16- El otro lobo

~7mo año~

Natalie Russo:

—La necesito en el campo de Quidditch puntual —Amenaza Madame Hooch—. El siguiente paso será el reconocimiento de los equipos.

Asentía a cada una de las órdenes de la profesora, pero mi mente ya era un lío.

—¿Entendido?

—Sí, Madame.

La mujer de ojos miel y cabello canoso decide salir del aula de Pociones, dejándome completamente sola.

Toda esta semana ha sido de bastante estrés, y ya entendía por qué Amos se daba sus escapadas nocturnas.

Los estudiantes debíamos tomar cada tiempo libre para descansar o hacer tareas, pues los docentes parecían ponerse de acuerdo para enviar más tareas, sin contar las horas perdidas en las rondas de los prefectos.

—¿Cansada, señorita Russo?

—¿Tan mal me veo?

El profesor Slughorn niega divertido, entrando al aula.

—¿Qué es? —Pregunto.

—Un regalo de la señorita Evans —Deposita una pecera sobre su escritorio.

—Es muy lindo —Digo, al ver un pez dorado.

—¿Lista para los E.X.T.A.S.I.S.?

—Ni siquiera puedo dormir tranquila, profesor.

Slughorn suelta una carcajada, y me le uno.

—Ustedes deberían pensar en positivo, así nunca llegarán a nada.

—Amos decía lo mismo.

—Hablando de ello, me he enterado por allí que usted se ha ganado una beca en la Academia del señor Scamander.

—Supongo que ese "por allí" ha sido James.

—No para de repetirlo cada vez que puede, le ayuda a pensar que es amigo de alguien lo bastante inteligente e importante para tener una beca del mismo director de la a academia.

—James es James, que más le puedo decir.

Recojo mis cosas antes de salir, y me despido del profesor.

Camino hasta mi sala común, sintiendo un gran vacío al no escuchar los regaños y gritos de mi mejor amigo.

Dejo varias cosas en mi habitación, para salir ahora en dirección a la biblioteca.

—¿Libro de Runas? —Pregunta la bibliotecaria, con sorpresa—, eres la única persona que devuelve los libros a tiempo.

—Lo tomaré como un halago —Exclamo, en voz baja.

La mujer saca de su escritorio dos enormes y pesados libros, y se ríe al ver mi cara de espanto.

—Suerte, niña.

Suspiro, inhalando el delicioso aroma de los libros.

Busco una mesa libre, que justamente queda al lado de una ventana.

Admiro la hermosa vista del bosque, verificando el tiempo que me queda para adelantar la tarea.

—¿Libre?

Levanto la mirada, sonriendo a mi acompañante.

—Vamos Remus, creo que ya hemos pasado suficiente tiempo juntos como para formalidades, toma asiento.

El castaño me hace caso, y también noto su rostro de cansancio.

—¿Es difícil? —Pregunta, luego de un rato.

—Las runas son fáciles de leer —Respondo—, lo difícil es interpretar correctamente lo que quiere decir.

—¿Y se te da bien las traducciones?

—No.

—¿Y por qué sigues con la materia?

—Porque para Magizoología debemos aprender mucho sobre símbolos e interpretaciones, sino, estuviera por fuera de ello. Además, el hecho de intentar descubrir lo que dicen las Runas  es un poco entretenido.

Remus asiente.

—Es como aquellos que quieren dedicarse a crear pociones, ellos más que todo deben estudiar varios lenguajes para ver señales de peligro.

Él asiente, y en silencio nos dedicamos la siguiente hora a terminar nuestras tareas.

—Natt, ¿vendrás al campo? —Me pregunta James, una vez que llega a nosotros.

Reviso el reloj, notando que aún tengo tiempo.

—Sí, justo voy a empezar a tomar mis cosas.

—¿Qué es esto?

Evito reír cuando veo a Sirius y Peter fruncir el ceño, pues no entendían las runas.

—Runas... —Les quito la hoja—. Ahora, si me disculpan, debo ir al campo.

