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• Les recomiendo leer este capítulo con música de su agradó para una mejor experiencia.
31 de octubre del 2005
2:34 a.m
Baji dormía plácidamente en la cama mientras Udai leía su libro con la poca luz de la lámpara de noche.
Sus ojos se cerraban del cansancio.
—Memoriza, comprende y aprende. ¡No te duermas!—se grito mentalmente abriendo los ojos, golpeando sus mejillas para no rendirse contra el sueño.
La taza de café se había acabado y era de madrugada, pero no podía dormir sin antes repasar el libro. Tenía en cuenta que por la mañana iniciaría la pelea contra la Touman, y por ende Kazutora iba a apuñalar a Keisuke.
Detener a su amigo sería imposible y eso lo aceptó, pero no podría aceptar que el futuro pasará como le dijo Takemichi.
Pensó en como desviar las cosas, por eso iría.
En su libreta anotaba cada paso que debía hacer para tratar la herida, dibujo cada órgano y puntos donde eran más vulnerables y como podría manejarlos, se dijo a sí misma que era necesario comprender cada parte sin saltar cualquier detalles que podría llevar a la muerte.
Revisó cada libro que tenía por si alguno de ellos le faltaba información.
Hace unas que habían llegado y cenado para descansar, pero ella en cambio se sentó en su escritorio dejando que Keisuke y su hermano hablaran, ya más tarde llegó a su cuarto, se cambió y se tiro en la cama durmiendo al instante.
Sacudió su cabello para que no le estorbara la vista y volteo para ver la espalda del chico, se miraba tranquilo apesar de lo que pasaría. Aunque él no sabía nada.
Se levantó caminando a la cocina por más café, encontrándose con su padre sentado en el sillón con las piernas cruzadas y leyendo, con la luz tenue de la lámpara.
—Si quieres dormir no es buena idea que tomes cafeína—comentó tranquilo; vestía una pijama y su largo cabello estaba amarrado a una coleta baja—Dormir es importante si quieres estar activa para el día siguiente.
En silencio se sentó en el otro sillón—Estoy estudiando.... ¿Tú por que no estas durmiendo papá?
Él mayor sólo pasó página del libro manteniendo el silencio por varios minutos para después contestar.
—Algo me tiene intranquilo—respondió cerrando el libro de golpe, espantando a la menor que dio un brinquito en su lugar—Supongo que Baji-san ya está más que dormido.
—Oye... ¿Sabías que Kei y yo estamos casados?—cuestionó.
Si realmente estaban casados legalmente tuvo que haber alguien que consiguió los papeles y confirmara esto mediante un juez y un abogado en el medio, era imposible que dejaran a la mano esos papeles a un adolescente como si nada a menos que realmente ubiera alguien que lo ayudará con esos trámites legales.
Aparte del permiso de los padres.
—¿Ya te lo dijo?—devolvió la pregunta—Creí que tardaría más en decírtelo.
Su padre lo sabía.
Lo que más le sorprendía era que aceptara a casarlos sin que tener su consentimiento.
—Veo cosas Oyuki, no soy tonto—agregó levantándose—Permití ayudarlo yo a que lo hiciera otra persona.
—¿Qué ubieras hecho si yo me rehusaba?
—Firmarían el divorcio. Pero no lo hubieran hecho, por que ustedes realmente sientes cosas por el uno para el otro, ¿o me equívoco?—término caminando a su habitación—Ve a dormir.
Regreso a su cuarto pensando en lo que dijo su padre, y tenía razón.
Por él haría cosas imaginables.
Tenía que dormir si quería estar con fuerzas.
Se acostó a un lado del peli negro con cuidado para no levantarlo, pero se dio cuenta.
—¿Ya amaneció?—pregunto más dormido que despierto, manteniendo sus ojos levemente abiertos para ver a la chica.
—No—le murmuro acomodandose entre las sabanas, cubriendo sus cuerpos y darle la espalda.
Cerró sus ojos esperando caer dormida pero en cambio sintió como la jalaron para terminar en el pecho del contrario, poniendo su barbilla en su cabeza y acariciando su espalda.
—Te voy ha aplastar—dijo la albina levantando su mirada.
—Me gusta estar así.... Estas un poco fría.
—Es por que bajo la temperatura y tu estabas acurrucado—susurro pegado mejilla al pecho de Keisuke, escuchando sus latidos—Abrázame fuerte y no me sueltes—pidió siendo escuchada.
—Nunca voy a soltarte—apretó su cuerpo enredando sus piernas en su cintura.
