2

La noche anterior fue una completa catástrofe; los chicos, como de costumbre, hicieron de lo que parecía una gran noche, un desastre. Las peleas nunca faltan, pero Yoongi está al borde del colapso cada vez que se junta con ellos, pareciera que incluso tenerlos cerca lo descompone. Aunque no siempre es así.

—¿Estás listo? —La dulce voz de Haneul espabila a Hoseok de sus pensamientos.

—¿Para qué?

—Prometiste llevarme a la Universidad. —Haneul sonríe divertida y toma su abrigo—. Sabía que te olvidarías, pero no te preocupes. Llamé a Jungkook.

—¡Demonios! Lo olvidé, pero ya mismo me cambio y… —La bocina de la motocicleta de Jungkook interrumpe la descuidada disculpa de Hoseok.

—Vino por mí, te veré en la tarde para cenar. —Besa la mejilla de su hermano y se va sin voltear para atrás. Hoseok ve por la ventana cómo Jungkook la saluda con alegría y la ayuda a subir a la parte trasera de la motocicleta.

Su corazón se aprieta al verlo así de feliz. Las imágenes de esa noche regresan de manera ridícula, aparta la mirada, incapaz de seguir mirando a aquel chico de ojos grandes y sonrisa encantadora, a quien le quito lo único que tenía.

—Si sigues mirando por esa ventana voy a pensar que estás enamorado de Jungkook o controlas demasiado a tu hermana. —La voz aterciopelada de su madre hace eco en su cabeza y ríe por lo bajo.

—Si estuviera enamorado de Jungkook, créeme mamá, que ya estaría a mis pies —bromea vanidoso.

La madre hecha una carcajada al aire y sigue su camino a la cocina con Hoseok detrás.

—¿Qué tal tu reunión de ayer?

—Nada mal, lo de siempre. —Hoseok hace un mohín quitándole importancia al asunto—. ¿Y tú cita con glamorosas mujeres de alto ojo refinado para las telas?

—Somos simples costureras, Hoseok. No te burles. —Le clava la vista bromeando—. Aburrido, aún seguimos aprendiendo a cocer botones por la señora Kim.—Rueda los ojos al cielo y ríe—. Parece que nunca pasaremos a la siguiente clase.

—¡Bendita sea la señora Kim! —grita Hoseok llevándose una manzana directo a su habitación.

Dentro, se acomoda frente al computador y comienza a escribir la tesis que viene postergando hace ya tiempo, sacando todo lo sucedido la noche anterior.

El apremiante sonido de una llamada entrante lo saca de balance y duda en todo lo que estaba por escribir. Maldice mentalmente sobre si seguir es su mejor opción, o dejar que el celular suene hasta llevar a quien fuera, a casilla de mensaje.

El sonido para tan pronto como empieza otra llamada. Aturdido por el chillido toma el móvil sin dejar de teclear y contesta entre dientes, para que quien fuera, se diera cuenta de que este es un pésimo momento para llamar.

—¿Quién?

—Hoseok, es Jimin —La voz agitada de Taehyung resuena del otro lado

—¿Qué pasa con él? —Sus dedos aún se mueven de manera rápida y concisa sin dejar escapar la idea de su cabeza.

—Está en el hospital. Ven rápido.

Bastó que dijera eso para que Hoseok pare de escribir, guarde el archivo y salga casi corriendo de la habitación, tomando las llaves y gritándole a su madre que volvería tarde, en tan solo segundos.

El tránsito, como de costumbre, es un caos; las calles están inundadas de vehículos. Hoseok toma su cabello castaño con fuerza, lleno de impotencia y desesperación. La imagen de Jimin inyectándose lo descompone, pero la imagen de Jimin intentando suicidarse, por segunda vez, lo horroriza.

La última vez que pasaron por eso fue dos meses después del funeral de Chan, cuando aún todo se sentía fresco, cuando la culpa aún carcomía la conciencia de los seis. Ahí Jimin intentó quitarse la vida. Aún recuerda, como si fuera ayer, la cara de todos en la sala de espera. Jimin había perdido tanta sangre que pensaban que no saldría con vida de esa sala.

