirse aun.

Aunque... Lo haría, y no se debería para nada a los rechazos de su diablesa.

Porque a una distancia considerable, Ivlis ya había conseguido calmar a Satanick, puesto que Fumus ya se sentía satisfecho con haberlo molestado y no agregó nada más. Y eso... Bueno, se debía a que alguien estaba comenzando a llevarse su atención, y no de la buena forma.

-¡Pero qué pérdida de tiempo más grande! ¿No crees? Podría invertir este tiempo valioso en una siesta de belleza... -Alegaba el presuntuoso dios de los soles a su ángel, mirándose en un espejo mientras acomodaba sus rizos vanidosamente y buscaba buen ángulo. Ni había notado que su hijo estaba ahí, solo quería lucir bien e ignorar a la mayoría de seres inferiores a su alrededor. De no ser porque un dios lo había invitado ni siquiera hubiese venido, puesto que no tenía interés en familiarizar con su supuesto nieto.

-¿Uh? Sí... Tienes razón, padre. –Ella no lo veía así, pero no quería buscarse problema.

-¡Por supuesto que la tengo, querida! –Exclamó siguiendo su vanidoso acomodamiento de cabello hasta que el comentario de Fumus lo sacó de onda haciendo que casi rompiera el espejo del coraje

-Cierto. Se nota como te urgen esas siestas. –Habló ante ese absurdo comentario. La voz de Siralos lo fastidiaba cuando hablaba de sus mariconadas como esas.

Siralos se contuvo a responder agresivamente ¡¿Cómo se atrevía ese viejo a hablarle de esa forma?! ¡Él era hermoso aun sin esos proclamados sueños de belleza! No por nada era el dios del sol ¡Era radiante como sus creaciones! Suspiró e hizo lo posible por ignorarlo, aunque no se contuvo en devolverle otro comentario indirecto. –Igls ¿Qué tal si le pides a ese ángel tuerto que nos cambie de lugar? ¡Empiezan a apestar de cigarros mi ropa! –En eso no mentía del todo. La peste a cigarrillos era molesta.

-Pues... Puedo preguntar pero... –Ni siquiera pudo terminar de hablar para cuando el otro dios la interrumpió de nuevo.

-Dudo mucho que no te vayan a mandar afuera para no soportarte.

Y listo, Siralos se hartó. –¡¿Qué dijiste, vejete sádico?!

-¿Qué? ¿También eres sordo o tu ego taponó tus oídos? Lástima. Si no lo oyes a la primera, búscate a otro idiota que te lo repita. –La actitud de diva caprichosa del de lentes era molesta y le impedía tomarlo en serio. Solo parecía una mocosa caprichosa y con mucho silicón en la cabeza en lugar de cerebro.

-¿Y tú eres maleducado o te criaste en el bosque? –Qué pena que esta era una reunión, de lo contrario no se resistiría a partirle más que solo un espejo en su puta cabeza. Si le molestaba todo de todos, imagínense como lo fastidiaba el dios de Pitch Black cuando se proponía molestarlo.

-¿Alguna vez vas a ducharte para sacarte ese olor apestoso? Agh, eres tan desagradable. No entiendo cómo es que tus ángeles no se rebelan contra ti. –Estaba más que obvio que no era el único que pensaba así.

- Lo mío se quita con una ducha, lo tuyo ni volviendo a nacer.

-Agh... Cómo sea. Solo mantén tu humo y su asqueroso olor lejos de mí.

-¿Oh? Perdona ¿Te molesta? –Inquirió volteando y exhalando en su cara el humo que aspiraba con sus cigarrillos. Eso evitó que siguiera hablando más tiempo debido a la tos ocasionada, que solo pudo calmar agitando el espejo como abanico para dispersar el aire. –Lástima que me vale verga.

-¡Eres una molestia! –Rabió el dios, de suerte aun sentado en su sitio. –¡¿Por qué no te compras un bosque y te pierdes en él, eh?!

-¿Alguna vez insultaras sin sonar como una niñata sin cerebro? Si vas a salir con tus mariconadas, mejor cállate. –Tal comentario causó que la diva le quebrara el espejo en la cabeza volviendo a abanicarse con los restos de este. El puto vidrio no le hizo gran cosa más que un pequeño rasguño en la frente que sangraba levemente, pero esta se la iba a cobrar y doble.

-Ups... Qué lástima, era un espejo tan hermoso, reflejaba maravillas ¡Cómo yo! ¡Porque soy di-vi-no! ¿No es verdad, Igls?

-Le hiciste un favor al espejo. Ya era frágil luego de la tortura de reflejarte tantas horas.

-Tonterías, eso es porque ningún espejo soporta tanta belleza en un solo reflejo. –Alcanzó a decir antes de que cayera hacia atrás junto a su silla, debido a que Fumus al aprovecharse de su momentánea distracción, pateó fuertemente la pata de la silla ¡Desgraciado! ¡Incluso tuvo la osadía de dejar de caer algo de ceniza sobre él luego de eso!

-Ups... Se me fue ¿Te dolió? Que bien.

-¡Padre! –Chilló Igls, asustada del accidente. El otro dios sí que era impredecible. No lo pensó mucho y trató de ayudar a su dios. No quería que su humor empeorará y terminara siendo regañada sin motivo luego. Su padre siempre enloquecía cuando algo no salía como él deseaba.

Sin aceptar el gesto de Igls por ayudarla, el rubio se levantó solo, hirviendo de rabia, tirando el espejo al carajo con intenciones de darle a Fumus, sin querer atinando a alguien más. –¡Estoy bien, solo...!

Reficul continuaba siendo fastidiada por Elux, y probablemente todo pudo llegar más lejos, pero la posible disputa se canceló desde el instante en que vieron el espejo partirse contra la cabeza de la diosa; siendo imposible para la diablesa y su amada esposa no reírse en su cara. Eso sí fue digno de prestarle su atención ¿Por qué no pudo traer su cámara?

-¡M-Mi señora! –Sol iba a ver si estaba bien; aunque verla voltear así hacia el otro par de dioses fue una clara señal que sí.

Para Sin, el momento romántico de hace un rato se le hizo perfecto, pero su felicidad fue superada con creces cuando el espejo le dio de lleno en la cabeza a Elux y ésta casi se cae contra el piso debido al impacto. Venganza, dulce y hermosa venganza traída por el karma. Y eso que no necesitó que Reficul le cayera a golpes ella misma. –Oh vaya... Gracias, quien quiera que haya lanzado eso.

Siralos se quedó petrificado un instante ante la mirada gélida y aterradora de Elux. El voltear tétrico de casi 180 grados le indicó que correría sangre.

No, no pensaba atenerse a las consecuencias, iba a echarle la culpa a otro ¿A quién? Pues a Fumus.

-Fue él... -Pronunció sin sonido señalando al dios, que se encontraba distraído y de espaldas a él como para notarlo, solo para que la diosa se acercara muerta de rabia a propinarle a este una bofetada. –Adoro los finales felices...

-Estará bien sola. –Murmuró el ángel. Mejor. Un receso para sí misma.

-¡Y a la próxima será un rodillazo tan fuerte en tu pequeña hombría que no vas a estar torturando por largos días! –Rugió hacia él, con sus ojos echando chispas de furia. Nadie le arruinaba una oportunidad de hablar con Reficul y salía ileso ¡¿Quién se creía ese vejete para hacerla quedar en ridículo así?!

Esto se iba a poner divertido... Pero para los demás.

-Haha, parece que somos los únicos que van a disfrutar de esta reunión de locos ¿Verdad, cariño? –Comentó Yonaka, dando un ligero codazo a Defectuoso y luego señalando a Fumus, Siralos y Elux. La pelea entre esos tres se volvía divertida.

-Eso parece señorita –Sonrió igual de entretenido con todo esto. –¿A quién le apuesta que ganará? -¿Qué? Debía pasar el rato con algo y esto era mejor que cuando Moge-ko estaba en sus días y se desquitaba con el rey mogeko.

-¡¿QUE MIERDA TE PASA INDEFINIDO DE CUARTA?! ¡YO NO FUI! ¡EL UNICO PUTO QUE CARGA UN ESPEJO ES ESE TRAVESTI ANOREXICO!

-¡Busca a quien te crea, pinche sádico! ¡Siralos es tan travesti que no lanzaría sus putos espejos a la mierda! –Vale, el dios del sol no sabía si sentirse a salvo porque la de ojos cian no le echaba la culpa o meterse a decir que no era ningún puto travesti y que su peso estaba bastante balanceado, aunque eso significara delatarse a sí mismo y recibir las putizas de Elux.

Fumus gruñó por el golpe antes de soltarle una hostia a la rubia, solo provocando que cayera encima del dios del sol. Le importaba una mierda que fuese mujer, Elux cambiaba tan seguido de sexo que era imposible estar al 100% seguro de estar de qué traía entre las piernas. Y de ser una "dama"... De todos modos le hubiese dado lo mismo.

-¡ESTA ME LAS VAS A PAGAR, CTM! –Chilló encolerizada dispuesta a lanzársele encima.

Fumus al ver a ambos dioses con las mismas intenciones supo que no iba a huir de ello.

No lo parecía, pero fue justo el inicio de esa pequeña pelea que provocó que Satanick se calmara.

-Vamos... Relájate... Recuerda lo de la bazooka. –Le recordaba Ivlis, una vez calmado su compañero.

-Bazooka... Lo entiendo... –Soltó una leve risa mientras trataba de visualizar aquella imagen de Fumus estallándole la cabeza de un bazookazo. Eso más su paraíso de conejitos, golosinas y nietos sí que le habían levantado el ánimo. No deseaba hacer espectáculos para nadie, y estaba seguro de que luego de haber visto esto, Licorice no les quitaría más la mirada de encima. –Ya... Me calmo. Me calmo. No me estreso. No soy así. No me enojo... No me enojo... -En un rato recuperaría su humor, seguro que sí. Solo necesitaba su dosis diaria de dulces y comentarios tiernos de Crea y todo estaría bien.

Ivlis dio un suspiro de alivio y lo soltó para permitirle recuperar la compostura y cerrar los ojos meciéndose así buscar paz interior. Vicers, y pensar que a él le llamaban dinamita cuando se enojaba. –Muy bien, perfecto. No quieres arrugarte y verte tan vejete y deteriorado como él, así es. Debes conservarte con apariencia joven. –Mejor le ayudaba a controlar ese humor antes de que matara a alguien, y si lo hacía... De preferencia que fuese Siralos, aunque estaba seguro de que Fumus y Elux se encargarían de eso ahora.

A Rieta se le soltó una risa a la vez que los miraba extrañada ¿Desde cuándo esos dos parecían... Un par de amigos? ¿Estaba viviendo en un mundo paralelo y no se dio cuenta o se había perdido de algo muy importante? Como fuera, su amo sabría explicárselo más tarde, y se alegraba de que no actuara tan incómodo.

No fue hasta unos segundos después que su amo notó su mirada divertida y la curiosa de Poemi. -¡¿Acaso nunca viste dos amigos homos juntos o qué?! –No, no estaba a la defensiva, para nada. Presentía que ella no volvería a preguntar y solo se limitaría a reír por lo bajo, no como las dos servidoras de Satanick.

Poemi estaba algo distraída. Le despertaba más interés ver si algún dios lograba arrancarle un ojo a otro. Esto era mejor que las luchas de la tarde. –Yo apuesto la mitad de mis dulces a Elux. –Susurró a Crea, quién también se mantenía al margen por petición de su amo y Medouco.

-Uh...Yo digo que será un empate. –Murmuró aún sin entender del todo, pero ofreciendo algún caramelo a quien tuviera cerca. Siendo tan dulce e inocente, ni parecía una subordinada del diablo de Pitch Black.

