CAPÍTULO 2 - Occidentales
Clarión respiro tratando de contener los nervios y... el miedo. Ambos reyes los miraron de forma acusadora
–Lindo anillo- dijo con antipatía la rubia, el pelirrojo miró atentamente a Milori y de vez en cuando a las tazas de té que había para todos. Clarión, por puro reflejo, tapo su anillo de esa mirada infernal. Milori tomo su mano libre tratando de tranquilizarla
-¿Dónde están nuestros modales?- dijo el rey llevándose burlescamente la mano a la frente. Luego los miro y con una sonrisa disgustosa hablo –soy el rey Prejudice I y ella es mi esposa Bias III- hablo con total desdén. Milori lo miro con el ceño fruncido por el bendito (nótese el sarcasmo) tono de voz quisquillosa y maligna del rey. La reina sonrió con desprecio mientras levantaba la barbilla altiva
–Es una porquería su matrimonio- dijo sin más. Milori la miro fríamente mientras la temperatura del lugar empezaba a descender un poco, algo de escarcha empezó a esparcirse por el piso. Clarión toco con su pie el suelo y desapareció todo rastro invernal, sintió que tenía ganas de cortarle la lengua a esa mujer que parecía serpiente, pero tenía que tranquilizarse y no caer en sus juegos
–Eso cree porque ven ustedes desde afuera- respondió ágilmente el peliblanco. La rubia lo miro con burla y esbozo una sonrisa perversa
–Si estuviéramos adentro no soportaríamos ni dos minutos, aun no puedo creer que no se hayan divorciado- dijo con repulsión, esa mujer era tan estratégica con sus palabras como el señor del invierno
–No soportarían dos minutos porque los matrimonios son solo con dos personas y no cuatro- respondió a la defensiva Clarión. La reina Bias la miro como diciendo "¿y tú porque hablas?" antes de hacer una señal con la mano en señal de amenaza. Milori pasó su brazo por la cintura de la castaña acercándola más a él, sintió que así la tenía más protegida
–ustedes son un error ¿se los habían dicho?- dijo con total sangre fría la rubia. Clarión estaba por responder cuando Milori la tomo un poco más fuerte en señal de silencio
–no, porque ustedes son los únicos suficientemente ciegos como para decirlo- dijo seriamente el hada invierno
-¡no se atreva a tratarnos de esa manera!- respondió el rey Prejudice I casi gritándolo y con un tono de voz amenazante
-¡son nuestras tierras!- dijo enojado Milori mientras lo miraba desafiante
-¡pero no tiene por qué hablarnos así!- siguió la rubia mientras se paraba y pegaba un puñetazo a la mesa. Clarión dio un pequeño salto para atrás mientras ponía su mirada en Milori, este la abrazo más y acaricio con una mano su abdomen en señal de que todo estaba bien
–Entonces ustedes también usaron palabras adecuadas- respondió el señor del invierno mientras tomaba un poco de té tranquilamente. La reina se volvió a sentar y asintió
–creo que si no están de acuerdo está bien que nos lo hagan saber, pero no todo el mundo es como usted quiere. Si el mundo tuviera que ser absolutamente perfecto para todos, todos viviríamos en mundos distintos- dijo sabiamente Clarión
-¿Usted habla así?- dijo con burla -¿la mujer que lleva dentro de sí a la humillación de todas las hadas?- dijo con total sangre fría mientras la miraba con enojo
-¡mi bebe no es ninguna humillación!- salto enseguida la reina realmente herida. La rubia sonrió con desprecio ¡había dado en el clavo!
