Capítulo III: Todavía lo amo...
¡Hey, por fin volví! Y voy a ir directo al grano sin rodeos ¿Recuerdan que la vez anterior pregunté a quién haríamos sufrir ahora? ¡Teníamos dos opciones!
>Ivlis ( )
>Licorice ( X )
¡Ding-ding-ding! ¡Tenemos un ganador! ¡Veremos el sufrimiento de nuestro incestuoso favorito! ¡LI-CO-RI-CE! -Inserten aplausos de un público falso mientras el weón llora en una esquina. (?) -
Este fic, al igual que "Curse of Roses", está basado en un rol con mi diosa (COFCOFMISAKICOFCOF) por ello mismo están (Cómo dije) dedicados a ella y verán varios fragmentos que ella escribió tal cual... Excepto los prólogos e introducciones. Esos son 100% míos. (?)
Por ello mismo... ¡CRÉDITO A ELLA TAMBIÉN, POR AYUDARME! ¿Esto cuenta como fic hecho en equipo? Ni idea, solo sé que sin ella no lo hubiera desarrollado tanto (Mezclamos ideas de cada quien.) y se lo debo <3 Mil gracias y pásense por sus fics ¡Ella es mil veces mejor que yo!
¿Eh? ¿Que si haré el mismo anuncio en todos los capítulos? Claro que lo haré. No pararé de recordarle que esto es gracias a ella >:v
Aclaraciones: Hay uso de un Head-Canon extraño que más abajo voy a explicar... Y mala ortografía a propósito. Ya verán por qué xD
¿Están listos para algo de comedia por fin? ¡EN ESE CASO EMPECEMOS, AMORES MÍOS!
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
"No necesito que lidies con mis problemas."
Sin rumbo alguno al cual quedar... El diablo de ojos dorados seguía alejándose cada vez más del castillo, su hogar.
No sabía a dónde ir, no sabía qué hacer o pensar. Solo una cosa le quedaba muy clara
Duele...
Sus alas todavía bateaban contra el aire y no se detenían ni para dar cuenta de lo lejos que ya estaba, y de los muchos habitantes que aún seguían paseando y lo vieron atravesar por el cielo para luego regresar a sus actividades y preguntarse fugazmente... ¿Qué estaba haciendo el hijo del diablo ahora?
Por un largo rato voló sin rumbo o un destino concreto en su mente, hasta que recordó sus propias palabras.
"¡Y si me disculpas, iré a buscar a quien 'si es de mi incumbencia' y quien si sea 'el indicado' para lo que sea que necesite!"
...Emalf.
Y sin perder más tiempo, abrió un portal en frente que lo llevara a su destino deseado; el mundo flama, justo a pocos metros del castillo que alguna vez perteneció a su madre y ahora era propiedad de su hermana y amigo.
Ni sabía porque estaba allí a esas horas; su cuerpo lo había llevado hasta allí sin razón luego de que fuese la primera persona que llegó a su mente; pero no le importaba.
Aun así tocó el timbre varias veces hasta que el demonio lo recibiera, supuso por ello que su hermana estaría dormida o algo. Mejor así... No quería asustarla luego de ver su estado.
-Uhm... Emalfsh... Alguien toca la puerta. Abre tú... -Entre dientes, la castaña siseó cubriendo sus oídos con la almohada, en lo que su novio se desperezaba entre bostezos y tanteaba en la mesita de noche hasta alcanzar sus lentes y colocárselos.
Ah no, ella no pensaba ir a atender, tenía mucho sueño. Que se encargara Emalf ahora que los demás subordinados volvieron a casa.
-Sí... Ya voy. -Se puso lo primero que encontró a la vista, unos pantalones cortos negros y una camisa blanca mangas cortas. Eso debía bastar para recibir rápidamente a quien sea fuese su invitado, al cual pudo ver desde la ventana una vez que se asomó, quedando perplejo al ver de quien se trataba.
...¿Licorice?
Miró fugazmente a Poemi y luego al diablo. Para que llegara a tales horas debía tratarse de algo urgente... Y cuando se trababa de cosas urgentes dejaba a su novia afuera. No es que la menospreciara pero... Emalf sabía cuándo una situación requería una charla entre mejores amigos. Era un instinto suyo.
Antes de retirarse volvió a acercarse a la cama arropando mejor a la demonio, quien no se negó y recibió bien tal acción acurrucándose y permitiendo que él besara su mejilla antes de acariciarla.
-Duerme bien, linda. Regresaré luego.
-Mhn... Sí, sí... Cómo sea. -Le respondió vagamente volviendo a su sueño para que él por fin se retirara y bajara hacia el último piso.
Licorice por otro lado no dejaba de dar vueltas nerviosamente desde su lugar, parando solo cuando finalmente Emalf abrió la puerta.
-¿Licorice? -Desde el momento en que lo vio se quedó confundido y asustado del estado en el que se encontraba su amigo. Se le notaba tan desesperado, tan triste... ¿Ahora qué rayos pasó? Pronto lo sabría... Lo dio por sentado cuando el diablo reaccionó finalmente y sus ojos se aguaron con el temblar de sus propios labios y cuerpo.
-Emalf...
Ni siquiera pudo pronunciar mayor palabra para cuando terminó rompiendo en llanto escandalosamente al límite de dejarse caer de rodillas frente al demonio, y así lo hizo, aunque él tuvo tiempo de preverlo y sujetar sus hombros cayendo con él.
Ninguna palabra escapó de sus labios mientras observaba completamente anonadado a su amigo derrumbarse y llorar como si el tiempo hubiese retrocedido para regresarlo a cuando era un niño, haciendo ese gesto tan propio de él de abrazarse a sí mismo agachando la cabeza en desenfrenado llanto que no se calmaría pronto.
-¡L-Lo arruiné, Emalf! ¡Lo arruiné todo! ¡¿Por qué tuve qué...?! -Seguía sollozando incontrolablemente, incapaz siquiera de alzar mirada o dar alguna explicación coherente.
Emalf parpadeó un par de veces con confusión ¿Se trataba de Revlis de quien Licorice estaba hablando?
No... Estaba lejos de adivinarlo. Lo único que podía hacer en un momento así fue escuchar atentamente todas sus palabras balbuceantes y tratar de entender qué trataba de explicar, mientras sentía que en cualquier momento soltaría un suspiro de sorpresa al entender por dónde iba la cosa.
Licorice estaba destrozado...
Ante sí, él solo podía percibir como el pilar más importante en su vida se desmoronaba y alejaba por siempre, todo por su inmensa boca y sus estúpidas emociones que siempre lo abstenían de pensar las cosas dos veces antes de desatarse peligrosamente para cualquiera que estuviese cerca.
Siempre había prometido que se esforzaría en no convertirse en alguien similar a su padre, no deseaba herir a su madre de ninguna forma o serle un fastidio como él. Pero hoy... Se creía algo peor que eso.
Había molestado a su madre cuando se encontraba en un mal momento, le había gritado cosas irreproducibles para su débil corazón, había roto cosas... E incluso le había dejado con el mensaje claro de que no quería volverlo a ver nunca más en la vida.
No hizo falta estar ahí para saber que lo hirió... Escuchó muy bien su grito una vez que estuvo en la lejanía.
¡¿Qué clase de reacción era esa que tuvo?! ¡¿Desde cuando se ponía a la defensiva de esa forma?! Ni siquiera permitió al de mechas rojas hablar, solo se victimizó sin más, pasando por alto que Ivlis ya se sentía bastante mal antes de que llegara y fue su culpa no haber estado para él en ese momento
Era tan idiota... ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué todo terminó así?! No tenía mayor respuesta más que el dolor intenso que lo iba invadiendo y las frías lágrimas que se deslizaban por su rostro igual que cuando solo era un niño.
Si en algún momento del día fue feliz por algo... Ahora ese sentir parecía desconocido. Todo lo veía gris y sin vida. Ya absolutamente nada le importaba, ya había perdido el trozo más importante de su corazón y se sentía vacío... Y no terminaba de comprenderlo.
-Oh viejo... Ven acá... -Luego de verlo callar y seguir sollozando lo ayudó a levantarse dándole unas palmadas en el hombro para luego hacerlo entrar a su casa sin dejar de abrazarlo y sobarle la espalda. Quizá esto se resolvería con ofrecerle algo para calmarlo como un té, hacer que se sentara y le hablara del problema como siempre hacían.
No era ningún experto en ciertas cosas como el romance, al fin y al cabo era un gobernado y lo que Poemi decía se hacía, no lo cuestionaba pues la quería. Sin embargo a pesar de eso siempre se esforzaba por dar los mejores consejos a su buen amigo, después de todo siempre eran útiles de alguna manera y él los apreciaba.
En lo que Licorice se iba calmando de su llanto al caminar hasta la sala, seguía palmeándole la espalda suavemente buscando tranquilizarlo más rápidamente. Ese gesto siempre servía con él desde que era niño.
Ya sentado en uno de los sofás enfrentados, Emalf fue rápidamente a la cocina y le ofreció un vaso de agua, tomó una libreta que tenía en la mesita de al lado para ojearla en busca de un espacio blanco y carraspear la garganta mientras finalmente se sentaba en el otro sofá de en frente.
No tenía la menor idea de lo que pasó y esperaba que tuviese que ver con Revlis... Aunque su sexto sentido le decía lo contrario, así que tendría paciencia en lo que llegaba una rápida explicación de eso para empezar su segundo empleo como psicólogo.
-Calma, viejo... ¿Ya te sientes mejor? -Indagó lo más dulcemente que pudo, fijándose en que el diablo seguía hipando y temblando un poco todavía, pero que se le veía mejor que hace un rato.
-S-Sí... G-Gracias.
Suspirando de alivio, el demonio se acomodó mejor en el sofá rayando un par de veces la hoja con su bolígrafo para comprobar que tuviese tinta y puso de nuevo la mirada en su invitado.
