O4

—A ver si lo he comprendido bien, porque esto... Dios —comenzó a hablar JiMin después de escuchar el relato de Jungkook, conteniendo sus ganas de interrumpirlo. —¿Me estás diciendo de que el puto Kim Taehyung te ha coqueteado, te ha hecho un chupetón y hoy mismo se han besado por iniciativa tuya? —preguntó retóricamente con los ojos abiertos de par en par por la emoción y la incredulidad. Jungkook sonrió con diversión.

—Creo que te has saltado bastantes cosas importantes en esa pregunta, pero es un resumen, así que sí —dijo mientras bebía de su té verde. La taza casi se le resbala de las manos cuando JiMin dio un golpe en la mesa.

—¡¿Qué tipo de mejor amigo tengo?! —le preguntó al aire con frustración, revolviendo su rosado cabello. —¡¿Por qué no estás follando con ese tipo ahora mismo en vez de sentarte a tomar un té de mierda?! ¿Eres imbécil o qué? —le reprendió el pelirrosado con el ceño fruncido, casi desesperado. —Kim Taehyung es la fantasía de cualquier persona en el mundo, ¡si ese hombre dirigiera aunque fuera una mirada hacia mí, juro que me correría al instante!

Jungkook soltó una carcajada al escuchar a su amigo, y le fue inevitable pensar en las miradas lascivas que le había dirigido el actor, lo cual provocó un fuerte sonrojo que supo disimular.

—Estás enfermo, JiMinnie —Le dijo con una alegre sonrisa. El pelirrosado le dirigió una mirada pícara mientras cruzaba sus brazos.

—Bueno, no soy yo el que se ha besado con un casi desconocido —al menos, no hoy—. Podrías empezar a hacer uso de la cuenta de Tinder que te hice por tu cumpleaños —sugirió JiMin, aunque sabía que Jungkook no aceptaría. Él era un chico tradicional, aquellas aplicaciones nunca le habían atraído, ya que prefería conocer a la gente por sus propios medios.

—¡N-no voy a usar eso! Es solo... —titubeó antes de hacer la siguiente afirmación —, es sólo Taehyung, él es la excepción. ¡No quiero 'aws' de tu parte! —exclamó el chico, pero JiMin hacía ya rato que había dado un pequeño grito sumado a un largo 'aw'.

—La gente que es tan puritana me da ternura, lo siento —sonrió mientras bebía de su café. Jungkook le sacó la lengua mientras volvía a beber de su taza.

—Olvidaba que te encuentras en una salvaje aventura con tu chico de Tinder, perdóneme usted, señorito —le dijo con burla, sabiendo que JiMin solo necesitaba oír hablar de él para comenzar a hablar. Hacía mucho que su amigo no comentaba nada de él, y le picaba la curiosidad.

—¡Tiene nombre! —se quejó ante la sonrisa de suficiencia de Jungkook. —Pero no te lo diré por idiota. Lo que sí te diré es que tuve otra cita con él —el rubio le miró sorprendido, era extraño que JiMin tuviera tantas citas con aquel chico; normalmente sus relaciones con los chicos de Tinder no pasaban de dos citas para saciar su hambre sexual—, y no tuvimos sexo —Jungkook casi escupe el té que estaba bebiendo y miró con ojos como platos a JiMin, que cruzó sus piernas con una sonrisa orgullosa.

—Nunca pensé que escucharía esas palabras salir de tu sucia boca —JiMin iba a replicar acerca del adjetivo, pero se calló antes, sabiendo que algo de razón sí que tenía el menor. —¿Vas a empezar a contarme o tendré que meterme en tu mente para saber cómo de caliente es ese chico?

—Ni aunque te metiera podrías vislumbrar lo jodidamente caliente que es Min YoonGi —al ver la mirada y los labios semiabiertos de Jungkook supo que la había cagado. —Mierda, dije el nombre, ¿cierto?

—¡¿Estás viéndote con el famoso compositor Min YoonGi?! —JiMin escupió el café en su taza y dio un golpe en la mesa.

