11





Yeonsoo abre de sopetón la puerta de salida. Se siente asfixia en éste momento por las diminutas paredes del lugar.

Debe detenerse para respirar profundo, si sigue así pronto caerá desmayada. La viva imágen de Yoongi en ese estado tan decadente la invade de golpe y debe correr, tanto como pueda, si es necesario hasta llegar a él.

Sus pulmones queman y sus piernas piden a gritos detenerse, sólo un momento. Pero no lo hace, ella sigue corriendo cada vez más, viendo pasar los grandes árboles a su lado como si realmente el bosque en el que se encuentra no tuviera fin.

Se tropieza con una gran rama justo a tiempo para caer a la orilla del río.

Entonces, se deja llevar.

Grita con todas sus fuerzas desgarrando su garganta y sus pulmones, respira profundo y vuelve a repetir la acción, una y otra vez, sacando el dolor que oprime su pecho.

Se siente culpable, se siente herida y dañada. Como si todo lo que pasara fuera su culpa, y en cierto modo lo es, Yoongi sufre su perdida, y ella sabiendo eso, no hace nada por aliviar su dolor. Pero no puede hacer nada, ya aceptó entrar al campamento, es tarde para correr a Yoongi, y sí así lo decidieran, duda que los agentes la dejen dar un paso si quiera.

Las lágrimas salen y los sollozos fuertes se pierden por el sonido del río. Quiere volver y golpear a Jungkook en el rostro, hasta que deje de respirar, hasta que la culpa y el dolor que siente la abandone. Sin embargo, sabe que no fue su culpa, debía sacarle el código a como de lugar, y usó una estrategia válida, solo que no sé lo esperaba, la tomo desprevenida.

Se deja caer al suelo, dejando que las lágrimas fluyan, que sus labios susurren una y otra vez que lo siente, que ama a Yoongi y que lamenta con todo su corazón el daño que le está provocando. No se puede perdonar, ni siquiera cuando él esté completamente renovado, cuando la haya olvidado; incluso en ese entonces se seguirá culpando y no se permitirá avanzar. No sé queja, después de tanto dolor, es lo mínimo que merece.

Las horas pasan, y cuando su cabeza comienza a zumbar en un dolor agudo, decide que es tiempo de volver al campamento. Darse una ducha y dormir todo lo que su cuerpo le permita.

Cierra los ojos mientras camina, la luz brillante del día la ciega por completo, y ayuda a qué su dolor de cabeza aumente.

El choque con un pecho fornido la sorprende de golpe y se tambalea, pero un brazo la toma por la cintura para estabilizarla. Ella abre los ojos, y se encuentra de lleno con aquellos ojos negros, inyectados en sangre, con rastros de haber llorado igual que ella.

No puede despegarse, no puede respirar, solo puede verlo, quiere golpearlo, quiere decirle que nunca vuelva a hablarle, pero sabe que no es correcto. Lo necesita para salir del lugar y atrapar al sujeto que no la deja en paz.

Él la envuelve en sus brazos y apoya su barbilla en la cabeza de Yeonsoo. La abraza con fuerza. Ella puede escuchar como reprime un sollozo sin soltarla, sin embargo, no sé mueve, no le devuelve el abrazo. Se siente pequeña envuelta en él, no es ni de cerca la misma sensación que siente cuando Yoongi la abraza. El menudo pelinegro de mirada felina y sus delgados brazos solo la envuelve, pero con él sujeto que ahora la toma, la tapa por completo. Su menudo pasa desapercibido entre sus gruesos brazos.

—Jungkook... —Coloca sus manos en el pecho de él y se aleja consideradamente.

—Lo siento tanto, no pensé con claridad. —Su voz sale de manera desgarradora. Yeonsoo solo mira el suelo, no puede perdonarlo. Es una herida que ella misma se abre a diario, y ahora Jungkook se atrevió a usarlo a su favor.

—No debes disculparte, es algo que debías hacer sin importar quién. —Suspira y se aleja un poco más, se siente demasiado pequeña a su lado.

—No quiero que nuestra...

—No hay nuestra, Jungkook. —Se atreve a mirarlo, sus ojos están cristalizados. Sabe que debe disculparse, por haber usado a Chan, pero siente que es justo por lo que hizo—. No somos amigos, ni siquiera compañeros. Simplemente somos personas que tomaron malas decisiones y ahora deben trabajar alapar para poder ser «libres» —dice haciendo comillas con sus dedos. No existe tal libertad para ella, es consciente que cuando termine esto, habrá más, y más. Nunca se terminará, y está bien—. Y luego, te irás y yo me iré.

