24

Yeonsoo ha intentado esquivar a Yoongi desde que salió de la casa de Jimin y no fue tan difícil. El pelinegro no apareció en la pequeña casa durante todo el día, lo que facilitó las cosas, después de todo, estaba enojada; furiosa con todas las cosas que había dicho Yoongi, pero estaba más enojada porque tenía razón. Es cobarde, porque algo dentro de ella se remueve cuando lo piensa, lo ve o lo toca. 

«Déjame hacerlo, Yeonsoo», se recuerda.

La furia crece en su interior. Su corazón es débil cuando se trata de Yoongi, pero no puede permitírselo, uno de los dos saldrá lastimado, ella lo sabe y lo peor es que no va a poder hacer nada cuando ese momento llegue. Solo observar y revolcarse en la mierda que ella misma creo.

Al final, cuando Yoongi no apareció en la casa decidió irse a la pelea con Namjoon. 

—¿Listo? —Yeonsoo pregunta desde la puerta de entrada del pequeño departamento del castaño.

—Por supuesto, ¿dónde está Yoongi? —dice él acomodando un bolso con ropa, por si acaso.

—No vendrá. —Yeonsoo hace un mohín. Él para en seco sus movimientos y la mira con el entrecejo fruncido.

—¿De qué hablas? ¿Por qué no? —Se cruza de brazos.

—Está ocupado con su trabajo —miente—. Me tienes solo para ti.

Namjoon larga una carcajada al aire y asiente complice de lo que dice la pelinegra, lo que agradece; porque si Namjoon seguía cuestionando sobre el paradero del chico de mirada felina, no tiene idea de lo que su boca habría soltado.

—Mi auto está en el taller, ¿en que nos iremos?

—Acabo de mandarle un texto a Seokjin. —Frunce los labios.

Jin toca bocina unos minutos más tarde y los dos amigos se montan a el, claro que las incesantes preguntas sobre el paradero de Yoongi de parte del pelinegro que conduce son imparable, pero de alguna forma logra convencerlo de que Yoongi en realidad se siente mal por no asistir y solo serían ellos tres. No quería seguir involucrando a los chicos y lo mejor sería terminar todo lo más rápido y lo menos desastroso posible.

Al llegar Namjoon comienza a calentar mientras Jin y Yeonsoo lo miran desde una esquina. Ha pasado tiempo desde que se ha preguntado como llego a relacionarse con personas así. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás y evitar que todo esto pasara. A pesar que el final es inevitable, le gustaría poder librarlos a ellos.

La pelea comienza tan rápido como termina. Namjoon se enfrenta contra un tipo de su misma anatomía, ágil y rápido. Claro que la seguridad que trasmite Namjoon ante cada golpe que da intimida a su oponente, es por eso que logra ganarle. El otro sujeto termina con la nariz rota y uno que otro corte en el rostro. Yeonsoo le dice que aún no ha terminado y tiene que volver a pelear, Namjoon asiente agitado y toma agua.

Seokjin por otro lado se aleja un poco de la pareja. Algo no concuerda en la historia que Yeonsoo le ha contado por lo que saca su teléfono y le marca a Yoongi.

—¿Hola? —Se escucha del otro lado al azabache.

—¿Yoongi? ¿Dónde estas? —pregunta Jin alejándose lo suficiente para que nada se escuche.

—En mi casa, viendo una película —contesta desinteresado.

—¿Acabas de salir del trabajo?

—Para nada, hoy tengo día libre.

—¡Mierda! —dice Jin mirando hacia la entrada del lugar donde hay una muchedumbre gritando por la pelea que esta a punto de empezar.

—¿Qué sucede? —Yoongi suena más alerta.

—No hablaste con Yeonsoo hoy, ¿verdad? —se muerde el labio nervioso.

—¿Qué demonios sucede, Jin?