Todavía escucha los sollozos de Taehyung culpándose, la cara demacrada de Yoongi, lo asqueado que estaba Namjoon con la idea de cargar con otra muerte en su conciencia, y lo impaciente que estaba Seokjin por una respuesta, le gritaba a los doctores lo que recibía una advertencia en respuesta. Ese día solo se unieron para darles fuerzas a Jimin, y aunque después salió con vida, nadie se atrevió a preguntar la verdadera razón de su decisión, nadie quería sentirse identificado o culpado.

Aún así, son, de alguna manera, una familia, una extraña familia.

Hoseok decide tomar el camino más largo pero desierto para llegar al hospital, con el pulso latiendo detrás de su oreja y las manos sudadas. Al llegar, corre por los pasillos familiares hasta llegar afuera de la sala de operaciones donde la cara de cinco chicos familiares lo reciben.

—¿Intentó…? —masculla por lo bajo y calla.

—¡No! —dice Taehyung horrorizado—. Le dieron una golpiza. Lo encontré cuando pasé a buscarlo para ir al grupo de apoyo.

—¿Quiénes?

—No lo sé, Jimin no pelea con nadie desde su intento de suicidio. Bueno, hasta ayer… —Tae se siente un poco incómodo de decir aquello.

Casi por inercia todos giran a ver a Yoongi que está recargado sobre la pared con la cabeza gacha.

—No sean ridículos, jamás golpearía a Jimin —dice Yoongi.

—¿Y a mí sí? — chilla Jin señalando los morados en su cara.

—Tú te lo mereces —resopla Yoongi—. No sé qué hacemos aquí. Deberíamos estar afuera buscando a los hijos de puta que le hicieron esto a Jimin.

—No somos los vengadores ni una pandilla, Min. —Nam habla bajo pero firme.

—¡A la mierda eso! Si no averiguamos quién y por qué, le podría volver a pasar —Se aleja de la pared dispuesto a salir del hospital.

Hoseok coloca una mano en su pecho y lo detiene.

—¿Y qué harás tu solo? ¿Golpearlos? ¿Amenazarlos? —Ríe seco por lo bajo—. No seas ridículo, Yoongi, ellos podrían estar armados.

—Yoongi tiene razón —dice Jin llamando la atención de todos—. No es ir y hacerse el héroe. Quienes fueron podrían volver. Debemos saber por qué fue…

Hoseok hace una balanza mentalmente intentando poner los pro y contra de lo que están diciendo. Y aunque odie la idea, ellos tienen razón, de no saber qué quieren podrían ir por cualquiera de ellos, o por Jungkook.

—¿Nadie le dijo a Jungkook? —pregunta Hoseok al notar su ausencia.

—No, está en clases. Además, solo lo preocuparía. Es mejor si lo dejamos fuera de todo —dice Namjoon—. Sigo creyendo qué es mala idea ir a buscar problemas.

—¿Acaso no entiendes que podría volver a pasarle? —dice Yoongi predispuesto a ignorar cualquier cosa que diga Namjoon.

—Familiares de Park Jimin. —Sale un médico de la sala sacándose la mascarilla.

Los chicos de forma mecánica dejan a un lado la conversación y escuchan atentamente al doctor.

—No tiene familia, nosotros somos lo más cercano que tiene a una —dice Jin.

El doctor examina al par de amigos, dudoso, ni en mil años había creído que ellos eran cercanos, a leguas se nota la diferencia social y económica de los chicos. No puede evitar detenerse en las zapatillas viejas del pelinegro más bajo y luego, pasar a la chaqueta de cuero cara que posee el chico de hombros anchos. El médico, dejando sus prejuicios sociales y económicos de lado dice:

—Jimin está en buen estado, se va a recuperar. Solo tiene un par de huesos rotos que ya hemos enyesado. En estos momentos está sedado, pero pueden pasar.

Los chicos agradecen haciendo reverencias y el médico se va. En silencio, entran a la habitación que les indicó sin hacer ni un solo ruido y rodean la cama dónde Jimin descansa.

Su cara está casi desfigurada de los golpes, su ojo ni siquiera se ve de lo hinchado que está, tiene un yeso en su pierna derecha y uno en su muñeca izquierda.