–no tiene derecho a hablar así de nuestro hijo- dijo Milori mientras la miraba con una mirada furiosa, si las miradas mataran esta señora estaría calcinada
–solo digo lo que pienso- acoto Bias mientras se acomodaba el pelo despreocupada
–mi esposa tiene razón, sería una hada mitad y mitad... y eso es lo más deshonroso que podría pasarles- dijo con furia el pelirrojo
-¡Eso es lo que usted cree! ¡Entienda que este no es su país!- dijo levantando la voz lord Milori
-¡los estamos previniendo de una vida ruin!- se defendió la reina occidental
-¡nuestra vida esta perfecta!- dijo Clarión mientras sentía que las lágrimas subían a sus ojos, pero se tragaron de ocultarlo
-¡Es porque son unos caprichosos que no hacen caso!- grito la rubia -¡ustedes no tienen derecho sobre nosotros!- dijo furiosa la reina Clarión
–Estamos en nuestras tierras, no podemos hablar así- les amenazo Milori mientras le daba un beso en la mejilla a su mujer
-¡son personas que no piensan en las consecuencias!- enojado el rey occidental -¡si dijo buenos resultados no se hubiera roto el ala en primer lugar!- hablo de nuevo. Ese fue un golpe bajo. Milori se levanto y quedo frente a frente con el pelirrojo
–Escúcheme bien- dijo con furia mientras lo tomaba del cuello de la camisa y hacia intentos para no plantarle un puñetazo en medio de la cara –no saque esos temas del pasado, eso fue hace milenios y aprendimos la lección. Ahora somos felices mezclando nuestros mundos y usted no puede nada contra eso- dijo amenazante mientras lo soltaba y el otro se volvía a sentarse mirándolo con rencor
–Vamos a calmar un poco el ambiente- hablo la rubia mientras se acomodaba en su asiento y tomaba todo el contenido de su taza –vamos a decir nuestras ideas, porque estamos en contra y luego ustedes dicen las excusas- dijo con desprecio. Clarión y Milori la miraron y asintieron tratando de no matarla en ese instante
–creemos que ustedes no están bien juntos porque mezclar la sangre invernal con la cálida es antinatural ¿han visto que en el invierno crecen flores? Es tan ridículo como eso- habló Prejudice, Milori iba a decir algo pero Bias le ordeno silencio con una mano
–además, ustedes son opuestos... jamás lograran ser siempre felices, encontraran el amor de verdad con otra persona y usted, queridísima reina Clarión, quedaría sola con él bebe- hablo frio. Milori respiro antes de contestarle
–tener un hijo no es ridículo, es una muestra pura de nuestro amor. Yo la ame durante milenios aun no viéndola, jamás estuve con otra y ahora más que nunca estaré siempre a su lado. Yo siempre estaré ahí para ella como siempre ella estará ahí para mí- contesto normalmente el peliblanco, Clarión sonrió levemente. Bias frunció el ceño
–otra, como respeto a sus hermanos difuntos que por su culpa...-
-¡no meta a mis hermanos!- reclamo sin poder contenerse la castaña
–No termine de hablar- dijo acusadoramente
–no incluye a ambos en sus excusas- dijo Milori
-¡si puedo porque fue su culpa que los perdiera! ¡Si ella no hubiera sido tan tonta como para decirle a ese lunático que sus hermanos lo tenían no estarían muertos!- grito sin piedad Bias. Clarión se levantó mirándola con impotencia, mientras lágrimas de dolor, culpa y odio salían de sus ojos celestes. La rubia empleó de no sonreír, ambas se estaban desafiando con la mirada. Fueron unos segundos, pero para ambas fueron horas, los ojos azules-violetas miraron con odio y sin piedad a los celestes que la miraron visiblemente herida. Bias se notaba seria, altiva, pero en su interior estaba sonriendo, le encantaba hacer sufrir a los demás, poder doblegarlos usando puntos frágiles del pasado y... causarle sufrimiento, eso era lo más dulce.
Ella era una víbora con el veneno listo para utilizar y estaba clavando sus colmillos poco a poco en la reina, dejando que el veneno de la culpa corriera por su sangre. Clarión bajo la mirada y salió de la habitación mientras que en sus mejillas no dejaban de caer lágrimas
–Clarión- dijo que el señor del invierno mientras iba tras ella. Los reyes se miraron y dejaron ver sus caras sonrientes y malignas, para luego mirar a cierta taza de té.
Milori siguió a Clarión hasta que esta se detuvo en una sala
–Amor- hablo él, pero ella le dio la espalda y dejo escapar el llanto que tanto había retenido
–perdón... no pude contenerme... es que... si fue- ella utilizó de hablar claramente, pero estaba cortada por el llanto
–Tranquila- sonrió con dulzura el peliblanco mientras la rodeaba con sus brazos –estas bastante delicada, vuelve a la habitación- susurro en un ronroneo mientras acariciaba su abdomen. Ella rodeo su cuello con sus brazos mientras traía de parar el llanto
–No te dejare solo con esos- hablo preocupada. Él sonrió y la abrazo más contra él
–linda, esto ya no es seguro para él bebe- dijo algo preocupado –ellos quieren hacerte sentir mal y culpable... pero no es cierto. Ellos mienten, tus hermanos prefirieron morir ellos que tú y era tu deber respetar su decisión- dijo mientras secaba las lágrimas con su mano
–Me siento tan impotente- murmuro ella mientras apoyaba su cabeza en el pecho de su esposo
–amor... ellos son difíciles, pero puedo solo. Prometiste que te irías cuando no lo soportaras- dijo mientras le acariciaba la espalda con cariño. Ella suspiro y lo vio algo asustada, dejarlo ahí solo era como dejarlo en un nido lleno de serpientes para atacar...pero sabía que su estado la hacía mucho más sensible a sus habladurías.
El rey saco de sus ropas el frasquito que tan bien habia ocultado, sonrio con malicia antes de pararse y poner unas gotas en el vaso del señor del invierno. El té se volvió negro unos segundos para luego volver a la normalidad
–Vamos a ver qué pasa ahora- dijo mientras la reina le sonreía de manera maléfica. En sus ojos se observaba que lo que habían puesto en el té de Milori no era nada bueno, para nada bueno. Una sonrisa perversa apareció en los labios de ambos monarcas... su venganza estaba cerca e iban a demostrar que ellos siempre tenían la razón en todo. Sin importar lo que piensen o sientan los demás nadie los contradecía... ni aunque lo que estuvieran a punto de hacer lastimara a otras personas...
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