—Iremos solo los dos —Se ofrece James—. He venido a buscarte para que no vayas sola al campo, sobre todo cuando habrá muchos chicos en el trayecto.

—¿Piensas dejarme con Sirius? —Se queja Remus.

—Yo solo vengo a hacerte compañía, querido amigo —Se sienta a su lado—, Peter, en cambio, si hará sus tareas.

—¿No piensas hacer lo mismo? —Le pregunta Peter.

—No, yo solo me dedicaré a ver las piernas de...

Remus le lanza un libro en la cabeza, y yo entiendo perfectamente a qué se refiere.

—Vamos, James —Trato de decir lo más bajo posible—. No puedo llegar tarde.

Me despido de los chicos, y camino junto a él.

—Eres todo un galán —Le digo con ironía, notando como muchas chicas lo miraban al pasar.

—Lo sé —Sacude su uniforme—, pero yo solo quiero que Evans me mire así.

—Vaya, vaya, quién lo diría.

Me atrevo a golpear su hombro, a medida que sus lentes tambalean.

—¿Estás lista para narrar la victoria de Gryffindor vs Hufflepuff?

—Le tengo fe a mi equipo.

Llegamos al campo de Quidditch, notando que James tenía razón al decir que la mayoría de los presentes serían hombres.

Saludo a las chicas, Marlene y Mary, y puedo ver que Lily se sonroja cuando James se acerca a ella.

—Señorita Russo, por acá.

Me dirijo hacia una tarima improvisada, en donde me permito ver a cada uno de los equipos formados.

—Capitanes, al frente —Demanda Madame Hooch.

Todo el ruido cesó, y cuatro estudiantes llegaron frente a mí.

—Nombren su equipo seguido de su presentación.

Saco rápidamente una pluma y un pergamino para anotar.

—Barthemius Crounch JR. Buscador de Slytherin. Sexto año. —Dice el primero.

—Tobías Ross. Cazador de Ravenclaw. Séptimo año.

—James Potter. Buscador de Gryffindor. Séptimo año.

Me atrevo a levantar la vista, y la imagen seria de mi amigo me causa impresión.

Cualquiera que no conociera a James Potter diría que es una persona bastante seria.

Tal vez ha madurado desde la última vez.

—Emily Campus. Guardián de Hufflepuff. Sexto año.

Ella era la única capitana mujer del colegio, y por ello tenía el respeto del resto de capitanes.

Conocía a la chica, y puedo afirmar que era una excelente jugadora.

Cabello café oscuro, ojos del mismo color y tez blanca.
Podría decirse que es el prototipo de chica normal.
O eso es antes de conocerla personalmente.

Muchos piensan que es arrogante, pero es buena persona.

Si le caes bien, claro.

—Nuevos rostros... —Madame Hooch parece divertirse—. Me encanta.

Termino de anotar sus nombres y posiciones, para luego llamar al resto de los estudiantes y hacer lo mismo con las diferentes posiciones.

Tenía una sola tarea.

Aprenderme los nombres de cada jugador para el siguiente mes, en dónde iniciaría los juegos.

...

Esto será más difícil de lo que esperaba.


Los días pasaron, y la siguiente luna llena será en cuatro días.

Le pedí de favor a Remus que me ayudara con las rondas, aunque con él si pude decir la verdadera causa de mi ausencia, pero él tampoco podía.

Me contó de un problema... Bueno, a medias, antes de que los chicos llegaran y nos interrumpieran.

Lily se ofreció amablemente, a cambio de no contar un secreto.

Yo había presenciado un momento, justo cuando James la había besado.

Debo decir que no fue mi intención chismear, simplemente tenía que buscar a Pandora para irnos juntos al Salón de Té.

Pero terminé en medio de un chisme.

—Bien, orden lista.

Hoy me había dedicado a entregar pedidos, debido a que no había muchos estudiantes.

—Gracias —Dijo amablemente un chico castaño, al que reconocí como Frank Longbottom.

—Natt, te noto cansada, puedes ir a descansar un rato.