Se muerde el labio y lo rodea para seguir su camino, ahora más apresurada que antes. Sin mirar atrás.

⭒❀⭒

Yeonsoo se sienta en la cama adolorida, una mala posición le causa tensión en el músculo de su cuello. Decide menearlo un poco para apaciguar el dolor, es entonces cuando siente que una mano la rodea por la cintura y se deposita en su barriga dando un pequeño apretón.

Su cuerpo entero se tensa, y sin poder evitarlo, gira su cabeza lentamente hacia un costado para ver el rostro de la persona detrás de ella.

Ahí está, con sangre en la boca, su piel se ve negra, como si estuviera en un estado de descomposición. Sonríe dejando ver la putrefacción de sus dientes, Yeonsoo deja de respirar y un miedo intermitente se instala en su cuerpo, quiere gritar, quiere pelear y patear, pero no sé puede mover.

La mano sube lentamente por su pecho hasta la comisura de su boca y lentamente mete uno de sus podridos dedos en su boca causando que la repugnancia la invada.

—No importa cuánto lo desees, soy parte de ti —susurra Hyun en su oreja.

Yeonsoo ya comenzó a llorar, no puede quitar la vista de esos ojos inyectados de bagre, su piel rota y descompuesta, esa sonrisa malévola y podrida.

Ella hace acopio de todas sus fuerzas y grita a todo pulmón despertando de su horrible pesadilla. Solloza con fuerza mientras se abraza, las lágrimas salen a brotes, sabe que es prisionera de su pasado, y será prisionera de su presente.

—Tranquila... —Esos brazos delgados que tanto extraña la envuelve por los hombros.

Yeonsoo gira para verlo directo a los ojos, tiene el cabello despeinado y los ojos hinchados. El torso desnudo mostrando aquellas cicatrices, y su transparente piel blanca. No puede evitarlo y lo abraza con fuerza sollozando aún más. Yoongi ríe y le devuelve el abrazo.

—Te extrañé tanto —musita entre sollozos y se aferra con más fuerza a su delgado cuerpo.

—Tuviste una pesadilla. Tranquila, amor. —Acaricia con suavidad su cabello—. Estoy aquí, estoy para ti.

Yoongi se recuesta de nuevo, pero esta vez con Yeonsoo en brazos, como si ella no quisiera despegarse nunca de él. Ella cierra los ojos e inhala su olor particular, sabe que es él, sabe que su aroma y su textura no puede estar inventandola.

—Llevame lejos, sácame de aquí. No te vayas nunca, no me dejes jamás —suplica con su desgarrado corazón.

—¿De qué hablas? Tú fuiste la que me dejó —suelta Yoongi, ahora su voz cambia a una más seca y fría. Como la última vez que habló con él. Yeonsoo levanta la vista para encontrarse con Yoongi mirando el techo, totalmente perdido.

—No tenía opción —dice sintiendo su pecho oprimir. Siente mucha culpa, pero que Yoongi se lo diga simplemente la destroza—. Tenía que salvarte.

—Sí, porque me vendiste. —Yeonsoo se separa de él. Es Yoongi, está segura de eso, pero no es algo que le diría.

—Yoongi...

—Me dejas morir, me dejas culparme por tu muerte, me dejas marchitarme. —Él la mira y un escalofrío le recorre el cuerpo al ver lo vacíos que se encuentran sus ojos.

Ella los cierra con fuerza, no puede ser real, debe seguir dormida.

—Aún cerrando tus ojos, no puedes escapar de mí. —Yeonsoo los abre, y ve a Yoongi sentado en la punta de la cama, con la mirada hacia afuera—. Te di lo mejor de mí, te lleve a mi casa, te abrí mi corazón y a la primera me botaste. —Yoongi se gira y la ve directo a sus ojos. De su boca comienza a brotar sangre pero él parece no reaccionar. Yeonsoo abre los ojos espantada y se saca la remera para poder limpiar y detener la hemorragia que bota de sus labios—. Esto me provocó tanto alcohol, tanta tristeza por ti.

—Lo siento tanto... —solloza mientras lo limpia, dejando que las lágrimas salgan—. No es lo que quería, solo necesitaba que estés a salvo.