Con cariño beso la frente de la chica.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo linda—musito con una voz más ronca.—¿Me vas a decir por que necesitabas ver a Mitsuya?
—Le hizo unos cuantos ajustes a mi traje.
—Espero que quitara la falda.
—Pero si la falda es lo más genial de mi traje—chillo ofendida—Me da más oportunidad de moverme y es bonita, aparte tiene shorts abajo.
—Sólo estoy ansioso.
—Keisuke, mañana siéntete libre de hacer todo lo que necesites... Yo voy a cuidar tú espalda—exclamó temblando levemente—Así que no te atrevas a dejarme.
—¿De que estas hablando bonita? Siempre voy a estar contigo, ya te dije que no voy a soltarte nunca en la vida—vocifero riendo en voz baja—Estoy atado a tí para siempre.
—Más te vale—soltó también riendo—Hasta debería hacerte firmar un papel que diga que no podemos separarnos.
—Estoy de acuerdo...
En un cómodo silencio escuchaban el sonido de sus respiraciones pacíficas.
—Puedes quedarte hoy en casa—habló haciendo una pausa para seguir—Va a estar llenó de pandilleros que no durarán en golpearte, quiero que esperes aquí segura.
Takemichi menciono que ella no fue ese día... Ahora sabía por que.
—Me niego—declaró— Iré contigo para protegerte.
—Yo no necesito que me cuiden—gruño molesto.
—Y yo tampoco.
—Eres terca, sólo voy a estar inquieto si me acompañas—fruncio el ceño aflojando el agarre de sus brazos y piernas—Realmente quiero que te quedes aquí.
—Y yo te dije que no lo haré...
Rendido lo aceptó. Nuevamente hundidos en el silencio, Baji subió su mano tocando los mechones albinos con delicadeza.
—Uki... Yo te amo—confesó formando una sonrisa en sus labios—Lo descubrí luego que de me enterara que estabas con Mikey, perdón si no lo notas... No tienes que corresponderme ahora, sólo quería que lo supieras, y que tampoco tienes la obligación de seguirme al infierno y reparar mis problemas.
Esa noche Baji Keisuke se sintió la persona más cobarde del mundo.
Sabiendo que no podía decírselo nunca, por que ella ya estaba dormida y no pudo escucharlo.
Sólo podría hacerlo en su mente o cuando ella se encontrará dormida en su pecho, como en esos momentos.
Lo que más amaba: su mejor amiga y a la vez su esposa...
—Perdóname por lo que voy a hacer.
(🎶)
Unas horas más tarde el sol salió anunciando la tan esperada pelea a la cual todos los pandilleros de la Tokyo Manji Gang y Valhalla llevarían acabo.
Nuestra querida Udai abrió los ojos adormilada, extrañada al no haber escuchado el despertador que habían puesto un día antes; logró reaccionar al no ver al chico a su lado.
Aturdida se levantó bruscamente buscándolo por su cuarto.
Se había ido.
Fue a su puerta queriendo buscarlo en la cocina pero está estaba atrancada con seguro, desesperada empujó la puerta y la pateó pero no funcionó, corrió a su escritorio buscando la llave que podría liberarla pero no estaba.
Él se la había llevado.
—¡KEISUKE!—grito golpeando el escritorio tirando todo lo que había arriba de este—¡DIJISTE QUE NO ME DEJARÍAS!
Las lágrimas escurrian por sus mejillas gritando su nombre al igual que el de su padre y hermano, recordando que los mayores trabajaban temprano y ya se abrían ido.
Su celular también se lo había llevado quitándole la oportunidad de llamar ha alguien.
Cayó al piso de rodillas llorando, sin haber previsto que esto pasaría.
Nuevamente no estaría con él, justo como dijo Takemichi y no podría hacer nada... Su única esperanza era Takemichi, pero ella quería estar a su lado.
Se acostó en el frío piso en posición fetal apretando su pecho.
—No te riendas, no te rindas—se dijo pegando su frente contra el suelo—No llores, tu puedes hacerlo. Levántate.
Miro la hora de su despertador y se dio cuenta que aún tenía poco tiempo para que iniciará la pelea.
A tropezones se levantó para cambiarse su pijama, guardo todo lo que compró ayer en su mochila y miro a su alrededor.
¿Cómo saldría?
La ventana.
Asomó la cabeza por la ventana, se encontraba en un tercer piso...
Subió y se colocó en cuclillas en la orilla de su ventana, chocó sus palmas preparándose para lo que haría.