—¡¿YoonGi es compositor?! —Jungkook ahogó un suspiro de frustración, pero JiMin rió antes de que su mejor amigo dijera algo. —No te preocupes, estaba bromeando, ¡por supuesto que sé quién es YoonGi! Pero... le había prometido no decir nada, así que será nuestro secreto, Kook —le guiñó un ojo con diversión mientras el menor suspiraba con una sonrisa.

—¿YoonGi es el hombre con el que llevas hablándote durante tanto tiempo? —JiMin asintió mientras pedía otro café al camarero con una sonrisa coqueta. —Espera, ¡¿él es el de los kinks?!

—P-puede —respondió con un patente sonrojo el mayor, apartando su flequillo de la frente. —Pero siento que esto va en serio, Kook. Él es tan... jodidamente perfecto —comentó con
una sonrisa, y el contrario solo se encogió de hombros.

—Tendrás que presentármelo.

—Maldito, tú lo único que quieres es un autógrafo —Jungkook sonrió al verse atrapado.

—No quiero hablar de Yoonie ahora, quiero que me cuentes qué pasó después de ese ardiente beso —el rubio sonrió al escuchar el apodo salir tan fácil de los labios de JiMin.

—No fue ardiente... —musitó el menor, pero a quién quería engañar, por supuesto que lo había sido. Todavía recordaba el toque de sus labios contra los suyos.

Taehyung se acercó más al joven para acceder bien a sus labios, sintiendo un leve suspiro salir de los labios de Jungkook. El rubio por su parte también se acercó más al chico, deseando más contacto entre ambos.

Jungkook liberó su otra mano para apoyarla en el pecho desnudo de Taehyung, y éste ascendió su mano por el muslo del contrario, prácticamente torturándolo.

La lengua del mayor recorrió el labio inferior del joven, pidiendo permiso para profundizar el beso, y Jungkook se lo permitió encantado. SeokJin agarró el cuello de la camisa del joven y tiró de él para levantarlo e indicarle que se sentara en su regazo.

Jungkook sentía su cabeza vacía, sin tener la capacidad de razonar. Él no era así, nunca se sintió cómodo con los apenas conocidos y siendo realistas, ¿de cuánto conocía a Taehyung? ¿Quién le afirmaba que no estaba jugando con él? Le daba igual. En aquel momento, a Jungkook le daba todo completamente igual, y sólo tenía la urgencia de no despegar sus labios de los de Taehyung.

Estaba a punto de sentarse sobre las piernas de Taehyung, disfrutando de su toque, cuando el móvil del más joven comenzó a sonar de forma estridente, haciendo que Jungkook se separara del actor.

—No lo cojas —reclamó con voz grave Taehyung, intentando volver a los labios de Jungkook, pero éste negó y cogió el teléfono, viendo como en la pantalla relucía el nombre de JiMin.

—JiMin, ¿qué ocurre? —le preguntó con dificultad, calmando su respiración, mientras veía a un molesto Taehyung arreglar su pelo con un puchero en sus labios.

—Te espero en quince minutos en la cafetería de siempre. No espero un no por respuesta, me lo debes por comportarte como un gilipollas conmigo, adiós —ordenó el pelirrosa antes de colgar y dejar a Jungkook con la palabra en la boca. Observó el teléfono en su mano, siendo consciente al fin de que poco le había faltado para sentarse en el regazo de Taehyung. Y... aún quería hacerlo, maldición.

—¿Tienes que irte? —preguntó con un puchero el mayor, abrazando a Jungkook por la espalda y apoyando su rostro en el hombro de éste. El menor se sonrojó a una velocidad aplastante y se apartó del mayor.

—Y-yo... ¡Adiós! —el joven agarró todas sus cosas, esta vez sin dejarse nada, y se marchó de allí dejando a un titubeante Taehyung en medio de su salón, sin saber muy bien qué acababa de pasar.

Jungkook, ya en el ascensor, hundió su cabeza en sus rodillas y se maldijo mil veces a sí mismo. Agradeció que JiMin hubiera interrumpido la escena que había mantenido con Taehyung, y no pudo evitar preguntarse qué habría ocurrido si todo hubiera continuado. ¿Estaba bien todo aquello? ¿Por qué dejarse besar por Taehyung se había sentido tan bien, y ahora sólo tenía un agujero en su estómago?

