II. Nodus tollens
Disclaimer:
Bungō Stray Dogs|文豪ストレイドッグス
y sus personajes, son propiedad intelectual de Kafka Asagiri, ilustrado por Sango Harukawa.
Géneros:
| Reencarnación | Fluff | AU |
| Escolar | Bromance | Angst |
"Comprensión de que la historia
de nuestra vida, deja de tener
sentido para nosotros."
Nodus tollens.
Diez años cumplidos, y prácticamente, tres de haber recobrado la memoria de su vida anterior. Chuuya pensaba que el cuarto grado de primaria debería ser más fácil, o más bien, menos complicado. A los ocho perdió la paciencia para simular que estaba aprendiendo por primera vez las cosas y comenzó a hacer todo con su nivel de conocimiento.
Fuku se asustó un poco: estaba orgullosa porque su hijo mayor había resultado un "genio", pero su comportamiento decayó tanto que parecía simplemente un niño rebelde que buscaba llamar la atención. No se le puede culpar por no querer ir a la escuela bajo sus circunstancias: los niños son muy malos y él ya sabe todas las cosas que le enseñan. Pero sus padres no lo saben.
Se metía en más de una pelea casi a diario, muchas veces defendiendo a Atsushi, más que a sí mismo, después de todo, no tendría sus músculos de antes pero recuerda los movimientos adecuados para dejar indefenso a cualquier contrincante. Atsushi es como un bebé llorón, sabe pegar pero no se atreve a lastimar a nadie. Ango, quien se agregó entre sus amistades ese año, no se mete en los pleitos, es algo maduro, ya que prefiere buscar ayuda de los maestros para separar a los que se meten en pleitos con Chuuya y evitar que éste le saque los dientes a los bravucones del aula.
Kensuke, contrario a la pelirroja belleza que era la madre de Chuuya, estaba tan molesto que le consiguió clases de artes marciales para que "concentre su ira" en algo que no sean los rostros de sus supuestos compañeritos, porque ya había tenido que pagar más de una factura médica. Pero en secreto, el rubio iba en las noches a la habitación de su pequeña furia pelirroja de ojos cobaltos, a felicitarlo por ganarle al pobre ser que se había cruzado en el camino de sus patadas y uno que otro puño. Estaba orgulloso.
Aya Nakahara es la hermanita menor del ex-mafioso, ya tiene dos años y medio, casi tres. A Chuuya le parece asombrosa la genética que les hace parecerse tanto, desde el cabello hasta los ojos. De algún modo, ambos sacaron la melena de color pelirrojo naranjo mientras el de Fuku es más oscuro, como el de Kouyou, pero supone que es más claro ya que Kensuke es rubio, y ambos sacaron los ojos del fornido hombre. Su sangre debe ser fuerte.
Es por eso que molestan al pelirrojo en la escuela. Kensuke es mitad francés aunque nació en Japón y por lo tanto, es notable que sus hijos son mestizos; Chuuya despotrica cada que puede en su habitación: "¡los malditos mocosos me dicen Gaijin(*)! Soy japonés también, maldita sea". Por eso cuando Aya tenga el tamaño suficiente, Chuuya planea enseñarle a patear traseros, de todas formas es su deber de hermano mayor, ¿no?
ᅠ
― Oni-san ―le llama con su dulce vocecita mientras jala de su ropa cuando él acaba de llegar de la escuela. Ahora ya puede ir y volver por su cuenta, aunque siempre pudo.
― Ahora no puedo jugar, Aya. Tengo que hacer la tarea.
― ¿Tadea?
― Se dice ta-re-a. Y sí, tengo tarea, así que jugaremos más tarde, ¿ok? Ve a jugar con tus juguetes.
ᅠ
Ella enmarca un puchero que siempre le derrite el corazón, pero él se resiste. Chuuya se dice a sí mismo con constancia que debe ser un buen hermano y no acostumbrarla a comprar su voluntad con pucheros y lágrimas. Y sin embargo, termina aplazando la tarea para más tarde por complacerla...