-Ahora... Necesito que me digas qué pasó... Aunque me ayudaría que me dijeras con quién fue el problema ¿Acaso peleaste con Revlis?
-N-No... No es eso. -Se encogió sobre sus hombros, sobando su brazo y con ese desagradable sentimiento de estar por llorar nuevamente con solo recordarlo. No deseaba volver a lloriquear como un niño que ya no era y complicar a Emalf el ayudarlo, pero era complicado para él si al pensarlo la imagen en su mente de su madre afligida lo torturaba con remordimiento. -T-Tuve una pelea con madre.
-¿Q-Qué...? ¡Espera! Tú... ¿Peleaste con el señor Ivlis? ¿Ese Ivlis? -Casi se le cayó la mandíbula ante tal información.
¿Desde cuándo su jefe y Licorice peleaban? ¡No! ¡Imposible! Sabía al igual que muchos que la relación entre ambos era demasiado buena como para caer en peleas, así sean pequeñas y por cosas absurdas. Madre e hijo siempre estaban de acuerdo y solo sonreían el uno al otro, no se gritaban o insultaban ¿Por qué repentinamente esto ocurría?
Ahora comprendía por qué Licorice había llegado tan triste... No importaron los años, su adoración por el diablo de flamas jamás disminuyó, siempre siguió ahí. Más que nadie tenía entendido que algo como esto destrozaría al joven.
-U-Ugh... Sí... -Asintió con la marcada vergüenza, sin animarse a levantar la mirada hacia Emalf. No si seguía sintiendo que todo era su maldita culpa.
-Bien... Esto es inesperado pero... Adelante. Dime qué ocurrió. -Animó desde su lugar, silenciando para que él se pudiese explicar.
-Pues... -Desesperadamente trataba de ordenar sus ideas y controlar su quebrada voz para no hacer tantos cortes innecesarios que confundieran su hablar.
Era tan difícil... Todo en su cabeza giraba cual torbellino junto a las memorias de ese momento y apenas era capaz de organizarse ¿Por dónde debería empezar? Era tan largo y complicado que apenas terminaba de asimilarlo junto a su roto corazón, pero aun así trataría.
Confiaba plenamente en que hablar con Emalf le ayudaría... Él siempre había sido muy bueno escuchando y lo había sacado de sus problemas más complejos, incluyendo el incidente con Envi.
Él era su más fiel y confiable amigo, el único que no lo juzgaba o tachaba de lunático y tonto cuando iba a descargar sus penas. No, por el contrario... El demonio se mostraba muy abierto de mente y jamás interrumpía a menos que fuese para hacer unas cortas preguntas concretas.
A veces sentía que tenía madera de psicólogo... Siempre encontraba las palabras adecuadas para darle valor, ánimos, hacerlo reír cuando más lo requería, aconsejarlo de la mejor manera que se permitía, o simplemente abrazarlo y dejarlo llorar en su hombro.
Sí... Sin dudas su mejor amigo en todos los mundos... El único en el cual confiaba para que le sacara de este horrible predicamento en el que se había metido y le ayudara a entender qué estaba pasando por su cabeza.
-Y-Yo... Ah... Llegué luego de dar las invitaciones y Reficul me dijo que estaba muy mal... T-traté de animarlo ¿Sí? Madre estaba demasiado triste, pero... D-Dijo que no era de mi incumbencia lo que le ocurriera y... L-Luego que no debí ir a verlo y... ¡N-No quiere que me case! ¡Y me enoje y le grité! ¡Rompí una taza y me fui como un idiota! ¡Wahhh! ¡Ni siquiera sé por qué me enojé! ¡Y le grité y asusté! ¡Nunca antes hice algo así! ¡Soy horrible! -A medida que trataba de relatarlo todo, su voz se aceleraba y apenas se daba chance de respirar acongojándose antes de romper en llanto nuevamente luego de acabar. Sollozaba y se despeinaba desesperado y frustrado, todo estaba tan mal... No podía controlarse.
Emalf, quien en medio relato se confundió en más de una ocasión al no entender idioma "llanto hipocondríaco", escuchó atentamente golpeando suavemente su libreta. Al terminar de oír suspiró quitándose sus lentes y dejándolos a un lado para mirar hacia él, y al ver sus ojos Licorice calló abruptamente apenas hipando por lo bajo.
Cuando Emalf se quitaba sus gafas y lo miraba así... Es porque había descubierto una verdad sobre él.
Y la había descubierto.
-A ver... ¿Por qué te duele tanto? Quiero decir... Me dijiste que cuando lo hiciste olvidarse de Siralos él fue algo directo y brusco contigo ¿Qué hay de diferente?
-¡En ese entonces no me consideró una molestia! ¡E-Esta vez trató de evitarme, no me miró a los ojos no por no hacerme sentir mal, sino porque no quería verme...! Y-Y... ¡Me estaba mintiendo! ¡No quería decirme qué pasaba! ¡E-Esa vez...! -Casi estaba riéndose de la frustración para no llorar. -¡Esa vez me lo dijo! ¡Nunca me mintió! ¡Fue honesto! N-No me importa si es muy directo cuando lo hace pero... Al menos me dice la verdad... Cuando me dice la verdad, no importa como sea... S-Sé que confía en mí... P-Pero... ¡H-Hoy me sentí como un extraño para él! ¡Ni siquiera pude deducir por qué estaba así de mal! ¡N-No pudo ser la basura! ¡ÉL NO ESTABA!
-Licorice... -Interrumpió secamente callándolo de golpe. -Lo que sea que a Ivlis le haya pasado no es el problema principal... Solo dime... ¿Qué te molesta tanto de que no te lo diga? Tal vez solo es algo pasajero. -Emalf sabía que no era así... Pero estaba usando su técnica para incitar a Licorice, lo cual dio señales de funcionar apenas este cambió abruptamente su expresión como de no creer qué escuchaba.
-¡¿Cómo que qué es lo que me molesta?! ¡Madre estaba mal! ¡¿Tienes idea de cómo me siento al verlo así?! T-Tú ya lo sabes... M-Me duele cuando tiene esa mirada tan... Muerta... Odio verlo llorar y caminar por ahí en esa apariencia tan descuidada como si no hubiese salido de su cuarto... Él me preocupa ¡Cuándo él está triste yo también lo estoy! Y-Yo solo... Y-Yo solo soy feliz cuando él lo es... Siempre he querido verlo sonreír sinceramente como hacía hace unos años, no importa cómo... Y-Yo... Hoy pensé que daría lo que fuera por ver esa sonrisa otra vez... Realmente yo... Lo amo, es mi madre.
-Lo sabía. -Comentó al aire de pronto alzando una ceja. Tal gesto confundió a Licorice, y seguidamente su mirada lo congeló. -Yo tenía razón... Y es exactamente lo que me temía.
El silencio reinó en la habitación. Fueron realmente unos pocos segundos, pero para el más joven fue una eternidad en la cual no hacía más que tensarse con la expectante mirada de su amigo sobre sí.
-Licorice... ¿Recuerdas cuando hoy te pregunté si realmente querías casarte con Revlis?
Él vaciló, sin embargo no tardó en contestarle -U-Uh... Sí... L-Lo recuerdo. Y-Yo dije que...
Pero el de cabello color opaco no lo dejó contestar. -Creo que no fui muy específico con esa pregunta. Estaba tratando de camuflar otra... Esconderla... Disimularla pero... Te la diré nuevamente y como me la había planteado yo... Licorice.
Nuevamente, él atendió al llamado sintiendo que sus dedos temblaban de nervios.
-¿En serio quieres casarte con ella...? ¿La amas...? No, mejor dicho... ¿En serio has olvidado lo que sentías por Ivlis?
Justo en ese momento, los ojos del más joven se abrieron de la impresión cayendo dolorosamente en una verdad rotunda que por muchos años trató de ocultar de sí mismo con mentiras que hasta su mente terminó creyendo.
Pero... No, no había manera de engañar a su corazón.
Todo tenía tanto sentido... Él nunca amó a Revlis desde el comienzo...
_..._
-Uhn... ¡Oh, Revlis! Ahí estás...
Sorprendiendo a la albina con su llamado, el niño de cabello azabache se acercó por entre las flores del jardín hasta donde la niña lo había citado hoy y por lo visto; esperado ansiosamente jugando con su cabello y con la mirada hacia abajo.
Habían pasado 3 años ya desde que conoció a la semi diosa. Él ya tenía 16 y casi 17 en un tiempo más y ella ya tenía 14. La diferencia de edad entre ambos parecía mucho más grande cuando se fijaban en sus alturas, pues Revlis seguía siendo muy baja y Licorice ya había dado un considerable estirón hasta casi alcanzar la altura de su madre por unos centímetros.
-Licorice... Viniste. -Sonrió tímidamente hacia su amigo, levantándose y sacudiendo el polvo de su falda. Se la notaba bastante nerviosa, con un tenue sonrojo en sus mejillas, cosa que Licorice notaba pero no comentaba por miedo a molestarla.
Era su tierna amiga, no quería hacer tal cosa... Aunque disfrutaba cuando ella reclamaba a Mors por ello.
-Nunca podría no hacerlo. Dijiste que querías decirme algo importante ¿Verdad?
-Sí... V-Verás... -Ahí estaba de nuevo... Otra vez mostraba su ansiedad mirando hacia abajo y tomando entre ambas manos un solo mechón de cabello para peinarlo. -Somos amigos desde niños y... Siempre me pareciste genial p-pero... Creo que... M-Me gustas. Realmente me gustas.
-¿E-Eh? -El diablo parpadeó un par de veces para procesar lo que acababa de oír ¿Él le gustaba a Revlis? Pero... ¡Era su amiga! No podía verla de otra forma... Solo era eso, su adorable y pequeña amiga a la cual trataba como una hermana menor. La ternura que esta le provocaba no rozaba ni un poco el romance o el amor.
Oh... Esto era realmente malo... ¿Qué le decía ahora? Cualquier cosa sería catastrófica si era para rechazarla, pues... ¡No quería hacerla llorar! ¡Ella era muy sensible y dulce! No merecía tal cosa...
