01

Dos mujeres embarazas, amigas desde sus nacimientos, ambas listas para que sus hijos llegaran a la tierra y siguien la amistad que venian desde sus antepasados.

Que ilusas.

—Vamos Oyuki, saluda a Keisuke—insistia la madre a su hija—Tiene tu misma edad.

La infante de apenas tres años de edad miraba con asco al niño enfrente suya, ¿la razón?, pues para los pequeños ojos de la albina miraba a un ser muy sucio con mocos restregados en la cara.

—Ew—logró exclamar apenas. Resibiendo una risa por parte de la otra mujer que traía a su hijo.

—No seas grosera Oyuki, se verán muy seguido así que se amable con él—habló su madre avergonzada por el rostro de su pequeña niña de apenas tres años.

El inocente peli negro se acercó y extendió sus manos a ella, pero la infante comenzo a gritar y correr de las sucias manos del menor de los Baji, quien al verla correr pensó que estaba jugando y también comenzo a perseguirla divertido al verla "jugar" con él.

La mamá del niño riendo y la otra sonrojada con el carácter de la menor.

Lloraba corriendo del monstruo feo que la perseguía como un salvaje y griton. No era divertido para ella.

Crecer juntos fue la etapa más bonita para ambas mujeres, quienes ya tenían planes para ellos en el futuro y feliz mente los pusieron en la misma guardería.

Todo lo contrario de ambos niños.

—¡Es mío!—grito la albina quien forcejeaba el osito de peluche contra Keisuke.

—¡Yo lo quiero!—imitó jalando de la cabeza del juguete—¡Yo lo quiero!

Poco a poco los hilos del peluche se fueron dislachando hasta romperse por completo, ambos infantes cayeron sentados con una parte del juguete.

Impactados se miraron en silencio unos segundos.

Oyuki al ver la cabeza de su osito favorito en garras del niño sus ojos comenzaron a aguadarse, avisando que muy pronto iniciaría a gritar y llorar.

—¡Eres una tonta! ¡Lo rompiste!—chillo apuntandola con el dedo, aventandole la cabeza del muñeco.

Enfurecida la niña también le lanzo la otra parte del peluche—¡Era mío, no quería prestartelo porque ya sabía que lo ibas a romper!—reclamo lanzándose contra el para golpearlo.

Forcejearon a puños y arañazos, teniendo el enojo como impulso para seguirse peleando.

Otros niños estarían llorando. En cambio ellos enseguida se lanzaban a la violencia.

—¡Oyuki! ¡keisuke!

Las adultas se metieron entre ambos niños para controlarlos y saber la razón de los gritos.

—¡Rompió al señor oso!—acusó apuntandolo.

—¡Eso no es cierto!

Ya listos para volver a lanzarse ambos se detuvieron al escuchar la música del camión de helados.

—¡Helado!—dijieron al unísono corriendo de la mano a la entrada de la casa para salir a la calle. Como si fueran amigos de toda la vida.

Olvidándose por un rato que estaban peleados.

Más tarde cuando recordarán el incidente llevarían otra plática sobre no pelear, la amistad y esas cosas que ellos poca atención le prestaban.

.     .     .     .     .

A sus seis años, Baji era una piedra en el zapato de Udai; al menos eso pensaba ella.

Siempre alrededor de ella como un molesto sancudo; aunque en realidad muy en el fondo le tenía cariño a su manera. Que pensamientos tan intensos para una niña de su edad

—Oyuki, juguemos a los castillos. ¡Quiero ser el guerrero que defienda a la princesa!—clamó fingiendo pelear con una espada imaginaria.

—No quiero.

Ya acostumbrado a las secas respuestas de su compañera volvió a insistir.

—¿Y si eres una princesa con poderes?

—Hielo, yo manejo el hielo... Y voy a protegerte.

—Eso no cuenta, yo quiero protegerte. ¡Por eso soy el guerrero!

—¿Entonces quien va a proteger a el valiente guerrero?—cuestionó cruzando los brazos.

—Seré tan fuerte que no necesitaré que me cuiden—alzó la voy riendo a todo pulmón—Así tu estarás a salvo.

Los demás niños que era del equipo contrario miraban con miedo al niño de cabello negro que parecía realmente querer golpearlos como los enemigos que eran, y un poco más atrás de él se encontraba la inexpresiva y fría cara de la "princesa" quien claramente defendería a su guerrero por las espaldas.

Una vez iniciando el grito de guerra los niños de guardería corrieron contra solo los dos contrarios.

Baji salto muy alto tumbando a todos sus compañeros, quienes no aguantaron él golpe y comenzaron a llorar saliéndose del juego.

Se estaba tomando el juego muy, pero muy encerio.

Y no solo él.

Los cabellos blancos se movían al compás de viento y movimientos que hacía Oyuki, igualmente defendiendo la espalda de su guerrero.

Las maestras desesperadamente detuvieron él juego tan violento que habían iniciado el pequeño  dúo de amigos.

—¡Pero estamos jugando!—defendió el niño sin entender la razón de que los dejaran apartados de los demás infantes.

Una de las maestras mostro la pelota de plástico que había sido destruida por los dientes del niño.

—Keisuke se creé perro, por eso la rompió—justificó tomando la mano del mencionado.

—Oye... —susurro riendo, le había molestado pero la risa le había ganado.

—La manera en la que juegan podría lastimar a uno de los demás niños, deben pensar también en ellos—hablo con paciencia la maestra—A ustedes les gustaría que algún día alguien los empuje y lastime.

—Nadie empujara a Oyuki, por que yo siempre la estoy protegiendo. Mi mamá dijo que tengo que cuidarla—bramó recordando la enseñanza que le dejó su madre unos días antes.

—Yo también lo protejo—asintió sujetando con mayor fuerza la mano de Baji.

—Es una promesa—término mirando con destreza a las dos maestras.

—Solo prometan tener más cuidado con los demás niños, ¿okey?

Asintieron a lo dicho y salieron aún agarrados de las manos.

—¿Deberiamos mandarlos al psicólogo infantil?

—Veremos cómo se comportan, si la violencia aumenta les diremos a sus madres, talvez separar a Baji-chan de Udai-chan sea lo mejor por un tiempo—respondió mirando por la ventana como el niño hablaba y se movía de un lado a otro de su mejor amiga—Ese niño no creo que tenga arreglo... En cambio Udai-chan es una niña muy lista al igual que su prodigioso hermano.

—Si yo fuera su madre ya la ubiera mandado al extranjero como su otro hijo.

Las dos mujeres miraron a la niña, deseando que posiblemente ella cambiará a Baji y no al revés.

«𝘕𝘰 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘳𝘪𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘦𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴, 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘴𝘦𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘶 𝘺 𝘺𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘩𝘦𝘳𝘮𝘰𝘴𝘰 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘺 𝘴𝘶 𝘭𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦. 𝘊𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘨𝘶𝘦𝘳𝘳𝘦𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘳𝘦𝘴 𝘺 𝘺𝘰 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘯𝘤𝘦𝘴𝘢 𝘩𝘦𝘭𝘢𝘥𝘢 𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘵𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴»

¡Gracias por leer!

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🔥

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