Esto de ser hermano mayor es difícil.
Chuuya recuerda que a los siete años se dijo a sí mismo que su vida parecía demasiado buena para ser verdad. Tenía razón, pero su comprensión de aquello, no le afectó directamente, sino a su hermana. Al cumplir catorce años, la inevitable noticia de la separación de sus padres no hizo más que devastar a la pequeña de apenas seis años y tuvo que convertirse en el pilar de Aya y también de su madre.
Chuuya lo sabía, que las discusiones y peleas nocturnas de sus padres respecto a problemas que escapaban de sus manos, tarde o temprano los llevarían a esto. Y agradecía a Dios porque Aya sí se durmiera temprano como ordenaban los adultos, porque así solo él se daba cuenta de lo que pasaba en la cocina entre gritos en voz baja. Y no es que hubiera violencia, no, pero eso no quitaba que las cosas iban mal. El estrés estaba matando aquel matrimonio.
Ese año, antes de cumplir sus quince años, Chuuya se mudó a casa de Kouyou antes del inicio del ciclo escolar; las deudas no daban para mantener tres bocas en su hogar con la pensión que Kensuke les enviaba y el pelirrojo se negaba a irse a vivir con él para balancear la carga de sus padres. La propuesta de Kouyou fue más que tentadora y de ese modo, podía ir a diario a ver a Fuku y Aya.
"Dazai, si estás en alguna parte de este mundo, me pregunto, ¿tú sí eres feliz?" Se preguntaba a diario.
― No es posible. Esto es una mierda.
― Chuuya-kun, te va a oír el maestro ―murmura por lo bajo Atsushi. Chuuya chasquea la lengua restándole importancia, como es usual.
― Pero es que, demonios Atsushi, ¡no es posible que no haya crecido desde el inicio de la primavera hasta ahora!
― Silencio en la fila, Nakahara ―pide con rostro serio pero tono amable el profesor de Deporte.
Chuuya bajó la cabeza apretando ligeramente los puños para integrarse en la fila, refunfuñando, pues antes de empezar los ejercicios les toman sus medidas para los registros escolares, el peso y talla debe tomarse a cada inicio de período escolar, por lo que Nakahara aún está en shock al saber que no he crecido ni medio centímetro desde el último período del año anterior, desde lo cual han pasado cuatro meses.
Metro cincuenta y nueve centímetros con catorce años, casi quince... ―"Joder, ¿es que voy a medir lo mismo que en mi vida anterior?" ―Piensa con el horror pintado en la mirada, tanto así que logra conseguir que Atsushi a su lado este aguantándose la risa, aún a sabiendas de lo delicado que es el pelirrojo sobre su estatura y que seguramente se va a ganar un buen golpe por ello.
Nakahara bufa ignorando lo que sucede a su alrededor; no cabe en su entendimiento qué está mal con él. Investigó, comenzó desde los ocho con las artes marciales y desde los doce se ejercita, lleva una dieta cuidadosa para asegurarse de crecer adecuadamente y aún así, no ve mejora alguna.
"¿Es este mi castigo por todas las vidas que quité siendo un mafioso?"
Atsushi palpa su hombro con disimulo, pues su grupo comienza a trotar alrededor de la cancha deportiva por directrices del profesor. Atsushi va a su lado al inicio, pero para la cuarta vuelta él ya está quedándose varios pasos por detrás, al igual que otros compañeros. Nakahara supone que sus actividades extracurriculares desde los ocho, han aumentado su resistencia física, aunque él no intenta presumirlo, de hecho intenta no destacar este año escolar.
ᅠ
― Nakahara-kun, ven un momento ―le llama el hombre fornido y agradable que dirige la clase, su profesor―. Los demás, tomen cinco minutos para realizar estiramientos, no se sienten si no quieren que se les tensen los músculos.
― ¿Si, profesor? ―indaga Chuuya tan pronto llega trotando a su lado.
