20
Los ojos de la pelinegra se abren de asombro al ver a Yoongi caer al suelo, totalmente inconsciente. La culpa la invade pero no tiene tiempo de pensarlo, corre a él tan rápido como puede, pero teme tocarlo. Se acostumbró tanto a soñarlo, que no puede poner un solo dedo encima de él. Es como si fuera un sueño, todo se siente irreal. Anheló por tantas noches poder volver a tenerlo cerca, tocar su piel, oler su perfume que ahora tenerlo así de vulnerable frente a ella le causa miedo. Con solo un toque teme lastimarlo más de lo que ya lo hizo.
La voz de Haneul suena desde afuera, Yeonsoo reacciona tan rápido como puede y se esconde entre las mesas. No puede decirle la horrible decisión que tomo, sabe que ya no hay vuelta atrás, de alguna forma, su corazón no quiere que haya vuelta atrás.
—Yoongi, mejor vamos a casa y... —Las palabras de Jimin quedan en el aire, al ver a su amigo regado en el suelo. Haneul ahoga un grito y corre a él levantando levemente su cabeza—. ¡Mierda! Yoongi.
Jimin sacude sus hombros, pero él no parece reaccionar. Yeonsoo se muerde la mejilla interna para no gritar de pánico.
Haneul barre la estancia con su mirada, si algo le enseñó el campamento, es a ser meticulosa en cada detalle. Entonces la ve, conecta miradas con su amiga y sus ojos se ensanchan. La última persona que esperaba ver, era a ella.
—¡Vi algo en la cocina! —El pánico se filtra en las palabras de Haneul, la desesperación por qué Jimin no logre ver a su amiga.
El castaño corre de inmediato. Yeonsoo sale de su escondite para poder escapar de aquella situación.
—¡¿Tú hiciste esto?! —grita en un susurro la castaña.
—¡Lo siento! —El arrepentimiento es evidente en sus palabras, por lo que hace reverencias sin control. No sé está disculpando con ella, si no, con el cuerpo inconsciente que tiene en brazos.
—¡¿Cómo se te ocurre hacer una cosa así?! ¡¿Estás demente?!
—¡¿Haneul?! —La voz de Jimin se escucha desde la cocina.
—¡Vete! —Señala la puerta, observando que su novio no aparezca—. ¡Estoy bien! ¿Encontraste algo?
Yeonsoo asiente y corre fuera del edificio. Corre tanto como sus piernas le permiten, sin dirección, sin estabilidad. Las lágrimas caen de sus ojos y se camuflan en sus mejillas, con las gotas de lluvia que colisiona en él. Se siente idiota por no pensar en Yoongi, podría estar grave por su culpa.
Finalmente, cuando sus piernas queman de dolor y sus pulmones arden, decide caminar. La lluvia para por completo y el frío se instala en el ambiente. Se coloca la capucha de su sudadera y mete las manos dentro de los bolsillos delanteros. Hace tanto frío que su calor corporal, escapara en forma de vapor por su boca.
Tiene que volver a casa, pero no puede enfrentar a Jungkook aún. Se siente traicionada, pero sobre todo, usada y manipulada. Una gran parte de ella no se permite enojar lo suficiente, hizo exactamente lo mismo hace más de un año atrás, pero uso a grandes personas y al amor de su vida.
Ahora entiende el dolor que sintió Yoongi, Jimin y los demás al enterarse de su traición. Pero nunca la perdonaron, no les dio tiempo, o la oportunidad de hacerlo.
Yeonsoo visualiza su edificio a unas cuadras, pero antes de si quiera pensar en la larga conversación que tendrá con Jungkook, quiere pasar por algo de comer. Una de las tiendas a la que siempre concurre, está aún abierta. Sin embargo, antes de siquiera abrir la puerta, esta se abre mostrando un demacrado Jungkook, con una bolsa en mano.