—Tranquila Pandora, estoy bien —Miento—, solo tuve una mala noche.

—¿Es por lo del Profeta, cierto?

En cierta parte lo era, así que era una mentira a medias.

—Es horrible, debes tener mucho miedo, yo lo tendría si fuera tú.

Me había enterado de la noticia debido a una carta del señor Diggory, en la cual iba adjunta un periódico con el titular "Muggles han sido vistos flotando en el aire, ¿Casualidad u obra?"

—Lo sé...

—Ten —Se quita una pulsera rosada—. Es un amuleto de protección —Explica—, La luna que tiene como adorno es símbolo de buena suerte para personas cuyo horóscopo es cáncer.

—¿Cómo sabes que soy cáncer?

—Los nacidos bajo el signo de cáncer son personas completamente emocionales, muy sentimentales, imaginativos, cariñosos, protectores y muy, muy sensuales —Aquello lo dice con burla—. A la vez, pueden ser tímidos y muy sensibles, como nosotras.

Me quedo admirando la pulsera, y dudo mucho en tomarla.

—Tengo muchas en casa, no te preocupes.

—Gracias —Le sonrío—. Hace mucho que nadie me daba algo tan lindo.

—Lo hice yo misma.

Pandora me explica el proceso que se llevó al hacer el hermoso amuleto, y presto atención a cada detalle.

—Podríamos hace uno algún día.

—¡Me encantaría!

Nuestro turno finaliza, y nos vamos juntas al castillo.

—Suerte con la narración del próximo juego.

Me dirijo a las cocinas, pero me encuentro a Peter en el camino.

—Natt, el director te busca.

—No puede ser... ¿En qué me he metido ahora?

—Ni idea, Mcgonnagal me envió a llamarte.

—Muchas gracias, Peter.

Me despido de mi amigo, caminando hacia la estatua que protegía la oficina.

¿Cuál sería la contraseña?

No hubo necesidad alguna de descifrar el enigma, pues la pared dio paso a otra persona.

Severus Snape había salido de la oficina del director con aires de grandeza, y al verme, no se molestó siquiera en ocultar su cara de odio.

Sin embargo yo lo ignoré, subiendo nuevamente las reconocidas escaleras.

—Señorita Russo, espero no le moleste, ¿Podríamos esperar a su enfermera?

Aquellas palabras me causaron un poco de miedo, pero no tuve más opción que asentir.

Tomé asiento frente a su escritorio, con la mirada del director puesta en mí.

Me dediqué a admirar la oficina, notando que varios cuadros estaban hablando entre ellos.

De pronto la chimenea más cercana genera una leve explosión de colores, seguido de la silueta de Celeste.

—Lamento la tardanza.

—Descuide, la señorita Russo también acabó de llegar.

Asentí, y le dediqué una sonrisa a la mujer.

—¿En qué puedo ayudarles?

El director meditó su respuesta.

—Imagino que está al tanto de la situación —El director me mira.

—Lamentablemente —Respondo.

—Conozco sobre las grandes habilidades que ustedes tienen con respecto a sus sentidos, y me disculpo si llego a ofenderla en algún momento... ¿Ha notado algún cambio, raros movimientos o intento de comunicación de alguien que no conoce?

—No señor —Digo la verdad—. No he notado nada raro.

—Yo si tengo algo que decir.

—Adelante, señorita Celeste.

La mujer acomoda su postura.

—¿Recuerdas que te conté sobre nuevos ingresados? —Se dirige a mí, y yo asiento—. Estos últimos han estado en una lista que... Misteriosamente ha desaparecido.

—¿Sabe usted algo más?

—Quiero llegar... Bueno, Natt no tendría que preocuparse, ya que me ocupé de que ella y... Bueno, quién usted sabe... No estuvieran en el registro.

¿Qué quiso decir Celeste?
¿Acaso...?

—Eso es porque fueron ingresados con mucho tiempo de anterioridad.

—Entiendo.

—Pero usted sabe que varias personas han estado involucradas en estos procesos, y me temo que puede ser peligroso que ambos vuelvan a ese lugar.