Es solo que él... Ya amaba a alguien más, la misma persona que amó desde niño.
Pero... También la misma persona que le destrozó el corazón y acabó con casi toda su esperanza en obtener algo con él.
En este momento estaba en una encrucijada... Se mordió el labio desviando su mirada apenadamente mientras pensaba en algo.
-E-Entiendo si no sientes lo mismo, c-creo que fue tonto pensar que alguien como tú sentiría algo por alguien como yo.
-¡¿Q-Qué?! -Ok... Tal comentario deprimente de la albina lo hizo despertar y tomarla de los hombros agachándose lo suficiente. -Revlis, no digas eso... Tú eres maravillosa, linda, dulce, gentil, divertida ¡Eres perfecta, Revlis!... Es solo que yo...
Y entonces... Su cerebro maquinó.
Ella es perfecta.
Es lo que todos siempre decían a su alrededor, incluso si no era algo que le dijeran directamente. Ya sean comentarios o murmullos de todo aquel que la viera pasar o un elogio de su familia y amigos.
"Es perfecta. Revlis es perfecta... ¿Quién no podría amarla? ¿Quién no se enamoraría de ella?"
Vivió escuchando esas palabras desde que la conoció.
¿Podría ser? ¿Podría ser la albina su salvación? ¿Podría ser verdad...?
¿Podría ser que su perfección la cual todos aclamaban terminaría por enamorarlo si ponía su parte y así sería libre por fin de su amor no correspondido?
Todos siempre comentaban que los dos eran perfectos juntos... Que de su amistad y un encuentro de niños el amor florecería y los guiaría a un futuro juntos, ameno y dulce.
Ivlis jamás lo amaría a él... Eso lo había dejado claro... Y estaba cansado de esforzarse por hacer que lo viera como algo más que su hijo sin obtener resultado.
El tiempo corría... Ya no era un niño, era un adolescente y en pocos años más un adulto, un hombre. No podía continuar así...
"Tal vez yo... ¿Podría amarla si lo intento y me esfuerzo?"
-Yo... ¿N-No soy un poco mayor para ti? Quiero decir... M-Me gustas también, Revlis. Pero apenas tienes catorce y yo casi diecisiete.
-¡Eso no me importa, Licorice! -Insistió ella, tomando las manos que se apoyaban en sus hombros con brillante determinación en sus ojos grisáceos. -Realmente me gustas... Quiero estar contigo... ¡Solo debo crecer un año más y no será malo! Yo... Quiero ser tu novia.
"Ella es perfecta ¿No...? Todos lo dicen, todos lo saben, todos lo aseguran..."
Licorice no contestó e hizo algo que nunca en su vida creyó posible... Besó a alguien más que no era Ivlis.
Se agachó como pudo sujetando las mejillas de la semidiosa y la besó castamente de forma sorpresiva, y esta correspondió luego de reaccionar, posando sus manos sobre las suyas al tiempo en que se sonrojaba furiosamente.
Él no sintió nada con ese beso... Fue meramente vacío y sin sabor, como si hubiese sido una acción tan normal como respirar. No lo hizo sonrojar, no hizo a su corazón latir desbocado, no lo hizo temblar de nervios.
Nada... No sentía nada... Porque no la amaba.
"Revlis... ¿Tú puedes sacarme de esto?... Tú eres maravillosa ¿No? Tú enamoras a todos con tu perfección...
Libérame.
No importa cómo... Pero libérame."
Ese día creyó que estaba salvado... Que en poco tiempo amaría a esa chica y el dolor que apresaba su corazón pasaría a ser un lejano recuerdo borroso.
Fue tan iluso al pensar que así como así dejaría de amar a Ivlis.
_..._
-N-No... N-No es posible... No... -Sollozó aferrándose a su propio pecho, como si cada sílaba en las palabras de Emalf lo apuñalaran. Lo que faltaba... Esto de la pelea parecía no solo herirlo tal cual; sino que terminó por comprobar aquello de lo que trató de escapar o negar; aun con su relación actual.
Y-Yo... Aun lo amo.
Él... No pudo olvidar lo que sentía. Aún amaba a su "primer amor"...
Todavía amaba a Ivlis.
¡Estaba tan claro! ¡Siempre lo amó aunque creía que no era así! Incluso desde que empezó a salir con Revlis y gastó más tiempo con ella que con él... Siempre lo tenía en su mente, preguntándose qué tal estaba o si le molestaría que estuviese tan ausente... Siempre rechazó salidas que no fuesen con su novia para pasar el resto de su tiempo con su madre entre amenas charlas adultas donde ambos podían reír como si los años no hubieran pasado.
Ahora entendía que realmente lo había arruinado todo, y lo poco de su corazón que creyó olvidar a su "primer amor" terminó por quebrarse al estar aceptar esa dolorosa verdad.
Ese sentimiento que lo había herido a una joven edad nunca se marchitó, solo creció silenciosamente y se llenó de más espinas hasta que perforó en lo más profundo de su corazón.
-Y-Yo... ¡Yo aún lo amo...! ¡Lo amo! ¡S-Sigo enamorado de él! ¡Estoy enamorado de madre! ¡Y-YO TODAVÍA AMO A IVLIS!
Y tal como lo recordaba... Era infernalmente doloroso y estrujaba su corazón sin piedad.
-Lo sabía. -Concluyó con un semblante triste tras ver a Licorice finalmente derrumbarse ante la realidad.
Se sentía mal por él... Pero no había nada que pudiera hacer al respecto para ayudarlo. No estaba en sí si él salía de su shock y aceptaba completamente que sus sentimientos no habían cambiado.
-¡LO AMO, EMALF! ¡SOY UN COMPLETO IMBECIL! ¡JAJAJA! -Rió por no llorar, haciendo el efecto contrario que lo agravó más. -¡Yo, a punto de casarme y amando a otro! Y peor aún... ¡A mi propia madre! ¡Aaaggh! -Casi se ahoga con un cojín que encontró después de haberse dejado caer recostado en el sofá, pero logrando calmarse a tiempo en lo que perdió su vista en el techo y las lágrimas ahora finas seguían descendiendo de su rostro.
Esto no podía estarle pasando... No hoy... ¡No ahora! ¡No quería volver a esto! Siempre se sintió de lo más horriblemente enfermo por el simple hecho de estar enamorado de Ivlis, y todo por una razón... Que era su madre.
-Soy... Tan patético... Creí que con lo de Revlis eso había quedado olvidado pero... Nada ha cambiado... Anda Emalf, dime lo idiota que soy... Lo merezco... -Se sentía como un gusano aplastable ahora, hasta se preguntaba qué tan malo sería que parte del techo se desprendiera y cayera sobre él, matándolo en el instante.
Morir antes que soportar este dolor ya no sonaba tan mal.
-Eres un idiota y te lo mereces. -Declaró como si nada, logrando solamente que Licorice lo fulminara con la mirada. -¿Qué? Me dijiste que te lo dijera y eso hice. -No era bueno para entender que lo que dijo ameritaba para que lo animara, no volverle a repetir lo mismo.
-No me digas... -Masculló el más joven rodando los ojos. Ya sabía lo mal que estaba, no necesitaba sus conclusiones para eso.
-Vamos, solo bromeo. -Ya ni lo dejaban tratar de ser gracioso. Aunque por el bufido que soltó su amigo supuso que no era momento de ponerse a bromear. -A ver, meditemos sobre esto... Amas a Ivlis, bien, eso lo sabía y lo presentía desde hace bastante... Pero trataste de olvidarlo usando a Revlis... Típico en amor no correspondido. No eres idiota, simplemente hiciste lo que cualquier persona haría en esa situación... Aunque yo me dejé y ahora soy lo que soy, un gobernado por una loli. -Cabe a decir que así era muy feliz.
Él había pasado por algo... ¿Cómo decirlo? "Similar"... Pues la atracción que sentía por Yosafire se fue al mismísimo carajo y todo fue gracias a Poemi, quien lo consoló a su manera diciéndole que debía dejar de sufrir por ella y ver qué era lo suficientemente maravilloso como para ser amado por alguien más... Y sin saberlo, flechándolo ese mismísimo instante en que dejó su faceta de niña ruda e infantil para sonreírle cálidamente.
En el caso de Emalf un amor había borrado otro... Pero había un problema con eso... Que fue porque Poemi siempre había sido su verdadero amor y no Yosafire.
En el caso de Licorice el tema ya estaba mucho más jodido.
-N-No sé qué hacer... Y-Ya no lo sé. -Balbuceó llevando las manos a su rostro, sintiéndose al borde de llorar de frustración otra vez.
-Viejo, el único consejo que puedo darte ahora es... -Habló calmadamente, perdiendo de un segundo a otro su calma para tirar la libreta al carajo y levantarse señalándolo como si le diese órdenes. -¡CANCELA ESA PINCHE BODA! ¡APENAS DIGAS "ACEPTO" VAS A CONDENARTE TODA LA VIDA! ¡Y CRÉEME, NO ES BONITO! ¡NO ES BONITO! -Estaba un poquito alterado, pero es que... Esto le recordaba a la novela de las 9:30. Y no solo eso, él sabía que si se casaba con Revlis estaría atado a alguien que no amaba. -No solo por ti, sino por Revlis y tus suegros que probablemente te hagan ceviche si se enteran de esto. -No veía a Kcalb capaz de eso, pero Etihw le daba algo de miedo... Ella era capaz de transformarlo en un pastel y ofrecérselo a su esposo.
Licorice casi saltó del sofá ante tal descabellada aunque razonable propuesta.
-¿Eh? ¡¿Q-Qué?! ¡¿Estás loco?! ¡No puedo ir y cancelar así nomás! ¡Tú mismo lo dijiste! ¡Me harán ceviche o algo peor! -De solo imaginarlo le daba escalofríos. Sus suegros, especialmente la diosa, daban miedo cuando se enfadaban... Y su madre era testigo. -Revlis... N-Nunca me lo va a perdonar... La quiero... Como amiga... -Bajó la mirada con pesar, tragando esa amarga derrota.
