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DE VUELTA en el pasado, Mika estaba tranquilamente sentada en su habitación cuando le llegó una llamada de Mikey. Le había dado su número para que la llame en vez de estar visitándola a cada rato, y hasta ahora le había funcionado bastante bien.

Tomó su teléfono con calma, ya esperando un escándalo de antemano.

— ¡No vas a creer lo que le pasó a Takemicchi! — fue lo primero que escuchó al contestar.

— ¿Qué sucede? — decidió dejar la tarea que estaba haciendo en ese momento para escuchar lo que tenía que decir. Sonaba serio.

— Ya te cuento, pero primero, ¿cómo estás? Hace rato que no te saludo.

— Estoy bien, ¿qué fue lo que pasó? — volvió a preguntar.

— A eso voy, pero te quería preguntar si podemos salir juntos un día.

— Concéntrate.

— Estoy concentra-

Silencio durante algunos segundos.

— ¿Mikey? — se preguntó qué demonios estaba pasando que Mikey estaba más raro de lo normal.

— Lo siento, me distraje. ¿Qué estaba diciendo? — habló por fin.

— ¿Qué le pasó a Takemichi?

— Ah, eso. — lo recordó.

Resulta Takemichi había ido a verlos para tratar de detener el conflicto con Moebius, quienes se terminaron apareciendo e iniciaron una pequeña — no tan pequeña — pelea donde alguien terminó arrestado, Takemichi se desmayó y un tal Osanai fue apuñalado, por no mencionar que ahora por alguna razón Mikey estaba en desacuerdo con Draken sobre algo relacionado al asunto y no se estaban hablando.

A Mika le costó procesar toda esa información de golpe, pero creía haber entendido.

— ¿Y dónde está Takemichi ahora?

— Lo llevamos al hospital; necesita como tres días de reposo en su casa.

— Bueno, por lo menos está bien. — eso era un alivio. — Gracias por avisarme; iré a ver cómo sigue en cuanto pueda. Adiós.

— Espera, no me respondiste si querías salir conmigo.

— ¿Tiene que ver con el hecho de que te enojaste con Draken?

— No... — mintió de forma muy obvia. — Sí. Es que no me quiero quedar solo y necesito desahogarme.

— Como quieras, salgamos.

— ¡Gracias! En realidad creo que hoy no puedo, pero iré en unos días.

— No hay problema; de hecho prefiero que me avises con anticipación para poder organizar mi agenda.

— O puedo acompañarte a hacer lo que tengas que hacer.

— Tengo que trabajar; no voy a llevarte a mi trabajo. Voy a tener que suspender un par de cosas para esta salida, así que más te vale disfrutarla.

— Es decir, ¿puedes imaginarlo? Siento que quiero pegarle a algo. — Mikey se quejó. Fue hasta la casa de Mika y luego decidió que quería quedarse ahí en la habitación con ella mientras le hablaba; se había puesto demasiado cómodo en muy poco tiempo. Ahora estaban los dos sentados en su cama mientras él hablaba. — Necesito consuelo...

Ella no se había dado cuenta de que Mikey le estaba pidiendo SU consuelo, pero no tardo en entender cuando sintió su mirada de cachorro sobre ella; parecía estarle suplicando en silencio.

— ¿Qué necesitas? — preguntó sintiéndose algo nerviosa por la forma en que la veía.

— Tu mano.

— ¿Mi mano? — repitió. Mikey tomó la mano de la contraria y la puso sobre su propia cabeza para luego acomodarse encima del regazo de la fémina. — Ah, eso es lo que querías. Si que eres como un niño a veces.

No fue una queja; le agradaba que estuviera tan tranquilo a pesar de su actitud infantil. Además, se veía que estaba bastante enojado; lo mínimo que podía hacer era cumplirle ese capricho.

Decidió acariciarle la cabeza para que se calmara, lográndolo en poco tiempo y pensando que se quedaría dormido pronto. Disfrutó ese pequeño momento de paz mientras le duraba y siguió jugando con el cabello de su acompañante a la vez ella misma también se relajaba; recostó su cabeza en la pared y cerró los ojos para poder dejar salir toda la tensión que tenía acumulada de los últimos días, seguido de un largo suspiro.