¿Ambos?

—Supone usted...

—Que Natalie no puede pasar las siguientes Lunas en San Mungo.

Me quedo en silencio, notando que varios cuadros empiezan a murmurar.

¡Qué chismosos...!

—Al inicio creí que mi superior tenía un problema con la chica... Así que lo encaré, y fue allí cuando me enteré que nuevo personal había ingresado "sin mucho papeleo".

—Eso quiere decir que ya hay informantes en todos lados —Concluyo.

La mujer asiente.

—Lo hablamos hace varios días —Me atreví a hablar—, y creo que tiene razón...

—Solo les faltaría un lugar.

Ambas asentimos.

—Irá con el otro chico —Murmuró un cuadro a mis espaldas.

—No puede ser... Más lobos en el castillo...

Sin embargo, todas las voces cesaron cuando el director se levantó de su escritorio.

¿Otro hombre lobo?
Imposible...

Un momento, Celeste mencionó conocer a alguien, pero... No creí que fuera de aquí. O pero aún, que fuera actualmente un estudiante.

¿Lo conozco?

—El bosque es un buen lugar para pasar desapercibido —Suelta el director, luego de varios minutos.

—¿El bosque? —Pregunto con miedo—. No puede ser... Yo...

—¿Albus, estás seguro de esto?

—Tengo mis dudas... Pero ya falta muy poco, y las opciones que tenía en mente han sido anuladas con tu información.

—Pero... ¿Y si me ocurre algo malo?

—Tengo varios informantes dentro del bosque que cuidarán de ti, y que me avisarán de algún intruso —Empieza a caminar en círculos—. Hogwarts es impenetrable, y si llegas a extraviarte, ellos no te perderán de vista y te guiarán de vuelta al amanecer.

—No lo sé, Albus... Tengo miedo...

—Más miedo debe sentir la señorita Russo, Celeste —Se atreve a mirarme—. De verdad lamento que tengas que pasar por todo esto...

—No es su culpa, señor director...

—Pero tampoco la suya —Se posiciona frente a un cuadro—. Usted estuvo en el lugar y momento incorrecto, y ahora debe pagar por algo que ni siquiera se hubiera imaginado.

—Albus, ¿No crees que ya es hora...?

—Todo a su tiempo, Celeste —Interrumpe a mi enfermera—. Todo a su tiempo.

La mujer solo asiente.

—No debo estar mucho tiempo aquí, nadie sabe que he venido —Celeste se incorpora—, pero también debo hacer otra cosa...

—¿Puedo retirarme? —Pido amablemente, sintiendo que sobraba en la conversación.

—Ten mucho cuidado, Natt —Mi enfermera se acerca—. Te escribiré mañana a primera hora para quedar con algunos detalles, ¿De acuerdo?

—Sí, Celeste.

—Mantenme informada de todo lo que ocurra.

Asiento.

—Director, me retiro.

El mayor se dedica a mover su varita y abrir la puerta, de la cual salgo con muchas dudas.

Esto es más peligroso de lo que imaginaba.

Decido enviarle una carta a Amos, con el fin de contarle lo que había ocurrido.

Al llegar a la lechucería y enviar la carta, una nueva idea se me ocurre.

Pero me detengo, porque me da miedo lo que pueda descubrir luego.

Sin embargo, hago caso omiso a mi conciencia y empiezo a buscar entre los periódicos limpios noticias sobre los ataques, apañando cada noticia y guardándolos en medio de mi libreta.

Me pondría a investigar sobre el grupo, anteriores ataques y criaturas mágicas.

¿Y qué mejor lugar para buscar más informaciónque la biblioteca?

              

Había perdido la noción del tiempo.

Quizás llevaba unas 3 horas diarias aquí, no tenía idea, pero había descubierto algunas cosas entre estos dos días.

Entre los libros de historia había algunos de los movimientos que realizó Grinderwald durante su tiempo de poder, notando ligeras similitudes con lo acontecido hace poco.