Se había esforzado por amarla, pero... Ahora que lo pensaba mejor... Solo había vivido conformándose con un espejismo vacío.
-¿Y qué si te hacen ceviche? Será peor si se enteran que te casaste con ella sin amarla ¡Incluso ella te odiaría más por eso! -Todo el asunto se le hacía exageradamente ridículo ¿Por qué casarse con alguien que específicamente no amas y solo ves cómo amigo? Eso era estúpido a sus ojos y nunca dejaría de serlo por más justificante que Licorice diera.
-¡Lo sé, Emalf! ¡Lo sé! Y... Ni siquiera podría culpar a la tía Etihw y al tío Kcalb por odiarme... ¡Yo mismo me odio por haberme metido en esto! ¡Aghh! -Todo se había salido de las manos y ya no sabía cómo pararlo todo sin morir en ello, ya fuera por la ira de la diosa o por el dolor de seguir ocultando su amor.
Emalf no creía que lo odiarían por siempre pero... Decirle algo como eso no sería muy alentador, por lo que preferiría tratar de ser más gracioso a ver si con eso lograba subirle un poco el ánimo.
-Sigo diciendo que es mejor que te conviertan en harina y hagan un pastel contigo. Casarse con tu amiga suena de lo peor, enserio... Imagínate, friendzoneada aun estando casada... Eso es brutal y hasta debo decir que ingenioso. -Estaba perdiendo el hilo con eso, pero debía comentarlo o moriría.
-¡Agh! ¡Emalf! ¡Es que no lo entiendes! ¿Qué haría luego? No es como si por terminar con todo este circo madre me ame... No como yo lo hago. -Licorice también tenía razón en parte aunque él no quisiera aceptarlo. Ivlis no lo amaría mágicamente solo por dejar a Revlis, y si no se casaba seguiría viviendo bajo su techo lo cual significaba... Más años cuidándolo hasta que se largara de la casa. Eso no era una opción... Licorice ya había propasado los veinte años, su crecimiento había terminado completamente y había entrado en la inmortalidad. O sea... Se seguiría viendo igual que siempre aunque tuviese más de cien años... Claro, el pobre tenía solo cuarenta pero... Comparado al resto seguía siendo un bebé, pero eso no era una excusa. -¿Qué más me quedará al final? El patético hijo que no pudo casarse y quedó como una ridícula carga para su madre... No quiero eso. Él mismo me lo dijo... "No debiste haber venido" ¡¿Cómo siquiera podré volver a verlo a los ojos?! -Apretó los labios con fuerza para contener su llanto.
Dolía demasiado...
Y lo peor, no solo se lastimaba y engañaba a sí mismo, sino a todos. Usaba esta falsa boda solo para huir de su realidad como lo hizo con su relación... Llevó una mentira demasiado lejos como para creérsela él mismo y ya no había como dar vuelta porque se había dado cuenta de la verdad demasiado tarde.
-Y-Ya no puedo... ¡Estoy atrapado en esta locura! ¡No importa lo que haga! L-Lo que más anhelé desde que tengo memoria nunca sucederá. -Abrazó sus rodillas, ocultando su rostro entre estas. -A quien yo amo, no me ama... Y nunca lo hará porque... Y-Yo soy su hijo.
Una punzada invadió dolorosamente el pecho del demonio al ver a su más querido amigo en ese estado tan lastimero y sin saber cómo contrariarlo.
-Bueno... Tienes razón en que él no te amará solo por eso... Excepto que Ivlis no cree que seas una carga, de verdad... Él te adora. Creo que incluso estaría más feliz si te quedaras más tiempo a su lado. -Suspiró sin saber que más decirle, no podría encontrar una solución a su problema de amores pero sí podría hacerlo entrar en razón antes de cometer una idiotez que lo condenaría de por vida ¿Verdad?
Él rió amargamente bajando la mirada con una sonrisa falsa. -¿No soy una carga? Jah... Es fácil decirlo, Emalf... Para todos. Rieta, Poemi... Adauchi... E incluso tú o cualquier subordinado de mamá... Ya sea como hijos, amigos o en tu caso, mascota/yerno... Fueron esperados o deseados. Yo no... No por madre.
Ya no era un bebé. Tenía bien en claro en qué horrendas circunstancias fue concebido y nadie podría culparlo por pensar que debió ser rechazado por su madre alguna vez; aunque eso haya cambiado al final. Incluso en su adolescencia Ivlis se sintió obligado a decírselo y contarle toda la verdad, aunque terminaron llorando los dos con su madre gritando disculpas que nunca aceptó por no creerlas necesarias.
Sabía que su madre lo amó y aceptó al final de cuenta, él se lo repitió luego de confesarle todo sin dejar de llorar o pedirle perdón... Pero pensar en su rechazo la primera vez que lo vio ya lo deprimía lo suficiente.
Sentía como si Ivlis a veces se obligara a amarlo como hijo... ¿Era siquiera permitido para sí anhelar que lo amase como algo más?
-Licorice, exageras... -Tenía entendido que al ser un adulto ya no requería los cuidados de un niño, así que eso de que era una carga lo veía muy exagerado. Y sí... Quizá su señor no quiso a Licorice apenas lo vio, pero aquello fue más culpa de su trauma con Satanick que nada, sin contar que no lo culpaba por reaccionar así ¿Qué más daba? Si al final Ivlis se dio cuenta de su idiotez y empezó a cuidar de Licorice con el amor que merecía. El asunto de cómo fue traído al mundo no tenía nada que ver. Ivlis amaba a Licorice sin importar lo anterior. -Ese tema... ¡Oh, por un demonio! ¡Ya deja esa mierda deprimente! ¡Incluso si Ivlis no te ama como tú quieres! ¿De verdad te casarás con alguien que no amas? ¿Tendrás hijos con alguien que no amas? ¿Vas a pasar la eternidad al lado de alguien que no amas?
-¡Oye! Escucha, yo sé... Sé que lo que hago está mal ¡Y no! En el momento de la verdad no deseo esto. No deseo encadenarme a algo así... No quiero herir a Revlis o burlarme de ella tampoco pero... -Pensar en las palabras del de gafas lo hacía temblar en pánico. Boda, hijos, eternidad... Ansiaba todo eso pero no con ella. La semidiosa era tan perfecta según todos, pero a sus ojos simplemente no había reacción.
-Ay, viejo... Todo esto suena como esas novelas donde obligan a alguien a casarse, salvo que es más ridículamente dramático porque el que no quiere casarse es específicamente el que está impidiendo que la boda se cancele y se fuerza a sí mismo. -Aquí no había justificativos para decir que estaba obligado. Nadie estaba encadenándolo al altar o amenazando de muerte a toda su familia por eso. -Mira, Revlis es genial, va a entender... Es hermosa, es de alto índole, cualquiera quiere estar con ella, es lista, graciosa, es mitad diablo y mitad dios... Realmente debes amar a Ivlis si no la amas a ella y... -Casi como de la nada una "verdadera" incógnita lo hizo chillar ¡¿Por qué Licorice estaba enamorado de Ivlis en vez de Revlis?! -¡Un minuto! ¡¿Por qué no la amas a ella?! ¡Es casi ideal!
-¡¿Q-Qué?! -Apenas terminó de soltar la pregunta, volteó más que enfadado al demonio ¡¿Qué bipolaridad era esa?! Para colmo tenía el descaro de alzarse de hombros con esa sonrisa culpable que silenciosamente decía "¿Lo siento?" -Emalf, solo por curiosidad... ¡¿Se puede saber de cual maldito lado estás?! -Primero le aconsejaba cancelar la estúpida boda aún si lo hacen pulpa y ahora se atrevía a reclamarle porque no amaba a Revlis ¡Estaba más alterado que él mismo!
-¡Oye! ¡Estoy del lado del razonamiento! ¡Tienes que admitir que Revlis es buen partido! ¡Me sorprende que de verdad no la quieras! -Para ser honesto, tampoco estaba interesado románticamente en ella y entendía a Licorice por ello, o sea... Mírenlo a él, estaba con una chica que lo trataba despectivamente la mayoría del tiempo y aun así él la amaba con todo el corazón y estaba a sus pies sin importar qué ¿Tenía derecho a reclamar a Licorice sobre por qué no amaba la mejor opción? No en realidad, el amor según entendía era ciego... Manco... Sordo... Mudo... Y muchas cosas más. -Es solo que... Realmente no entiendo mucho por qué él o el problema que hay con Revlis.
-¡¿Sabes cuál es el problema?! ¡Ella es exactamente todo eso y más! ¡Mil idiotas no se cansaron en insistir con ello, en presionar todo hasta que incluso yo intente forzarme a ver lo que tú y todos ven en Revlis! ¡Pero... Pero no puedo! ¡No siento nada! ¡No veo nada! Creí... Creí que con el tiempo lo vería... Que con ser novios... Besarnos... Todo... La boda. Creí que con el tiempo sería como alguien "normal" y vería su perfección, pero no puedo...
Ni besar a Revlis se comparaba con el cosquilleo que revolvía cálidamente su estómago cada vez que su mirada se posaba en los ojos color miel de su madre y en su sonrisa tan dulce que le contagiaba. No... Ni siquiera un beso... Un abrazo, una palabra, incluso hacer el amor... Nada de eso lo hacía sentir tan vivo que el solo estar junto a Ivlis.
Él no amaba a la semidiosa de blancos y casi plateados cabellos, ojos raramente grises, figura grácil y actitud dulce, tierna y amable... Él no estaba enamorado de la perfección superficial y cliché que otros le habían forzado a ver.
Estaba enamorado alguien que había cometido muchos errores y contaba con un temperamento incontrolable, de aquel que durante mucho tiempo fue un estúpido y actualmente trataba de dejar atrás todo eso para volver a comenzar.