Satanick, ya una vez calmado por completo optó por hacer caso a la sugerencia del diablo de Flame World y se enfocó en disfrutar de los dulces que su adorable loli le daba y a apostar internamente a que algún dios le daría su merecido a ese viejo apestoso y bocón. -¡Estoy seguro de que yo le hubiese dado más putizas que esas! –Se quejó por lo bajo, pero no trató de golpear a nada ni nadie más. Perder su relajado y joven aspecto por Fumus no lo valía.

-Sí, sí... Pudiste haberlo hecho. Pero recuerda lo que te dije. –Le recordó de nuevo el de mechones rojos.

-¡Cierto! ¡Aún debo ser el joven y apuesto abuelo que deseo ser! –Aún no perdía fe en ello, aunque pocos entendieran que no lo decía por la supuesta boda, sino por el "agradecimiento a futuro" que la cucaracha le prometió. De solo pensarlo todo rastro de ira lo abandonó y se permitió gozar divertidamente de como el trío de dioses se mandaban a la verga. Ni su hermano se había salvado y fue lo mejor luego de la caída de la diva ¡Oh sí! Verlo siendo abofeteado por Elux no tuvo precio, lástima que no traía consigo su cámara. Fue algo épico.

-Deja el ego un rato. –Rodó los ojos algo fastidiado. Se notaba que Satanick había vuelto a ser el mismo, cosa que no le molestaría de no ser porque comenzaría a comentar estupideces que llegarían a tocarle la moral.

El lado amable... Al menos recuperaría al diablo feliz en vez de al alterado de hoy. Prefería sus comentarios fuera de lugar a su cara larga y sarcasmo. Además, la pelea de los dioses no solo lo animaba a él, ver a Siralos siendo aplastado por Elux fue precioso también.

-¡Es parte de mí, que no se te olvide! No seas exigente conmigo, cucaracha. –Se quejó falsamente, hasta que algo lo distrajo. –¿Uh? ¿Qué pasa? –Dudó al notar la mirada insistente y curiosa de la Gorgona y la niña. –¿Tengo algo en la cara? ¡Oh! ¡Ya sé! Soy muy apuesto. Lo sé, lo sé; pero lo siento ¡Las curvas femeninas no son de mi interés a menos que sean Lil, pero los halagos aún me gustan! –Sí. Ya volvió a su humor de siempre. Podían estar felices por él.

-N-No es eso señor... Es solo que... –La tímida criada no sabía bien como decirlo, pero Crea se adelantó y lo dijo sin pena.

-¡Es bueno ver a amo hacer amigos! –Exclamó con entusiasmo y sin percatarse de haber descolocado un poco al par de diablos. Satanick no se escondió solo porque no podía. Este tipo de comentarios no los vio venir, manejaba mejor los insultos y coqueteos

-He... Hehe... –Apenas podía reírse disimuladamente para no tener que contestar mucho. Esto resultaba tan incómodo como cuando Lil mencionó que su preferencia hacia los hombres era notorio.

Ivlis no se mostró muy impresionado. Sinceramente no le molestaba comentarlo, y ahora estaba más interesado en saber cómo es que una niña como Crea haya podido deducirlo. –¿Cómo diablos se dieron cuenta de eso? –Empezaba a creer que la pequeña loli era una vidente tal cual la gorgona. No entendía del todo la reacción de Satanick, pero supuso que sería porque cualquiera podría pensar que estaba en la friendzone... Que lo estaba, pero no de la forma en que alguien que los conociera podría creer.

Eso sí, no todos reaccionaron de la misma manera.

-¡¿Eh?! –La genio abrió los ojos como nunca al oír aquello. Había pensado que lo de hace rato solo había sido una broma de su amo, pero aparentemente no era así ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Esto era posible? – ¡¿Y eso cuando...?! ¡¿QUÉ?! –La pobre no comprendía, hasta hace un día Satanick seguía acosando a su amo para joderle la vida con más violaciones e intentos burdos por molestarlo ¿Cuándo se volvieron amigos?

-Una noche de alcohol, sufrimiento mutuo... Cosas que no valen la pena contar en presencia de este traumado. –Prefería contar su experiencia más tarde, si es que Satanick se lo contaba con detalles sin insultarlo por cada estupidez que hizo. De todas formas él no prestó gran atención a la explicación que le daba a Rieta, sin embargo no pudo evitar sentir un escalofrío de solo recordarlo. –Sigo impresionado de que lo hayan notado.

-¡Y yo de no haberme enterado! –Chilló de nuevo Rieta.

-Pues... –Medouco desvió la mirada tímidamente sin encontrar palabras para describir la situación sin que sonase algo ofensivo para su amo o Ivlis. Por cosas como esta prefería seguir callada y en la cocina.

Crea ladeó la cabeza con inocencia, como siempre, siendo honesta sin temer. –Es que... Usted siempre estaba escapando del amo... O el joven amo intervenía para salvarlo, pero hoy no está pasando eso... Además, la lluvia se detuvo sin los caramelos, ni por el señor Artamos. –Respondió con total simpleza mientras le ofrecía un caramelo de mantequilla. –¿También quiere?

-Uh... No gracias, Crea. –Le negó suavemente. No estaba de mucho humor para dulces. –Es lista... Quién lo diría.

-Que no te sorprenda su ingenio, yo colaboré en su creación. –Comentó el otro diablo, frotando vanidosamente sus dedos en su camisa ¿Modestia? ¿Dónde?

-Pero, señor... Usted solo le estuvo gritando que fuese una loli por horas. –Había sido chistoso para todos, menos para Víctor que ansiaba una máquina mortal.

-¡Eso ya es mucho! ¿Te imaginas a Crea luciendo así? ¡Eso hubiera sido horrible! –Ya que colaboró, sentía que fue casi un derecho escoger el diseño final. –Mi sentido de estética nunca falla~ ¿Cierto, Crea?

-¡Si, señor! –Dijo sin más, aunque solo le seguía el juego.

-Bueno... Debo decirlo, es una buena idea. Nadie dice que no pueda ser un elemento sorpresa para quien quiera atacarla. Tienes buen gusto para algunas cosas. –Observó por un rato el otro diablo.

-Lo sé~ -Rió mientras Crea solo seguía en lo suyo, pasándole dulces a cada tanto. Nunca la había visto pelear o algo, pero supuso que dejando de lado la estética, Víctor siguió sus planes de hacer el más grande robot de batalla. Quizás lo vería... Algún día, algún siglo. No le importaba mucho, solo quería a Crea cerca para recibir dulces y tener quién si le ayudara a conseguir más conejitos.

El dicho de chiquita pero peligrosa se aplicaba muy bien a la pequeña de apariencia Loli, era casi igual a Poemi, salvo que esta se veía como una adolecente incluso siendo adulta y más grande que Licorice.

Y hablando de su pequeña, adorada y consentida monstruo. Aun intrigada, levantó una ceja y seguidamente entrecerró los ojos con desconfianza mientras se abrazaba a las piernas de su padre y le dirigía una mirada expectante a Satanick, como si deseara analizarlo de pies a cabeza. –Uh... Sigo sin creer que tú y mi papi puedan llevarse bien.

-Bah, no te preocupes, princesa. El acuerdo ya se rompió, soy totalmente libre y mi trasero ya no está en riesgo. –Declaró palmeando su cabeza. No mostraba emoción por ello, pero realmente en el fondo solo podía llorar de alegría. Satanick era mejor como amigo que como acosador.

-Niña... Puedes creer que miento al decir que no deseo el trasero de tu padre, pero solo te diré... Que de anoche saqué una larga lista de cosas que deseo olvidar, una cucaracha borracha con canto desafinado, lamentos, bullying hacia mí y vomito en mi ropa. –Lloriqueó por lo bajo en lo que la gorgona solo palmeaba su hombro.

-Uh... ¿Por esto está vestido así, señor Diablo?

-No me lo recuerdes...

-Oh... Eso explica la llamada de esta mañana. –Recordó la mayor por un momento. -Era Maekami. Dijo que haría todo por el señor Diablo y el señor Ivlis, pero que por favor ya no volvieran nunca.

Apenas la escuchó, el azabache volteó a Ivlis con una mirada que claramente decía "¡¿Ves?! ¡Mira lo que hiciste!". Aunque bueno, de igual modo estaba considerando dejar el alcohol por largo tiempo. Allá solo vendían bebidas vulgares y se le antojaban más las que sabía prepararle Lil.

Ay... Lil.

Ivlis rodó los ojos notando la mirada ajena. Esa mujer ya lo tenía comiendo de la palma de su mano ¿Para qué diablos el intento de seguir disimulando? Si salía cuerdo y con vida de esta juraba arrastrar a ambos esposos a una habitación y devolverle el favor a Satanick encerrándolos ahí hasta que arreglaran la tensión amorosa y renovaran los putos votos.

¿Qué? Satanick no era el único al que le urgía ver como ayudaba a una pareja... ¡ADEMÁS ESOS DOS ERAN UNOS COMPLETOS PERVERTIDOS! ¡Si no estaban juntos pues entonces con nadie más!

-Creo que pasar tiempo con Rieta y Poemi me afectó. –Murmuró por lo bajo ante sus pensamientos, cuales si bien Satanick no dedujo, lo dejaron dudando. No sabía muy bien porque, pero presentía que el Ivlis planeaba algo relacionado a él y era difícil saber cómo tomarlo.

-No sé qué mierda estará pasando por tu cabeza ahora, pero tu mirada dio miedo por un momento, cucaracha. –Ivlis estaba loco, 100% confirmado. Realmente estaba agradecido de la anulación de aquel trato. –Me das más miedo que anoche.

-¡Y dale con lo de anoche! ¡No pudo haber sido tan malo ¡¿Verdad?! ¡Sabes que no dije nada intencionalmente! –Le desesperaba de sobre manera no entender qué clase de cosas dijo e hizo con exactitud, quería saberlo ya la vez no para no dañar más su dignidad.

-¿Qué "No pudo haber sido tan malo"? ¡¿Si entiendes que nos acaban de prohibir poner un pie en puto bar aun siendo diablos?! ¡¿Qué tan malo crees que fue para que eso pasara?! –Chilló exageradamente. La no intencionada ignorancia de Ivlis era estresante; lo hacía parecer como el único loco alterado.

-¡¿Si sabes cómo me pongo para qué me invitas?! ¡Tú más que nadie deberías recordar si me pongo tan extraño con el alcohol! ¡Yo con suerte recuerdo que me bebí unas cervezas y desperté con resaca! –No pensaba dar su brazo a torcer en esta discusión, él era un borracho decente hasta que se demostrara lo contrario. Que él sabía por los relatos de Satanick, la vez que se emborracharon por primera vez solo le habló babosadas sobre Siralos, hubo un beso, lágrimas, vergüenza y desamor... Pero nada de vómito.

-¡Lo olvidé! ¡¿Si?! ¡Eso pasa cuando trato de no recordar algo desagradable como lo es verte borracho! ¡¿Con todo lo que me da vuelta en la cabeza crees que lo recordaría?! Si lo hubiera recordado mejor te dejaba ahogar tus penas en helado o qué sé yo. –Usualmente una vez que lo escribía en su diario o donde fuera, dejaba de pensar en ello y en su propio despiste, pues... Lo olvidaba momentáneamente. –No puedo creer que en serio nos prohibieran la entrada...

-¡No he visto que me llegara una cuenta del bar! ¡¿Sabes?! ¡Deja de lamentar tu ropa, ya te dije que te compraría un traje nuevo! ¡Además ya dije que no fue intencional!