En libros de criaturas mágicas vi a algunos de sus miembros más destacados y repudiados por atacar al mundo mágico y Muggle.

He de decir que tuve que hacer un gran esfuerzo para no sentirme terrible al leer sobre lo mal que describían a los hombres lobos... Cómo me describían...

—Es asombroso...

Pude escuchar las voces animadas de los chicos, así que oculté los libros y periódicos lo más rápido posible.

—¡Hola, Natt!

—¡Chicos! —Saludo, un poco nerviosa, pero sin elevar tanto la voz—. ¿Qué tal todo?

—Bien... ¿Oye, estás bien?

—Claro que sí, Peter.

—Estás... Pálida...

—Oh, sí, eso... —Trato de no mirarlos fijamente—. Es...

—Tenemos que contarte algo —Dice James, con emoción.

—Los escucho.

—El direc...

Sin embargo, James es interrumpido por Remus.

—¿Qué haces con un libro de hombres lobo?

Ay no.

—Yo... Yo... Nada —Trato de responder, con seguridad.

Sin embargo, mi intento de ocultar varios libros había sido en vano.

Remus no despejó su mirada sobre mí, y eso me dio un poco de escalofríos.

—¿El duelo de Grinderwald y Dumbledore...?

Le quito el libro a Sirius lo más rápido que mis manos reaccionaron.

—Es para una tarea de Runas Mágicas.

—¿Runas? —Preguntó James, son mucha curiosidad.

Es obvio que no se tragan mi mentira.

—Si... Si... Es sobre el símbolo de... De...

Piensa Natalie... Piensa...

—De las reliquias de la Muerte...

Aunque eso sonó más como una pregunta.

—Oh, en ese caso...

Eso pareció dejarlos más tranquilos, pero puedo asegurar que Remus sabe que miento.

—Lamento esto... Pero debo irme... Debo buscar a Pandora para...

—No tienes que darnos explicaciones —Me Interrumpe Peter.

Intento salir del lugar, pero me detengo a tiempo y giro mi cuerpo hacia ellos.

—Por cierto... ¿Qué iban a decirme?

Los cuatro se miraron entre sí.

—Nada importante —Remus habla por el resto, no sin antes dirigirles una mirada de... ¿Amenaza?.

—¿Estás seguro?

—Creo que la información puede esperar.

Asiento un poco desconfiada, pero decido salir de allí.

¿Qué se traen entre manos?

Una noche.
Solo faltaba una noche para mi mensual infierno.

Había dedicado estos últimos días para investigar muchas cosas, pero a la vez, no debía distraerme de los E.X.T.A.S.I.S.

A pesar de la oscuridad y la poca iluminación que tenía la torre de Astronomía, pude ver una mancha blanca en el cielo.

Rápidamente reconocí a la lechuza de la familia Diggory, la cual parecía un poco agotada por el viaje.

—Lamento que hayas tenido que viajar tanto —Acaricio su lomo, una vez que llega a mi lado. Puedes ir a descansar a la lechucería, mañana enviaremos la respuesta.

Y como si lo dicho fuera la mejor noticia, dio ligeros saltos de alegría.

Tendió su pata, de la cuál descansaba un pergamino nuevo.

Así que quito la cinta con cuidado de no dañar al ave, y dejo que me marche.

Lumus —Susurro, usando mi varita.

Me sorprendí al encontrar un periódico Muggle, aunque más bien se trataba de una noticia.

"Problemas en la narrativa"
El alcalde, Patrick Russo, ha sufrido un ataque durante su discurso semanal en la plaza común.

Al leer eso no pude evitar sentirme asustada.

Todo podría indicar que fue obra de unos bandidos, y la causa sería por el aclamado discurso de ayer.

¿Discurso?

Paso las páginas rápidamente en busca de más información, pero todo es inútil. Solo hablan de modas, economía, y unos ridículos sombreros.

La carta de Sebastian Diggory confirmó mis teorías:

Mi abuelo dirigió el discurso hacia los mortífagos, sin saber que ellos darían respuestas.