Dentro de ella hay dos ramen, un paquete de cigarrillos de los que ella fuma, dos cervezas y un chocolate. No es la gran forma de pedir perdón, pero algo suma.
—Lo siento. —Es lo único que articula el pelinegro al verla. Yeonsoo suspira, realmente no se siente la indicada para juzgar a alguien.
—Solo quiero ir a casa —susurra. La tristeza filtra sus palabras, y es lo único que él necesita para escuchar su corazón quebrarse.
Se prometió a sí mismo, no lastimar a la pelinegra, y aunque todo este tiempo hizo hasta lo imposible para cumplirlo, ahora se ha fallado, y lo peor es que le falló a ella.
—Lo supe en el hospital. —Jungkook decide ser completamente honesto, ya no hay vuelta atrás, e intentar ocultar o negar las cosas solo lo empeorará—. Me lo dijo Hunter, y luego el teniente.
Yeonsoo no dice nada, solo camina a su lado. La desesperación comienza a crecer en el cuerpo del pelinegro. Ella no es así, lo normal es que lo insulte, lo golpeé o diga algo sarcástico e irónico, pero no lo hace, y eso lo asusta aún más.
Lo que queda del camino, solo guardan silencio. Yeonsoo quiere responder para poder aclarar las cosas, pero su preocupación por Yoongi es mucho más grande. No deja de mirar su móvil en espera de una llamada que tal vez nunca llegue.
Al llegar al departamento, ella se saca las zapatillas y se sienta sobre el sofá con las piernas cruzadas. No puede dejar de ver la pantalla. Sabe que Jungkook le habla, pero no puede entenderle.
La pantalla de su celular se ilumina y no tarda ni un segundo en tomarlo. Un mensaje de texto aparece.
«No sé que demonios pasó, pero
debemos hablar.
Yoongi está en el hospital, está estable.
-Hane»
Yeonsoo deja salir todo el aire contenido y suspira. Una ola de alivio la atraviesa, ahora puede concentrarse en lo que el pelinegro dice, y poder darle una respuesta coherente.
«Lo sé, lo siento. Iré por la mañana
al hospital, necesito ver que esté bien.
Gracias por cubrirme.
-GY»
Ella bloquea su móvil y lo guarda. Tira su cabeza hacia atrás y sonríe involuntariamente, podría creer que la castaña también lo sabía, pero es incapaz de hacer algo así. Ella hace siempre lo correcto, y fingir su muerte solo para salvar el pellejo de alguien, no es algo que Haneul haría.
—¿Estás escuchándome? —Jungkook se sienta frente a ella, en la mesita del medio.
—No.
El pelinegro suspira, algo le preocupaba pero es evidente que ya no.
—¿Por qué no estás enojada? Quiero que me grites, me golpees, o me amenaces con matarme, eso es normal en ti. Que solo guardes silencio me aterroriza.
—¿De qué sirve eso? ¿Crees que reparará el daño? ¿O volveré el tiempo atrás?
—Lo sé, lo siento tanto. —Intenta acercarse a ella, pero Yeonsoo se levanta de inmediato poniendo tantas distancia como sea posible.
—Sí, te escuché la primera vez. Pero no me interesa.
—Solo dime que debo hacer y lo haré. —Se levanta de su lugar, la desesperación filtra en sus palabras.
—No quiero que hagas nada, el daño está hecho. —No hay enojo, ni siquiera está tan dolida como quisiera. No quiere perderlo, Jungkook es una gran persona, y terminarle solo por una mentira del pasado sería desafortunado. Él asiente y se vuelve a sentar, ahora ocultando su rostro entre sus manos—. Necesito que me des espacio.
—¿Quieres que vaya del departamento?
—¿Quieres hacerlo?
—No.
—Entonces no lo hagas. —Yeonsoo camina hasta la habitación, toma una manta del closet y una almohada—. Pero no me sofoques esta noche, necesito pensar.