—Pero provocaste esto. —Señala su boca.

Yeonsoo clava sus ojos en la mirada vacía de Yoongi, sus ojos están inyectados de sangre, y un extraño líquido negro baja por sus ojos reemplazando sus lágrimas.

La desesperación aumenta, Yeonsoo necesita salvarlo, necesita que todo se detenga, pero sabe que este no es Yoongi, sin embargo, no está segura de que el verdadero esté realmente a salvo.

Entonces se separa, y todo parece tener sentido, debe correr a Yoongi; abrazarlo hasta qué su dolor desaparezca, debe romperse en pedazos una vez más para construirlo. Pero sus manos negras se apoderan de sus muñecas impidiendo que se separe.

—No me dejes —solloza Yoongi, al mismo tiempo que el descompuesto rostro de Hyun se asoma por un costado de él, abrazándolo.

Yeonsoo grita con todas sus fuerzas y logra sentarse, una fina capa de sudor envuelve su cuerpo, su respiración está agitada y las lágrimas brotan a cascadas de sus ojos.

—¡Jesús! ¿Estás bien? —chilla sorprendida y adormilada Hunter que se acerca a ella para consolarla.

Yeonsoo intenta hablar, pero parece estar sin voz. Está demasiado asustada, demasiado torturada. Ya no puede seguir así. Se levanta de la cama de un sopetón y corre fuera de la cabaña, no importa cuánto tarde, correrá descalza hasta llegar a Yoongi, debe salvarlo de Hyun.

Siente como Hunter grita a su espalda, pero no sé voltea. No volverá a voltear por nadie, Yoongi es su meta, y no dejará de correr hasta alcanzarlo.

Dos manos grandes se apoderan de sus brazos deteniendola de golpe, ella pestañea con rapidez para espavilar las lágrimas de sus ojos y lo mira. Ahí está una vez más, con la misma mirada melancólica, lleno de culpa y lastima.

La envuelve en sus brazos y Yeonsoo, por primera vez desde que lo conoce, se desarma por completo dejando que los sollozos salgan fuerte por su boca, desgarrando su garganta. Sus piernas flaquean, y cuando cree que caerá de rodillas, él la toma con más fuerza.

—No te dejaré caer, no de nuevo —susurra contra su oído estremeciendola.

Yeonsoo llora aún más, hasta que sus ojos pesan y se da cuenta que no es un sueño. Que en realidad ha despertado por completo. Que Jungkook realmente la sostiene en brazos y ella se comienza a sentir mejor. No puede permitirlo. No otra vez.

Se aleja de él de un solo movimiento y sin pensarlo demasiado golpea su rostro con el puño cerrado. Está fuera de sí, sus sentimientos y pensamientos son un tornado descontrolado en su interior.

Jungkook se tambalea tocando la zona afectada, es tanto el escándalo que hacen, que ya hay chicos fuera de sus cabañas mirando la escena.

—¡No me toques! ¡Todo es tu maldita culpa! —escupe Yeonsoo con odio—. Si tan solo hubieses aceptado lo que pasó con Chan, Yoongi nunca hubiera sentido esa culpa por enfrentarte. Y yo no estaría aquí, estaría allá... —Señala hacia la oscuridad del bosque que los rodea.

—No me culpes por tus decisiones. —Jungkook se reincorpora con el ceño fruncido.

—Eres un jodido grano en el culo. Tú y tu maldita venganza de mierda arruinó a Yoongi, a Jimin, a Namjoon... —Su voz vuelve a quebrarse. Está destruida y lo único que busca es liberarse de la culpa que la consume—. ¡Aléjate de mí!

Le pasa por el lado chocando su hombro. Adentrándose entre los troncos gruesos de los árboles, perdiéndose en la penumbra de la noche. Solo desea poder terminar con todo, no quiere sentir, ya no puede seguir así.

Entra al único baño que está permitido usar, y se sienta en la oscuridad. Dejando que las lágrimas solo se deslicen por sus mejillas, sacando todos sus sentimientos encontrados. Todo su dolor y angustia.

Las horas pasan, y su dolor se calma, o se acostumbra a él. Las lágrimas ya no bajan, solo queda un rastro seco de dónde estuvieron antes. Su piel está fría, y sus labios han tomado un color violeta. Se esconde entre sus piernas, sabe que no puede enfrentar a nadie en ese estado, está tan vulnerable que incluso si quisiera ver a Hunter solo lloraría de desesperación.