-¡Si no te han llegado es gracias a mí! Por cierto... ¡De nada! –En realidad era porque dejaba todo en la cuenta de Fumus solo para joderlo. Aquello puede que le costaría una paliza el día que se enterara, pero faltaban siglos para ello. –¡E Intencional o no, destrozaste un bar al igual que mi ropa y mi autoestima! ¡No más alcohol para ti hasta nuevo aviso! –Si lo veía con alguna botella, lo iba a inscribir a alcohólicos anónimos o mejor, se lo enviaría a Licorice con todo y moño.

Ivlis no pudo evitar que le diera un tic en el ojo apenas mencionó lo de su autoestima. Él era Satanick... ¡¿NO QUE TENÍA EL AUTOESTIMA HASTA EL TECHO?! –¡¿De qué mierda te quejas?! ¡Tú me dejaste sin autoestima por años y aún me estoy recuperando de eso! Espera ¿Sabes qué? ¡Ahora estamos a mano, quizás ni eso! ¡La última vez que fuimos a beber no te quejaste!

-Tuve mis motivos para no quejarme la otra vez... ¡No cambies de tema! ¡Estamos hablando de esta vez! ¡No la otra! La otra fueron 5 miserables botellas, anoche fue más de medio bar! –Había tenido un presentimiento de ello desde que lo vio, pero la idea de soportar a un Ivlis más emo de lo usual nubló aquello y optó por usar la primera opción que se le vino a la cabeza. Además, en la primera ocasión había terminado tan turbado en sí mismo, que prefirió fingir que nada sucedió.

-¡Ay, por favor! ¡Me torturaste por años y no me estoy quejando! ¡Suerte para ti que no te metí una botella por el culo mientras estaba ebrio!

-¡¿Ah, sí?! ¡Para que sepas, que aguantarte toda esa noche fue igual de malo que eso! ¡Y quien quería hacer eso era yo a ti, pero no sé cómo le hacías para esquivar un golpe cuando apenas y caminabas de lo ebrio que estabas! ¡Ya verás! ¡Conseguiré el estúpido video de seguridad de ese bar y tendrás que darme la razón cuando veas tú mismo! –Personalmente, hasta hubiera agradecido que Ivlis hubiese sido más brutal. Quizás eso lo hubiera desmayado por algún golpe y se hubiera ahorrado horas y horas de sufrimiento.

-Bah, ni pensaba volver a beber de todos modos. –No quería volver a enloquecer ni despertar con esa resaca nunca más.

-Perfecto. Haces un bien a todo ser vivo que te rodea ¡Por Vicers! Fuiste la segunda experiencia más perturbadora de mi vida.

-Tsk, llorón...

Cerca de ellos, la batalla entre dioses aún continuaba, y pudo haber seguido hasta pasar de una pelea callejera a un combate muy épico, pero antes de que terminaran de acertarse más golpes severos, Grora alzó la voz llamando la atención de todos.

-Muy bien ¡Todos! ¡Etihw y Kcalb están por venir! Les rogamos que se queden en sus lugares hasta nuevo aviso ¿De acuerdo? –Dicho esto se acercó junto a Wodahs a la puerta.

A los dioses les valía, podrían haber seguido, sin embargo, Justim les dirigió una mirada severa que decía más que mil palabras. El mensaje era claro, quería que se detengan.

El dios de Pitch Black bufó por lo bajo y encendió otro cigarrillo para calmar sus nervios. Podrían haberle cortado una buena pelea pero ya iban a ver a la salida.

Elux gruñó enfadada y solo le enseñó el dedo del medio a Fumus para regresar a su asiento sentándose entre berrinches. Su servidora no dijo ni media palabra mientras se acercaba a arreglar algunos mechones de su cabello y contenía un suspiro de resignación. Siempre era lo mismo en cada acontecimiento que obligaba a dioses y diablos reunirse: terminaba en caos. Ya casi podía oler la sangre de la posible disputa que presentía sucedería luego. En las muecas molestas de los dioses podía ver que esto no quedaría así.

-¡¿Puedes creerlo?! ¡¿Cómo se atreven?! ¡Agh, ya lo verán! –Gritaba la diosa de ojos cian. No se rendiría tan fácilmente hasta ver a Reficul postrada a sus pies, así tuviese que matar a Sin. Pero no, Elux no se consideraba ninguna sádica o extremista... A menos que la situación lo ameritara, quería ganarse a su diablesa de la manera tradicional... ¡Haciéndole ver que perdía el tiempo con esa! ¡Ella era mil veces mejor que esa ridícula serpiente! ¡Era una hermosa diosa! ¿Qué más podría querer? –Estúpidos... -No podía creer aún que la hayan humillado de esa forma y justo frente a ella.

Sol simplemente se dedicaba a asentir, sin prestar mucha atención a la infantil rabieta de su señora y continuando su labor de arreglar parte de su peinado y ropa. Sea lo que fuese que intentase, suponía que a la larga fallaría de cualquier modo. Ya ni advertírselo serviría, Elux nunca la escuchaba. –Como usted diga, mi señora. -¡Ay! Servir dioses era tan agotador... Nunca le pagaban lo suficiente.

-Putos los dos, putos todos. –Gruñía enfurruñado el dios del sol, levantándose y re acomodándose la espalda. No es que estuviese viejo (Que sí lo estaba), es solo que Elux le había desacomodado varios huesos con semejante impulso que le dio el golpe del dios de Pitch Black. Tuvo suerte de no haber recibido tantos golpes, eso podría haberle dificultado más el levantarse.

Su angel quiso ayudar, pero apenas alcanzó a inhalar para cuando su padre le impidió emitir el más mínimo sonido de sus labios cubriéndole la boda. Por lo visto no estaba de humor para hablarle y solo atinó a sentarse en su lugar mascullando maldiciones mientras limpiaba sus gafas y se peinaba con la mano.

-Aquí ya nadie sabe lo que es el respeto. –Más de uno le diría lo mismo a él, incluyendo a Igls, pero no quiso hacerlo y lo dejó seguir quejándose y arreglándose por sí mismo en lo que ella agradecía no haber dicho nada hace unos instantes. No habría podido contener la risa que casi escapa de sus labios; y eso si la había metido en problemas.

Ignorando aquella burda pelea, la pareja de ángeles seguía esperando pacientemente en la puerta. Habían podido visualizar a la diosa y su diablo acercándose junto a su hija con algunas bolsas de compras y demás, cuales posiblemente las guardarían y verían más tarde.

-Al fin... Casi llegan. –Murmuró el peli gris a su amada. Esperaba que esto no terminara en desastre. Quiso advertirle a la diosa de lo pésima que era la idea de invitar dioses y diablos, pero no hubo caso. Ni le sorprendió el pequeño pleito entre el trío de dioses.

-Ya era hora. –Suspiró aliviada rodando los ojos. No soportaría otro segundo más controlando a los demás dioses o diablos para que no se agarraran a putizas entre ellos. Qué suerte que existían cuerdos entre los presentes, como Justim, que le ahorró la tarea de separar a esos peleoneros. Pero, en fin. No pensaría más en ello, mejor saludaba a los anfitriones. –Diosa, Diablo, señorita Revlis. –Hizo una leve inclinación tal cual su pareja, a quien se le acercó su hermano mientras ella recibía la atención de su sobrina y Etihw llamaba la de todos los demás.

-¡Chicos! ¡Ya no lloren por nosotros! ¡Aquí estamos! –Chilló levantando los brazos ignorando el pequeño desastre de sillas que había causado la pelea anterior.

-Perdonen la tardanza. –Susurró Kcalb a su hermano. Dando una mirada rápida y paranoica por el salón. –Por favor. Dime que no se han matado aún.

-Cerca, pero no. –Suspiró con pesadez, volteando hasta su sobrina, quien aún se abrazaba a Grora.

-Bah, descuida, esos idiotas no son capaces de matarse solo por un desacuerdo a menos que se vuelva algo más profundo. –Agregó ella, sin dejar de mimar a la menor de la familia.

-Bien. No me tranquiliza, pero bien. –Se encogió de hombros. Si algo salía mal, culparía a Etihw. Esto fue su idea después de todo. No se negó solo porque conocía a su esposa y sus trucos para obtener lo que quería de todas formas.

-¡Tía! ¡Tío! –Saludaba con un fuerte abrazo y con los ojos llenos de ilusión infantil antes de seguir a su madre. Estaba ansiosa de ver a su novio y saludarlo igual de efusivamente, si es que lo encontraba entre tanta gente.

-Se ve muy feliz... -Comentó sonriente Grora, viendo a la mujer que alguna vez fue una linda niña en sus brazos, corriendo al encuentro de su prometido.

-Si... Es amor joven. –Dijo Wodahs hacia la nada. Era extraño; Sil le recordaba mucho a su diosa enamorada, aunque no podía decir lo mismo del novio. Lo notaba raro pero supuso que eran los nervios. –En fin... ¿Ya sabemos qué canción usar?

Grora le hizo una seña de que la siguiese, a lo que Wodahs se encogió de hombros antes de seguirla.

-¿Con cuál vals empezamos? –Su sobrina dejó opciones que no sabía cuál escoger ahora.

-Tú déjamelo a mí. Estoy segura de que escogeré una muy buena. –Si tantas opciones había era porque todas eran buenas ¿No? Y en lo que ella se decidía, su sobrina ya parecía haber encontrado a quien estaba buscando.

-¡Licorice! –Chilló emocionada, sin dar oportunidad a que el aludido siquiera pudiese voltear por completo o notar su presencia antes de terminar medio asfixiado entre el abrazo de su muy baja novia. –¡Al fin te encuentro! –Tal saludo efusivo le había cortado la charla con Emalf, pero no tenía corazón para quejarse al verla tan feliz.

Eso sí, tenía que soltarse pronto para hablarle seriamente acerca de la boda... Y para respirar. Ella se notaba tan feliz... Lo cual lo hacía sentir peor.

-O-Oh... Revlis. Que... Que gusto verte... Hehehe... –Trataba de separarse un poco para verla, pero ella tenía fuerza para eso de los abrazos. Por un segundo tuvo que mirar hacia Emalf y susurrar sin sonido "Ayuda", pero el pobre demonio no hizo mucho más que alzar los hombros y solo ser testigo de cómo ahora la semi diosa se ponía de puntitas para alcanzar el rostro del joven diablo con intenciones de plantarle más de un beso.

Emalf pudo haberlos separado, es verdad, pero no se atrevía a hacerlo. Aunque... Hubo alguien que sin dudas lo hubiese hecho con mucho gusto, nadie más y nadie menos que Ivlis, quien gruñía por lo bajo sin quitar su iracunda mirada de ese par.

Por estar envuelto en esa furia, apretó los puños, uno de ellos sobre algún objeto que pudiese destrozar si hacía falta, pero en vez de eso alcanzó sin notarlo la mano de Satanick. Estando a poco de quebrársela de no ser por la reacción ajena que lo hizo dar cuenta de lo que estaba haciendo.

Al pobre del apretujado ni siquiera se le fue dado el tiempo de apartarse para cuando tuvo que ahogar un grito de dolor por el repentino y doloroso agarre que hizo tronar cada desafortunado hueso de esta ¡Justo en la mano para escribir!

Es que... El de las pajas era la otra.

-¡C-CUCARACHA! ¡MI MANO! ¡Duele! ¡Mi m-mano! ¡Argh!

-¡A-Ay, perdón! –No tardó en soltarlo al instante, balbuceando como podía cada disculpa que se sabía mientras Satanick lo ignoraba olímpicamente por lloriquear adolorido sobando su pobre mano ¿Desde cuándo la cucaracha tenía tanta fuerza? Ah, verdad... Que la ira alimentaba su brutalidad, y si no se equivocaba Revlis y Licorice abrazándose fue el causante esta vez. De acuerdo... Ahora además un traje y un psicólogo Ivlis le debía una mano nueva.