― He notado desde el año pasado que tienes muy buena resistencia, así que planeo recomendarte para la clase avanzada. Tendrías que tomar esta clase con un grupo superior, ¿qué te parece?
― ¿Eh? Bueno, supongo que no estaría mal...
― Claro que no, además podrías conseguir puntos extras por el esfuerzo si mantienes tus notas en las demás materias. Escuché que esta no es la única materia que te van a ofrecer en clases avanzadas, así que prepárate y aprovecha la oportunidad. Felicidades. Oh, y procura no meterte en problemas este año.
Él palmea el hombro del pelirrojo antes de volver su atención al resto del grupo, quienes boquean como peces fuera del agua como si hubiesen corrido cien kilómetros sin parar. La idea no le suena mal. En esta escuela las cosas son así: si tienes mayor comprensión de una materia en comparación a tus compañeros, te pasan a una clase avanzada, para que vayas al nivel de tus conocimientos y los explotes al máximo. Eso también te ayuda a graduarte antes en algunos casos, aunque no es común y sirve más como referencia para ir a una mejor Universidad, además de sumarte créditos y hacerte el objetivo de becas en un futuro.
Chuuya se imagina a sí mismo dejando el uniforme deportivo rojo que usa ahora, para utilizar el verde de los grados superiores.
Esta por ir con Atsushi a contarle la buena noticia cuando alza la vista más allá del cercado de la cancha y lo ve.
Un grupo de estudiantes que se desplazaba a su siguiente clase: todos usan pantalón negro y camisa blanca manga corta, sin corbatas, falda en las chicas. Uno de ellos, rodeado de jovencitas notablemente emocionadas por su presencia, caminaba dando la espalda involuntariamente a la posición de la cancha, con sus cabellos castaños siendo movidos por el viento de un lado a otro a su antojo.
No vió su rostro, pero está muy seguro de que tiene que ser él. Lo extraño no es la posibilidad de que sea él, sino que Chuuya está seguro de que revisó la lista de alumnos el primer día buscando el grupo en que estaría este año y ese nombre no reflejaba entre el alumnado, pero tiene que ser él.
Se encuentra tan perdido en la imagen que no escucha a Ango acercarse a palmear su hombro con el cuadernillo de asistencia entre sus manos para que firme. Nakahara brinca ligeramente en su lugar soltando un gritito poco masculino sin querer, girando a verlo y perdiendo de vista al que creé que era Dazai. Cuando termina de firmar y voltea a donde miraba antes, ya el grupo no está.
― Oye, Ango ―le llama con confianza. Él se detiene, le regresa la mirada y asiente, indicándole que tiene toda su atención―. ¿Conoces a un alumno de nombre Dazai Osamu?
― No me suena, no... No lo creo, ¿por qué?
― No, nada, es que acabo de ver a alguien que... Conocí hace mucho tiempo, creí que era esa persona ―suelta sin notar como suspira, ni la mirada anhelante que expresa frente al castaño de anteojos.
― Supongo que puedo averiguar por tí en la rectoría si hay alguien con ese nombre.
― ¡¿En serio?! Te lo agradezco, Ango.
― Para eso estamos los amigos.
Luego Sakaguchi se retira para seguir recogiendo las firmas, dejando a su amigo que siquiera a notado que sonó demasiado emocionado para su propio gusto. Ango, que fue escogido la primera semana como representante de la clase, tiene entre sus responsabilidades ayudar a sus profesores a tomar la asistencia y entre sus beneficios, puede ir y venir de la rectoría sin ser notado, por lo que averiguar algo tan sencillo como si cierto nombre refleja o no entre todo el alumnado, sea del Grupo Elemental o del Grupo Superior, es fácil.
La clase acabó y Chuuya, como el resto, recoge sus pertenencias para regresar junto a Atsushi a los vestidores. Nota sin querer que el mismo está algo nervioso, moviendo sus dedos entre sí para reforzar la imagen que sin querer dá.
― ¿Y a ti qué te pasa? Parece que acabas de ver un fantasma.