Se siente prisionera de ella misma, de quién debe ser, de lo que debe hacer. Se siente cautiva de su tristeza y su dolor, como si ya nada tuviera sentido.

Decide que es hora de ir a la cabaña cuando ve un claro destello entrar por las altas ventanas, tiene clase temprano y no quiere faltar. Necesita despejar su mente tanto como pueda, incluso más aún.

Se desviste y abre la ducha, dejando que el agua fría que corre por las oxidadas cañerías de deslicen por su cuerpo. Abre los ojos de sopeton y gira cuando siente unas risas hacer eco. Cierra el agua y camina hasta donde dejó la ropa, pero para su sorpresa no hay ni una sola prenda.

Yeonsoo cierra los ojos con fuerza y suspira.

—Debe ser una puta broma —gruñe entre dientes.

Se siente de nuevo en aquellas casas de orfanato, en las que sus compañeros solían burlarse de ella, le sacaban su ropa, la comida, todo lo que le pertenecía.

Suspira de nuevo, ahora apaciguando el torrente de nervios que se avecina. Sonríe rendida, no le queda de otra que caminar completamente desnuda hasta su cabaña, que para su mal suerte queda pasando todas las demás.

Se cuestiona mentalmente si la mejor idea es caminar así, pero llega a la conclusión que a menos que quiera morir de hipotermia debe hacerlo. Sin embargo, no va a correr, ni siquiera caminará rápido. Sabe lo que pretendes esas chicas o chicos, a estas alturas los dos partidos corren por igual; intentan avergonzarla, que no pueda mirar a nadie a los ojos, pero ella no es así. Se equivocaron de chica y se los va a demostrar.

Camina cansada, y hasta aburrida. Con el mentón en alto y el eco hasta las nubes, su piel no es lisa, de hecho está tan marcada por escándalosas cicatrices que ya no puede seguir ocultandolas.

Las miradas se hacen presentes en ella, desde risas, sorpresa y hasta desagrado. Pero eso no la detiene, ella sigue caminando lento hasta su cabaña, para que todos sepan que algo tan ridículo e infantil como sacarle la ropa no le afecta.

La mirada de alguien en particular la estremece por un segundo, una pequeña ola de arrepentimiento la atraviesa cuando cruzan miradas, sin embargo hace caso omiso. Jungkook frunce el ceño y golpea a su compañero que no puede sacar la vista de los senos de Yeonsoo.

—¿Qué te sucede? —se queja tocando su hombro.

—No la veas. —Lo toma del cuello de la remera y lo entra a la habitación.

Llega, finalmente hasta la cabaña donde Hunter se encuentra sentada, esperando a su regreso. Al verla no dice nada, solo sonríe, melancólica.

Yeonsoo se coloca ropa y se ata su cabello en una coleta alta y desordenada.

—¿Lista para correr muchos kilómetros? —Yeonsoo sonríe de oreja a oreja, como si su mundo no se derrumbara.

—¿Estás bien? ¿Porqué estabas desnuda?

Yeonsoo duda en contestar aquella pregunta, ¿Realmente lo está?
Aunque quisiera gritar lo que realmente siente, no hay nada que Hunter o cualquiera pueda hacer.

—Mejor que nunca. —La toma del brazo y la arrastra afuera de la diminuta habitación—. Seguramente mis prendas tocaron algo radiactivo y cogieron pies. Se hartaron de mi.

Hunter ríe y niega con la cabeza, sabe lo que pasó pero mientras a Yeonsoo no le afecte no tiene que intervenir. Sabe que cuando Yeonsoo quiere venganza no para hasta conseguirla, sin embargo, ahora simplemente ignora lo sucedido.

Las miradas se hacen presente en ella, pero parece no importarle mucho. Incluso se ve más fresca que antes, y no porque su mundo se está desmoronando por dentro, si no, porque una parte de ella sabe, que no importa cuanto llore, o quiera correr hasta Yoongi, no puede y no debe hacerlo.

Llegan hasta el polideportivo dónde varias personas ya comienzan a calentar.

—Llegan tarde —anuncia la entrenadora sin mirarlas. Anota algunas cosas en su libreta con el ceño fruncido.

—Acabo de sufrir abandono por parte de mi ropa, me gustaría más consideración de su parte —se sincera, pero un suave matiz de bruma de filtra en sus palabras—. ¿Comenzamos?