—Recuerda que yo le creí a ella, y que fui yo quien te llamo —dice a punto de entrar en pánico—. Hoy había una pelea, Yeonsoo dijo que tu estabas en el trabajo pero que lamentabas mucho que no pudieras asistir. Imaginé que era mentira porque tu no te perderías una pelea.

—¡¿Qué?! —estalla el azabache—. ¿Dónde está? ¡Ya voy!

—Ni siquiera te preocupes, para cuando llegues ya todo habrá terminado. —Jin intenta apaciguar tu tono de voz para no sonar tan alterado—. Espéranos ahí. Lo siento, Yoongi.

Dice y corta antes de que comience a gritarle. Vuelve con el par de amigos. Namjoon ya empezó su segunda pelea por lo que Seokjin se concentra en eso y hacer apuestas. Yeonsoo tenía razón cuando decía que comenzaba a hacerse adicto. Claro que está controlándolo, pero no deja de ser peligroso.

Cuando Namjoon termina la pelea ganado de nuevo, la muchedumbre estalla de nuevo en gritos, pasándose dinero y gritándole al oponente de Nam groserías. Esta vez, el castaño está mucho más golpeado y adolorido.

—¿Estás bien? —pregunta Yeonsoo preocupada.

—Por supuesto. —Ríe a puras penas Nam tocándose un costado, sobre las costillas.

Yeonsoo asiente y le hace una señal con la cabeza a Jin para poder irse del lugar. Yeonsoo está en la parte trasera del auto con Namjoon, curando las heridas mientras que Seokjin maneja nervioso, sintiendo como el pánico comienza a crecer en su interior, ante la idea de enfrentarse a Yoongi totalmente fuera de sí. Por otro lado, la pelinegra se arrepiente de haber tomado una decisión presa de la furia; Namjoon podría haber salido realmente lastimado y todo por su orgullo de no querer hablar con el pelinegro. Sabe que en algún momento se enterará, y lo enfrentará como debe, porque tendrá razón, no solo por el hecho de que Namjoon podría haberse lastimado demasiado, sino, que si perdía todo acababa en ese mismo instante. Ella volvería a Hyun junto a Yoongi. 

—Gracias por traerme —dice Yeonsoo bajándose del carro frente a la casa de Yoongi—. Descansa y no vayas mañana al almacén. —Sonríe ampliamente Yeonsoo. Nam solo responde con un asentamiento de cabeza.

La puerta de entrada de la casa se abre con brutalidad dejando ver un embravecido Yoongi salir de ella. Yeonsoo cierra los ojos con fuerza y se despide de los chicos, le pasa por un lado a Yoongi y entra a la pequeña casa. Probablemente tendría que enfrentarlo como una adulta, pero no puede. Yoongi saca lo peor de ella, y es capaz de desequilibrarla en dos segundos con solo recriminarle algo.

—¡¿Cómo se les ocurre ir sin mi?! —estalla Yoongi mirando lo mal golpeado y adolorido que está Namjoon—. ¡Podrían haberte matado!

—Estoy bien, Min. —dice Namjoon entre quejidos.

—No es nuestra culpa, ella fue muy convincente. —Jin se escusa sin bajar del auto—. Habla con Yeonsoo, ella es quien manda. —Hace una señal y arranca fuera de la vista del pelinegro.

Yoongi gira sobre su propio eje y entra a la pequeña casa para encarar a Yeonsoo.

—¡¿Cómo te atreves a llevarlos sin mi?! —estalla Yoongi detrás de la azabache.

—No me grites —habla serena—. Hice lo que creí correcto. No me jodas. 

Saca una cerveza de la nevera e intenta irse a su cuarto.

—¡Basta! —Yoongi la agarra del brazo y la devuelve a la cocina—. ¡Estoy harto de tus actitudes idiotas!

—¡Dije que no me grites! —Yeonsoo deja la cerveza en la mesa en un acto brusco provocando que el liquido estalle.