—Está bien. —Jungkook toma la manta y la almohada, nunca imaginó que dormiría en un sofá mientras su novia duerme en la habitación. Ella asiente y entra a la habitación cerrando con mucho cuidado la puerta—. ¡Mierda!
Susurra golpeando su puño contra la pared. Sabía que tarde o temprano se enteraría, aunque le hubiese gustado mucho ser él quién le diga. Aunque agradece que lo esté tomando de esa manera, tan madura. Yeonsoo siempre será una mujer que lo sorprenda, nunca se sabe cómo va a reaccionar realmente, es un misterio.
Se quita la remera y luego el pantalón, solo quedando en ropa interior. Acomoda las mantas y luego se recuesta, no cree que vaya a conciliar el sueño, pero lo intentará.
Mira el reloj de pared pasar, los minutos pasan y parece estar cada vez más despierto que antes. Quiere correr a ella, abrazarla y decirle cuánto la quiere, que perderla sería lo peor que puede pasarle, además de sentirse completamente apenado por todo lo que pasó.
La puerta de la habitación se abre, Yeonsoo aparece con la mirada perdida, pero no se acerca. Solo se sienta en el suelo, con la espalda contra la pared frente a él. No sabe que hacer realmente, y como le pidió espacio no va a bombardearla de preguntas ni a volver a repetir que lo siente.
Se sienta en el sofá y la mira. Yeonsoo conecta mirada con él, parece ansiosa y un poco nerviosa.
—Fui a ver a Yoongi —suelta.
Toda su sangre se drena por un segundo, y aquellas palabras lo abofetean con brutalidad. Un remolino de sentimientos y pensamientos lo atraviesan, pero logra contenerse. Después de todo, ella volvió.
Jungkook asiente intentando no demostrar, lo mucho que le afecta. Ella simplemente corrió hacia él, no la culpa sin embargo, una parte de él se siente extraño. Cómo si ya hubiese vivido ese momento, con alguien más.
—¿Porque...? —calla. No sabe qué preguntar, o si quiere oír una respuesta. Tiene miedo de lo que pueda decir a continuación.
—Estaba enojada y no pensé bien las cosas. —Ella tira su cabello para atrás con frustración—. ¡Demonios! Estoy tan enojada contigo, quisiera poder golpearte.
—¿Es por eso que estabas tan preocupada?
—Sí, se desmayó en cuanto me vio. Iré a verlo por la mañana. —Jungkook asiente, siente celos, tanto que quiere correr hasta donde está él y golpearlo. Pero en realidad no tiene la culpa.
—¿Quieres que te acompañe?
—¿Irás conmigo a ver a Yoongi? —Levanta una ceja. Lo está provocando, lo sabe, y está a punto de caer en su juego. Por eso solo calla, se muerde la mejilla interna para no decir algo que empeore las cosas—. ¿Porqué no pudiste decirlo antes?
—Tenía miedo.
—¿De qué?
—Que corrieras a él, tal y como lo hiciste.
Yeonsoo sonríe de lado con ironía ante sus palabras y fija la mirada en los oscuros ojos de Jungkook, quien demuestra arrepentimiento de lo que acaba de decir.
—No quise...
—Ahórratelo, Jungkook. Escuché demasiado por un día —susurra. Aún sigue enojada con él; la vio llorar y sufrir por algo que no era cierto, y aún así no dijo nada. La pelinegra susurra un inaudible «buenas noches» y vuelve a la habitación. No podrá dormir, lo sabe perfectamente, incluso sabe que sus pensamientos se apoderarán de ella, pero no le importa. Esta noche, nada le importa.
⭒❀⭒
La mañana siguiente aparece con tanta brutalidad que se enfurece. Para cuándo pudo conciliar el sueño, el alba comenzaba a asomarse y dos horas después la alarma sonó. Es día de semana por lo que debe ir a la estación de policía para verle la cara a Hunter y luego hablar con el teniente. Después de haber mentido de esa manera, debe arreglar ciertos asuntos.