Amaba locamente a ese chico gruñón de cabello gris y rojo como mismísimo fuego, a esa sonrisa poco usual, esos ojos color miel u oro que brillaban hermosamente, a esa voz masculina al reír incontrolablemente, a ese carácter impredecible, tenaz y sorprendente que no se asemejaba por nada a la personalidad de una educada jovencita como Revlis, a ese corazón que estaba cicatrizado.
Amaba a un diablo que todos veían como imperfecto y lleno de defectos, pero que a sus ojos fue y seguía siendo el ser más perfecto por existir, solo por haber aprendido a enamorarse también de los últimos mencionados.
Su corazón todavía le pertenecía a Ivlis... Su madre.
-¿Por qué no puedo, te preguntas? Simple... No es mi madre... No es Ivlis. Estoy condenado... N-No puedo.... No quiero esto... -Esto lo lastimaba como nunca antes, incluso más de lo que había imaginado a su joven edad ¿Por qué? ¿Qué había hecho de mano para el destino lo castigara enamorándolo de la opción más imposible?
-Viejo, solo... Olvida todo lo he acabo de decir y hazme caso esta vez. -Insistió una vez que se puso las gafas de nuevo y se masajeó las sienes con impaciencia. -¡CANCELA LA BODA ¡No quieres casarte con alguien que no amas! FIN. -No iba en respecto al amor de Ivlis, sino porque si se casaba con ella su vida se iría por el drenaje y él mismo sería el culpable ¡Vaya tonto le propone matrimonio a alguien que no quiere!... Claro, tenía que recordar; El pobre del diablo estaba cayendo en cuenta de su persistente enamoramiento justo ahora.
Ahogando sus sollozos, Licorice fijó la mirada en el suelo con la vergüenza que mostraba al ser regañado de niño.
Emalf tenía toda la razón. Debía detenerse antes de dar firma a su sentencia...
-Quizás deba... -Perdió su vista en un teléfono que descansaba en una mesita junto al sofá.
Solo una llamada a mitad de la noche y podría terminar con todo.
Emalf se sorprendió ante tal acción, pero no se lo impidió y hasta lo animó a distancia. -¡Eso es! ¡Solo toma el teléfono y llámalo! -Solo necesitaban eso y todo se resolvería ¿No? Tendrían que lidiar con Etihw pero... Eso quedaba para más tarde.
Sin embargo, justo a pocos centímetros de tocar el teléfono, el brazo de Licorice empezó a temblar ante la inseguridad que fue nublando su mente, y junto a ella lo atormentaron los miles de recuerdos ya fuesen buenos y malos... Todos con Ivlis.
-Yo... Y-Yo...
Esto era demasiado para él.
-¿V-Viejo...? -¿Era idea suya o de pronto empezaba a notar que pronto una lanza de luz se formaría en la mano de su amigo?... ¡No, no era su imaginación! Literalmente Licorice se levantó poniéndose de pie en el sofá repentinamente con dos lanzas en sus manos.
-¡ARGHHHH! ¡TE ODIO! -Y sin darle la oportunidad al demonio de hacer algo, ya había comenzado a apuñalar al pobre teléfono hasta hacerlo pedazos y con él la mesa misma ante los ojos del espantadísimo Emalf.
-¡Espera! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! ¡WAAAHHHH!
Para cuando el diablo se dio cuenta de su absurdo accionar el teléfono ya era historia y solo pudo comenzar a balbucear mil disculpar al dueño casi tirándose al piso de rodillas.
Bien... A cada segundo era más idiota.
-¡Lo siento, lo siento, lo siento! ¡N-No sé por qué lo hice! ¡Y-Yo solo...! ¡WAHHH! ¡PERDÓN, EMALF!
El pobre mencionado no pudo hacer mucho más que guardar silencio mientras perdía la mirada en la nada y le palmeaba la espalda temblorosamente.
Lo peor de todo no era el costo del aparato... Si no más bien que ese teléfono era de Poemi y ella posiblemente lo mataría por esto. Estaba llorando internamente al imaginarlo, pero las disculpas de Licorice mantenían sus pies en la tierra.
Ya habría otro momento para reponer ese viejo teléfono. Por ahora lo ayudaría a él y después vería como salvarse y salir entero de la condena con su "jefa".
-D-descuida... Estaba viejo... Poemi se alegrará de conseguir uno nuevo... Si es que no me mata. -Suspiró resignado buscando en sus hojas algo que le fuera útil ¿Qué podía hacer para animarlo?
Usualmente en este tipo de situaciones veía que los hombres se animaban yendo a los bares pero... Beber alcohol no era buena opción porque estaba seco de dinero y si Ivlis se enteraba él sería atún enlatado. Además, Licorice no era de beber alcohol, según tenía entendido el sabor le desagradaba y el aroma le daba nauseas.
Sin dudas, no dejaba de ser un niño.
Una alternativa... Una buena alternativa.
-¡Lo que tú necesitas es un juguito de naranja! -Chasqueó los dedos levantándose hasta la cocina tras haber recordado que tras su última visita al jardín Gris Rawberry lo obligó a quedarse con unos cuantos botes de jugo que le sobraron de una fiesta. Sí, eso fue lo mejor que se le ocurrió. Y no era tan mala idea, pues a Licorice le gustaban las cosas dulces ¿No? -¡Un fresco y sano jugo de naranja te hará sentir mejor y aclarará tus ideas! ¡Algo de cosas dulces te harán bien, amigo mío! ¡No necesitamos amargarte más con bebidas amargas como la cerveza!
-S-Sí... Quizás sí necesito jugo. -Balbuceó con los nervios aún a flor de piel al tiempo que lo seguía a paso pesado.
Todo esto lo tenía demasiado tenso y comenzaba a perder la cabeza. Solo esperaba que su hermana no se enojara tanto y le permitiera al menos ayudar a reponer el teléfono para salvarle el pellejo a Emalf.
Tragó en seco luego de llegar a la cocina y mirar de soslayo el aparato roto antes de sentarse en una silla cercana a la mesa. -Juro que les compraré otro, mañana mismo incluso. -Le habían dado dinero para el traje, pero puede que usara una parte para lo de Emalf. Etihw nunca lo sabría.
-Ya... Encontraremos manera de resolverlo. -Agregó al tiempo que tomaba el primer jugo que vio del refrigerador, el de naranja, para luego acercarse a la mesa con dos vasos y servirle primero a Licorice, el cual apenas lo vio servido completamente se tragó todo el contenido de una sola vez. -...Saboréalo al menos. -Murmuró por lo bajo algo asustado para volver a llenarlo mientras él se seguía lamentando silenciosamente.
El pobre estaba casi paranoico con todo y no sabía qué hacer, pero el dulzor y acidez de los cítricos ayudaba un poco a que se relajara más y el sabor desagradable que le dejó la pelea y su llanto desapareciera.
-En serio Emalf... Ya estoy jodido ¡Mañana mismo debo ir a comprar traje y no tengo con quién ir! -No quería quedarse a solas con Wodahs y Kcalb, se sentía desprotegido y muy incómodo.
-Bueno... -Pensó el demonio en lo que terminaba de servir. -A mí no me molestaría acompañarte a eso. No tengo nada qué hacer y creo que lo necesitas.
La mejor opción suponía era él, no por ser el más cercano y el mejor consejero, sino porque era el único enterado de los verdaderos sentimientos de Licorice y no trataría de apurarlo con el traje y tampoco hablaría de cosas que lo incomodaran, sino que trataría de animarlo en todo momento y... ¿Quién sabe? Quizás lograría convencerlo de cancelar la jodida ceremonia antes de entregar el cuello.
-Gracias viejo... -Murmuró con una sonrisa débil y momentánea antes de volver a darse un trago del vaso.
Emalf era el mejor amigo y confidente que podría pedir. Si bien en un momento quiso que Ivlis le acompañase, ahora agradecía infinitamente la presencia de Emalf. Quizás él sí le daría valor para evitar una locura o al menos lograría contener su estrés. No quería terminar como su padre y vomitar sangre o flores por alguna úlcera extraña.
-Son tantas cosas qué hacer en pocos días y mucho que pensar... Debo aprobar lo de la decoración y la comida... ¡Oh por Vicers! ¡Y el estúpido vals!
-Oh, el vals, cierto... Tenemos que ver quien se ofrece esta vez, la última tuvimos que hacer piedra papel o tijeras para que alguno bailara con Kcalb antes de su boda. -Satanick fue el desafortunado... Y de llevó tres putizas por pisarle los pies a propósito al diablo albino. Él tampoco sabía bailar así que esta vez dudaba poder ayudar a Licorice, pero no importaba tanto, solo era vals ¿Quién baila vals en una boda? Eso se supone que es para las quinceañeras ¿No?
-Uhn... Deberé considerar mis opciones... Ni siquiera estoy seguro de quién sabe bailar para pedírselo... -En los preparativos de la boda de Etihw y Kcalb puede que se haya dormido en ese momento... En realidad sí lo hizo. Ivlis estaba presente para ayudar y él no había dormido.
Ah... Lindos recuerdos que solo le amargaban más la existencia en el presente.
-Uhn... Dudo que alguien no sepa bailar. Wodahs tiene aspecto de estirado bailarín al menos... -Una vez que pasó por el castillo vio sin querer entre las puertas medio abiertas algo que lo perturbó de por vida. Grora sentada sobre la mesa viendo a Wodahs bailar... Con un traje de chica disco de los años 80 mientras se escuchaba a todo volumen a Michael Jackson Fiebre de sábado por la noche... Quizás si se topaba algo sexual se hubiese traumado menos.
-Eso espero... Yo no sé bailar. -Nunca le llamó la atención el aprender. Las pocas veces que lo intento fue jugando con su madre, subiéndose a sus zapatos mientras él lo guiaba, o simplemente cuando él fue adolescente y jugaban absurdamente.
Daría lo que fuera por volver a eso...