-A la próxima avisa y mejor me aprietas un brazo sombra... –Prefería eso al real, al menos el otro no se le quebraría y resistiría el agarre brutal del diablo de flamas. Esto de ser amigos era doloroso, y no en el sentido que creyó posible antes. –No me habías estrujado la mano así desde que Licorice nació... –Otra de las tantas experiencias traumáticas que vivió mucho atrás. Con eso ya se había prometido nunca volver a presenciar un parto.

-¡Lo siento, lo siento! ¡No quise hacer eso! –Siguió disculpándose, a pesar de que su compañero no lucía enojado, sino adolorido. No había medido su fuerza y no había notado que siquiera la estaba usando. No pudo evitarlo, simplemente pasó cuando la sangre le hirvió de solo ver a esos dos juntos, una reacción involuntaria.

-Y-Ya cállate... No me vas a curar la mano así. –Estúpidos celos, traían dolor, pero para él. –R-Resistí el parto, puedo con esto... Creo... A-Ay...

-D-de acuerdo... Entonces debes tener una mano muy resistente. –Ya ni se acordaba de ese momento en el cual casi le arrancó un brazo, pero conociéndose, debió superar con creces esto.

-¡El señor Ivlis tiene mucha fuerza aun! –Comentó divertida la genio en lo que Satanick lloriqueaba y sus servidoras lo atendían.

-R.I.P. mano de escribir. –Murmuró Crea.

-¿Q-Quiere hielo, señor Diablo? ¿O un calmante? –Tanteó la Gorgona, a lo cual él respondió con un gesto de restar importancia. Ya daba igual todo, Etihw por fin había llegado, lo cual significaba que pronto el plan daría resultado y esto valdría la pena.

-¡Espero que estén todos bien cómodos en sus asientos porque ya es momento de empezar la razón por la que todos vinieron! –Anunció entusiasta la diosa, a lo cual notó que alguien del público levantaba la mano. Soltó una pequeña risa ante ello y no dudó en responder justo antes de que la duda siquiera fuese formulada. –Sí, Yonaka. Después les daremos pastel a todos.

-¡Genial!

-Oye... Revlis, un segundo. –Era increíble que aún no lograra soltarse de su novia, y justo en el momento en el que más necesitaba hacerlo. –Antes de seguir, necesito decirte...

Estuvo cerca de haberlo dicho, pero en ese preciso momento Etihw ya lo había visualizado e hizo su llamado, interrumpiéndolo y llenándolo de nervios.

-¡Licorice, nuestro pequeño noviecito! ¡Vamos, levántate! Eres uno de los que debe practicar urgentemente. –Le hizo una seña para que se acercara a ella mientras Grora se encargaba de buscar con Wodahs la música para el estéreo.

-¡Cierto! –Exclamó la albina antes de jalarlo inocentemente de la mano para acercarlo a la pista, aún sin notar su turbación.

Licorice por poco se echaba a llorar de frustración ¡Estuvo a punto de hacerlo luego de tanta cobardía! Pero, claro... Se había olvidado del motivo principal para esta reunión: El bendito ensayo. Y no es que no lo creyera muy necesario, no se consideraba muy bueno bailando aunque le dijeran lo contrario, pero... Realmente deseaba saltárselo.

-Bien, necesitaremos alguien que se ofrezca. –Continuaba la diosa, hasta que su mirada se topó con el diablo de Pitch Black. –¡Satanick! ¡Tú eres su padre y sabes bailar! ¿Qué dices?

-¡¿Ehhh?! –Volteó de golpe. Se había distraído mucho con el dolor de mano, tanto que se olvidó de aquello. Apenas miró a la diosa, también vio a su hijo con cara de pocos amigos haciéndole una seña de que si se acercaba le cortaría la cabeza. Sin pensarlo mucho vio a Ivlis de reojo y puso en marcha su plan. –Oh... M-Me encantaría pero... Tengo... Uhn... Un dolor de caderas muy fuerte. No creo que sea buena idea... Y solo sé bailar la del gusano –Era una vil mentira, en especial por la parte donde mencionaba la zona de su dolor, pero de igual modo nunca aceptaría. Su hijo lo iba a matar antes de permitírselo.

Ivlis parpadeó un par de veces, tratando de digerirse esa mentira tan boba. -¿Dolor de cadera? –Iba a objetar con eso susurrándole que era pésima excusa, pero el semblante pensativo de Etihw indicaba que se la había creído, así que no habría drama alguno.

-¿Te duele mucho? –Alzó una ceja, desconfiando de sus palabras pero sin demostrarlo. No le bastaba conocerlo de toda la vida para saber que Satanick siempre decía la verdad sin vergüenza, pero esta vez le olía a una mentira. De cualquier manera no parecía importarle mucho, mientras que alguien bailara con el novio para el ensayo no habría drama y nadie sería obligado, aunque parte de ella deseaba que Kcalb se ofreciera.

-No tienes idea de cuánto. –Murmuró a la diosa, esta vez con un tono tan verdaderamente adolorido que hasta ella consideró creerlo. No, no le dolía la cadera, pero sentía que la mano le palpitaba aun. –Aunque... ¡Conozco a alguien si puede! –Disimuladamente uno de sus brazos sombras se posicionó tras Ivlis, dándole un fuerte empujón hacia la pista.

-¡¿PERO QUÉ TE...?! ¡WAAAH! –¡Estúpido Satanick bruto y pendejo! Tuvo suerte de no caer, pero eso solo fue porque lo había atajado el diablo menor. Apenas pudo reaccionar a eso, sintiendo que su rostro ardía al igual que notó que el ajeno hacía igual.

Contrólate Ivlis, no te mueras ahora ¡NO TE MUERAS TODAVÍA!

-¿Q-que rayos...? M-Madre ¿Estás bien? –Había estado tan entretenido pensando en cómo excusarse con Revlis o en lo mucho que gozaría pisar a la basura si aceptaba, que fue demasiado sorpresivo para él esta... Repentina y agradable cercanía.

Aún estaba confundido sobre por qué lo habían arrojado así contra él, pero no se quejaba. Al menos Ivlis no se veía incómodo, aunque la forma en la que volteó hacia atrás evitando verlo a la cara lo hizo dudar.

-S-Sí, estoy perfecto.

Rieta apenas pudo reaccionar como para golpear a Satanick por ello ¡Oh, el vals! ¡Qué bien! Ya estaba impacientada porque empezara. Ivlis no bailaba nunca, sería interesante verlo hacer eso con Licorice, al cual por cierto tampoco había visto bailar antes. Solo por eso pospuso sus deseos de golpear.

-¡La cucaracha! ¡Él sabe y es la madre! ¡La madre es quien baila con el novio! ¿No es perfecto? Sí. Genial ¡Ya bailen! –No planeaba permitir interferencias ni disculparse con la mirada molesta que le dirigía Ivlis. Por el sonrojo de este y su hijo cuando chocaron, supuso que todo estaría bien. La cucaracha solo estaba enojada porque lo tomaron de improviso y ahora su cara combinaba con su cabello. Bah, estaba seguro que a la larga se lo agradecería, por lo cual solo rio y movió sus labios en un silencioso "De nada~" antes de enfocarse en solo disfrutar el espectáculo. Su parte ya estaba hecha.

-¡Ivlis! ¡Perfecto! Estoy segura de que tú serás útil para esto. –Cabe a decir, a la diosa le sorprendió la insistencia de Satanick, pero para qué mentir, ella estaba emocionada también. –De acuerdo, los dejaremos comenzar. –Anunció mientras se acomodaba al lado de su esposo e hija, dirigiendo una mirada picarona al primero. –¿Recuerdas cuando bailamos también en nuestra boda? Después te dio el dolor de caderas. –Nunca perdía una oportunidad para molestar a su querido diablo. Era simple jugueteo de esposos.

-Recuerdo el dolor, pero no culpé al baile por ello. –Gruñó con un leve sonrojo, suplicando por olvidar aquello ¡Tonta e indiscreta Eti!

Sin, que alcanzó a escuchar al par de esposos, soltó una risita juguetona para luego volver hacia su esposa. –Qué bonito es todo esto ¿No lo crees, querida?

-Por supuesto, pero... -También tenía su vista fija en ello para cuando recordó algo... O mejor dicho a alguien. –¿Mors...? –Llamó suavemente, logrando captar su atención enseguida. Su hijo había estado tan callado que casi olvidaba que estaba allí; pero había recordado algo que le mencionó antes de haber venido.

-¿Qué pasa? –Se había mantenido la mayoría del tiempo en silencio, no queriendo interrumpir a sus madres en sus momentos románticos, y solo limitándose a observar cuanto pudiese del lugar.

-¿No bailarás con Revlis? ¿No era por ello que ansiabas venir? –Últimamente lo notaba más decaído de lo usual cuando sacaban el tema de su mejor amiga, y aunque esta fue una excepción, no dejaba de parecerle muy extraño.

-L-Lo sé, pero... -Jugó nerviosamente con sus pulgares, sintiéndose algo acorralado por aquella pregunta, alzando la vista hacia su amiga. No habían acordado bailar juntos hoy, así que se sentía muy fuera de lugar pidiéndoselo como si nada. Era Revlis, ella no lo echaría o se reiría por eso, sin embargo no le faltaba el miedo al pedírselo. –¿Debería...? –No le agradaba la idea de probar un momento tan dulce para luego saborear amargura otra vez, sin embargo esta sería tal vez su última oportunidad de estar tan cerca de su amiga de esta forma antes de que se casara.

-Vamos, no seas tímido, Mors. Ve con ella. –Animó la lamia con una sonrisa dulce que pronto el demonio le devolvió antes de marchar en dirección a la semidiosa. En ello, no pudo evitar notar que varios de los invitados, sabiendo que pronto empezaría el vals, invitaban a sus parejas a bailar. Gracias a ese escenario le surgió una idea. –En vista de que todos pueden bailar... Mi encantadora diablesa ¿Quiere regalarme la siguiente pieza, por favor? –Ya que todos iban a ponerse melosos ella podía hacerlo también ¿No? Y por la sonrisa de su esposa, algo decía que ella lo haría también.

-Será todo un deleite, hermosa –Respondió con aquella mezcla de cariño y coquetería que solo ella poseía, entrelazando sus manos para dirigirse un poco más cerca de la pista para el momento en que la música diera inicio.

Revlis se ocupaba observando muy sonriente, emocionada, y a la vez algo desilusionada de que aún no la hubiese saludado su fiel amigo ¿Dónde se encontraba? Por más que lo buscara con la mirada no lograba verlo en ningún sitio, aunque no fue necesario seguir.

-¿Bailas, mi lady? –Pronunció tímidamente una voz a su espalda, cual reconoció enseguida.

-¡Mors! ¡Sí viniste! –Volteó su atención a su querido amigo y sonrió con sus ojos brillando de emoción. Le alegraba verlo justo cuando llegó a creer que no asistiría. –¡Claro que sí! ¡Vamos! – Chilló, casi saltando de su asiento y tomando su mano para arrastrarlo a la pista de baile. No quería conformarse para nada con solo mirar, y el de "ojos de pez" era la mejor opción para al fin participar un poco en esto.

-C-Creo que con un simple "sí", bastaba. –Murmuró algo mareado y sorprendido ante la emoción ajena, pero conociéndola; esto no era de extrañar. Había dudado en hacer la pregunta por miedo a que ella solo quisiera bailar con su novio, pero aparentemente solo estaba siendo un poco exagerado ¿Qué podría ser mejor que un baile entre amigos?

Sí, amigos...