—¡Pudieron matarlo! ¿Viste lo lastimado que está? —Señala hacia afuera—. ¿Qué demonios sucede contigo?

—Déjame en paz. —Ella frunce los labios.

—¡No! ¡No voy a dejarte en paz cuando te comportas como una maldita cría! —estalla Yoongi—. ¿Por qué lo haces? ¿Por esto? —Se señala y la señala a ella de manera rápida—. ¿Es por la estúpida pelea de hoy?

—¿Por qué seria por eso? —Yeonsoo mantiene un tono calmado y burlón—. No dijiste nada relevante.

Yoongi sonríe con amargura ante sus palabras. Sabe que está siendo cruel, después de todo es probable que haya sido la primera persona a la que le dijo que le quiere en mucho tiempo, o en toda su vida. Y el pensar eso solo le retuerce las entrañas, porque no puede permitirse quererlo, no puede sin arrastrarlo al infierno del que ella proviene. 

—¿Por que no puedes aceptar que existe una conexión entre nosotros?

—No existe tal cosa. —Ella se cruza de brazos y tira su peso en una cadera. 

Yoongi ríe seco y se acerca a ella. La toma de la cintura y la besa sorprendiéndola.

Yeonsoo tira sus brazos rendida a sus cotados y corresponde el beso. Yoongi la toma de la cintura y la levanta por los aire para sentarla en la mesada, ella abre las piernas y el se ubica entre ellas. La toma por la espalda baja y la besa dándole permiso a su lengua para profundizar el beso. Yeonsoo lo toma del cuello para traerlo más.

—Dime que no hay una conexión y prometo nunca más tocarte un solo cabello —dice Yoongi separándose de ella mirándola fijamente a los ojos. Yeonsoo se muerde el labio incapaz de hablar.

Se arrepentirá. Besar a Yoongi aún con una voz gritando en su cabeza que lo destruirá la tortura tanto como para cegar cualquier pensamiento. Pero no puede parar, es demasiado tarde. Yoongi se abrió paso entre sus pensamientos y sentimientos. 

«Al demonio», Piensa y vuelve a besar a Yoongi respondiéndole. Dejando que todos sus miedos se vayan al demonio.

⭒❀⭒

Haneul lo queda mirando incrédula, sabe que Jimin tiene razón, no es junto para nadie lo que ella esta haciendo, al final, quien saldrá perjudicado será Jungkook.

—Estas pidiéndome que deje a una amistad de año por ti ¿Verdad? —Hane mira a Jimin inquietante.

—Por supuesto que no. Esto no se trata de elegir como si fuera un catálogo. —Jimin carraspea—. No me puedes elegir, aún si lo quieres o si yo lo quiero. Mi mundo es peligroso y no te pondré en riesgo. Tu lugar es al lado de Jungkook, y está bien —Jimin se permite acunar el rostro de la menuda mujer frente a él, aun cuando el contacto de su piel quema contra la suya—. Está bien, Haneul. No estamos hecho el uno para el otro, y lo nuestro solo fue algo momentáneo. 

—Jimin...

—¿Porqué no puedes irte?

Haneul asiente abatida. Jimin no le dejará entrar con facilidad y tiene razón. Ella debería salir por esa puerta directo a su casa, esperar al amanecer por el pelinegro que prometió llevarla a un lugar; sin embargo, se encuentra frente a un chico completamente roto que suplica por que lo deje solo. No puede hacerlo, y se odia por eso.

—¿Puedo quedarme esta noche contigo? —Ella se muerde la mitad del labio inferior, demostrando lo abochornada que se siente realmente. 

Jimin la mira directamente a los ojos, quiere decirle que no, que se vaya, que su sola presencia lo lastima, porque al final del día ella siempre le pertenecerá a Jungkook, y es lo correcto.

—Vete en cuando amanezca, por favor —musita.