-A ver, yo creo que como mínimo debes resolver la pelea que tuviste con el señor Ivlis si quieres sentirte bien contigo mismo. -Aconsejó a sabiendas de que si eso no ocurría esto lo perseguiría eternamente.
-Uhn... Eso quisiera. No me gusta pelear con mamá... Ni siquiera fue su culpa... -Se sentía morir de solo considerar el estado en que lo dejó, y recordar cuan desgarrador fue su grito en la lejanía al haberse ido de la casa lo hacía sentir peor. No tenía cara para verlo pero ansiaba su perdón a como diera lugar, así tuviese que arrodillarse frente a él y suplicarle aferrado a su saco.
Esperaba que Emalf estuviera en lo cierto y lograba obtener su perdón. De no hacerlo viviría con ello el resto de la eternidad... O hasta que muriese de tristeza ¿Quién sabe?
Sí, así de en serio se tomaba todo lo relacionado a Ivlis.
-Oh, vamos. Estoy seguro de que el señor Ivlis te perdonará, él no tiene rencor con nadie actualmente... Excepto conmigo y Siralos. -Si tanto le echaban la culpa a él debía ser porque Ivlis lo odiaba o algo así, no sé, solo sabía que era como el juego de los dardos para ese señor.
...Jah ¿A quién engañaba? ¡Ivlis lo quería, solo era muy tsundere para admitir que lo veía como a un hijo!
-Y después de eso tendrás la mente despejada para poder cancelar la boda y pensar una excusa muy buena para que Etihw no te mate ¡Y yo seré tu escudo humano si lo necesitas! -Anunció heroicamente con una pose poco convincente que mínimo logó hacer sonreír al más joven.
-No sé como agradecerte por tanto Emalf, eres un buen cuñado... No... Eres como un hermano. -Comentó con una expresión melancólica y agradecida.
Emalf siempre estuvo para él desde niño. Incluso si había reaccionado alteradamente al enterarse de su enamoramiento, con el tiempo lo entendió al explicárselo mejor a solas y siempre que era necesario lo ayudaba con todo.
No había manera de agradecerle que siempre le ofreciera su hombro para llorar o su confiable atención, incluso ahora que era un adulto que se supone debía arreglar sus problemas por sí mismo.
-Awwww, me matas. Enserio, justo en el corazón. -Casi le daba un ataque de diabetes al escuchar aquello.
Él nunca se había considerado un hermano cercano a Licorice y los demás, pero desde que habían crecido estaba siempre para ayudarlo y darle buenos consejos como un hermano haría. Lo apreciaba y admiraba mucho, y ahora que él le decía "hermano" quería morir.
-Lo digo enserio. Gracias... A veces no te aprecian lo suficiente... -Sollozó entre vaso y vaso, sintiéndose extrañamente mareado y animado, suponiendo que todas esas hormonas por el momento quizás tenían algo que ver. Miró el vaso con extrañeza al tiempo que arqueaba una ceja y luego se alzaba de hombros. Bah, daba igual. -Agrio... Como mi vida...
-Awww, es que... Ya sabes, soy dominado y todo eso... -Cortó su hablar luego de procesar su última oración, alzando una ceja y fijando la vista en la jarra. -¿Uh? ¿Enserio? Quizás le falta azúcar... -Comentó extrañado al dejarla sobre la mesa.
Las naranjas no suelen ser agrias a menos que sean inmaduras. Pero no le tomó mucha importancia, solo se acercó al estante para buscar el azúcar y puso el doble de lo que de por sí ya tenía al envase.
Y no solo le endulzaría el jugo, también trataría de endulzarle la vida con sus ánimos.
-¡Mañana será un buen día, descuida! ¡Tu vida dejará de ser agria porque vamos a cancelar esa boda!... Y quizás paguemos el recibo porque ya no aceptan devoluciones... Ñeh ¿Qué es el dinero ante una vida desperdiciada? -Dijo al aire entre algunas risas, satisfecho de que se le contagiaran a su amigo, aunque... Sonaban algo raras, como si él estuviese adormilado.
Oh, y eso no fue lo más raro de todo... Sino lo que hizo después, que fue arrebatarle la jarra y beber de ella con tal rapidez que la dejó a la mitad, y luego con torpeza y mala coordinación la estampó contra la mesa nuevamente, casi volcando algo del contenido.
El de gafas parpadeó un par de veces luego de ver aquello, notando que también su piel estaba más roja que lo habitual y no paraba de soltar risas bajas y tontas, al tiempo que su expresión se volvía sonriente y adormilada, casi como la de Yosafire cuando estaba en estado de ebriedad.
...Un minuto ¿Ebriedad?
-Shi... Quishash shea verdad.... -Balbuceó cabeceando un poco y soltando algunas risillas incoherentes en lo que un rubor de su rostro aumentaba con cada trago que le daba a la jarra.
-Uh... ¿Licorice? ¿Te sientes bien? -Se alejó un poco al notar esa voz suya de... ¿Ebrio?
Pero... Imposible ¡No le puso nada de alcohol al jugo y Rawberry tampoco! ¡Él lo sabía porque los había probado antes! ¡Solo era un inocente juguito de naranja! ¡Su confiable, saludable y nutritivo juguito!
¡¿Qué carajo?! ¡¿Qué clase de fenómeno se emborrachaba con jugo de naranja?!
Aunque... Pensándolo bien... Si Satanick tenía cuerpo de maceta e Ivlis podía tener de color zanahoria el cabello entonces este otro se ponía borracho con jugo ¿Podría ser? Nunca estaba de más experimentar, así que para fijarse le acercó otro vaso lleno y alejó más el asiento con miedo al ver cómo lo tomaba y se lo bebía de una sola vez.
-Uhn... Esh una pena... ¡Hihihi Licor frío se siente de maravilla! ¡Este jugo es delishiosho Emalfsh! ¡Nunca... *Hic* probé algo ashí! -Fue respondiendo con un tono desafinado y alegre, totalmente ajeno a su imagen más seria y llena de compostura.
Era oficial... Licorice estaba ebrio... Y cayó en ese estado por un inocente jugo de naranja pasado de azúcar.
-Ay viejo... El insheeshto apeshta... ¡Sholo me trae *Hic* dolorsh! ¡DOLORSH! ¡IVLISH, IDIOTA! ¡¿POR QUE NO ME AMASH?! ¡ESH POR QUE SHOY TU HIJO! ¡¿NO?! Ivlish... ¡¿Por qué no me ama, Emalfhs?! ¡¿Qué hishe para meresher estosh?!
-Uh... El incesto es así, supongo... Como son familiares uno esperaría que sientan por ti lo que se debería sentir, no amor romántico. -Se alzó de hombros tratando de restar importancia a la ebriedad de su amigo, pero fallando fatalmente debido al terror que le provocaba revivir una experiencia con ebrios.
Tratar con borrachos no era lo suyo, no desde que vio a lo lejos como Satanick trataba con Ivlis y desde esa noche en la boda de Kcalb y Etihw donde él y la borracha de Yosafire cantaron karaoke y ella trató de usarlo como taburete y golpearlo con el micrófono.
...Por cosas como esa se agradecía internamente el haberse enamorado de Poemi. Ella al menos no bebía y prefería el refresco.
Algo le decía que esta noche nada iba a terminar bien para él... Estaba asustado.
Licorice no solía portarse de esa manera tan... Excéntrica. Tal como su imagen mostraba era callado y educado, no como Yosafire o su madre estando ebria. Dudaba poder tratar con él ahora sin que le diera miedo.
-Uhn... Viejo ¿No crees que deberías ir al doctor o algo? -No tenía ni idea de cómo es que su cuerpo funcionaba como para terminar de esta manera con los cítricos, así que llevarlo con Víctor para hacerle una revisión o simplemente excusarse con eso para salvarse del peligro inminente no sonaba tan mal.
Licorice sin embargo se dio otro trago ignorando olímpicamente la preocupación de su amigo.
Sí se sentía genial.
-¿Doctor? ¡No, no, no, no! No eshtoy enfermo... Bueno, *Hic* sholo un poquito por deshear manosear a mami pero... Nada mash *Hic* ¡Ay! ¡El mal de amoresh no she cura con doctoresh, no! -Chilló levantándose de golpe, arrebatándole la jarra cuando trató de alejarla y sin que Emalf pudiera hacer algo antes, apresándolo en un abrazo con su brazo libre. -¡SHINO CON HERMOSHA Y NADA SHEXUAL AMISHTAD DE GENTE CONFIABLE COMO TÚ! *Hic* ¡VAMOSH AL KARAOKE! ¡VAMOSH DAR UNA SALIDA DE MASHOS! ¡JUJUJUJU! *Hic* ¡ESHO ME CURARÁ! JAJAJA! -Gritó escandalosamente sin dejar de bailotear o chillar en lo que se bebía el resto del jugo del mismísimo envase. A la verga todo, el ahora solo quería su "salida de machos" para desahogarse su mal de amores incestuoso.
-¡¿Qué?! ¡No! ¡Espera!
El pobrecito de Emalf trataba de soltarse, pero era imposible ir en contra del agarre de Licorice, quien lo iba arrastrando de lado a lado hasta marearlo.
¡No! ¡Él no quería ser traumado por las cosas que diría Licorice en ese estado! ¡Tenía mucho por vivir! Quizás hasta no podría volver a hacer su preciado karaoke gracias a esta experiencia... Oh dios, no, él y sus estúpidas ideas sobre jugos y demás ¡De haberle ofrecido una cerveza como la gente normal hace esto no estaría pasando!
-¡Waaah! ¡Viejo, no! ¡Cálmate! ¡No cedas al alcohol! ...Bueno ¡A los cítricos!