Yoongi se acerca y lo descubre un poco para subir su remera y poder tener una imagen clara de los enormes hematomas que yacen en su pecho, abdomen y costillas. Cierra los puños con fuerza conteniendo la respiración.

La puerta de la habitación se abre y con ella la tensión del ambiente se apacigua un poco. La dulce mirada de Haneul aparece sorprendiendo a todos.

—Woah, no sabía que él tuviera tanta familia —dice ceñuda y mira su libreta asegurándose que fuera la habitación correcta.

—¿Haneul? —Hoseok se abre paso entre los chicos para llegar a su pequeña hermana—. ¿Qué haces aquí?

Suena inquieto e incómodo.

—Eso te tendría que preguntar yo a ti. Este paciente no tiene familia, al menos así está registrado. —Arruga la frente y luego ve a los demás integrantes—. ¿Con ellos te has estado juntando a diario?

Dice bajo, pero no lo suficiente para que los demás la escuchen.

—Sí, es amigo mío. Pero responde.

—Hago servicio comunitario a quienes no tienen familia en el hospital. —Se encoge de hombros y se abre paso para llegar al chico recostado en la camilla—. Pobre hombre. ¿Alguno de ustedes fue el causante de esto? —Examina uno por uno a cada chico en la habitación.

Los chicos se inquietan en su lugar, parecen estar siendo regañados por su madre, la pequeña muchacha tiene presencia y sabe imponerse; eso, o el simple hecho de ser la hermanita pequeña de Hoseok. De cualquier forma, nadie se anima a pronunciar palabra alguna sin sentir la penetrante mirada de su amigo sobre él.

—¡Tú! —Señala a Yoongi y este retrocede levantando las manos rindiéndose—. Tú golpeaste a ese chico. —Señala a Jin sin quitarle los ojos de encima, intimidándolo hasta los huesos—. ¿Golpeaste a este otro también?

—¿Cómo es que…? —Yoongi cuestiona incrédulo.

—Tus nudillos te delatan —lo interrumpe—. Contesta.

—N… No. Hoseok… —le pide ayuda con la mirada a su amigo.

—Han…

—¡No te escucho! —Haneul habla por delante de su hermano.

—¡No! —responde rápido Yoongi.

—Te estaré vigilando. —Le hace una seña con los dedos y vuelve a la camilla—. Ya no pueden estar aquí, la hora de visitas ha terminado, pero vuelvan cuando sea permitido. —Endulza su voz al decirlo. Los chicos quedan consternados ante el cambio drástico de querer matar a Yoongi, al hablarles con una dulzura que hace querer amarla.

Ellos salen asustados de la hermana de Hoseok, en silencio hasta la sala de espera.

—Tiene carácter —bromea Tae antes de reír a carcajadas.

—¿De qué te ríes? —cuestiona Namjoon.

—¡Casi te cagas en los pantalones! —Estalla en risas señalando a Yoongi.

Todos comienzan a reír más por el contagio de risa que por lo que realmente se ríe Taehyung, incluyendo a Yoongi.

—Nunca te vi tan cagado —dice entre risas de manera casi inaudible.

Las risas relajan el ambiente hasta que salen del hospital. Incluso en momentos como este, reír es lo más cercano a una cura contra su tortuosa vida diaria. Ni siquiera importa el motivo, nadie quiere dejar de hacerlo, como si fueran un grupo de amigos con una ordinaria vida, sin secretos, sin miedos.

—¿Y ahora qué? —La pregunta de Jin tensa el ambiente.

—Iré a su departamento, tal vez solo fue un robo —dice Yoongi sacando un cigarrillo de su cajilla.

—Deberíamos ir a hablar con los de rehabilitación, tal vez se metió en algún problema del que no sabemos —dice Hoseok.

—Iré contigo, Yoongi —dice Namjoon—. Ustedes pueden ir al centro de rehabilitación —le dice a Hoseok quien toma su móvil para marcarle a su madre, y decirle que tal vez llegaría más tarde de lo normal.

—Yo iré con ustedes —dice Taehyung mirando a Namjoon y Yoongi.

—Hoseok y yo iremos a rehabilitación, si saben algo nos llaman y nosotros haremos lo mismo —dice Jin tomando su teléfono.