Finalmente, luego de la larga espera, Grora por fin parecía estar decidiendo entre la variedad de música que le dejó su sobrina. –Veamos... Aquí, esta es perfecta. –Aunque... No, no se puso a evaluar, solo eligió al azar entre la lista de reproducción. No había orden o especificaciones de su sobrina, así que solo cliqueó cualquiera y dejó que la magia surgiera mientras cruzaba los brazos tras su cabeza y observaba. –¡Ya pueden empezar!

Una suave melodía empezó a llenar el salón, y así sin más, muchas parejas comenzaron su danza, aunque algunas preferían mecerse abrazadas. Ivlis se mantenía callado, sin saber bien qué decir o hacer ¿Se supone que solo debían comenzar así y ya? No estaba seguro, y la falta de habla ajena también lo tenía muy nervioso.

-B-Bueno, se supone que... Uh... -Trató de romper la tensión, dándose cuenta de que debían ser la única pareja que necesitaba este ensayo y la única que no estaba cumpliendo con ello ¿Se podía ser más tonto? En un momento como este agradecería un golpe de Satanick para reaccionar.

Licorice no estaba mejor, no sabía bien por dónde comenzar. A pesar de haber bailado muchas veces con su madre y además de eso haberlo superado bastante, a la hora de hacerlo luego de haber recordado aquel sentir, todo pensamiento concreto se derrumbaba dejando solo un manojo de nervios.

No, no... Sin pánico... Solo tenían que bailar ¿Verdad? Muy simple.

-B-Bueno... Supongo que solo tenemos que bailar. –Se convenció de ello, y separándose un poco más de él le ofreció su mano galantemente junto a una corta inclinación. –¿Bailarías conmigo? –No pudo contener una sonrisa ante la idea. Tal vez podía olvidar todos sus problemas y gozar del baile un rato.

Sin evitarlo, la voz del diablo de flamas tembló junto a su mano al colocarla sobre la ajena. –C-Claro... Me encantaría. –Sonrió apenado, pero sin perder la emoción al verse tan cerca suyo de esta manera después de tanto tiempo.

-Entonces... Uh... Creo que ya podemos empezar. –Susurró algo nervioso. Temía mucho equivocarse y el estar bailando con quien amaba no ayudaba. Si llegaba a pisarlo por accidente era capaz de encerrarse en el baño y no salir jamás ¿Qué cómo podía creer algo así? Muy simple, estaba muerto de nervios, y no había bailado desde hace años. No estaba seguro de si seguía siendo mínimamente decente en ello o si ya se había vuelto un desastre. –P-Perdona si lo hago mal, hace mucho que no hacemos esto y... C-Creo que ya me olvidé de muchas cosas. –En cierto modo eso le entristecía. Bailar, así fuese en broma, había sido una costumbre que adoptó con Ivlis cuando estaba "floreciendo" su adolescencia, y que dejó luego del paso de los años.

Era feliz de volverlo a hacer, pero ese pequeño sentimiento melancólico seguía ahí.

-Descuida, yo tampoco soy bueno bailando ¿Recuerdas? Solo déjame ayudarte con esto... Creo que era así. –En vista de que necesitaba algo de ayuda, Ivlis guio una de las manos ajenas hasta su cintura y tomó la otra, mientras usaba la libre para apoyarla en su hombro y empezar a mecerse levemente con la música para darle una base de cómo comenzar.

Conmigo estas y el mundo se esfumó.

Satanick no estaba tan equivocado, solo era cuestión de "1, 2, 3" ¿No? De cualquier forma, bailaran mal o no, su corazón retumbaba de alegría con solo estar haciendo esto junto a él. –Solo uno, dos, tres... Trata de seguirme.

-Uh... Está bien. –Sonrió suavemente, tratando de seguirle el paso. Muy pronto ya se había dejado guiar por completo por el adulto; recordando con ello, varios momentos en los que este le enseñaba algo. Hermosos recuerdos que echaba de menos, sin duda alguna.

Muy pronto, todo rastro de nervios se esfumó al lograr exitosamente seguir los pasos de su progenitor sin haber cometido alguna torpeza.

-Lo estás haciendo muy bien, cariño. –Animó al ver que comenzaba a tomarle el ritmo al baile.

-¿D-De verdad lo hago bien? –Preguntó titubeante sin dejar de verlo a los ojos, perdiéndose en aquel dorado tan similar a suyo. Su corazón casi saltaba del pecho y un leve rubor cubría las mejillas de ambos mientras el vals seguía, llevándolos a un mundo donde nadie existía, solo ellos.

La música al sonar nos envolvió.

Conforme pasó el tiempo, Taffy, empezó a ver a su alrededor, mágicamente todos parecían unirse con sus parejas, bailando suavemente Tragó en seco, con algo de nervios, contagiado por el ambiente romántico.

-O-Olive... Te gustaría... Ya sabes... -No sabía cómo pedirlo, pero él también quería bailar con su pareja y olvidar por un largo rato todo lo malo.

La aludida se había quedado prendada por algunos segundos ante la romántica melodía y la imagen de varios bailando junto a sus parejas, que con solo chocar miradas junto a su superior, le regaló una sonrisa y tomó sus manos suavemente en respuesta. –Sabes que me encantaría. –Habló melodiosa, poniéndose junto a su amado de pie. Aunque solo fueran unos pocos segundos, quería perderse entre la magia del vals.

-Me hace feliz que aceptes, mi lady. –No perdió más tiempo y se unió junto a ella a la mayoría de parejas.

-Nunca podría negarme. –Sonrió, dejándose guiar por sus gráciles y delicados movimientos al bello compás de la música.

Quizás este pequeño descanso no duraría tanto como deseaba, pero al menos podrían pasar un buen rato juntos antes de volver al trabajo. Cada segundo contaba y no desperdiciarían ni uno solo. Sus momentos de felicidad eran efímeros... Pero maravillosos, los dejaban deseando internamente que perduraran eternamente en sus recuerdos. Sus preciosos segundos de felicidad junto al serafín eran su más sagrado tesoro. Estaban seguros que con ellos, serían capaz de aguantar lo que fuera necesario.

Y no muy lejos de ellos, otra pareja disfrutaba del baile también, igual de enamoradas y risueñas que cualquiera entre el público.

-Esto me recuerda a nuestra boda. –Musitaba cariñosamente la diablesa albina. –Dime ¿Qué opinas de renovar votos, mi bella serpiente? –Murmuró al rodearla con su otra mano de la cintura y dejando que la mano libre de su amada descansara en su hombro para guiar el baile.

Sin suspiraba entre los cariños de su esposa, deleitándose con la suave melodía del vals. Tal como su amada había dicho, esto le recordaba su boda con solo pensarlo, hasta los comentarios de Reficul le hacían visualizarla con su vestido negro de compromiso.

-Eso suena perfecto, cariño... Me encantaría. –Respondió entre enamorados suspiros y miradas afectivas y pícaras con la diablesa. No se habían dado el lujo de renovarlos después de lo que ocurrió con Lzet y ahora que todos en el Jardín Gris estaban de ánimos para bodas, y el susodicho era feliz al lado de la hermana mayor de la glotona Rawberry, era la oportunidad ideal. –Recuerdo cuan bonita estabas con tu vestido.

No le importaba demasiado su falta de piernas para poder bailar tan bien como los demás, estar junto a Reficul era lo importante. Además ¿Quién dice que no podía aprovechar aquello para bailar sin necesidad de que su amada caminara? Sentarla sobre el extremo de su cola y abrazarla mientras se movía era un buen plan.

-Tú también lucías preciosa con tu vestido. –Casi podía visualizarla con este, como uno de los más bellos recuerdos que compartía junto a su amada; al igual que su peculiar forma de acomodarla para seguir el vals a su propio y único estilo.

Sin duda ahora que todo volvía a ser tal cual como cuando se casaron, el revivir aquel bello momento sería el más maravillo de sus placeres junto a su esposa.

-¿Te había dicho lo mucho que adoro que me envuelvas así? -ronroneó antes de besar su mejillas con dulzura. Era difícil saber si solo se refería al baile o a sus "otros abrazos" también.

Aquí, muy juntos, si contigo voy

Quieta y calladita en su sitio, Igls dirigió su atención a la música y las demás parejas, ansiando unirse aunque sabía que era imposible. Primero que nada; ni siquiera tenía pareja o alguien que deseara bailar con ella; y segundo, dudaba mucho que su padre la dejara. Suspiró con desilusión, y pensar que hoy había estado tan emocionada por salir de la tierra del sol por primera vez.

Siralos se percató de aquel suspiro ensoñador, pero no dijo absolutamente nada por ello, solo ignoró cualquier cosa que le recordara a la pelea anterior para no fruncir tanto el ceño, pero al dirigir la mirada al frente hizo un gruñido de desagrado ¿Le hicieron venir hasta aquí solo para ver como dos diablos apestosos bailaban un ridículo vals? Y para colmo causando que se desatara otra guerrilla entre dioses.

Frunció el ceño, no podía creer que tenía que aguantar esto y estar rodeado de tantos demonios. Y, no lo diría en voz alta, pero ver a su hijo usando su antiguo uniforme le causaba cierta indignación.

-Qué desagradable. –Masculló antes de limpiarse los lentes. Más tarde se levantaría el humor molestando a alguien... A una cucaracha, para ser exactos.

A mí me parece tan bonito.

Pensó su hija para sí misma, preguntándose si Ivlis también estaría bailando.

En momentos así odiaba no poder abrir los ojos, se perdía de los detalles de muchas cosas, aunque aún se permitía entretenerse con la canción. La letra le parecía bella y concentrarse en ello ayudaba a ignorar el mal humor de su dios, quien al verla tan afligida rodó los ojos.

No le sentaba bien estar rodeado de tristeza, chocaba con su fastidio.

-Si quieres ve a bailar o lo que sea. Yo solo pensaré un rato. –Le comunicó como diciendo "Vete un rato, quiero respirar tranquilo". Sinceramente no le afectaba que lo hiciera, Ivlis no podría fijarse en su presencia porque estaba bobotizado bailando con su hijo, e Igls... Igls era ciega, no podría hallarlo fácilmente.

El ángel se había sorprendido fuertemente ante el permiso del dios; sin embargo no dudó ningún segundo en hacer caso, llenándose de pura emoción.

-¡S-Sí, padre! ¡Gracias! ¡Muchas gracias! –Ignoró el tono de fastidio del aludido para aventurarse a recorrer el salón. Mala idea, puesto que no dejaba de chocar con todo y todos gracias a su incapacidad de abrir los ojos. Vaya manera de ir a bailar.

-¡L-Lo siento! ... ¡Auch! ¡F-Fue sin querer! ¡Ay! ¡Disculpe...! –Disculpa tras disculpa se iba chocando con una nueva persona o pareja, y en una que otra ocasión solo eran sillas.

Así no se había imaginado que sería su visita a un mundo nuevo, sin embargo, para su suerte, cierta genio no pudo evitar fijarse en ella, caminando sin rumbo fijo entre los invitados, fallando terriblemente en sus esfuerzos por no chocar a nadie debido a su ceguera.

Le pareció extraño verla sola y sin su dios, pero no perdió la oportunidad de curiosear a la hermana de su amo, además... Le sabía muy mal dejarla a su suerte cuando otros no se ofrecían a ayudarle.

Tenía intenciones de tomarla de la mano y alejarla un poco de la gente, pero justo cuando estuvo cerca, en su último choque Igls casi terminaba de darse de bruces contra el suelo de no ser porque Rieta logró atraparla.

-¿U-Uh...? –Se desconcertó ante la sensación de una mano ajustándose en la parte posterior de su cintura, pero no se quejaba, al menos se había salvado de caer.