Podría ser la última vez que la vea. Y si es así, le gustaría pasar toda la noche despierto con ella, fundido en sus besos, ver su delicado rostro angelical, memorizar cada lunar, cada pestañeo, cada sonrisa.

Haneul toma el cuello de Jimin y vuelve a juntar sus labios. El castaño intenta separarse en un acto vago y débil. Entonces cuando la lengua de Hane se abre paso entre sus labios, manda al demonio todo solo por esta noche y la toma de la cintura. La levanta por los aires y la castaña rodea su cintura con sus piernas. Jimin camina hasta el sofá de la estancia y se deja caer sentado, con la menuda mujer sobre él. El beso es lento, ambos saborean con lentitud y delicadeza los labios del otro. Jimin sonríe cuando ella mordisquea su labio con cuidado de no lastimarlo.

El castaño comienza a delinear la cintura de Haneul hasta llegar a sus muslos, mientras que Haneul solo profundiza más el beso tomando las hiedras del cabello de Jimin. Un pequeño jadeo sale de los labios de Jimin cuando Haneul le da paso a su lengua. La castaña se separa para poder ver la cara de Jimin mordiéndose el labio, aquel sonido le ha provocado sensaciones extrañas, pero sin duda necesita volver a escucharlo. Vuelve a unir sus labios pero esta vez hace presión en su intimidad sobre la del castaño provocando que se le escape un pequeño gemido entre besos.

Jimin comienza a excitarse, y Haneul puede comprobarlo por el bulto duro que se forma debajo de su pantalón, ella por otro lado, no puede sentirse más estimulada. Su intimidad comienza a palpitar con fuerza contra la fina tela de su ropa interior. A pesar de que aún están a tiempo de detenerse, ella decide que no puede hacerlo. Ya ha probado el exquisito sonido de los gemidos de Jimin, no puede parar.

Haneul hace acopio de todas sus fuerzas y decide pararse, toma de la mano a Jimin y lo guía hasta la habitación. Ninguno habla, solo se puede escuchar el leve sonido de sus respiraciones agitadas. La castaña le indica con la mirada que se quede parado a un lado de la cama. Vuelve y cierra la puerta con el pestillo para respirar profundo. Al girarse observa a Jimin, tiene la mirada fija en ella, sus ojos han oscurecido varios tonos. Haneul se saca con mucha delicadeza y lentitud el polero que lleva puesto quedando en camisa. Luego desliza sus manos por su vientre con lentitud hasta llegar al comienzo de la fina tela de su pantalón de pijama. Delinea la tela y finalmente comienza a bajarla sin quitar la mirada de Jimin que no ha dejado de ver con cautela cada movimiento de la castaña.

Su ropa interior negra de encaje se deja ver. Haneul camina hacia Jimin dejando detrás la arrugada tela de su pantalón en el suelo. Se pega a su cuerpo lo suficiente para levantar levemente la cabeza y poder verlo a los ojos. Coloca sus manos en el pecho de Jimin y baja hasta el final del polero para poder meter sus manos debajo de este. Delinea su abdomen y sube hasta su pecho.

—Quítatela —dice Haneul en un susurro seductor. 

Jimin prefiere no apresurarse por lo que imita los movimientos de Haneul, sacándose la prenda de manera lenta y provocativa. La castaña sonríe y relame sus labios al tener el cuerpo desnudo y firme de Jimin frente a ella. Baja su mirada para guardar cada detalle, cada cicatriz y cada lunar en su memoria. Acerca sus labios lento a uno de sus pezones depositando un húmedo y suave beso, Jimin jadea ante el acto pero no se mueve.

Haneul decide pasar al siguiente mientras sus manos bajan de su pecho a la bragueta de su pantalón. Sin dejar en paz el pezón de Jimin, desliza el cierre hacia abajo y desabrocha el botón. Levanta la mirada para encontrarse con la cabeza de Jimin inclinada levemente hacia atrás con los ojos cerrados. Introduce sus manos dentro del pantalón del castaño sobre la ropa interior para delinearlo hasta llegar a sus caderas. Baja con cuidado el pantalón de Jimin aún sin dejar de verlo.