—Te estás complicando demasiado, Koo —le dijo JiMin con una sonrisa comprensiva; las primeras veces en las que él había comenzado a tener sexo casual también se había sentido así —. Simplemente te ha atraído y se han besado. Y no te culpo, porque seguro que besa muy bien.

Jungkook no pudo negar nada de lo que su pequeño amigo había dicho, sobretodo porque la última afirmación era innegable. Aún sentía los labios de Taehyung moviéndose contra los suyos mientras una de sus manos apretaba su muslo y...

—No sé si es buena idea, Minnie —le confesó el menor, intentando redireccionar en su mente el hilo de pensamientos a algo más políticamente correcto —. Ni siquiera lo conozco.

—El tipo está bueno, ¿acaso necesitas más información? —Jungkook iba a replicar, pero el mayor alzó su mano para que no lo interrumpiera —. Tú no quieres un novio, Koo. Suficiente tienes con tu proyecto y el trabajo, admítelo; no quieres una distracción más, al menos no ahora mismo. Pero hace años que no tienes sexo, y si un jodido dios como Kim Taehyung prácticamente se te tira al cuello, tú deberías aceptar este sexo casual y desfogarte —le dijo JiMin, hablando claro y conciso, como solía ser siempre, cualidad que Jungkook agradecía que tuviera. El mayor era la persona que muchas veces lo hacía tener los pies en la tierra bien firmes, pero también tenía esa fuerza para hacerlo cometer locuras, como aquella.

—¿Qué pasa si la prensa se entera? ¿O le destrozo la carrera? —preguntó Jungkook mordiendo la uña de su pulgar. JiMin negó con la cabeza, terminando su café y pidiendo otro con un gesto de su mano.

—Si pasa una de esas cosas, no será culpa tuya, Kookie, eso que te quede claro —respondió recostándose en el respaldo de la silla, dando las gracias con un gesto al recibir su bebida; definitivamente tenía un problema con el café —. Que la carrera de ese actor se vaya al garete es su responsabilidad, él tiene que mirar por sus cosas y tú por las tuyas. Taehyung no es un niño pequeño y tú tampoco.

—Y-ya lo sé, pero... —el rubio sentía que debía seguir dando excusas una tras otra a JiMin, pero éste se hartó y bufó molesto, en parte porque acababa de quemarse con el café.

—Juro que te moleré a palos, Jeon Jungkook. ¡Sólo buscas excusa para no ir a su casa y follártelo! ¡O que te folle! ¡Realmente no me importa! (Miento, sí, me importa y me lo contarás) —le regañó como si fuera una madre ante su hijo —. Quiero que la próxima vez que lo veas te acuestes con él, es una orden, efectivamente.

—¡JiMin! —le llamó la atención Jungkook, cubriendo su rostro avergonzado. No se sentía cómodo hablando de sexo en medio de una cafetería, y menos con su mejor amigo gritando a los cuatro viendo como quería mantener relaciones sexuales con un hombre —. ¿Puedes bajar la voz, por favor?

—No, porque me voy —dijo mirando la pantalla de su móvil y apurando su tercer café de la mañana, sintiendo el ardiente líquido quemando su garganta —, Yoonie acaba de mandarme un mensaje. Parece que tengo otra cita —y por la mirada que tenía, Jungkook podía apostar que en aquella si habría sexo —, y tú deberías tener una también —le señaló con su dedo antes de dejar el dinero de la cuenta sobre la mesa. Antes de que Jungkook replicara lo agarró del brazo y lo sacó de la cafetería —. Deja a tu hyung mimarte, anda, pagué por todo el cotilleo que me diste.

—Al final no me hablaste de tu Yoonie —dijo burlón el menor y vio con diversión el rostro de JiMin sonrojarse débilmente al recordar a su chico.

—Habrá otra ocasión, te la debo —le dijo el joven, sonriendo —. ¿Te importa llevarme en tu bólido? Vine en bus y no me apetece esperar por él otra vez.

—Claro, te la debo —le guiñó el ojo al mayor mientras le lanzaba uno de los cascos que siempre guardaba.