Estos chicos no dejarían pasar el día sin saber quién le hizo eso a Jimin, y aunque la idea de irse a su casa a terminar su tesis es tentadora, prefiere seguir a este grupo de extraños en busca de los idiotas que decidieron meterse con Jimin.

Después de la muerte de Chan y de su intento de suicido, Jimin comenzó a redimirse casi por completo, las noches se hacían eternas. El dolor en su cuerpo, que lo consumía y lo quemaba, no lo dejaba en paz; quería, necesitaba tener su cuerpo bajo la influencia de la droga, pero no se rendía. Nunca se rindió. Hubo noches enteras en las que todos, a excepción de Jungkook, pasaban al lado de él sosteniendo su mano y escuchándolo gritar y agonizar de dolor. Pero nunca dijo que lo detuviera, nunca quiso rendirse. Jimin es un ejemplo a seguir para cualquiera, es de esos chicos del que todo el mundo desconfía, de esos que la vida los ha tratado peor que la mierda misma, de los chicos que la suerte y lo bueno no se incluyen en su vocabulario. Pero ahora es alguien diferente, tiene un trabajo, está limpio desde hace ya diez meses, tiene una vida y… duele. Duele verlo así, duele ver que por más que se esfuerce siempre habrá algo o alguien que lo lastime.

Por eso el enojo de Yoongi, por eso Namjoon aún, sin querer estarlo, apoya a Yoongi con la decisión de buscar a los responsables. Por eso, Taehyung y Jin llamaron a sus jefes dejándoles el mensaje de que no podrán asistir al trabajo sabiendo que podrían echarlos. Por eso Hoseok deja su tesis en la que ha estado trabajando duro para poder graduarse, a un lado. Por eso estos chicos se han organizado de manera aterradora, para buscar bajo cada piedra de Seúl, si es posible, al o los culpables de que Jimin esté en una camilla de hospital.

Jin y Hoseok llegan a la entrada del edificio de rehabilitación con el pulso en su garganta. La idea de entrar a ese lugar casi que los atemoriza, y no por el hecho de que haya gente en rehabilitación, si no, el ver caras y encontrar las mismas miradas que veían en Jimin. Esa etapa fue dura, para todos, y de alguna manera entrar ahí sería recordarlo.

La única persona que ha acompañado a Jimin a los grupos de apoyo es Taehyung, él se ha encargado de hacer lo que ninguno de los demás podía.

Entran y se dirigen directamente a la sala de grupos de apoyo. Pero no lograron pasar de recepción cuando la recepcionista los detiene.

—Buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar? —La mujer anciana los mira por encima de sus gruesas gafas.

—El grupo de apoyo para adictos —dice Jin rápidamente, sintiendo el pulso detrás de su oreja.

—Hijo, hay aquí grupos de apoyo para muchas adicciones. Sé más específico.

Hoseok rueda los ojos ante la respuesta de Jin y antes de que vuelva a abrir la boca y decir algo incorrecto,habla—: Droga.

—Oh, es el salón quince, derecho por ese pasillo a la izquierda. —Ella señala y sonríe.

—¿De casualidad conocerá a Park Jimin?

—¿Qué haces? —cuestiona Jin cerca del oído de Hoseok, para que solo él pueda escuchar.

—Tal vez puede ayudarnos —susurra Hoseok de la misma manera.

—¡Oh! Jiminie… ¡Por supuesto que sí! —La cara de la mujer se ilumina—. Pero si lo buscan hoy extrañamente no vino. Lo que es raro en Jiminie ya que él jamás se pierde una sola reunión.

—Tuvo un accidente, por un tiempo no vendrá —dice con auténtico dolor. La mujer frunce el ceño y su mirada se entristece—. Quería preguntarle si sabe de alguien que quiera dañar a Jimin.

—Jimin es alguien muy querido por aquí, no imagino a alguien que quiera dañarlo —La mujer parece horrorizada ante la idea.

—Sí, lo mismo digo —dice Hoseok, hace una reverencia junto con Jin y se encaminan al salón.

Dentro de él hay, al menos, unas quince personas sentadas en un círculo en completo silencio, hay dos sillas vacías que Hoseok automáticamente asocia con el lugar de Taehyung y Jimin.