-Qué suerte que te encontré. –Rió la peli naranja, antes de ayudarla a reincorporarse y alejarla un poco de la multitud. –¿Se encuentra bien, señorita Igls? ¿Necesita ayuda? –Estaba consciente de que era el ángel del arrogante Siralos, pero al verla podía sentir que era diferente a él. No sabía por qué, simplemente lo sentía... Sentía que Ivlis no había mentido cuando habló de ella.

Ella, que aún no terminaba de digerir que la hayan ayudado, quedó muda ante esa voz que le resultaba medianamente familiar. Seguro la había oído decir algo mientras esperaban la llegada de los anfitriones, minutos atrás.

-¡Muchas gracias! Descuida... Estoy bien. Estoy algo acostumbrada a chocar, supongo. Espero no haber causado problemas... Y no hace falta llamarme 'señorita', puede que 'Torpecilla' me quede mejor. –Habló con un tono suave y apenado; pero aún con el ánimo suficiente para reírse de sí misma. De verdad detestaba solo causarse y causar problemas cada vez que trataba de aventurarse sola a lo 'desconocido', pero su inocente entusiasmo nunca moría.

-No diga eso. Para andar por ahí con los ojos cerrados eres bastante hábil. –No la creía torpe, de hecho le sorprendía que los demás a pesar de estar tan metidos en su aura romántica no le hayan dejado pasar tranquilamente a la pobre ángel. Andar por ahí con todo el mundo dándote empujoncitos accidentales no debe ser tan sencillo, apenas la vio supo que debía ayudar antes de que se estampara contra el suelo y como cereza del pastel la pisotearan.

-Oh... Agradezco tus palabras. Me halagas mucho, aunque igual... Espero no haber incomodado mucho a los demás. –Desde que se alejó de su padre había estado chocando y recibiendo empujones de un lado a otro, lo cual ya decía mucho acerca de su torpeza. Agradecía profundamente el auxilio de la peli naranja. De no ser por ella, seguramente estaría siendo tan pisoteada como una alfombra

-No lo creo, en realidad todos están tan metidos en sus burbujitas rosas del romance que no hubiesen notado a un elefante pasándoles por al lado. –El vals de su señor y joven amo había contagiado a todo presente en el salón, poniéndolos bajo un hechizo de amor donde bailaban cerca de los otros sin pena. Hasta Froze había dejado su tsunderismo de lado para bailar con Yosafire, incluyendo a Macarona y Rawberry. Era lindo de ver, pero algo aburrido al no tener con quien hablar... Hasta ahora.

-Eso suena aburrido... Pero por si acaso me quedaré contigo para evitar que más brutos te sigan chocando. –Estaba aburrida solo mirando, y ya le había caído demasiado bien el ángel de luz como para dejarla así.

-Oh... No quisiera molestarte. Seguro estabas ocupada con el baile y yo solo te robo tiempo... De verdad lo siento. Yo... Solo me quedaré quieta. No quiero incomodar más... –Realmente deseaba con todas sus fuerzas bailar un poco, o al menos charla, pero dudaba poder hacerlo. No tenía pareja ni conocía a nadie.

-Bah, descuida, no tengo a nadie con quien bailar, así que... ¿Te dolió la caída del cielo, mi ángel? –Bromeó al estar lejos de la multitud. No le molestaba tener que ayudar a quien lo necesitara, para eso estaba ella con su amo, para ayudarlo, incluso a su querida hermana la cual milagrosamente había encontrado. Qué lástima que este estaba ocupado en el vals, estaría tan feliz de verlo.

-¡Jijiji! No, ni tampoco está caída gracias a ti. –Rió suavemente. No podía creerlo, por primera vez en mucho tiempo finalmente estaba teniendo una charla divertida y relajada con alguien. No había ese constante cuidado en sus palabras ni el temor a ser regañada. Todo era fluido y espontaneo como nunca antes había experimentado.

-No fue nada, señorita. Me gusta ayudar. –Le sorprendía que lo único que le recordaba a Siralos en ella eran sus hermosas alas con degradé cálido y brillante, fuera de eso no era como él.

Ese tipo alardeaba su belleza exterior pero por dentro no había nada más que un corazón de hielo y un cerebro lleno de aire, en cambio la rubia tenía ambas virtudes... Hermosa por fuera, hermosa por dentro. Con solo oír su preocupado tono de voz al preguntar sobre Ivlis supo que las palabras de Ivlis no habían sido en vano. Igls era tan diferente a su arrogante padre, destilando dulzura y simpatía sin siquiera notarlo.

-Por cierto... ¿Cómo te llamas? Tu voz me es familiar. –Indagó, curiosa.

-Me llamo Rieta, señorita Igls. Soy humilde servidora del señor Ivlis, es un honor poder conocerla, nos han hablado puras maravillas de usted. –No mentía, perdía la cuenta de las veces que la halagó cuando contaba acerca de ella.

Apenas escuchó la mención del diablo, un fuerte nudo se formó en la garganta del ángel.

Hacía tanto que no oía de su querido hermano que era incapaz de contener las emociones que se aglomeraban dentro de ella luego de tantos siglos.

-¿C-Conoces a mi hermano? ¿C-Cómo ha estado? ¿Está bien? Yo... No he sabido nada de él en... Tanto tiempo... –Un sentimiento de culpa y dolor fue envolviéndola al saber que a pesar de todo Ivlis aún hablaba bien de ella. No sentía merecerlo, no luego de haberlo abandonado. El peor error en toda su cobarde existencia.

Rieta no se extrañó ante su tono, solo se conmovió, percibiendo lo mucho que la chica extrañaba a su hermano. –Oh, han pasado muchas cosas interesantes que quizás él quiera contarte en persona... Por ahora ha estado un poco extraño, pero creo que es solo el estrés por la boda del joven amo...

Igls sin salir de su sorpresa aun, hizo una pequeña sonrisa temblorosa. –¿E-En serio les ha hablado de mí...? –Hizo un esfuerzo por no quebrar su voz, aunque sus labios temblaran ligeramente. Estaba tan feliz que no existía forma de describirlo.

-¿Eh? ¡Claro! ¡Miles de veces! Ha mencionado mucho el querer vengarse de tu padre pero buscando siempre alguna forma de sacarte de eso. Si eso no es aprecio no sé qué sea. –Las reacciones de Igls eran tan tiernas, casi sentía ganas de cargarla y llevarla a donde su amo lo más rápido posible.

-Ya veo... Me encantaría hablar con él. –Habló con profundo anhelo en su tono de voz. Estaba muy aliviada con saber que su hermano no le guardaba rencor, aunque internamente sentía que si lo merecía. Dejando de lado todos los asuntos con su dios, nada la haría más feliz que poder estar junto a Ivlis de nuevo y reponer todo ese tiempo perdido.

-Uhn... De hecho deberías saludarlo ¡Él estaría feliz de verte! –Exclamó felizmente, contagiando con la misma emoción.

-¿P-Puedes llevarme con él? –No tenía palabras para agradecer a Rieta por esto.

-¡Claro! Aunque... -Perdió su mirada en la pista de baile. Su amo se veía ensimismado en el dulce baile que llevaba con Licorice, por lo que no creía posible poder despertarlo de aquel momento muy pronto. –Creo que tendríamos que esperar. Está ocupado bailando con el novio de la boda.

-Oh... -Soltó Igls, sonriendo suavemente. No estaba del todo enterada de quién era la boda, pero si Ivlis la estaba pasando bien no interrumpiría y se dedicaría a hablar con Rieta hasta que se desocupara. –Ya veo. En ese caso... Puedo esperar.

-¿Me concede esta pieza mientras tanto, señorita Igls? –Se ofreció educadamente. Con algo había que matar el rato ¿Verdad? Ella no pareció negarse, solo rió y aceptó tomar su mano.

-Encantada, señorita Rieta.

Aquí, tan vivo estoy

-¡Bailas muy bien, Mors! ¡Me sorprendes! –Halagaba risueña, luego de haber colocado una mano en su hombro y entrelazar la otra con la de Mors para dejar que él la guiara. Era un poco incómodo debido a la baja estatura de la semidiosa, pero él no mostraba molestia alguna y se adaptaba fácilmente a eso a la hora de moverse.

Ah... A pesar de estos años sigue siendo tan baja.

-Madre me enseñó hace mucho, y tú tampoco eres tan mala. –Devolvió el halago, haciéndole dar galantemente una vuelta, consiguiendo con ello que el aire apenas levantara los dobladillos de su vestido y volviendo a la antigua pose. Para él, simples pasos de baile, para ella, algo que la deslumbraría como siempre pudo lograr su viejo amigo.

En cada vuelta sentía su cuerpo guiarse con soltura a cada movimiento de Mors, permitiendo a su vestido y cabellos bailar con las tenues brisas que cada giro creaba a su alrededor. Le fascinaba cuánta facilidad tenía para eso.

-¡Wah! ¡Se nota que ella es una gran maestra y tú un gran alumno! –Dijo sinceramente, ignorando el suave rubor que sus palabras provocaron.

-Ja... No es gran cosa, solo quise aprender por si lo necesitaba en algún momento, como en este. –Tratando de ignorar su propia cara ardiendo, seguía el hilo de la conversación a su amiga mientras continuaba sus pasos con sincronía. No estaba en sus intenciones impresionarla con algo tan simple como un baile, pero no se quejaba, y hasta se sentía feliz de que ella lo considerara tan bueno.

Ya le parecía que pedir clases de baile a Sin no estaría de más.

-Siempre tan precavido, Mors. –Rió mientras seguía girando alrededor de la pista junto a su ágil compañero de baile, sorprendida de comprobar que Mors era tan grácil y elegante en tantos aspectos que incluso hoy día, seguía descubriendo. Sin embargo, aun con aquellos pequeños descubrimientos no le era sencillo olvidar que no lo vio apenas entró al salón. –Creí que no estabas... No te vi ¿Por qué no viniste a saludarme? –Tanteó en susurros para no llamar la atención de nadie y dejar expuesto a su amigo en cualquiera fuese el caso. Últimamente lo sentía distante, pero desconocía el porqué de ello.

Al demonio no le costó responder con naturalidad. Al fin y al cabo no estaba mintiendo. –Oh... Pensé en hacerlo, pero te vi saludar a Licorice y... No quise interrumpir. –Sonrió disimulando la melancolía.

Todo era más fácil cuando su amigo y la albina no tenían una relación, cuando podían contar con el tiempo del otro. Ahora solo le tocaba ceder a él, pero valía la pena al ver a la oji gris sonreír.

-Te veías muy feliz y no quise arruinarlo. –Para que Revlis se te colgara de esa manera y no te deje ir tiene que quererte mucho, eh.

-¿Uh? ¡Oh, vamos! ¡Que me case no significa que no tenga tiempo para mi mejor amigo! Además, a Licorice le hubiera encantado saludarte. –Estaba tan chispeante con todos esos remolinos de emociones, que inocentemente ignoraba todo lo ajeno a la emoción de su unión al chico que había amado por años. Incluyendo con eso la tristeza de Mors al respecto.

-Lo sé, pero... Ya sabes, tendrás que darle la mayoría de tu atención a tu futuro esposo. –Temía que Revlis lo dejara atrás, era tonto pensarlo pues la joven no era tan desconsiderada y siempre se esforzaba por incluirlo en sus planes por encima de todo. Sin embargo eso no evitaba que se sintiera como la quinta rueda cuando veía a la semidiosa junto al diablo.

-Uhn... Supongo, pero aún tendré tiempo para ti. –Nunca podría dejar de incluirlo cuando pudiera y hacerle saber que a pesar de todo era muy importante en su vida. Incluso si tenía un novio, nunca dejaría de agradecer a Mors por sus años de fiel amistad y que haya sido él quien le haya presentado a Licorice.