—Necesito más información...

Me levanto rápidamente, girando y murmurando en círculos.

No puedo ir a la biblioteca, Filch me mataría...

—¡La sala de Menesteres!

Corrí hacia el lugar, del que recordaba muy poco o casi nada, dando tres largas vueltas y pensando en el mejor lugar para conseguir la información que necesitaba.

Una de las paredes dio paso a una enorme puerta de madera, la cual me abrió el paso una vez que había dado un ligero toque.

A diferencia de la última vez que vine con los chicos, había muchos libreros y diarios.

Varias sillas parecían esperar por mí, y no dude un segundo en correr en busca de información.

...

El problema fue que había demasiado para buscar.

Ataques.
Batallas.
Criaturas.
Familias fallecidas.

Había ocupado gran parte de la noche para averiguar algo, sin embargo, parecía que averigüé de más.

Sobre los pizarrones descansaban todos los recortes con una gran variedad de noticias.

Incluyendo la muerte de mis padres.

Había trazado unas líneas con un marcador y cinta roja, notando grandes similitudes entre lo acontecido durante la época de Grinderwald y ahora.

—Una guerra...

De pronto, la habitación empezó a moverse, y sentí miedo de quién pudiera ser.

Me sorprendió ver que "mis cosas" sólo se movieron un poco, y varias camas aparecieron de la nada.

Empuñé mi varita, por si debía atacar a la persona en el instante que quisiera hacerme algo.

Y entonces pensé: ¿Cuántas personas saben de este lugar?

Las puertas se abrieron, dejando a un nuevo visitante frente a mí.

—¿Natalie?

—¿Remus?

Ambos habíamos reaccionado al mismo tiempo, y me obligué a bajar mi varita.

—¿Qué haces aquí?

—Lo mismo pregunto.

El castaño decide pasearse por todo el lugar, y por algún extraño motivo no me atrevo a ocultar mi investigación.

Parece dudar sobre si recostarse en una de las camas, o venir a mi lado.

—¿Qué es todo esto? —Preguntó, por fin.

Me debatí si era necesario contarle a alguien sobre esto.

Pero la tranquilidad de Remus me hizo pensar en que podía decirle.

—He estado investigando muchas cosas desde hace poco.

Remus busca dos sillas, y las ubica frente a mí.

—Es algo... Complicado...

Imito el gesto de sentarme, quedando junto a él.

—¿Por qué es complicado? —Pregunta delicadamente, sin despegar la vista de ambos pizarrones.

—Bueno... Te contaré, pero... Por nada del mundo les cuentes a los chicos.

—Lo juro —Me mira, y eleva su mano derecha en señal de juramento.

Suspiro, agotada.

—Estoy buscando información valiosa que pueda mantenerme a salvo.

Miro hacia cada una de las fotos y noticias que había obtenido, evitando que me pusiera más nerviosa.

—¿A salvo de qué?

Mis manos empezaron a sudar, mi pierna derecha tembló, al igual que mi labio inferior.

No quería volver a tener presente aquel día... Aun no lo superaba del todo...

—Remus... ¿Recuerdas el día que Greyback me mordió?

No hubo necesidad de girar mi rostro para saber que él se lamentaba por ello, ya que su corazón latió a un ritmo más descontrolado.

—Totalmente...

Dejo que el silencio se apodere de nosotros, sintiendo que podía seguir con mi relato.

—El padre de Amos, el director y mi enfermera me han informado de algo...

—Que el causante de los disturbios del Profeta está reclutando hombres lobo. ¿Es eso?

Asiento, pero no evito sentirme sorprendida por su interrupción.

—Busqué información de antiguas guerras —Señalo un pizarrón—. Y encontré muchas cosas, Remus...

—¿Por eso... Cuando fuimos hace días a la biblioteca y estabas nerviosa...?

—Ya estaba buscando información.

Remus le da una nueva mirada a cada una de las noticias, y cada vez que avanzaba fruncía más el ceño.

—Tengo miedo... —Me atrevo a ser sincera—. Muchísimo...