Decide que es momento de torturarlo un poco más, por lo que cuando llega al suelo, lo ayuda a quitárselos y cuando sube de nuevo lo hace de manera lenta, dejando pequeños besos húmedos en sus piernas hasta llegar a sus caderas. Jimin gime despacio y suave, dejando en claro lo torturado que se siente. Evita el bulto debajo de su ropa interior y sigue hasta llegarle a los labios.

Es momento de dejarlo en paz, intenta meter una mano en su ropa interior pero Jimin la detiene. Niega con la cabeza y Haneul arruga el entrecejo confundida.

—Mi turno —dice el castaño mordiéndose el labio. 

Deja las manos de Haneul colgada a sus lados y toma la fina tela de su camisa para sacarla por encima de su cabeza. Coloca una mano en el borde de su corpiño de encaje y lo delinea, luego hace círculos sobre la tela justo sobre su pezón. 

Haneul se muerde el labio pero no hace sonido alguno. Jimin camina hasta detrás de ella y desprende el sujetador deslizándolo por su brazos para finalmente tirarlo en alguna esquina de la habitación. Una mano la coloca sobre el vientre de Haneul pegándola a sí mismo, dejando que su duro bulto toque sin vergüenza el cuerpo delgado de la castaña; y con la otra mano retira el cabello que cae sobre su cuello y deposita besos en el. Desliza su mano hasta la intimidad de ella y sobre la tela hace círculos delicados sintiendo como comienza a mojarse. Jimin sonríe de costado. Acaricia tanto como puede y vuelve a colocarse frente a ella.

Toma uno de sus pezones entre sus labios y deja pequeños mordiscos provocando jadeos departe de ella. Su mano vuelve a su intimidad, pero esta vez el toque es un poco más fuerte. Haneul gime y Jimin la mira. Tiene la cabeza inclinada hacia atrás con los ojos cerrados y la boca un poco entreabierta.

—Separa las piernas. —le dice dando un pequeño y suave golpe sobre su muslo. 

Ella obedece sin abrir los ojos. Está por completo a su disposición. 

Jimin se inclina para quedar entre sus piernas y con sumo cuidado las delinea, deja una hilera de besos desde un poco más arriba de sus rodillas hasta casi su intimidad. Las piernas de Haneul comienzan a temblar.

El castaño baja la ropa interior de ella tirándola lejos, dejando al aire su sexo totalmente húmedo. Jimin se muerde el labio ansioso pero no puede dejar de jugar con ella. Delinea su intimidad con su dedo pulgar, y luego, de manera lenta introduce su dedo índice dentro de ella provocando que Haneul de un pequeño respingo. Su respiración es notablemente agitada pero no se mueve.

Saca su dedo y vuelve a introducirlo con un poco más de fuerza provocando gemidos de parte de ella. Vuelve a sacarlo pero esta vez lo lame, se posiciona de manera en que pueda estar debajo de ella y deposita un beso. Haneul gime con más fuerza por la sorpresa de los carnosos labios de Jimin sobre su intimidad. El castaño se lame los labios y vuelve a depositar un beso con un poco de presión; acerca su boca al sexo de ella y la delinea con su lengua. Haneul toca los hombros de Jimin.

—Basta —susurra completamente excitada.

—¿Quieres que me detenga?—Jimin reemplaza la penetración de su dedo con su lengua presionando con fuerza. Provocando que Haneul gima con fuerza—. Dime que me detenga.

Jimin ahora delinea el clítoris de la castaña con la punta de su lengua. 

—Jimin... —gime al punto del colapso. 

Jimin vuelve hacerlo una y otra vez, escuchando los jadeos de Haneul. Juguetea con su clítoris como si fuera alguna clase de dulce.

—No te vengas aún. —Jimin se levanta y la toma de los muslos levantándola por los aires. 