Las caras de ellos incluso se iluminan un poco antes al verlos entrar, pero aparentemente no era quienes ellos esperaban ya que la misma ilusión en sus ojos desaparece tan rápido que no queda rastro de alegría en ellos. Todos se ven igual que Jimin hace unos meses atrás. Hoseok reprime una arcada y sin poder evitarlo corre al bote de basura más cercano para vomitar la poca comida que tiene en el estómago.

Se le hace imposible poder mirarlos a los ojos sin recordar a Jimin en esos momentos, sin poder volver a oler su vómito y escuchar sus quejidos agonizantes. Niega con la cabeza cuando Jin le pregunta si puede levantarse.

—No puedo hacer esto —La voz de Hoseok se quiebra y vuelve a vomitar. No puede reprimir aquellas imágenes.

—Sal, yo preguntaré —dice Jin, a lo que Hoseok obedece sin ningún pretexto y sale disparando de la habitación—. ¿Alguno conoce a Park Jimin?

—Disculpa, pero ¿tú quién eres? —dice una chica con una libreta en sus manos. Seokjin la asocia automáticamente con la coordinadora del grupo.

—Soy Jin, hermano de Jimin —miente.

—¡Oh,Jin! Sí, Jimin habla mucho de ti y sus otros hermanos. Son muchos hermanos —Ríe por lo bajo—. ¿Por qué no vino?

—Tuvo un accidente —La cara de todos se horroriza y por un segundo Seokjin se cuestiona cuán querido y respetado es en realidad Jimin en este lugar.

A todos se le ilumina el rostro cuando lo nombran, pero se les oscurece cuando se enteran que tuvo un accidente. Es increíble lo que este chico puede hacer en un entorno tan triste.

—Es triste escuchar eso, él es el alma de este lugar. Si podemos ayudar en algo solo dilo.

—¿Sabes de alguien que quiera lastimarlo?

—Ohm, no que recuerde…

—Vino un hombre —dice una de las chicas sentadas en el círculo—. Hace un par de días. Jimin siempre es el primero en llegar junto con Taehyung, pero ese día solo estaba él. —La chica calla unos segundos intentando recordar—. Parecía que peleaban, pero cuando llegué el hombre solo le dijo que volvería y se fue.

—¿Jimin no te dijo el nombre o algo? —pregunta Jin rápido.

—No, solo dijo que era un viejo conocido y no lo volví a ver. Tal vez no tiene importancia, pero Jimin-ssi parecía alterado ante ese hombre.

—De acuerdo. Gracias a todos…

⭒❀⭒

—No lo sé, Yoongi, esto no es normal. —Se escucha a Jin del otro lado del teléfono—. Jimin no hablaba con nadie además de nosotros.

Yoongi mira a Namjoon por unos segundos.

—Hemos revisado todo el departamento y todo está en su lugar. Bueno, está hecho un desastre el departamento, pero en definitiva no falta nada —le dice Yoongi a Jin que está en alta voz.

—De acuerdo, nosotros ya nos vamos. Pasaremos por el hospital. Avísanos si sabes algo —se escucha a Hoseok—. Adiós —dice y la llamada finaliza.

Taehyung, Namjoon y Yoongi llevan ya casi tres horas limpiando el departamento de Jimin en busca de cualquier cosa que pueda decirles qué pasó realmente. No son expertos ni mucho menos, pero uno de ellos es un ex ladrón y otro es un matón de primera. Es claro que tampoco es un campo desconocido para ellos.

Namjoon argumenta que tal vez si fue un robo, pero el dinero de Jimin está completo en su caja debajo de su cama, lugar donde cualquier ladrón podría encontrarlo.

Una idea comienza a rondar la cabeza de Yoongi, pero intenta descartarla.

—¡Encontré algo! —dice Taehyung llamando la atención de los demás. Estos se acercan de manera minuciosa al ver el objeto que Taehyung tiene entre sus manos sobre una tela fina y percudida.

Una navaja vieja con las iniciales “yh” yacen en la parte posterior del mango de cuero negro.

Yoongi se tambalea en el lugar con su cabeza girando hacia todos lados.

—Sé quién lo hizo.








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