― Oye, podría decirte lo mismo, Chuuya-kun ―por supuesto, Chuuya no tiene idea de su actual aspecto, por lo cual no sabe qué refutar. ¿Cómo explicar que, teóricamente, sí vió uno? Atsushi retoma la palabra ante su silencio, aclarando qué es lo que lo inquieta―. Es que, el chico que enviaron de otra clase me da miedo.
― ¿Hay alguien dando clases avanzada con nuestro grado?
― No ―negó él, agitando la cabeza―, oí que de hecho es un senpai, pero por problemas de salud, su resistencia física no es muy buena y solo las clases que requieran esfuerzo físico, las estará tomando con nosotros desde hoy.
― Vaya... ― murmuró. Él se lo señala con disimulo y entonces Nakahara entiende todo, sin saber cómo no lo vió antes―. Es Akutagawa...
― ¿Lo conoces? ―Chuuya niega en respuesta―, bueno, quizás hayas oído de él. Para tener baja resistencia, parece un bravucón... Da miedo.
― Estoy seguro de que podrían llevarse bien si se conocen mejor. No temas, yo estoy aquí para defenderte ―alega con orgullo, inflando el pecho. Atsushi al fin se ríe, sin que el más bajo entienda el motivo hasta que Ango interviene en su casual conversación mientras cambian de uniforme.
― Es irónico que defiendas al más alto de los tres.
― ¡Cállate! Solo son seis centímetros más.
― De hecho, Chuuya-kun... ―murmura el albino con pena, rascando su mejilla mientras evita cruzar miradas―. Hoy que nos tomaron las medidas noté que... Son ocho, dos centímetros más, ¡pero ey, el tamaño no importa!
Sí, esto debe ser un castigo divino. Hasta Atsushi, que medía lo mismo que él antes, ha seguido estirándose. Una vez se cambian, vuelven juntos al aula para su siguiente clase; todos cursan en tercero de secundaria elemental, siendo que de cuarto a sexto se constituye como secundaria superior, y Kyouka cursa en primero. Por lo visto, Chuuya deduce que Akutagawa va en cuarto, aunque eso le extraña, ¿no debería ser menor que él? Tal vez el orden natural de las cosas está algo alterado en este mundo, después de todo, Atsushi tiene su edad y en el pasado era menor.
En el receso, Chuuya aprovecha para preguntar a alumnos de otras clases si conocen a alguien con el nombre de Dazai Osamu, sin éxito. Y a la salida, le recuerda a Ango hacerle ese favor para mañana, porque le urge salir de la duda.
"Dazai, ¿también nos volveremos a ver?"
Efectivamente como le dijo el profesor de Deportes, Chuuya recibió más notificaciones para ser incluido a clases avanzadas a partir del siguiente lunes, por lo que esos días, serían los últimos días tranquilos que tendría. Pronto su horario se iba a mezclar con otro grupo de cuarto. Además de Deporte, sus habilidades para materias como Ciencias, Español y Relaciones Humanas, estaban por encima del promedio para tercero.
Para celebrar su pequeña introducción en el cuarto año, los chicos planearon ir al día siguiente al centro comercial aprovechando que ya será sábado. Chuuya aceptó a regañadientes, porque aún está acostumbrado a la idea de ir de compras por llevar a Elise tantas veces en el pasado.
El día transcurre aburrido y con calma, demasiado para el gusto de alguien que solía respirar el peligro. Durante una de las clases acabó por pedir permiso para ir a los sanitarios y salió a recorrer el largo pasillo con las manos en los bolsillos de su pantalón verde a cuadros; Chuuya era de los pocos, por no decir que de los únicos, que prefería utilizar el uniforme tradicional de la escuela en lugar del nuevo uniforme que se implementó hace dos años. Y como seguía siendo el tradicional, ningún profesor decía nada, aunque muchos compañeros opinaban a escondidas ya que este es más económico y eso solo obviaba la situación familiar que el pelirrojo tiene. Eso, y que Chuuya se negó rotundamente a que Kouyou le comprara el uniforme nuevo por la diferencia de precios.