El castaño deja de mirar hacia la pared para voltear a verme.

—¿Y si descubren que soy una mujer lobo...? —Empiezo a balbucear—. ¿Y si le hacen daño a los Diggory por mi culpa? ¿O a mi familia?

Remus atrae mi cuerpo hacia el suyo, envolviendo sus brazos a mi alrededor, y me permito llorar junto a él.

—¿Qué harán conmigo? ¿Me matarán como a Hope Jones? ¿O viviré solo lo suficiente para darles información? ¿O...?

—Natt, Natt, tranquila —Susurraba entre mis oídos.

—No puedo... No puedo...

—Claro que puedes —Aleja un poco mi cuerpo, y lleva una de sus manos a mi rostro para quedar frente a frente—. Eres muy valiente, y nada malo va a ocurrirte.

—Leí... Leí que Hope fue una mujer lobo... Pero que la asesinaron por negarse a unirse a Grinderwald... Evans Rosier le hizo mucho daño... La torturaron hasta morir... ¿Y si hacen eso conmigo?

—No podrán.

—¡Claro que pueden! —Seco mis lágrimas—. Para colmo, provengo de familia Muggle... ¡No dudarán en matarme! ¿No viste la noticia...?

—He leído muchas noticias, al igual que tú.

—Pero Remus... Ya han intentado atacar a mi abuelo.

Aquello lo dejó pensativo.

Me permito levantarme y sacar el diario que me había enviado el señor Sebastian.

—Fueron ellos —Le doy el diario—. Estoy segura...

—¿Por qué?

—Lo mismo ocurrió hace unos meses con el anterior alcalde —Le doy otro diario—. Por eso dejó la alcaldía...

Pude notar el movimiento rápido de lectura en sus ojos, y como cada vez se enfrascaba más en mis palabras.

—Hay mucho que procesar —Vuelvo a sentarme—. Y... Me enteré de otra cosa...

—¿Qué más ha ocurrido?

—Yo... —Tragué saliva, la cual irónicamente parecía más espesa de lo acostumbrado—. Hace varios días fui a la oficina del director...

Remus solo asiente.

—Y... Celeste mencionó algo...

—¿Qué mencionó?

Llevé ambas manos frente a mí, uniéndolas en forma paralela.

—Dijo algo sobre... Que hay otro más...

—¿Otro qué?

Pero esta vez, su voz cambió, y no pude descifrar el tipo de sentimiento que desprendía.

—Parecerá loco... Pero... —Respiro nerviosa—. Hay otro hombre lobo en Hogwarts.

Esperé a que Remus hiciera alguna exclamación, tal cual lo hacía Amos cuando yo decía algún disparate, o que empezara a reír.

Sin embargo, él no lo hizo.

—¿Y... Y qué piensas de ello?

—No lo sé, Remus... ¿Y si ya lo han contactado? —Vuelvo a preguntar con más nerviosismo, pero sin despegar la mirada de las pizarras—. ¿Y si aceptó? ¿Y si me quiere hacer daño...?

—Natt, nada malo va a pasarte.

—¿Por qué estás tan seguro? —Me atrevo a preguntar—. No sabemos quién sea... O sí será cierto...

—Sé que tienes la razón...

—¿Por qué? ¿Acaso sabes quién es?

Lo siguiente que hubo fue silencio.

Total y absoluto silencio.

Pero yo no quería quedarme con la duda.
Así que abrí mis labios ligeramente, con el fin de articular otra pregunta.

Pero él me ganó.

—Estarás segura mientras estés conmigo porque...

Y los siguientes movimientos nerviosos no fueron los míos.

—Porque yo soy el otro hombre lobo.

N/A: AAAAAAHHHHHHHHH

Le dijo... REMUS LE DIJO!!!!!

¿Qué creen que ocurra luego? ¿Cómo reaccionará Natalie? ¿Remus llegó a la sala de Menesteres por pura coincidencia?

Lxs leo❤️

No olviden votar y comentar si les está gustando la historia <3

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