Ya no quiere ir a ver a Yoongi, siente que solo abrirá una herida que costó mucho sanar. Sería masoquista hacerlo.
Al salir de la habitación, el olor a comida cacera la golpea con brutalidad, provocando que su estómago gruña en respuesta. Jungkook suele hacer las mejores disculpas de toda su vida.
Ahí se encuentra, de espalda a ella, sin playera, dejando que sus tatuajes y músculos se contraigan con cada movimiento. Aunque no quiera admitirlo, Jungkook es alguien que se ocupa de sí mismo, tanto que puede babear por su físico.
—¿Estás lista?
—¿Para qué? —Se sienta en una butaca, y él le sirve un plato de comida.
—Para ver a Yoongi.
—No creo que sea buena idea.
—Estabas segura anoche, tal vez esto te sirva para despedirte de él —opina. Toma una playera y se la coloca.
Después de pensarlo durante el desayuno, decide ir a verlo. Aunque una parte de ella sintió cierto matiz de algún sentimiento impropio de Jungkook al decirle que podría ayudar a despedirse de él. Ella en ningún momento lo mencionó o dio indicios de que fuera para ello la visita.
No hablan durante el viaje, ni siquiera ahora lo hacen. Jungkook sabe que debe darle espacio, pero su testosterona no le permite dejarla sola con Yoongi, alguna parte de él cree que se irá y no la volverá a ver. Yeonsoo sabe que debe aclarar ese tema con el pelinegro, pero no ahora.
Ve a Haneul salir de la habitación y la encara con rapidez, dejando a Jungkook detrás.
—¿Qué haces aquí?
—Dije que vendría. —Yeonsoo se acerca al cristal de la ventana. Un plácido Yoongi duerme sobre las blancas sábanas—. ¿Cómo está?
—Aún no despierta, creo que deberías irte.
—Me mintieron, nunca existió alguien que fuera detrás de ellos.
—Lo sé. —Haneul suspira. Los ojos de la pelinegra se ensanchan al mismo tiempo que su corazón se acelera—. Hunter vino ayer, mientras Jimin dormía me hablo sobre todo, llorando.
El alivio la invade y deja salir el aire acumulado. La única persona en la que puede confiar en estos momentos de forma ciega es ella.
—¿Que le dijiste?
—La golpeé.
—¿Qué? —El asombro y diversión filtra sus palabras.
—¿Qué? ¿Qué esperabas? Te quitó la oportunidad de ser feliz, es una maldita egoísta, pero la entiendo y por eso la perdone.
—Lo sé, siguió mis pasos. Por eso no puedo estar enojada con ella.
—Yeonsoo, Yoongi no necesita que vuelvas a su vida y coloques todo de cabeza. ¿De acuerdo?
—Lo sé.
—Toma. —La voz de Jungkook la toma de sorpresa por detrás, le tiende un café y deposita un suave beso en sus labios. Como intentando marcar territorio de alguien que ni siquiera está consciente.
—Solo escríbeme sobre su estado, después de todo yo causé esto —musita ignorando la actitud de su compañero.
—De acuerdo. —La castaña abraza al par de amigos y vuelve a entrar a la habitación.
La pareja decide seguir con su día, hay muchas cosas que hacer. Se montan al carro y maneja hasta la estación de policía.
«¿Vas a renunciar?» se pregunta así misma. No es mala idea, pero si hace eso, tal vez vaya a la cárcel, o algo peor. No sabe que esperar de la conversación que tendrá con el teniente, pero está segura que dejará salir todo su enojo.
Al entrar, un preocupado e hinchado rostro de Hunter la recibe. Yeonsoo la ignora por completo y pasa directo al ascensor. Jungkook no la sigue, solo se queda en planta baja con Hunter, que no tarda en llorar de nuevo.