La recuesta con mucho cuidado sobre la cama mientras sus miradas inyectadas de deseo se conectan. Vuelve a abrir las piernas de Haneul y se inclina para volver a penetrarla con su lengua.

Haneul clava sus uñas sobre los hombros de Jimin provocando que él succione su clítoris con mucho cuidado de no causarle dolor, mientras que sus dedos le acompañan penetrando su sexo. 

—Jimin... Estoy por... —jadea Haneul. 

Jimin sale de entre las piernas de Haneul y se acerca a ella para besarla con brutalidad y desesperación. La castaña cruza las piernas sobre la cintura de Jimin y lo toma del cuello para atraerlo más hacia ella.

Con una mano libre, Jimin se deshace de su ropa interior tirándola lejos, toma de las muñecas a Haneul y la pega contra el colchón. Presiona su erección contra la intimidad húmeda de Haneul y gime. Se separa de ella un poco para alcanzar un preservativo que hay sobre su mesita de luz y de un movimiento ágil lo abre para poder colocárselo.

Posiciona su miembro sobre la entrada de Haneul y la penetra con mucho cuidado viendo como ella arruga el entrecejo.

—Tranquila... —Da pequeños círculos con su mano sobre los muslos de ella—. Estás tensa y va a dolerte más. —Jimin se muerde el labio. Tal vez la está lastimando. Intenta salir de ella para no provocarle más dolor pero Haneul lo detiene.

—Déjame acostumbrarme —dice ella mirándolo fijamente a los ojos. Jimin asiente y vuelve a penetrarla con mucha más delicadeza, Haneul se remueve un poco.

Jimin comienza a dar pequeños círculos para que pueda acostumbrarse al tamaño. Haneul comienza a moverse para que el ritmo del castaño aumente. Jimin sale y vuelve a penetrarla lento. Frunce el entrecejo y gime al sentirla tan estrecha.

Vuelve a salir para luego penetrarla una y otra vez. Subiendo la velocidad de sus movimientos a la par que los gemidos salen de su boca. Besa el cuello de Haneul bajando hasta sus pechos mientras ella clava sus uñas en la espalda de Jimin. Los gemidos del castaño son cada vez más fuertes, a medida que siente como comienza a llegar a su orgasmo.

Haneul grita llegando a su dichoso éxtasis, mientras que Jimin sigue con sus movimientos un poco más hasta poder llegar al suyo  gimiendo con fuerza. La penetra de nuevo terminando de eyacular. Las respiraciones agitadas de ambos es lo único que se escucha en la habitación.

Jimin sale dentro de ella y se deja caer rendido su cuerpo sobre el de Haneul, tiene sudor en todo su cuerpo y su corazón no puede calmar su rápido palpitar. Ella sonríe y acaricia su cabello con delicadeza mientras siente sus piernas temblar. No tiene fuerzas, ni siquiera para poder caminar en ese preciso momento.

—Lo siento —dice Jimin entrecortado por su respiración. 

—¿Por qué lo sientes? —Intenta encontrar la mirada de Jimin pero este no la deja.

—No quise hacerte daño. —Traga duro.

—No me hiciste daño, amor. —Ella levanta el rostro de Jimin que se encuentra sobre su pecho y lo obliga a verlo. Es entonces que se da cuenta que no habla precisamente de lo que acaba de pasar—. Estoy bien.

Jimin decide no pensar demasiado en aquello, o terminará por arruinar lo que sería la mejor noche de toda su vida y vuelve a besarla. La ha probado y puede asegurarse que Haneul se ha convertido su completa debilidad. Nunca podría saciarse de ella.

El castaño se recuesta a su lado y Haneul se sube encima a horcadas para poder besarlo mejor.

—¿Estás listo para el segundo round? —Se muerde el labio provocativa.

—Por supuesto. —Jimin sonríe ampliamente y vuelve a besarla.








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