-¡Ashh! ¡No sheash aguafieshtash, Emalfsh! ¡QUIERO MASH! ¡OH SHÍ! ¡LICOR FRÍO AMA LO AGRIO! Esh... Esh como *Hic* shu vida... A vecesh dulshe... Y a veshesh áshiida... ¡Aish! *Hic* Mi vida... ¡MI VIDA, EMAFLSH!! -Y en un dos por tres terminó llorando de nuevo con Emalf aguantando las lágrimas mientras se preguntaba si la bipolaridad se debía al jugo u otra cosa. Porque... Licorice no estaba lejos de estarlo antes de haber bebido. -¡MI VIDA APESHTA! ¡IGUAL QUE EL AMORSH! ¡IVLISH! ¡ÁMAME! ¡NO QUIERO *Hic* SHER HETERO! ¡TU ERESH MI AMORSH! ¡WAHHH!
-¡Kyaaaah! ¡No! ¡Soy muy joven para morir así! -Lo peor... ¡Se tragó todo el jugo que quedaba y tiró la jarra por la ventana! ¿Hasta cuándo estaría así de ebrio? ¡¿Cuándo le repondrían ese jugo?! No pudo asimilar su repentina alegría con respecto a su vida y después ya se estaba poniendo todo emo por lo mismo y empezaba a llorar por Ivlis. Era tan bipolar que se sentía mareado de solo tratar de entender lo que decía.
-¿Uh? No vamosh a morirsh tonto ¡Sholo a cantar shobre desamorsh! -Apenas y caminaba en línea recta y sin chocar con nada, zarandeando al pobre su amigo con él. Sus sentidos de orientación y dicción habían muerto. El solo caminar solo era riesgo. Volar ni se diga.
Emalf ya ni sabía qué decirle para calmarlo o bajarle a su humor porque el cambio era como un zapping de televisión. Pasaba de lo absurdo a la tristeza de un momento a otro y por ende era imposible adivinar si lo siguiente que soltaría sería una babosada o un lamento.
-Yamete kudasai Licorice-Kun... -Lloró para sí mismo siendo ignorado nuevamente.
-¡Ya basta! ¡No lloraré! *Hic* ¡ME VOY A SHALIRSH CON MASHOSH! -Sin más, lo tomó de los hombros bruscamente con una mirada entusiasta que aterró al mayor. -¡Vamosh, Emalfsh! ¡A buscarsh al Ojosh de pesh y al virginio! ¡Vamosh a cantar por deshamor! ¡Y *Hic* a comprar mash jugo!
-¿Eh? ¿Ojos de pez? ¿Virginio? -No fue hasta que pasaron unos segundos y se acercaron a la puerta de la cocina que lo entendió.
Verga... Hablaba de Mors y Glasses. ¡No podía dejar que lo llevara con ellos! El último posiblemente lo haría trizas por haber emborrachado a su hermano menor y el otro lo golpearía solo porque sí.
¡¿Primero el teléfono, luego su jugo, ahora esto?! Era demasiado para él, ni siquiera entendía que hizo mal en su vida para merecer esto ¡Solo había acosado un poco a Yosafire! ¡Pero ya era hombre fiel!
En pleno pánico, logró soltarse de él y correr al marco de la puerta, impidiendo el paso con una sonrisa nerviosa y temblorosa ¡Ah no! ¡Si Licorice quería pasar que lo hiciera sobre su cadáver!
-¡Mejor hagamos karaoke solo los dos! ¡¿Q-qué te parece?! -Era mejor que nada y si bien no se salvaba del ebrio mínimo lo haría con los otros dos y sus putizas.
Algo es algo ¿No?
-¡¿Ah?! ¿Sholo nosotrosh? *Hic* -Ni siquiera era capaz de razonar y discutir, solo quería desahogar su corazón y cantar un rato, así que sin dudas aceptaría tal propuesta alejándose de la puerta. -Uh... ¡Mash jugo para mí entonshes! ¡Shí!
-¡S-Sí! ¡Solo nosotros así podrás cantar sobre Ivlis sin contenerte! -Además de buena excusa era estratégico... Bueno, no lo era, pero si no salía golpeado de parte de Glasses por esto entonces ya era un plan maestro bien calculado. Hasta entonces se calmaría y vería como lidiaba con esta nueva y desconocida faceta de su amigo sin lanzarse por la ventana.
-¡Tienesh rashón!... A Virginio solo le dará envidia... ¡Mejorsh sholo vamosh tú y yo!... Ugh... Sholo Emalfsh... ¡Ya ni amigosh tengo! ¡Quiero másh jugo! *Hic* ¡Ivlish! ¡Bashta con mirarte para que empieshe a arder mi corashón!~
En lo que Licorice seguía cantando desafinadamente, Emalf dirigió una rápida mirada al refrigerador, considerando la opción de cerrarlo con cadenas.
No quería averiguar si los jugos de otras frutas causaban efectos peores en su amigo.
-Haha... Seguro, viejo, el virginio tiene envidia de no poder hacer estas cosas. -Hizo el esfuerzo para dejarlo sentado y que no se volviese a levantar. Era lo mejor para su bienestar... Y el propio de paso.
-¡Cantemosh shobre el deshamorsh, Emalfsh! ¡Hashlo tú primero! ¡Aish! ¡Esh que todosh tenemosh tan mala shuerte en el amorsh!
-Dilo por ti, a mí Poemi aún me quiere... -No necesitaba que le recordaran todo el tiempo que estuvo en la friendzone con la Loli terrorífica ¿Ok? Lo peor es que ni deprimirse por eso podía porque actualmente era feliz... Y porque Licorice lo agitaba más que botella de champagne en una boda cuando lo abrazaba.
Últimamente todo lo relacionado con bodas le causaba males, como esto.
-¡ESHO! ¡RESHTRIÉGAME EN LA CARA QUE TÚ SHI TIENESH UNA NOVIA QUE AMASH Y YO...! ¡Yo moriré solo y en la "Son-zone"! ¡BWAHHH! *Hic* ¡Ivlish! ¡Ámame! -Volvió a sollozar casi estampando su rostro contra la mesa al recordar a su "amor no correspondido". Esto de combinar cítricos y tristeza no le hacía bien al chico y lo transformaba en el director de un lamentable espectáculo, y a Emalf le constaba.
Suspiró dándose paciencia como pudo.
No, Emalf... No tienes manera de hacer que regrese a su estado normal con un golpe. Mejor piensa en otra cosa mientras tratas de conversar coherentemente con él.
-No te lo restriego. Estoy aclarando que no quiero cantar sobre desamor... Me recuerda a la friend-zone... Y esa época fue pesada. No quiero recordar cómo fue estar ahí. -Aunque admitía que su amigo estaba en una situación peor no lo podía tomar tan enserio porque entre tanto palabrerío absurdo y su voz de ebrio se perdía el drama de hace un rato.
Lo que logra el alcohol ¿Eh?
Ah, perdón... "Cítricos".
-Friend-zone... Preferiría esho antes que la "Son-zone"... Los amigosh tienen másh poshibilidadesh de casharshe... ¡Bwahh! -Todo lo que pensaba le recordaba a su patética situación, por lo que ni las palabras de Emalf lo ayudaban mucho.
-...Eso no lo niego. -Ya ni para qué tratar de cambiar el tema. Se notaba que lo tenía pegado en la cabeza cuan mantra y no podía hacer nada al respecto más que dejarlo seguir llorando.
Agua... Tal vez eso le ayudará.
Pensó detenidamente, y sin preguntárselo más buscó uno de los vasos para llenarlo con el agua del grifo.
El sonido del agua al menos opacaba el de los sollozos ajenos y lo distraía, hasta que entre hipeos Licorice volvió a hablar en un tono lastimero que le hizo olvidar por completo que estaba en ebriedad.
-¿Sabesh que una vesh lo oí hablar de mí con la tía Refi? *Hic* Jahaha... D-Dijo que "¿Quién podría amarsh a alguien tan patético y débil?" ¡HAHA!... Haha... Ha... -Recordarlo era tan horrible... Era imposible para él no ceder al nudo en su garganta y volver a llorar. -¡BUAHHHH! ¡Emaaaalfsh! ¡Shoy patético y débil! ¡Hashta Virginio shiendo Virginio está con quien ama! *Hic* ¿Y yo...? ¡¿Yo qué tengo?! Una novia que no amo... Un amorsh que no me ama... Y una vida *Hic* agria... Como mi futuro... -Todo era una mezcla de emociones entre euforia y melancolía. No había equilibrio alguno.
Emalf quería ser neutral, lo intentaba... Al igual que se decía que no debía prestar mucha atención a los lamentos de un ebrio, pues ellos según sabía no pensaban con claridad.
...Pero tampoco mienten, por lo que al mencionar lo último quedó sorprendido y hasta confundido ¿Por qué Ivlis diría algo así sobre Licorice y mucho más a Reficul? ¡Él lo adoraba, joder! ¡Más que a su propia vida!
Algo no le olía muy bien ahora... Y no era el olor cítrico que despedía el diablo.
Está ebrio... Debe estar imaginando cosas ¿Verdad?
Sí... Seguro que era eso... Estaba muy ebrio y el dolor del desamor lo hacía pensar en situaciones que nunca ocurrieron.
Eso quería creer.
Sin embargo no era así... Los cítricos en su cuerpo lo engañaban igual que al alcohol, mandando al caño su lógica, pero no haciéndolo imaginar... Sino recordándole más vívidamente recuerdos desagradables de cuando era niño.
-Viejo... Tu madre nunca diría algo así, debiste haberlo soñado o algo, no sé. -Le parecía extraño que no se lo hubiese contado, después de todo era su psicólogo y único conocedor de este asunto además de Rieta ¡Si él no estaba enterado entonces esa charla no debió existir! ¡Se negaba!
¿Será acaso que en sus tiempos de crush intenso la peli naranja se había atrevido a convencer a Ivlis de pensar mal sobre Licorice?... Nah, Rieta no era capaz de ello, no era ninguna bruja vil y no era tan egoísta como para algo como eso.
La genio adoraba al joven diablo, de eso no cabía la menor duda. Ella nunca se atrevería a hacer algo como eso. Es más... Si bien al principio no lo aceptó del todo, la conocía suficiente, y con el paso del tiempo ella también fue un apoyo moral para el niño.