Cuando terminó de lavar sus manos y su rostro para despejar el sueño que le estaba provocando la aburrida clase de contabilidad del profesor Fitzgerald, la campana del cambio de clases suena y entonces es que él regresa sobre sus propios pasos. Pero se detiene anonadado al ver a Ryunosuke hablando con alguien que está de espaldas a él. Ellos empiezan a caminar en la dirección contraria a la que debe tomar Chuuya, mientras los pasillos se llenan de estudiantes y entonces corre, intentando alcanzarlos. Era Dazai, está seguro.
― ¡Nakahara-kun, no corra por los pasillos! ―le reprende un profesor al que no pone atención. Finalmente se rinde, porque los ha perdido de vista y frustrado consigo mismo y con todos los estorbos que le dificultaron la carrera, regresa a su salón de clases.
Con los ánimos por el suelo, escucha el resto de las clases hasta el final de la jornada. Cuando el timbre que anuncia la salida de clases se reproduce estridente por los salones, Chuuya recoge todas sus pertenencias con prisas y se va a su casillero a cambiar de zapatos para esperar en la entrada a ver si por fin encuentra allí a Dazai, o por lo menos a Akutagawa para preguntarle por él.
Casualmente, es al primero que ve de entre los dos. Viene con Ango, y Atsushi a unos pasos por detrás, al parecer hablan de algo que la verdad a Chuuya no puede interesarle menos en este momento.
― Akutagawa-kun, ¿verdad? ―le intercepta, cuando los tres están cerca suyo.
― Chuuya-kun, él es nuestro senpai, ten más respeto ―indica Ango.
― No importa ―omite Ryunosuke en un gesto desinteresado con su mano, antes de cubrirse para toser levemente―. ¿Nos conocemos fuera de la clase de Deporte?
― No. Pero oí tu nombre en la clase, ¿puedo preguntarte algo? ―él asiente sin cambiar esa expresión neutra que siempre se le ha visto, al parecer hay cosas que de verdad no cambian ni en otra vida―. Más temprano, en el cambio de clases, te vi con alguien que creo que conozco. El nombre de Dazai Osamu, ¿te suena?
― No ―contesta. Su respuesta escueta le cae como balde de agua helada. Chuuya estaba tan seguro de que esta vez lo vió mejor ¡y era él!
― Sobre eso, Chuuya-kun. Investigué como me pediste y lamento decirte que no hay nadie en el alumnado con ese nombre ―completa Ango.
El mundo se le derrumba encima en ese momento. Disimula para no preocuparlos, comenzando a caminar con ellos fuera de la escuela mientras hablaban de todo y nada a la vez, pero su mente estaba en otro lugar, intentando comprender si estaba alucinando a estas alturas de su joven existencia.
Se preguntó si, de tanto pensar cada día si se lo va a encontrar en la escuela, en un café o hasta en el supermercado, es lo que le ha llevado a imaginar que lo ve últimamente. Ni siquiera entiende esa necesidad de verlo, de saber que vive también en este mundo. Y si lo hace, tiene el urgente sentimiento de angustia por saber si es feliz. Sin poder explicarlo, siente que debe averiguar todo sobre él y asegurarse de que esté mejor que antes o su 'feliz' vida dejará de tener sentido.
*Gaijin: es un término dado por los japoneses que se refiere a los extranjeros (o algunas veces a las personas no-naturalizadas), y que algunos (extranjeros o japoneses) consideran insultante o irrespetuoso.
¡Perdonen la desaparición! No tengo excusa, la verdad me distraje y olvide por completo mi wattpad, ni para leer;;
En fin, lo bueno es que sigo con vida y aquí les traigo su actualización, a los que están también al pendiente de mi omegaverse, Crimson Wolf, voy a dar últimos detalles y retoques para publicarles más tarde o mañana, depende de como vaya la inspiración y mi malestar, jsjs. Ténganme tantita paciencia, plis. (?) Losamo♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top