El secretario del teniente intenta detenerla, pero ella hace caso omiso y entra tirando todo su peso contra la silla de enfrente. Él se quita los lentes y la mira paciente, mientras ella solo arquea una ceja esperando una disculpa.
—¿Quieres café?
—A la mierda el café, usted y toda esta sociedad —suelta. El hombre de edad mayor asiente y suspira.
—Puedes ser libre si así lo deseas, no más policía, no más engaño, no más amenazas. Puedes irte por esa puerta, y te doy mi palabra que nadie irá detrás de ti.
Aquellas palabras descolocan a Yeonsoo. «Está jugando contigo, no seas imbécil», se regaña.
—No caeré en sus juegos.
—No hay juegos, Yeonsoo. —Da una leve sonrisa—. Lamento el engaño, ayudaste mucho durante meses al departamento. Hemos atrapado a más criminales en este tiempo que en diez años. Ya pagaste tu deuda.
Una ola de alivio la recorre y quiere llorar, quiere abrazarlo y luego salir corriendo. Pero no sabe a dónde, este tiempo se convenció así misma que estaba en el lugar correcto, si se va, estará perdida de nuevo.
—¿Crees que no me iré?
—No tienes a donde ir, niña —suelta y vuelve su atención a los papeles frente a ella—. No tienes familia, ni amigos, ni nadie que te espere del otro lado. Aquí encontraste tu lugar, encontraste tu vocación. —Firma un papel y se tira contra el respaldar de la silla sonriendo amplio—. Eres libre de irte, pero sería un desperdicio. Eres buena en esto.
Yeonsoo sube los pies al escritorio y suspira profundo. Tiene paga, un departamento bonito, un novio, un trabajo con arma, por primera vez, tiene estabilidad y no debe mirar sobre su hombro para verificar que alguien va detrás de ella. El teniente tiene razón, pero no puede decirle ahora que se quedará.
—Voy a tomarme unos días para pensarlo. —Ella se levanta y camina hasta la puerta, pero antes de salir, lo mira por sobre su hombro—. Si Hunter pregunta por mí, dile que me iré a la cárcel con tal de no volver a verla.
—¿No crees que es un poco infantil?
—Entre amigas está permitido ser infantil. —Ríe seco y lo ve a los ojos—. Jugó a las mentiras con ella, ahora le toca hacerlo conmigo.
—¿Y si Jeon pregunta?
—Uhm... —Se aprieta la punta de la nariz con el dedo índice y pulgar, aún sigue enojada con él, pero no puede hacerlo sufrir demasiado—. Deje que su mente cree alguna historia.
—¿En qué momento me involucre con ustedes?
—Lo mismo digo.
Asiente divertida y sale, le gustaría hacer las cosas más dramática, vengarse un poco del sufrimiento que vivió durante meses. Además, un sentimiento de felicidad le estruje el pecho con fuerza. Esperaba que el teniente le amenazara con ir a la cárcel o algo que se lamentara seguir viva, pero en vez de eso, le dio la libertad que ha buscado desde que tiene razón. Ve a Jae salir de una habitación con papeles en sus manos, o que provoca alimentar un poco su euforia.
—Necesito tu ayuda. —Lo jala del brazo y lo lleva una esquina donde nadie pueda escucharlos—. Quiero que me esposes.
—¿Q-que?
—Ya escuchaste, y luego follame duro —murmura sarcástica—. No seas neandertal. Necesito que me saques esposada.
—¿Por qué?
—¿Importa?
—¿Por qué debería seguir tus delirios? —Se cruza de brazos.
—Sabías de la mentira de Hunter y Jungkook, sabías que me estaban utilizando y no dijiste nada. Me la debes.
Jae se remueve incómodo, una punzada de decepción la atraviesa al darse cuenta que, él lo sabía. Suspira pesada y lo mira arqueando una ceja.