Su amistad con JiMin había nacido en realidad, de una forma bastante simple. Jungkook, movido por las palabras de sus padres, que no creían en su plan de futuro, había acabado en la carrera de literatura clásica junto al pelirrosado, al cual conoció el primer día de clases. JiMin había llegado tarde, algo bastante usual en él, y el sitio al lado de Jungkook era el último hueco libre.

Desde aquel día, ambos se fueron ayudando en la carrera y forjando una sólida amistad. JiMin le insistía a Jungkook que aquel no era su sitio, que debía estar estudiando lo que deseaba, así que decidió hacer caso a su amigo y, en contra de sus padres, cambiar de estudios.

Por eso mismo, sus padres ya no le pagaban las tasas y debía hacerlo él mismo, aunque al menos seguían pagando su apartamento. Sin embargo, su amistad con JiMin no varió en lo más mínimo, y ambos siguieron llevándose tan bien como el primer día.

JiMin, de hecho, comenzó a trabajar en la empresa de ChanWoo a petición de TaeHyung, el cual lo enchufó allí porque el pelirrosa iba falto de dinero. El más mayor, a cambio, era actor para alguno de sus cortos, como aquel que estaba preparando como proyecto de final de semestre.

—Oh, Dios mío, no puede ser —musitó JiMin mientras observaba la puerta de su casa.

Jungkook había estado tan absorto en sus pensamientos que no advirtió la figura con tapabocas y abrigo elegante que se apoyaba en el portal de su amigo. El menor casi no pudo aparcar, ya que JiMin saltó del asiento trasero de la moto para correr hacia el chico, al cual abrazó exclamando el nombre de pila que utilizaba.

—Hola, precioso —saludó YoonGi mientras quitaba el casco de la cabeza de JiMin. Se apartó el tapabocas de sus labios y aprovechó para besar su frente —. Así mejor, Minnie —el más bajo enredó sus brazos en el cuello del contrario y plantó un beso en sus labios.

—No te esperaba aquí aún, Yoonie —admitió con sorpresa el joven mientras el nombrado peinaba su cabello, admirando con delicadeza al menor. Ambos se sonrieron con dulzura y volvieron a unir sus labios.

—Quería darte una sorpresa, ¿estuvo mal? —preguntó YoonGi, preocupado por si había presionado a su joven acompañante.

Aunque él deseaba ir en serio con JiMin, aún no le había planteado sus deseos, y además conocía la faceta del pequeño. Rebelde y seductor, amaba ser libre y repudiaba las ataduras, así que el hombre se preguntaba cómo demonios declararse a aquel joven.

—Estuvo perfecto, no te preocupes —le tranquilizó mientras guiñaba un ojo y pasaba sus dos pequeñas manos por el pecho del mayor —. ¿Te parece si subimos y terminamos esta conversación en mi cama? —aquel chico lo iba a matar, sin ninguna duda.

—Creo que tu acompañante desea recuperar su casco —le dijo mientras mordía el lóbulo de su oreja, a lo que JiMin dio un respingo seguido de un suspiro.

—Jungkook, fuera de mi portal, ¡el lunes te devuelvo el casco! —le gritó sin mirarlo, teniendo ojos sólo para YoonGi.

El rubio, desde su moto, negó con la cabeza con diversión mientras veía al más mayor pedirle disculpas con la mirada mientras JiMin lo atraía a él para besarlo de nuevo.

Jungkook arrancó la moto, diciéndose que ya tendría otra oportunidad para conocer a Min YoonGi, y se fue a casa, reflexionando sobre la conversación que había tenido con JiMin. Tal vez, y sólo tal vez, el pelirrosa tenía razón y debía dejarse llevar, pero algo no terminaba de convencerlo y lo frenaba.

Cuando llegó a casa, se sentó en su sofá, deseando todo menos moverse de allí, cuando observó su teléfono, y de ahí, el mensaje de Taehyung. Ni siquiera se había tomado la molestia de agregarlo, pensando que no sería necesario hacerlo.

—Al demonio —murmuró Jungkook, agregando al actor en sus contactos.

Ya tendría tiempo para arrepentirse.

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