Dio una media vuelta y apoyo sus pies contra la pared, sujetando su peso con sus manos y se balanceo a los lados ... Y se saltó.
Cayéndo en el balcón de sus vecinos y golpeando su cabeza en el proceso.
—Mierda—formulo sacudiendo la cabeza, tocando entre su cabello y sentir una pequeña herida, tenía sangre en sus dedos. Sin importarle se paró y repitió lo que hizo antes para llegar a la tierra donde se apoyo mal y se impacto de espalda sacándole el aire.
Intento articular algo pero solo salieron sonidos incoherentes de su garganta.
No tenía más remedio que esperar a que calmara, pero no lo hizo y se levantó desesperada provocando que pisará el listón blanco y se doblará tu pie.
Su imprudencia la estaba lastimando.
Gruño quitando la bota para ver su tobillo con un gran moreton, sinónimo de que se había generado un esguince. Frustrada se atendió ese problema que le afectaría más adelante en la pelea, vendo rápidamente y volvió a ponerse su bota para levantarse e iniciar a correr a medias.
Recorrió las calles en ese estado hasta llegar.
La pelea ya había iniciado.
Teniendo a Valhalla como el más cercano a la victoria.
Dejó caer su mochila y se sentó en la entrada, no había visto a Keisuke así que no tardaría en aparecer.
Saco la pistola de agua y rellenó su depósito con la gasolina, con la cinta la aseguró para saber que no se saldría, cortando la gran tira para cubrirlo, ahora venía lo más peligroso. El sujetar el encendedor que le otrorgo su padre cerca de donde expulsaria el líquido.
Corto otra tira de cinta y aseguró el encendedor lista para encenderlo.
Podría morir por un mal paso pero lo hizo corriendo el riesgo, formando así su lanzallamas casero.
Inhalo y exhalo, soltando toda inseguridad de lo que haría.
Baji apareció de la nada golpeando a Kisaki.
Acomodo su mochila para que no se cayera y corrió directo entre el mar de chicos peleando.
—¡QUÍTENSE DEL CAMINO!!—exclamó para los de la Touman, apretando el gatillo expulsando las llamas contra Hanna que peleaba con Draken.
—¡Fuego!—gritaron varios alejándose del la única chica que no dudó en ir contra ellos.
—¡Ella es Oyuki, la reina de hielo de Touman!—dijieron otros retrocediendo.
Vaya nombre para estar utilizando fuego.
—¡Oyuki!—soltó Draken sorprendido por su aparición—¡Ve por Mikey!
A lo lejos se encontraba el rubio inconsciente y varios de la tercera división cuidaban de él junto a Kisaki.
—¡Él estará bien! ¡Tengo otra que hacer, no me molesten! —habló abriéndose paso a la única persona a la que quería llegar y había caído más bajo de los autos por ser lanzado por uno de los secuaces de Kisaki—¡KEISUKE!
Pudo ver como hablaba con Takemichi y Chifuyu, volteando por un segundo a donde se encontraba dejándolo impactado, pero se recuperó desviando su mirada para golpear a Chifuyu para irse siendo detenido por Takemichi quien forcejeaba con él abrazando lo por la cintura.
Tiro la pistola al ver que ya no lanzaba fuego, corriendo, olvidando el punzante dolor en su tobillo.
—¡Dejenme pasar!—golpeo a un tipo en la cara, varios querían detenerla pero no la detuvieron por mucho. Comenzó a subir urgentemente los autos desesperada.
Kazutora apareció por el otro lado bajando, sacando un cuchillo que fue alzado decidido ha apuñar a Baji.
Sus ojos se expandieron al ver el impulso que había hecho...
Llegó a tiempo.
Detrás de Kazutora se encontraba Oyuki que sostenía el cuchillo con sus manos desnudas, teniendo sus brazos por el cuerpo del de mechas rubias.
—Kazutora detente—rogó jalando el cuchillo hacía ellos para que no llegará a Baji—¡Nosotros no te traicionamos!
Su suplica fue ignorada por el enojo, empujando más el arma blanca que traspasaba la piel de las manos de la chica y se incrustraba en la espalda de Baji por más que ella trataba de detenerlo....
Hasta que dejó de hacerlo y escupió sangre totalmente shockeada.
—Ustedes.. ¡Ustedes fueron quienes mataron a mi hermana!
—¡Oyuki!—gritaron.
Oyó la voz de varios hacía su persona pero ella sólo giro su cabeza para ver quien había sido.
—Agni...
Les dije que tuvieran cuidado con el personaje de Agni.
El futuro esta cambiando.
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🔥
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