—¿No crees que es infantil? —Jae la rodea y le coloca las esposa por detrás.
—¡Joder! ¿Otra vez con eso? Actuaré como se me venga en ganas, a mí me utilizaron por un año entero. —Su paciencia se agota cada vez más—. Si quiero montar un puto show de payasos lo haré.
—Bien.
Jae suspira, lo único que espera es no recibir golpes de su novio. Después de todo Jungkook es bastante fuerte y entrena el doble que todos los agentes en el departamento, quiere merecer su puesto en el.
Yeonsoo sonríe internamente, los recuerdo de todas las idioteces que hizo por Yoongi aparecen de pronto, la nostalgia la invade pero no sé lo permite pensar demasiado. Después de todo, después de tanta seriedad y fingir ser una mujer nueva, debe cometer alguna acción infantil y dramático como a ella le gusta.
Jae la guía esperando no encontrar a nadie, sin embargo, cuando las puertas del ascensor se abren. Jungkook y Hunter se encuentran del otro lado, con papeles en mano, sin mencionar que es la hora más transitada en el departamento. Quisiera poder no seguirle el juego, pero una parte de él se siente mal por Yeonsoo.
—¡¿Qué mierda?! —Jungkook se abalanza sobre la pareja que camina directo a la salida. Toma a Jae del brazo con fuerza deteniendo que de un solo paso más con Yeonsoo esposada.
—No te metas. —Yeonsoo encara a Jungkook, en su mirada puede ver la desesperación y frustración, tanto que se arrepiente por completo de su pequeña broma de mal gusto.
—¿Te entregas?
El asombro de todos es evidente. Los susurros comienzan a llegar desde las escaleras hasta la puerta de salida. Yeonsoo está segura que hablaran de esto por mucho tiempo. Hunter intenta detener a Jae pero Yeonsoo vuelve a interferir.
—No me hagas reír, Hunter. —Ríe seco por lo bajo—. ¿Ahora jugaras a la moral? No me jodas, iré a dónde pertenezco, dónde tenía que ir desde un principio.
Sabe que se está pasando pero no puede volver atrás. La rubia rompe en llanto y cae de rodillas pidiendo disculpas, está tan arrepentida que en ese preciso momento, Yeonsoo la perdona sin decirle en realidad.
Jae la ingresa a la parte trasera de su auto y se monta. Tiene mucho trabajo, por lo que la llevará a casa y terminará con todo el teatro que acaba de montar.
—¡No puedes hacerme esto! —Jungkook golpea el vidrio de la ventana.
—Bájalo, necesito escuchar lo que dice —pide. El vidrio baja automáticamente y Jungkook se arrodilla en el suelo para poder llegarle.
—No puedes dejarme de esta manera —escupe—. No te vayas, por favor...
—Me viste sufrir, me viste llorar, me despertaste de cada pesadilla que tenía durante meses, y no pudiste decirme la verdad. Es tarde, Jungkook.
—Tienes razón, soy egoísta, un hijo de puta que no merece tu perdón, lo sé. —Su voz se quiebra pero se las arregla para continuar—. Haré todo lo que me pidas, si quieres que terminemos lo haremos, pero por favor no vayas.
—¿Por qué?
—Ya tuviste demasiada mierda como para que ahora o tires por la borda. No te dejaré en la cárcel.
Su corazón se retuerce al escuchar esas palabras. Él está dispuesto a todo, solo para que ella siga tal y como está, por mantenerla a salvó.
—¿Tienes otro secreto que confesar? —Está lista para decirle que todo fue una broma de mal gusto, que lo perdona y que espera que no lo vuelva a hacer, después de todo, Jungkook es en quién más confía en estos momentos.
El pelinegro mira al suelo y suspira, entonces lo sabe. Sabe que hay algo más, la desesperación y ansiedad la invade. Jungkook toma aire, y lo suelta.
— Te amo.
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