-Eso espero... -Murmuró no muy convencido. No es como si no hubiese pasado por eso ya. Y eso que solo fue noviazgo ¿Qué pasará luego? Ella apenas podría verlo, estaría ocupada con su familia, su esposo... De solo recordarlo se le hacía un mal sabor de boca. No, basta, pensamientos fuera... Quería disfrutar este momento antes de que se acabara. –Y... Hablando de esto ¿Qué te parece? Ya sabes, esta reunión... Yo creo que estás feliz.

-¡Si!... Estoy feliz... Y nerviosa a la vez. Es difícil creer que cada vez estamos más cerca del gran día...Y aún hay tanto por hacer. –Los preparativos la tenían a ella y sus padres de un lado a otro. Ahora comprendía por qué Wodahs le comentó que dejar a su madre encargarse de todo le ahorraría dolores de cabeza.

-No te preocupes por eso. Te lo dije hoy ¿No? Serás una hermosa novia... Lo puedo asegurar... -Le hizo dar una vuelta dejándola a sus espaldas, tomando ambas de sus manos entrelazándolas desde atrás mientras seguía meciéndose suavemente con la música antes de hacerla volver a su antigua pose con otra vuelta más. Por este día se daría el lujo de no pensar en la boda de su amiga y disfrutar su posiblemente último baile junto a ella. Solo faltaban dos días... Ya no había caso ¿Qué podría pasar en tan poco tiempo?

-Gracias... Viniendo de ti es muy importante para mí. Estoy segura que tú también serías un novio muy apuesto. No dudes en decirle a tu mejor amiga cuando llegue la persona candidata, casada o no debo aprobarla. A veces aún no creo que sigas soltero. –Bromeó sin medir palabra, preguntándose por un leve instante como era posible que alguien tan atractivo, agradable y elegante como el hijo de Reficul aún no tenía a alguien especial en su vida. Siendo como era, hasta le parecía injusto que no fuera así. Él era un chico lleno de talento y dulces palabras, lástima que aún no veía algo más.

-Descuida, dudo que pase pronto, estaré soltero un largo tiempo. –No quería hablar de ese tema, que Revlis no notara que la dueña de su corazón estaba a unos pocos centímetros de él pero tan lejos le dolía profundamente. Se había resignado hace mucho tiempo a tratar de hacérselo saber. Licorice y él eran amigos ¿Qué clase de amigo le roba la chica a otro? De todos modos no lo hubiese conseguido... ¿Cómo competir ante un diablo? Él era mil veces mejor que él en muchos aspectos y haber competido contra él le habría asegurado la derrota y la pérdida de dos amigos. No quería perder a Revlis, así tuviese que ser solo su amigo... La quería cerca.

-Juju, eso lo veremos. –Sospechaba demasiado sobre cierto servidor de Reficul, pero se guardaba todo tipo de comentario al respecto. Siempre tuvo la leve sensación de que existía un motivo por el cual Mors no mostraba atracción a ninguna chica, pero hasta el momento no quería preguntar por miedo a incomodarlo.

Bah, ya se lo diría él en algún momento... Y mientras, podría confiar en él para cierta inquietud que la embargaba a ella.

-Oye...Mors. Puedo decirte lo que sea... ¿Cierto? –Tanteó por un segundo, sin detener su baile.

-Ah, claro... Puedes decirme lo que sea. –Le extrañaba ese tono algo afligido, pero no diría nada aun.

-Yo... Realmente estoy muy feliz y emocionada con esto pero... ¿Sabes? Yo... No creo que Licorice lo esté también. –Murmuró con cierta tristeza. –Hay algo... Que me hace sentirlo. Sus ojos no brillan como yo deseara... Está algo distante y... No sé. No luce como él día en que me lo propuso. No lo veo tan feliz como yo y... No sé. Tal vez esto de la boda está yendo muy rápido. –Iba comentando cada vez en un tono más apagado.

Este sin duda era su sueño hecho realidad, pero comenzaba a preguntarse si era igual para su prometido. Estas inquietudes no las había compartido con nadie, ni siquiera sus padres o tíos. Sentía que en un momento así, Mors era el más fiable y no se lanzaría a preguntas contra Licorice para causar problemas después.

-Q-Quizás solo estoy paranoica... –Faltaba tan poco que temía que algo lo arruinara.

Mors solo escuchó atentamente sorprendiéndose en el proceso ¿Licorice sin ánimos para la boda? Bueno, eso era extraño porque él fue quien se lo había propuesto desde un principio, no tenía mucho sentido que se echara para atrás a menos que fuera por los nervios y miedos de ser el esposo de alguien.

Conocía al niño, aunque quizá no tan profundamente como para asegurar que solo era calmo porque así era él.

-Tal vez sea lo que dijiste... O sea, tu madre se emocionó mucho con esto y solo dejó tres días para todo. –Él no había estado presente cuando se enteraron, pero por lo que le contaron; la diosa estaba tan feliz que empezó a gritar de todo mientras abrazaba a Kcalb hasta asfixiarlo, pidió a Grora y Wodahs que cuanto antes consiguieran todo lo necesario para hacerla en tres días.

Vamos, es que incluso para un sujeto tan serio y calmado como Licorice eso debía ser un poco estresante.

-No creo que debas preocuparte, Revlis. Ya lo dijiste. Él te propuso matrimonio, por ende debe desearlo. –Licorice no era de esos que se guiaba por puestos o realeza, así que estaba seguro de que si se lo propuso fue porque realmente lo quería. –¿Quién no querría casarse con alguien como tú?

-Supongo que es verdad. –Suspiró, finalmente más calmada. Tal vez era cierto y su novio solo estaba algo nervioso por la rapidez con la cual conllevaron esto y ella solo imaginaba cosas. –Gracias, Mors... Siempre puedo contar contigo. –Y sin más preocupaciones, dejó caer suavemente su cabeza en el pecho ajeno, incapaz de notar por el ruido de la música que sus latidos aumentaron apenas lo hizo.

-C-Claro... Sabes que no hay problema, amiga.

Sí... Solo eran los nervios... Porque, vamos... Hasta él desearía estar en el lugar de Licorice.

La vida va, los sueños morirán

-¡Qué rápido aprendes, cielo! Te has vuelto más ágil que antes.

-¿Tú crees, madre...?

-No lo creo, lo estoy viendo.

Paso tras paso y sin que lo notaran, ambos diablos comenzaban a bailar con mucha más destreza que antes. Ni en un solo momento se quitaron la mirada, ni en una sola ocasión Ivlis se había tropezado o había pisado los pies ajenos como solía pasarle. Era como si la magia del momento hubiera borrado sus dudas por este corto instante, evitando errores. No, nada pudo arruinarlo, al menos no todavía. Todo era simplemente como lo habían imaginado y tal vez más.

Al mío digo adiós y sin saber

-Madre... Baila maravillosamente... No me importaría seguir bailando junto a ella por siempre... –Comentó con una leve y natural sonrisa, sintiéndose feliz de haber provocado un tierno sonrojo en el diablo de flamas.

Por un segundo, bajó la mirada hacia un punto indefinido, pensando en lo anterior. Tal acción dejó estupefacto a Ivlis, pero aun así no dijo nada al respecto.

La verdad era, que no podría cumplir su deseo como tanto quería, pero... Al menos por este momento lo disfrutaría tanto como pudiese, y tal vez, y solo tal vez... Lograría quedarse a su lado por siempre.

-Sí... Realmente me gustaría hacerlo. –Suspiró recuperando su suave sonrisa y volviendo a levantar la mirada hacia los dorados ojos de su amado, el cual no tardó en sonreír también, conmovido y encantado.

Ya nadie más que ellos bailaban y existían. Yoda la atención de ambos se centraba en el otro. Una emoción dulce y olvidada empezó a florecer en el pecho de ambos, tan hermosa como lo habían recordado.

Que aquí tú estabas, mi sueño te encontró

-¿Realmente? Yo... Quisiera lo mismo.

No contuvo su pensamiento, ignorando que el danzar se volvía cada vez más hábil y rápido. Todo el miedo de hoy se esfumó en ese mismo corto instante en que al cruzar miradas ya nada más importó y una indescriptible sensación de calma lo invadió. Solo deseaba una cosa, hacer eterno ese momento, no romper la cercanía, estar así a su lado.

Delicadamente, Licorice hizo que diera una vuelta y se sujetara de sus dos manos. Estaba a espaldas, y realmente no era muy fácil moverse de esa forma, pero no pensó en ello y solo se dejó guiar. Incluso sin poder verlo, era como si supiese bien hacia qué dirección moverse y dónde pisar.

Era como si el hilo rojo del destino se enredara entre ellos y los controlara correctamente como una marioneta.

Sincronizados hermosamente... Como si hubieran nacido para estar juntos.

Y hoy por siempre ya sé, que...

Tras unos segundos más de continuar en aquella posición, notó el amague de su hijo y se soltó de una de sus manos, terminando a unos pasos de él, a un costado. No hizo falta hacer más, concorde a la rapidez que adoptó la melodía de la música, Ivlis regresó a sus brazos tras unas cuantas vueltas.

Por un segundo cualquiera pudo haber creído que caería, pero como si previeran lo que el otro fuera a hacer, no desconfiaban y se dejaban llevar. En el momento justo, Licorice lo sujetó de la cintura, evitando que más allá que solo los largos cabellos y la punta de la bufanda de Ivlis tocaran el suelo. Y tan solo un segundo después... Volvió a estar en la misma posición de antes en un rápido jalón.

Licorice era tan grácil... ¿Y cómo es que se atrevía a decir que no sabía bailar? Aun si lo estaba haciendo bien, él solo se dejaba guiar.

Y le gustaba... Adoraba percibir su calidez, le gustaba sentir sus dedos entrelazados y su mano sujetándose firmemente a su cintura. Era como tener cada pequeño gesto en uno solo.

No deseaba nada más, solo aquello que sus labios pronunciaron como un susurro, que inesperadamente sí fue captado como esperaba

-"Solo quiero tenerte aquí."

Aquí... soñando con un feliz final
creer que esto, en verdad es real

Ya no existía nada ni nadie. No había la boda, ni sus suegros, ni Revlis, ni su padre, ni ninguno de los invitados; solo podía percibirse a sí mismo junto a su madre. Bailando, girando, sonriendo y viéndose a los ojos como si en ellos vislumbraran la dorada eternidad que sus almas anhelaban compartir juntas en esta y quizás, hasta en sus próximas vidas.

La dulce magia de aquel ínfimo instante los hipnotizaba, borrando cualquier mal sabor del día; reviviendo aquel cálido sentir que en sus años de infancia lo flecharon por primera vez y como nunca jamás.

-"Y este... sueño... También nos separó..."

Casi podía saborear aquel inocente sentimiento que hacía palpitar su corazón y lo mantenía sin notarlo, a escasos centímetros del adulto, quien lejos de no notar cómo su voz murmuraba en voz baja la canción, lo escuchaba perfectamente, y ante ello solo quedaba mudo.

Aquel baile no era más ni menos que una sincera e inocente entrega al otro, donde la pasión al bailar demostraba con creces la emoción y el intenso cariño que envolvía su danzar.

Por años, el diablo de flamas había soñado con sentirse así, aunque había sido otro quien había estado en esas fantasías... Cumplirla con Licorice era mucho más de lo que había imaginado.

Se sentía tan vivo, como si todo rastro de dolor, herida o mal recuerdo se hubiera borrado de la existencia, se sentía... Como si hubiese vuelto a ser el mismo diablo que fue hace años en el mundo de soles, eternamente feliz.

Era casi como si cada estrofa describiera lo que llevaban sintiendo realmente todos estos años que mantuvieron distancia. Fueron unos tontos y unos ciegos; pero ahora, creían poder verlo todo claramente.

Querían decirlo... Ahora sentían al fin el valor necesario.