—No, falta Jeon —dice la mujer dando media vuelta para acercarse a sus cosas.

Yeonsoo frunce el ceño y lo busca con la mirada, pero no lo encuentra. En definitiva Jungkook no está en el grupo.

    ⭒❀⭒

La clase de hace eterna, y la siguiente, todo el día es un verdadero fastidio. Es como si se hubiesen puesto todos de acuerdo en hacer sufrir a sus únicos alumnos, para que así recuerden hacer el bien y no ser criminales, aunque sinceramente eso a Yeonsoo la incomoda.

Ya no creía que las cosas se dividían por el bien y el mal, al final ella siempre estuvo del lado incorrecto por las razones correctas, y ahora está del lado correcto por las razones incorrectas.

Algo que realmente le sorprendió, fue que en uno de los recesos de las clases, Yeonsoo corrió hasta la cabaña para cambiar su sudada remera, fue entonces cuando se encontró con la ropa que había desaparecido del baño por la mañana. La tomo por sorpresa pero luego ignoro eso, tal vez ellas se arrepintieron o no lograron lo que querían.

Al terminar la jornada, se cambian de ropa ambas amigas y se encaminan al comedor. Hunter recaudo buenos puntos el día de hoy por lo que tendrá una cena moderada, por otro lado, Yeonsoo tiene pase libre por lo sucedido en la sala de interrogación. Puede tomar todo lo que quiera.

—Es una pena que Jungkook no tenga nada más que una porción pequeña y un vaso de agua en su cena. —La rubia suena penosa.

—¿Y eso porqué?

—Ya sabes, apostó la cena de todos sus puntos a qué te sacaba el código.

—¿Hasta cuándo? —La sorpresa en las palabras de ella no pasan desapercibido.

—Hasta que salga del campamento —murmura y frunce los labios, Yeonsoo solo asiente pensativa, en realidad no puede entender porque Jungkook arriesgo tanto por cuatro números—. ¿Escuchaste lo que hizo? —Hunter susurra por lo bajo mientras coloca una botella de agua en su bandeja.

—¿De qué hablas?

—Fue por las personas que te sacaron la ropa. —chilla emocionada por lo bajo. Yeonsoo la mira sorprendida—. Sí, y le dió unos golpes que pobre, va a soñar con eso hasta que muera.

—¿Golpeó a una mujer?

—¿Qué? ¡No! —niega Hunter mientras le señala con la cabeza. Yeonsoo gira en dirección y puede ver al chico que le hizo la vida imposible desde que llegó con un ojo morado y una gasa en su nariz—. Fue el idiota. Y Jungkook le dijo que si te volvía a molestar lo haría añicos.

Una ola de furia crece en su interior al escuchar eso. La viva imágen de Yoongi salvandola la invade y es lo único que necesita para encarar la situación.

Toma una manzana y unos panecillos de postres de la barra, se encamina hasta dónde se encuentra el pelinegro junto a su compañero de dormitorio y un par más. Todos silencian al verla.

—¿Tú lo golpeaste? —brama. La seriedad en su voz se nota a leguas, es tan así que el comedor entero se sumerge en silencio.

Jungkook deja la botella que tenía en mano en la mesa, pero no responde.

—Al menos di gracias mal agradecida —masculla su compañero. Sin embargo ella no lo mira, solo mantiene la mirada fija en los negros ojos de Jungkook. Se puede sentir la tensión, se desafían pero nadie se atreve a pronunciar una sola palabra.

—Se comporta como imbécil —habla Jungkook.

Yeonsoo se muerde el labio y le tira los panecillos y la manzana sobre su plato casi vacío de arroz. Jungkook los toma de inmediato antes de que hagan un desastre en su mesa y la mira esperando una explicación.

—Te devuelvo el favor. —Ríe seca por lo bajo negando con la cabeza y vuelve a encararlo—. No me confundas, no soy Hane, ni Hunter. No necesito que nadie me ayude, no te lo pedí.

Jungkook no habla, ni siquiera sabe que responder. Pareciera estar luchando con algo que nunca vio, o en realidad se negaba a hacerlo.

—Te pedí que no te me acercaras. No te metas en mi puto camino porque una vez vendí al amor de mi vida... —masculla y coloca ambas manos en la mesa para acercarse más al rostro de él—. Creeme que no dudaré en matarte si tengo la oportunidad. No me jodas, Jungkook, no me conoces.









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