¿Pero entonces? Ya ni prestaba atención al riesgo de tener Licorice ebrio, solo quería que alguien respondiese sus dudas o hacerlo él mismo.
-¡No! ¡Yo lo oí, Emalfsh! *Hic* Lo dijo... F-Fue horrible... Dolió musho... *Hic*
Había sido hace tanto tiempo... Recordaba que estuvo llorando por el resto del día y no quiso hablar con nadie de ello, ni siquiera con Emalf.
-¡NO SHORARÉ!... ¡N-no shoraré! ¡Bwaaah! *Hic* ¡Puesh deshirtelo yo debí!~ -Bien... Mal momento para que su mente recordara una mezcla rara de canciones de amor y desamor que le cortaran el rollo.
Emalf finalmente le acercó un vaso de agua, pero él no lo tomaba todavía, simplemente seguía llorando y cantando letras de canciones tristes.
En un momento como este dudaba de no llamar a Glasses para que le ayudara, pero Licorice se veía tan destruido incluso en ese cómico y poco serio estado que tendría que explicarle lo que pasaba... Y eso sería incómodo para los dos.
-Uhn... Insisto en que lo soñaste, no es posible que tu madre diga algo como eso. -Insistió con ello, logrando que el más joven calmara finalmente su llanto escandaloso y solo hipara con la cabeza recostada en sus brazos sobre la mesa.
-D-Duele musho para ser un sueño... -Luego de unos segundos, volteó hacia el vaso que se le estaba ofreciendo y lo miró con curiosidad. -Emalfsh... Si me arrojo al vaso... *Hic* ¿Me ahogaré? -Balbuceó algo mareado. Si la respuesta era afirmativa, se lanzaría.
El demonio se sintió extrañado por esa pregunta pero la curiosidad lo venció y miró el vaso momentáneamente. -Lo dudo, amigo... Pero quizá te ayude un poco a sentirte mejor... O más cuerdo aunque sea.
Mejor es nada ¿No?
Tras haberlo pensado un poco, el más joven sollozó un poco más antes de beberse el agua de golpe. No era jugo, que rato atrás había deseado, pero al menos ayudaría que a la larga no se descontrolara tanto como podría.
-*Hic* Emalfsh... Y-Ya no sé qué hacer... S-Solo quiero que él me ame... M-Madre... No shoy débil ni patético... Gh... -Murmuró abrazándose las piernas y ocultando su cara entre ellas, continuando con un no tan escandaloso pero doloroso llanto hasta ir perdiendo cierta parte de su cítrica embriaguez.
Para Emalf eso era un milagro ¡Significaba que el agua funcionaba!... Aunque eso si bien aliviaba su preocupación con respecto a su salud mental no lo hacía con su angustia al verlo tan mal.
-¿D-Debería llamarlo...? ¿Debería decirle? *Hic* O quizás... ¿A Revlis?... No shé...
Sí, ya hasta se había olvidado que él asesinó al inocente teléfono.
-Uhn... No te lo recomiendo. Sigues ebrio y asesinaste mi teléfono. Si quieres decírselo tendrá que ser mañana. -Se sentía aliviado de que dijera eso, pero tenía algo de sospechas de que solo eran lamentos de borracho y promesas vacías que al día siguiente evitaría cumplir con excusas. -Por ahora solo desahógate, viejo. Aquí está tu buen amigo Emalf para soportar tus lamentos, ser tu peluche, saco de boxeo, quizá bolsa de vómito... -Tragó en seco de solo pensarlo. Lo haría si era necesario, aunque no por eso le daba menos asco. -En fin, lo que necesites aquí estoy. -Completó, sentándose a su lado para abrazarlo del hombro y que dejara caer su cabeza sobre el suyo, sin dejar de derramar algunas lágrimas.
Por suerte, luego de decir eso, Licorice no insistió más en llamar ni cantar en lo que el agua parecía haberlo sedado en simple melancolía mientras usaba a Emalf como un paño de lágrimas.
Se sentía tan miserable que solo quería dormir para jamás despertar, pero dudaba de que el agua o el jugo de naranja pudieran hacer algo así.
-Graciash... No lo *Hic*... Olvidaré, Emalfsh...
Le debía tanto a su viejo amigo y cuñado... Entre ellas un teléfono nuevo.
Esperaba recordar compensarle al menos eso en la mañana, en lo que su cabeza le seguía dando vueltas a sus lamentos y sus ojos se iban cerrando aún llorosos. Puede que al abrirlos de nuevo, todo sería mejor. Soñar era gratis ¿No?
-No hay de qué, para eso estamos los amigos. -Sonrió aliviado de que Licorice se calmara, incluso si eso significó empaparlo de lágrimas para que dejarse sus lamentos y por fin la paz le llegara con el sueño.
Suspiró cansado. Había quedado en dudas lo de Ivlis y su insulto hacia Licorice, pero lo resolvería en la mañana cuando no tuviese que cuidar del diablo.
Con algo de esfuerzo casi sobrenatural, logró arrastrar a Licorice como pudo hasta el sofá de la sala para recostarlo y que se acomodara en lo que él se iba hacia uno de los roperos de su cuarto y regresaba con una sábana para arroparlo.
Llevarlo a su casa no era opción por ahora. Los demás entenderían.
Le tocó la frente por si acaso. Indudablemente y tal como pensó, estaba ardiendo. Iba a retirar su mano, pero Licorice logró tomar su brazo torpemente apenas pudiendo observarlo unos segundos mientras su voz adormilada y quebrada balbuceaba en tono bajo.
-Emalf... ¿Tú realmente... Crees que eso fue un sueño?
Tal pregunta lo descolocó antes de enternecerlo, recordando que ese timbre en su hablar era similar al que usaba de niño.
-Sí, lo creo... Incluso si te dolió tanto... Ivlis nunca diría algo así de ti.
-Eso quisiera... -Deseaba con fuerzas creer que fue un sueño, al igual que el circo que había creado con eso de la boda. Pero eso no podía ser.
Cuando su agarre se debilitó y sus ojos se cerraron otra vez, Emalf se alejó un poco dirigiéndole con pesar una mirada entristecida.
¿Por qué este tipo de dolores siempre llegaban solo a su amigo?
-Descansa, viejo... Mañana trataremos de resolver esto... Lo prometo.
Y sin más que decir, apagó las luces de la sala y subió las escaleras, dispuesto a volver a su cama donde su novia ya no lo esperaba despierta. Estaba totalmente agotado y había perdido unas dos horas de sueño tras esa locura.
Al recostarse y meditar antes de quedarse dormido, miró de soslayo a Poemi y sonrió débilmente acomodando unos de sus mechones con cuidado de no despertarla.
"...Tú al menos sí tienes una novia que amas."
Aparentemente... Algunos no sabían valor mucho su suerte. Pero él lo hacía cada día.
Le deseaba a Licorice la misma felicidad en el amor, se la merecía después de tantas cosas que tuvo que sobrellevar y lo sabía más que nadie. Por eso mismo pondría todo lo mejor de él y su capacidad de buenos consejos para sacarlo de esa horrible situación.
Ah... Él sabía que esto pasaría. Licorice a veces era tan obvio y lo conocía más de lo que él mismo hacía.
Su instinto se lo decía... Él seguía dando vueltas en el sofá sin poder soportar sus propios pensamientos inconscientes.
Incluso en este punto, entre sueños trataba de convencerse de que esto solo era una confusión, un capricho... Pero no, con solo visualizar a Ivlis lo tenía claro.
...Todavía lo amo.
Lo amo.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
¡UFFFF! ¡Que he terminado al fin! Pensé que nunca terminaría de editar esto xd
Prometí explicar el Head canon así que... Aquí vamos:
HEAD-CANON De Licorice: Hay algo realmente MUY raro en su biología (Eso se relaciona más a las rarezas de sus padres) que hace que los cítricos, más que nada las naranjas, le causen un efecto igual que el alcohol a las personas normales. Este último a él no le hace nada, pero el inocente jugo de una naranja lo vuelve un lunático ebrio. Heredó su estupidez a la hora de estar borracho de Ivlis, ya que Satanick tiene otro tipo de actitudes en esos casos. En vez de oler a alcohol, al día siguiente huele a naranjas... Aunque eso no le quita la resaca xd
Una borrachera se le quita fácilmente con agua y luego de un rato puede volver en sus cinco sentidos, aunque no siempre recuerda lo que hizo ebrio, y al saberlo suele avergonzarse mucho, pues en ese tiempo se porta muy extraño y pierde su compostura seria.
Digan lo que quieran xd Yo creo que es gracioso.
Pasando a otras cosas... Sí, Rieta también sabe que Licorice sentía algo por Ivlis antes, pero luego de que avanzó en su noviazgo con Revlis creyó que había dejado sus sentimientos, por lo que decirle que lo sigue amando sería como decirle a alguien que nunca lo supo.
¿A qué se refiere Licorice con la supuesta charla que escuchó de Ivlis y Reficul?... Sería spoiler decirles xd
Y sí, amiguitos míos. Uno puede engañarse a sí mismo para creer que ama a alguien más. Esto no significa que Licorice sea gay (El weon es pansexual y hasta se confirma cuando dice "No tener preferencias a ningún género en particular") solo significa que nunca dejó de sentir amor por Ivlis, aunque en su cabeza se hacía la idea de haberlo olvidado.
Que quede claro, no soy ninguna de esas que odian a un personaje por interferir en su OTP (Véase, Revlis) Pues yo ADORO a la nena bonita de Revlis <3 Simplemente necesitaba una pareja para Licorice o no habría fic y drama. Y puesto que ella es la más emparejada con Licorice por el fandom... Me pareció lo ideal :v
¡Espero que les haya gustado y esto les haya sacado una risa! En el siguiente capítulo vamos a ver otro punto de vista de la misma noche con otro par de ebrios.
Dulce se despide, bye. Besos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top