-"Tú allá... Y yo... Aquí."

Satanick solo se mantenía sentado en lo que Medouco jugaba a "bailar" con Crea e ignoraba el "amor pululando en el aire". Aún debía disimular su "adolorido" estado, por lo que se enfocaría solo en el par de tortolos.

-Vamos... Vamos... –Susurraba desde su asiento, sin perder de vista a madre e hijo entre todas las parejas que veía bailando.

Era imposible confundirlos, quizás eran quienes más destacaban por sus paso tan sincronizados.

Y la cucaracha decía que no sabía bailar...

Rodó los ojos y cruzó los dedos ansiando el momento oportuno en el cual, suponía, el par se alejaría y... ¡Bum! Confesión y final feliz. Todo parecía marchar tan bien, era más que obvio que esos dos se traían algo, esas miradas no eran de madre e hijo nada más. A él no lo iban a engañar.

-Vamos... Vamos... ¿Qué esperan...? –Movía sus pies con ansiedad. Ese mal presentimiento aún seguía presente en la boca de su estómago y solo quería que lo inevitable ocurriera antes que algo malo sucediera. Ay... Ese hijo suyo y la cucaracha iban a provocarle una úlcera.

Bueno... Al menos con solo verlos era evidente que eran simplemente felices.

Y sí, así era. Toda la incapacidad de Licorice en expresar lo que sentía parecía ajeno a su libertad al danzar, dejando que todo su inocente, puro e ingenuo sentir le permitiese demostrar en cada movimiento a su anhelado diablo de las flamas cuanto lo adoraba y necesitaba para conocer la felicidad. Dejándose llevar por aquel hermoso sentimiento y la bella música, sus dos manos se amoldaron a su cintura para elevarlo unos centímetros del suelo y usar toda su euforia para dar un par de vueltas sin soltarlo.

Ivlis ahogó un grito de sorpresa ante ello, pero no tardó en acostumbrarse rápidamente, dejando soltar así una risa divertida, y con ella contagiado a su hijo.

Se ve tan... Feliz.

Por ese mágico instante en el cual lo elevó entre risas y creyó vislumbrar en sus dorados orbes la misma chispa que alimentaba los suyos propios. De verdad creyó que lo había logrado. Nunca lo había visto tan feliz en toda su vida. Su corazón casi escapaba de su pecho ante tan gloriosa imagen que finalmente él había logrado provocar. Podría llorar de alegría, pero no lo haría. La magia debía perdurar un rato más, y lo haría aunque tuviese que hacer regresar a su madre al suelo.

-Eso fue... Hermoso. –Nunca había tenido el honor de ver a qué niveles llegaba la habilidad de su hijo al bailar, y ser el primero en verlo lo hacía sentir maravillado. Su corazón aun latía con desenfreno, sus manos temblaban levemente y sus ojos destellaban aquel brillo peculiar de felicidad, en consecuencia del anterior paso de baile que no había esperado.

-Solo lo mejor para ti...Te lo mereces más que quien sea. –Pensó ingenuamente que sus acciones habían traspasado el mensaje correctamente al dueño real de su corazón y que, al igual que en los cuentos, no se requeriría más para llegar al "Felices por siempre".

Lo creyó... Y con ello fue el ser más feliz de todos, hasta que...

¿Y como enfrentar la realidad?

-Licorice, yo... Hay algo importante que quiero decirte, y no puedo esperar a que te cases para hacerlo. –Esta vez elegiría bien sus palabras, sería directo. Tenía que decirlo ya, ser valiente, no titubear... Tener fe en que a pesar de todo... Su hijo siempre lo amaría como tal.

-¿Uh? Puedes decirme lo que sea. –Le sabía extraño que de pronto su madre se denotara tan nerviosa y seria, pero supuso que lo que quería decir era importante. Para que fuese antes de que se casara...

¿Podría ser...?

-Verás... No pensaba decírtelo desde hace mucho tiempo, pero hablé con Satanick y me hizo entender que no podía dejarte así como así sin que lo sepas... Es importante para mí... Y para ti también.

Y listo... Sus simples frases bastaron para que Licorice sintiese como aquel mundo lleno de luz que conoció en medio de la danza iba llenándose de oscuridad al igual que sus sueños.

No... ¡No! Esto no podía estar pasando ¡No lo aceptaba! ¡No quería aceptarlo! Pero... La forma en que su madre trataba de decírselo solo indicaba a aquel horrendo descubrimiento de la mañana.

"No eres un mal hombre y tienes el deseo sincero de mejorar, solo tienes una suerte que no te mereces y necesitas por lo menos a una persona que esté contigo..."

No... ¿Por qué ahora? ¿Por qué justo hoy?

"Yo no soy el indicado para decirlo, pero me gustaría ser esa persona."

No... No quería escucharlo. No pensaba hacerlo.

-V-Verás, yo...

Si hoy te pierdo aquí...

-Espera... S-Sobre eso... Bueno... –Lo interrumpió antes de que continuara. No quería oírlo de sus labios, no lo soportaría. –L-Lo supe desde esta mañana. Te escuché hablar con él.

Abrió sus ojos impresionado por su respuesta ¿Él lo sabía ya? ¿Desde esta mañana? ¿Los había escuchado hablar a Satanick y él? Su corazón empezó a llevar un ritmo desenfrenado, incapaz de pronunciar palabra. Sentía que en cualquier momento se moriría o algo parecido, había esperado tanto tiempo para decírselo y se había preparado tanto que enterarse de que Licorice no era ignorante del asunto lo sacaba de onda y panicaba, y su reacción tan decepcionada solo lo ponía más nervioso.

-T-Tú... ¿N-Nos escuchaste...? O-Oh... -No sabía qué decir, esto no estaba en los planes. –¿Y-Y bien...? ¿Q-Qué opinas al respecto?

Licorice bajó la mirada, sopesando seriamente acerca de qué tan sincero debía ser al respecto. Su madre se veía tan feliz... Y lo estaría si aprobaba esto, pero... Simplemente no podía, y estaba tan herido que no podría contener su lengua.

-¿Qué puedo decir? Sabes que esto me resulta... Desagradable e incomprensible desde mi punto de vista. No comprendo el juicio de madre... Ni lo comparto... Simplemente... Me repugna y me da asco. –Luchaba poderosamente por no quebrar su voz, no podía llorar, no delante de él, aun si recibía un regaño por ese modo de expresarse.

Pero no, no recibió nada de eso.

-¿Q-Qué? Y-yo creí... -Bajó la mirada sintiendo cada parte de su ser romperse en miles de pedazos, siendo pisoteados entre los moribundos pasos de baile que alcanzaban a dar ahora.

No podía ser verdad ¿No? Se había convencido desde hoy que Licorice correspondería, que su amor por él seguía tan latente como cuando era un niño, que Satanick tenía razón y le esperaba un buen futuro a su lado... Que por primera vez en su vida podría sentirse amado y completo.

Quería llorar, llorar de vergüenza, de histeria, de ira y dolor, pero no podía permitírselo frente a él a pesar del intenso dolor que golpeaba su pecho y hacía temblar cada vez más su andar.

-C-Creí que... tendrías otra reacción... –No sabía cómo verlo a los ojos ahora, sintiendo que su tono medianamente severo lo hería sin piedad.

-¿Otra reacción...? ¿Cómo esperabas que reaccione si tú...? –Nunca podría entenderlo ¿Por qué Satanick...? ¡De todas las opciones! ¿Por qué él...? No, no le hería su rechazo, su madre era libre de amar a quien sea incluso si no era él, pero... ¡Esto no era bueno para él! ¡¿Por qué no era capaz de verlo?! –Madre, en serio... Luego de todo lo que ha pasado... Considero imposible y si me permites decirlo, una decisión desesperada ver las cosas de ese modo. S-Sin embargo no quiero dejar que eso afecte nuestra relación ¿Si? Aunque... Me haría bien que no lo mencionaras de nuevo... A-Aun te quiero mucho, pero esto me supera demasiado.

-Entiendo... Y-Yo... Lo siento. –Ni siquiera supo qué sentir cuando le dijo que no quería que su relación dejara de ser lo que era, eso no cambiaba el hecho de que Licorice, su propio hijo, lo repudiaba y no quería volver a escuchar del tema nunca más.

-N-No te disculpes. Es solo que... Yo... Y-Yo... No puedo con esto... –Esto era demasiado difícil para él ¿Cómo seguir como si nada luego de haberlo sabido? ¿Y ahora qué se supone que debía pensar después de haberse ilusionado tanto y que le rompieran así el corazón? –Y-Yo... –No se contuvo más y detuvo el baile, alejándose de golpe de Ivlis.

Aquí... Soñando con un feliz final

Este no lo detuvo, no se sentía capaz de hacerlo y hasta creía que esa reacción no se debía a otra cosa que el asco que de seguro debía provocarle ahora a su hijo.

Ese dulce momento de hace unos instantes se había teñido de un intenso negro, casi podía sentir entre sus manos los fragmentos de su roto corazón.

Todo el mundo parecía sorprendido y confundido por su accionar, pero Licorice los ignoró por completo, así como sus llamados o intentos por detenerlo, apenas balbuceando disculpas o sobre que "Necesitaba aire".

Ivlis también estaba completamente ajeno a cualquier pregunta que le lanzaba el resto, excusándose con lo mismo que Licorice antes de alejarse rápidamente hasta la puerta de salida.

Sin embargo, algo los detuvo de escapar de pronto.

Aun con su mano tocando el picaporte de la puerta, el diablo de flamas volteó hacia la dirección en la que se encontraba su hijo. Él también se había quedado estático en su sitio, ignorando por un segundo que Emalf seguía llamándolo desesperadamente mientras avanzaba difícilmente entre las muchas personas que había presentes.

Creer que esto, en verdad es real
Soñar que el sueño en los dos esta

No pasó nada... Solo se miraron un corto instante hasta que el más joven regresó en sí y se alejó abandonando el salón para huir sin rumbo fijo. No le importaba si Emalf lo seguía ni se percataba de ello, solo quería ir a un lugar tranquilo para desahogar su corazón roto en paz. Los tontos sueños de amor de cuentos no eran más que mentiras, no existían los finales felices donde los príncipes quedaban juntos; no con él.

Y seguida de su huida, Ivlis terminó la suya para resguardar lo poco que le quedaba de dignidad, saliendo por la puerta y cerrándola tan pronto como salió, apoyándose en la pared hasta dejarse caer y abrazarse de rodillas mientras se permitía llorar sin contener nada.

Ni siquiera había notado que entre los presentes solo uno se había atrevido a seguirlo. Se acabó, era todo... ¿Por qué había sido tan estúpido?

Todo había sido demasiado bueno para ser verdad... Los ánimos de Satanick, el plan, el hermoso vals, la cercanía, sueños que no dejaban de ser ilusiones y espejismos falsos que caían ante él.

Dolía, dolía mil veces más que en el pasado. Lo había perdido todo, todo, ya no había esperanza a la cual aferrarse, solo le quedaba por aceptar lo que había querido negar durante años.

Su hijo... Ya no lo amaba.

Yo aquí... Y tú... Allá...

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

Jaja... Han de estar odiándome ahora mismo, pero no me quejo xd

¿Qué? ¿Creían que les daría el final feliz tan pronto? Yo voy a dar cuantas vueltas quiera al asunto >:v

Me amo porque quedó romántico a más no poder y rompí sus sueños y esperanzas Xd

Hoy tuvimos multishipp... Fue hermoso.

Me desvelé escribiendo esta wea, así que espero que les guste.

Como estoy cansada no tengo mucho que decir excepto... Bye :D Besitos.

PD: Mátenme antes del 13, no quiero ni pisar el colegio :')

PD2: Espero que esto los consuele un poco xD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top