— Mika. — escuchó la voz casi susurrante de Mikey; probablemente estaba balbuceando cosas medio dormido, pero decidió asegurarse para que no pareciera que lo estaba ignorando.

— ¿Qué sucede?

— ¿Sabes pelear? — su pregunta la confundió un poco, haciéndola poner un poco más de atención.

— Hmmm... mi bisabuela era originaria de Tailandia, así que le enseñó a mi abuela sobre el Muay Thai; luego mi abuela le enseñó a mi mamá y mi mamá nos enseñó a mi hermano y a mí.

— Eso no lo sabía. — estaba feliz de que ella le haya contado un poco más sobre su vida; le estaba gustando eso de conocerla más. — ¿Y ustedes tienen ambas culturas?

— No tanto, ya que la bisabuela se casó con alguien en Japón y el resto de su descendencia es tiene nacionalidad japonesa, pero todavía nos gusta honrar su memoria a través de un par de sus costumbres; la bisabuela fue una mujer muy fuerte. Pero, ¿por qué quieres saber si sé pelear?

— ¿Y si te unes a la ToMan?

Abrió los ojos ante la sorpresa que le dio su pregunta.

— ¿Por qué?

— Porque eres increíble, porque ahora sé que sabes pelear y porque... quiero estar contigo.

— Shikei no estará feliz si te digo que sí.

— Lo sé. — era consciente de ese hecho. — Sólo pensé que si... si él y mi hermano pudieron estar juntos tanto tiempo y disfrutar de su adolescencia mientras crecían, ¿por qué tú y yo no?

Eso la hizo sentir un poco culpable. Era cierto que su hermano tenía razones para no querer que Mika se involucre en el mundo de las pandillas, pero Mikey realmente parecía querer ser cercano a ella como lo fueron sus hermanos mayores; se veía muy ilusionado. Además, ella sí sabía pelear y tenía el mismo estilo para hacerlo que su hermano, quien rara vez llegaba con un golpe en la cara como máximo, era poco probable que le llegue a pasar algo y estaba segura de que él lo sabía.

— Está bien. — Mikey giró su cuerpo para mirar a Mika al oír su respuesta. — Le diré a mi hermano, pero es un “sí” de todas formas; quizás lo pueda convencer de que no se preocupe.

— ¿En serio? — se sintió conmovido. Ya conocía la personalidad de Shikei y estaba casi seguro de que él diría que no, y ella aún así estaba aceptando. — ¿Harías eso... aunque es muy probable que te regañen y te digan que no?

— Sí, esto parece ser muy importante para ti, ¿no? Vale la pena; nada me cuesta hacer un esfuerzo. — y le sonrió; vio la sonrisa de Mika desde encima de su regazo. Era la primera vez que la veía y, aún así, por un momento, sintió que eso era todo lo que quería ver durante el resto de su vida.

— Mika... tienes una sonrisa preciosa. — dejó salir sus pensamientos en voz alta, sin darse cuenta de que verla sonreír cambió su ánimo por completo. Pensó que se veía tan magnífica que se sonrojó ante ese pensamiento, y los ojos le brillaron un poco cuando la vio reír ligeramente ante su cumplido; hasta el corazón le latió más rápido en ese pequeño instante.

— Bueno, por ahora... — ella cambió el tema. — ¿y si vamos a ver a Takemichi? Está al otro lado de la calle y debe de estar muerto del aburrimiento por la soledad.

— Sí... — le costó poner los pies en la tierra después de eso, pero logró salir de su pequeño trance después de unos segundos para poder acompañar a Mika.

🌙 Me acordé que iba a buscar un par de canciones que siento que los personajes le dedicarían a Mika y viceversa (hasta iba a hacer lo mismo con Shinichiro y Shikei), pero me acordé que hasta como el arco de los Black Dragons es que termino de introducir a todos. Rayos.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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